martes, 30 de enero de 2018

Black Label Society: Grimmest Hits (2018)


No se dejen engañar por el título, este no es un grandes éxitos sino que el décimo álbum del buen Zakk Wylde al frente de su (ya) mítica banda Black label society, disco que como habría de esperar tras cuatro años de silencio y con un guitarrista embarcado en múltiples proyectos, funciona en piloto automático, sin demasiadas pretensiones aunque a ratos logra desenfundar buena parte de todo aquello que ha enganchado a tantos durante estos veinte años de carrete con que cuenta la banda. 

No hay muchas sorpresas por tanto en Grimmest hits, nos encontramos con algunos temas muy directos y pesados, como la partida a cargo de 'Trampled down below' o la exquisita 'Room of nightmares' (la mejor del álbum) , pasadas como 'The betrayal' + 'All that once shined' o 'A love unreal' que muestran esa evidente influencia de (¡era que no!) Black Sabbath en la banda (y de Ozzy en la forma de cantar) además de un conjunto de baladas o medios tiempos que en esta ocasión suenan algo típicas y en general aportan poco al conjunto, a excepción de 'Nothing left to say' que inevitablemente trae a nosotros la imagen de Chris Cornell por su sonido e interpretación.

En definitiva, una serie de lugares comunes enmarcadas en un álbum que a ratos funciona y en otros me parece se extiende innecesariamente. Con todo, medio álbum está notable y con ello basta para sentir que el viaje junto a este rockero ha vuelto a valer la pena. 

3.0 // Bueno, cumple.


Otras reseñas de Black Label Society:

lunes, 29 de enero de 2018

Machine Head: Catharsis (2018)

"Cuesta abajo..."

No vamos a descubrir hoy el que la carrera de Machine head se ha caracterizado por abordar un sonido característico, a ratos monocorde y que, digámoslo, si no eres fan del género resulta difícil de seguir durante sesenta minutos seguidos. Sin embargo, aunque de manera irregular, se las ha ingeniado Robb Flynn para mantener el barco a flote con nuestra atención siempre presente frente a algún lanzamiento de la agrupación. En el recuerdo aún está The blackening (2007), con seguridad el álbum mejor logrado en la carrera de la banda, y pese a que a partir de ahí hemos ido presenciando un lento pero sostenido declive en términos compositivos la esperanza de verlos repuntar siempre está ahí, presente. Repunte que ciertamente no llega con Catharsis

Ya en 2014 recuerdo haber comentado, en la crítica redactada para Bloodstone & diamonds, que la carencia de ideas se estaba volviendo evidente en el seno de Machine head, sensación que se refuerza en esta nueva entrega, un disco que parece sonar desfasado casi veinte años, que enarbola la bandera del nu metal en tiempos donde ya se tocaron todos los tópicos habidos y por haber dentro de dicho escenario por lo que acaba sonando repetitivo y predecible hasta decir basta. Abre con energía en 'Volatile' + 'Catharsis' (la canción)' , dos temas que si los firma Slipknot me la creo, con esos coros melódicos que parecemos haber oído ya tantas veces para luego bajar las revoluciones con 'Beyond the pale' (tres minutos que parecen diez) y volver a subir con la melódica 'California bleeding'. Hasta acá el álbum mucho no nos ha dicho, son las mismas guitarras y fraseos de siempre, en 'Triple bearn' Flynn se disfraza de Jonathan Davis pero fracasa en la imitación mientras que 'Kaleidoscope' vuelve a insistir sobre el mismo muro por lo que acabamos rindiéndonos frente a la evidencia irremediablemente. 

En la recta final aparecen dos intentos (fallidos) por sorprender. Primero suena 'Bastards', que abre en calma sobre una guitarra acústica para luego estallar en gritos exclamando un jocoso "No, no, no, no!" (que horror el que una canción se supone debe angustiar acabe causando gracia) y posteriormente nos encontraremos con una grata balada titulada 'Behind the mask', que sin ser nada del otro mundo logra entregar algo de frescura a un álbum en general aburrido, poco novedoso y que me parece confirma el que, al menos en esta dirección, ya nada bueno se puede esperar de Machine head.

3/10
¡Muy malo!


Otras reseñas de Machine head:

viernes, 26 de enero de 2018

Corrosion Of Conformity : No Cross No Crown (2018)


Es cierto que los norteamericanos de Corrosion of conformity supieron regresar con dignidad en 2012, tras siete años de silencio, de la mano de un correcto álbum homónimo que no contó con Pepper Keenan en las filas (quien se encontraba abocado a sus labores de guitarrista en Down por aquellos años), sin embargo ya en 2014 la edición de IX dejó más sombras que luces en el camino por lo que caía de cajón el que de existir más vida para la banda esta debía ser con Keenan a la cabeza, lo finalmente ha ocurrido. Nos encontramos así en este 2018 con No cross no crown, décimo álbum de la agrupación, que trae de regreso la formación clásica de Corrosion of conformity y el cual de cierta forma llega para colocar las cosas en orden, revitalizando el sonido clásico de la agrupación y recuperando el filo que en el mencionado IX parecía haberse extraviado. 

No da para afirmar el que No cross no crown se encuentra al nivel de las joyas de Corrosion of conformity, digamos Blind (1991) y Deliverance (1994), álbumes que fueron pioneros en todo aquello que una década después otros comenzaron en masa a explotar (el llamado stoner) pero si para sentirse satisfechos en todo momento frente a un álbum de indiscutible buen nivel, que regala energía y ejecuciones que equilibran potencia, peso y técnica en idénticas proporciones, todo marcado por el siempre presente e ineludible legado de Black Sabbath. Es así como nos encontraremos en el disco con una serie de temas veloces y efectivos ('The luddite', 'Cast the first stone' o 'Forgive me')', otros de corte más denso y espeso ('Wolf named crow' o 'Little man'), cortos interludios instrumentales que sazonan de buena forma el viaje y piezas cargadas a la psicodelia tras las cuales no queda más que pararse a aplaudir ('Nothing left to say' el efectivo ejemplo de todos). 

Más que satisfactorio resulta entonces el regreso de Corrosion of conformity, un gran disco de heavy metal a la antigua usanza y que trae de regreso a una leyenda que continúa mereciendo de toda nuestra atención. 

7,5 / 10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de Corrosion of Conformity:

martes, 23 de enero de 2018

Black Rebel Motorcycle Club: Wrong Creatures (2018)

Y arranca 2018 ... !

Es normal que cuando una tendencia se vuelve moda muchos intenten subirse al carro y obtener su tajada. Ocurrió a comienzos de este siglo con una camada de bandas que retomaron de golpe las guitarras y el rock de garage, aunque claro, a todas les costó sobrevivir más allá del par de discos iniciales. Y en ese camino ha estado Black rebel motorcycle club, gozando de una popularidad mucho menor a la que poseen pares como Arctic monkeys o The strokes pero entregando disco a disco una propuesta que al menos llama a tenerlos en consideración, básicamente gracias a un sonido que no resulta tan simple de encasillar como uno tendería a pensar. El caso es que tras cinco inéditos años de silencio (nunca se tomaron más de dos entre lanzamientos) la banda está de regreso con Wrong creatures, disco que entrega gratas señales respecto al presente de la agrupación.

El octavo álbum de los Black rebel exhala experiencia y esta se percibe de entrada. A diferencia de lo entregado cinco años atrás en Specter at the feast (2013), álbum que contaba con varios momentos de rock salvaje, en esta ocasión priman los ambientes etéreos e introspectivos, y si bien el álbum abre en medio de la dinámica de las contagiosas 'Spook' + 'King of bones' y más adelante encontrará en 'Echo' el tema más melódico del álbum, no pasará demasiado antes de que la calma se apodere de este, avisando primero con la oscuridad de 'Haunt', que quizás se extiende más allá de lo debido, para luego entregarse de lleno a la psicodelia en la pasada por 'Ninth configuration' (con sus exquisitos oleajes de guitarras) , 'Question of faith' y 'Calling them all away'

Hasta acá todo bien, sin embargo, la recta final del disco se mostrará algo más confusa. Intentan acá elevar un poco los ánimos con la directa 'Little thing gone wild' (y lo hacen bien) para luego entregar una prescindible 'Circus bazooka', reiterar fórmulas en 'Carried from the start' y cerrar en paz con 'All rise', dejando así la sensación de que con dos o tres temas menos la propuesta cuajaba de mejor forma. Los doce temas aveces son innecesarios y parecen forzados, como ha ocurrido en este caso. Ahora, con todo, Wrong creatures trae de regreso el espíritu inquieto y desatado de Black rebel motorcycle club, enmarcados esta vez en un sonido que pretende desprender madurez y funcionar quizás como puente para un salto definitivo a futuro. Veremos si así será. 

3.5 // Muy bueno!

sábado, 20 de enero de 2018

20 Años de ... Oasis : Be Here Now (1997)

"El comienzo del fin..."

Tras un grandioso debut en 1994 y un posterior multi éxitos como fue (What's the story) Morning glory?, llegaba para los británicos de Oasis el inevitable momento de enfrentar el siempre complicado tercer álbum. Y si bien la banda gozaba de una enorme popularidad por aquellos años, lo cual cierto margen entregaba para pensar la siguiente jugada, también es cierto que la presión sobre los hombros de Noel Gallagher no era menor, mal que mal, absolutamente todo el peso de la composición de Oasis por ese entonces recaía en sus hombros y la banda debía responder a las expectativas creadas incluso por ellos mismos, no olvidemos la cantidad enorme de bravuconerías que estos hermanos lanzaban por aquellos años.  

El caso es que tras una compleja búsqueda de inspiración (sabido es que a Noel le costó dar con este conjunto de canciones) finalmente llegó a nosotros, un 7 de Julio de 1997 (un mes antes al lanzamiento del álbum), un sencillo promocional titulado 'D'you know what I mean?', un tema que desde su duración (7:43) y sonido se mostraba grandilocuente, dispuesto a devorarse al planeta. Las dudas quedaban planteadas desde ya respecto a como vendría el disco. ¿Apostarían por un sonido más duro, experimentarían o jugarían a la segura? Finalmente, Be here now llegaría a nosotros y en el global se mostraría confuso, un disco de dulce y agraz, individualmente potente, repleto de buenas canciones pero gran parte de ellas mal tratadas por una producción excesiva de comienzo a fin donde múltiples capas de guitarras (idea del propio Noel Gallagher, quien estaba obsesionado en desarrollar un álbum colosal e imponente) acabaron tapando y estorbando a buenas melodías. 

Esta producción exagerada se aprecia durante gran parte de Be here now, un disco extenso (son doce canciones en donde la mitad de ellas sobre pasa los siete minutos de duración) y en general ruidosoal punto de volver algunos temas prácticamente intolerables, es el caso de 'My big mouth' (que perfectamente pudo llamarse 'My big NOISE', porque es una canción insoportable de oír) o 'I hope, I think, I know', por ejemplo, dos buenas canciones de rock pero que en el álbum suenan terribles. Cabe destacar en ese sentido que en 2016 atrás apareció una versión aniversario del álbum donde Noel se dio el trabajo de remasterizar 'D'you know what I mean?' (ojalá lo hubiese hecho con el álbum completo), dejándola como debió sonar en su momento, y si, cambia el asunto...


Ahora, analizando el disco desde lo individual, este comienza insinuando un rock duro en las ya mencionadas 'D'you know what I mean?' + 'My big mouth', para luego encarar en 'Magic pie' la clásica balada interpretada por Noel Gallagher (en todos los discos de Oasis hay una) pero también colocando un énfasis en las guitarras (con una duración también importante, más de siete minutos). Más adelante otros temas abordarán un enfoque directo, ahí 'I hope, I think, I know' o finalizando el álbum 'It's getting better man!' cumplirán regalando energía y dinámica. Sin embargo, entre todo este rock nos encontraremos también con temas dispuestos a ser hits, como 'Stand by me', que pese a sus molestas guitarras funcionó bastante bien en su momento y sigue sonando incluso veinte años después, la sensible 'Don't go away' y 'All around the world', que es como comer manjar a cucharadas durante casi diez minutos y en donde Noel evidentemente quiso componer un himno beatlesco tipo 'Hey Jude' (uno de esos eternos) pero se le ve el plumero desde la primera nota...

Por cierto, el mejor momento del disco llega en el nudo de este, precisamente cuando más limpio logra sonar. Ahí la pasada por el medio tiempo acústico 'The girl in the dirty shirt', la fantástica y explosiva 'Fade in-out' (de las mejores canciones en la carrera de Oasis, una joya escondida en su discografía), la mencionada 'Don't go away' y el rock de la genial 'Be here now' (la canción), funciona a la perfección. Esas cuatro por si solas hacen que el experimento de Noel haya valido la pena. 

En definitiva y mirado a la luz de los años, Be here now se muestra como un disco excesivo que resume de manera genuina el momento que Oasis vivía por aquel entonces, con unos hermanos Liam y Noel que ya no se soportaban (no se toparon jamás en las sesiones de grabación), con una banda absolutamente eufórica, sumergida en el consumo de drogas (mucha coca en el estudio eh?) y un Noel Gallagher que intentó entregar un disco que se devorase al planeta y acabó estorbando con esto a las propias canciones. Ahora, aún ese contexto caótico cabe reconocer que el resultado es notable, las canciones están y en su mayoría son excelentes, de hecho, Be here now representa el último gran disco de Oasis pues a partir de acá comenzaría un lento descenso creativo que haría crisis una década más tarde, aunque aquello será motivo de futuras reseñas.

7,5 / 10
¡Muy  bueno!


miércoles, 17 de enero de 2018

Blood Incantation : Starspawn (2016)

“Sentimiento y respeto por el género...”

Gracias a los amigos de blogofenia (la verdad sea dicha) he llegado a este álbum, el cual me parece merece ser destacado pese a haber sido lanzado hace más de un año atrás. Da igual. La verdad es que no quisiese encontrarme con un segundo álbum de Blood incantation sin haber realizado mención acá respecto a su debut. Y es que son muchos los elementos a destacar que se encuentran presentes en Starspawn, pero si tuviese que resumir todo en una linea diría que estamos frente a un álbum de death metal compuesto con sentimiento y respeto por el género pero que cuenta con la facultad de no sonar al enésimo refrito de la temporada. 

Pero vayamos a la música. Lo primero que llama la atención al entrar al álbum es su extensión (son solo cinco canciones, aunque dos de ellas abarcan veinte minutos) y lo segundo es el sonido: de vieja escuela, como quien ha grabado en el patio de tu casa, una producción poco pulcra, que cuenta con efectos vocales básicos pero que en su conjunto se las arregla para generar ambientes tétricos dignos de la mejor película de horror. 

El disco abre con los trece minutos de 'Vitrification of blood (Pt. 1)', un redoble saturado que se enlaza con guturales, los cuales poco a poco irán abriendo caminos a una estructura que se paseará por diversos sonidos, incluso regalando pausas a guitarras por momentos psicodélicas. Que decir, todo un experimento que compramos de comienzo a fin. Más adelante, 'Hidden species (Pt.2)' continuará regalando excelentes atmósferas gracias a sus exquisitos juegos de guitarras, mientras que el resto del metraje se completará con dos temas muy directos, 'Chaoplasm' + 'Starspawn (la canción)', y un instrumental acústico titulado 'Meticulous soul devourment'.  

Más allá de las canciones, Starspawn es un viaje de treinta minutos. Funciona casi como un álbum instrumental (los guturales aparecen solo en determinados momentos y son un complemento al ambiente) donde los reales protagonistas son los juegos de guitarras que se esconden tras una producción privilegia las atmósferas por sobre el lucimiento técnico de los músicos (que no cabe duda son notables). Se destaca por tanto el espíritu del álbum, ese sonido de conjunto y lo que en un inicio mencionaba, el respeto por el genero. Veremos más adelante que ocurre con Blood incantation y hacia donde irá evolucionando el proyecto, por ahora, el debut nos sigue invitando a seguir atentos a sus pasos.

8 / 10
Excelente. 

lunes, 15 de enero de 2018

20 Años De... David Bowie : Earthling (1997)


21 en realidad, pero que más da...

Hemos dicho en el pasado que los noventa dieron para todo. La popularidad alcanzada por el grunge fue el punto de partida para una década que celebró de pie la exploración y puso de moda a lo alternativo. De esta forma, bandas que hoy pasarían por el absoluto anonimato como, Underworld, The prodigy o Nine inch nails (por mencionar algunas) se las arreglaban para sonar en las radios y generar rotación de sus videos. Fue en aquel contexto que ocurrió el extraño (pero notable) fenómeno de artistas consagrados que quisieron beber de nuevas fuentes (ya comenté acá meses atrás lo que ocurrió con U2 y su fallido Pop), y David Bowie fue uno de aquellos que con seguridad mejor asimiló dicho momento y, pese a los palos que le llovieron en su momento, entregarnos un par de álbumes de alto vuelo para el recuerdo. 

Digo par de álbumes porque debemos recordar que el inglés venía de colaborar con Brian Eno en 1995 para el lúgubre y poco comprendido Outside, disco de culto a estas alturas dentro de la discografía de Bowie, por lo que Earthling viene a funcionar como una especie de sucesor lógico del mencionado, una evolución de cierta forma. Y es que si en Outside el artista encaró una mirada pesimista del presente mediante sonoridades pantanosas y tétricas, dos años más tarde daría continuidad a la temática pero desde la rabia, lanzándose sobre un sonido de corte más explosivo y que miraría al rock de reojo mediante el uso constante de la electrónica, loops, sintetizadores y sampleos varios como herramienta principal de trabajo. 

El álbum abre con 'Little wonder', seis fenomenales minutos que desde ya dan muestras de por donde irá el resto del trabajo. Soberbio trabajo de guitarras que se entrelaza con bases electrónicas, una estructura dinámica y contagiosa dispuesta a funcionar como primer promocional del álbum (y así fue). Muy similar a esta es 'Battle for Britain (The letter)', que pareciese haber sido construida sobre el mismo riff pero se diferencia en los notables juegos vocales que Bowie logra, además de un exquisito toque caótico que contiene el tema (espectacular ese piano desordenado que aparece en la recta final). Más adelante sonarán otros temas que insistirán sobre baterías electrónicas aceleradas que se conectarán con guitarras explosivas, como ocurre en 'Telling lies', la tremenda 'The last thing you should do' o 'Dead man walking', que cuenta con un puente + coro que debe estar entre los mejores logrados en la carrera del inglés. 

Entre todas estas aparecerán algunas dispuestas a bajar las pulsaciones y que como crítica podría mencionar que aparecen muy pronto en el disco y efectivamente restan un tanto de ritmo al asunto. Ahí tenemos la repetitiva 'Looking for satellites', luego la explosiva 'Seven years in Tibet' y 'I'm afraid of americans', que se sostiene exclusivamente en su coro. 

Mirado a dos décadas de distancia Earthling aparece como un álbum claramente menos preciado dentro de la carrera de David Bowie. El experimento fue criticado en aquellos años por sonar forzado, por mostrar a un vocalista que, en lugar de ser vanguardia, esta vez intentaba sumarse a una tendencia que ya se encontraba en boga. La calidad del álbum, sin embargo, es indiscutible. Estamos frente a un álbum inquieto, a ratos creativamente desbocado y caótico, que funciona en lo individual y colectivo. El mejor álbum de Bowie durante los 90's y el último además donde lo veríamos experimentar a ciegas con su música, además de mostrarse fenomenal en términos de imagen (pelos de colores, cortes extravagantes, chaquetas con estilo), lo cual también lo coloca en un sitial tremendamente especial dentro de su discografía.

8/10
Excelente.


Otras reseñas de David Bowie:
2016 // Blackstar
2013 // The next day

miércoles, 10 de enero de 2018

Asking Alexandria : Asking Alexandria (2017)


El que una banda anuncie con bombos y platillos un "nuevo ciclo" recién en su cuarto álbum, dejando partir a un vocalista para en menos de dos años traerlo de regreso habla de una agrupación que no puede ser tomada con seriedad. Y eso es Asking Alexandria, un chiste que ofende. Me había negado por tanto a darles espacio en mi querido blog, pero dado que tienen nuevo disco, me di a la tarea de volver a oírlos, con mínimas expectativas claro está pero abierto a encontrar algo esta vez. Pero no, ni con la vara en el suelo esta banda puede mostrar algo medianamente interesante. Algo que te invite a seguir en el disco... 

¿Con qué me he encontrado en este álbum homónimo? Pues lo de siempre: pop construido con manual, trabajando estructuras típicas (estrofa/puente/coro) que con suerte superan los tres minutos, metiendo gargantas raspadas en los coros, alternando voces gritonas con otras limpias (muy filtradas todas), teclados por ahí, guitarras sobre producidas allá y un sonido vacío que al escarbar no muestra nada, ni siquiera un mensaje potente en las letras. Digamos, una boy band dentro del mundo del rock (porque hay que mostrarle una alternativa comercial a los adolescentes más rudos, no?), una agrupación de chicos que seguramente crecieron escuchando a bandas como Linkin park y pretenden una década más tarde dar continuidad a dicho legado (?). Están en su derecho claro está y no establecería crítica negativa alguna si el producto sonase medianamente genuino y no compuesto en un laboratorio bajo exclusivos fines comerciales...

Una vez finalizado el disco no me ha quedado sino el esperar que bandas como Asking Alexandria sirvan de puente a chicos de 14 o 15 años para que, una vez maduros, oigan a músicos de verdad (vamos, que Backstreet boys te podían llevar a Michael Jackson, o Lady Gaga a Madonna, y eso es algo). Únicamente si aquello ocurre, pues la existencia de este producto habrá valido en algo la pena.

1/5 Peor que malo: vacío.

lunes, 8 de enero de 2018

Adelantos : Judas Priest + Saxon


Dos leyendas del heavy metal están a punto de dar a luz nuevos álbumes. En marzo llegará a nosotros lo nuevo de Judas priest y un mes antes tendremos disco de Saxon. ¿Que los adelantos van en absoluto piloto automático? ¿Qué suenan a lo mismo de siempre? ¿Qué Rob Halford viene agotando desde hace bastante con la venta de su personaje? Si, claro, todo eso y más. 

Démosles al menos el que la producción de ambos temas está exquisita y el beneficio de la duda previo al lanzamiento oficial. Que nuestra paciencia se la han ganado. Esperaremos los álbumes para comentar con fundamentos... que en una de esas nos sorprenden (?).


sábado, 6 de enero de 2018

20 Años De... Babasónicos: Babasónica (1997)

"De culto..."

Tiempo atrás mencionaba en la reseña de aniversario para Dopádromo (1996) la categoría única en la que Babasónicos se enmarcó durante su primera década de existencia, período donde la banda se mostró valiente e inquieta como realmente pocas. Es cierto que los noventa se prestaban para aquello (tuvimos muchas agrupaciones que arriesgaron el pellejo y transgredieron límites constantemente) pero estos argentinos entraron con todo y gracias a dos o tres discos lograron ganarse el respeto de muchos, aunque claro, no así la masividad, recién con la edición en 2003 de Infame, y gracias a singles como 'Irresponsables' o 'Putita', fue que Babasónicos abandonó el anonimato y dejó de ser una banda de nicho. Y es que la miel no está hecha para el asno, eso bien lo sabemos...

El caso es que tras ese bicho raro de 1996, y tan solo un año más tarde, la banda se despacharía una joya de culto: Babasónica, su álbum más denso, oscuro y duro a la fecha. Basta oír de hecho los primeros acordes de 'Egocripta', primer sencillo promocional además con que contó el disco, para anticipar lo que oiremos el resto del trabajo: guitarras pesadas, una producción poco cuidada y líricas plagadas de referencias satánicas. En la producción me quisiese detener, ya que me parece es el gran punto negativo con que cuenta este álbum y que a causa de su suciedad no permite que este sea disfrutado como corresponde, Babasónica suena excesivamente ruidoso cuando aparece la distorsión y aquello lamentablemente entorpece el trámite, particularmente en temas como 'Delnitro' o 'Calmado, matamos al venado', que realmente suenan espantosos, lo cual insisto, es una lástima, ya que las canciones están... y son tremendas. 

Pero vamos a ellas, donde a diferencia del antecesor Dopádromo (que mostraba gran diversidad en materia sonora) esta vez la gran mayoría se muestran cohesionadas sobre un concepto: las guitarras duras. Fuera de la ya mencionada 'Egocripta' nos encontramos con una serie de temas de rock muy directo como 'Seis vírgenes descalzas' (a la altura de otras joyas de la banda como 'Su ciervo' o 'Viva Satana'), la psicodelia de 'Demonomanía' (que reza en sus lineas aquel notable: "hijo de nadie, falso mesías naciste muerto..."), 'Satiro' (y su "cada uno de tu raza que convenza es mi victoria") o las ya mencionadas 'Delnitro' + 'Calmados, matamos al venado'. Mientras todas estas se suceden aparecerán en el álbum soberbios puentes acústicos, todos excelentes, como es el caso de 'Sharon tate', 'Parafinada' y las preciosas 'Esther narcótica' + 'Convoy' , donde la banda comienza a mostrar una veta melódica que sería explotadas en álbumes posteriores como Jessico (2001) o Infame (2003)

Y para cerrar, dos maravillas: 'Passionale' y 'El adversario'. La primera juega con las estructuras y se muestra inquieta en materia de arreglos mientras que la segunda es una pieza pop que experimenta con electrónica y guitarras dando muestras de que la banda estaba prendidísima en términos creativos. 

Babasónica es una joya de disco. De esas escondidas. Su lamentable producción (¿porqué no lo han remasterizado? Incomprensible) y también el carácter alternativo que la banda sostenía por aquel entonces lo transformó en un álbum de bajo perfil y que terminó transformándose en un trabajo de culto, que muy pocos en realidad conocen pero que de todas maneras merece ser recordado a poco más de veinte años de su creación. 

7 / 10
¡Muy bueno!



Otras reseñas de Babasónicos
1996 // Dopádromo 

jueves, 4 de enero de 2018

Morbid Angel : Kingdoms Disdained (2017)

"Ordenando la casa..."

Si la primera década del Siglo XXI tuvo a St.Anger de Metallica como principal representante en la categoría "discos despreciados", la segunda quedará marcada por la edición de Illud divinus insanus, el despropósito metal/industrial (o quien sabe que cosa trataron de hacer) que en 2011 marcó el regreso (y despedida) del histórico David Vincent a la formación de Morbid Angel y que de paso se anotó como uno de los experimentos fallidos más denostados en el último tiempo dentro del mundo del metal. Seis años han pasado desde aquel extraño trabajo, el cual incluso ha sido retirado de plataformas virtuales tipo spotify y que acabó por dividir a Morbid angel en dos proyectos paralelos (el oficial y uno alternativo que Vincent ha titulado I am morbid), y bueno, tocaba ya que Trey Azagthoth ordenara la casa, lo cual ha ocurrió en 2017 con la llegada de Kingdoms disdained.

Secundado principalmente por Steve Tucker (quien regresa a la banda en bajo y voz tras más de una década de alejamiento), el guitarrista ha trabajado el álbum que todo seguidor de Morbid angel esperaba oír. Acá no hay sorpresas, lo cual en esta ocasión se agradece. Estamos frente a un álbum de death clásico, muy directo, ejecutado con precisión, que cuenta con una producción moderna y que llega claramente para colocar las cosas en su lugar. 

A destacar ciertos pasajes instrumentales interesantes que muestra el álbum y que de cierta forma lo sacan a este de la monotonía en que por momentos tiende a caer, el doble pedal que va marcando a 'Architect and iconoclast', el exquisito bajo que se oye en 'Paradigms warped', la aceleración que se vive en 'The pillars crumbling' o la oscuridad de 'Declaring new law (Secret hell)' , todos momentos que se viven en el nudo del disco y que lo vuelven atractivo, aunque la generalidad es el lugar común, sobretodo en la partida del álbum, donde honestamente cuesta reconocer o recordar temas en particular. 

Con todo, el trabajo retoma la violencia y el sonido tradicional de Morbid angel. No será recordado seguramente entre sus álbumes gloriosos pero si me parece que estamos frente a un disco del nivel mínimo que se le pide a una leyenda de este tipo. 

3.0 // Bueno, cumple.

Otras reseñas de Morbid angel:
2011 // Illud divinus insanus

martes, 2 de enero de 2018

20 Años De... Metallica : Reload (1997)


Para Joaquín, el único ser que seguramente conoceré en mi vida capaz de tocar tantos temas de Load/Reload en una guitarra de palo...

Corría 1997 y la polémica estaba instalada con Metallica. Y es que, si bien a comienzos de década la banda había editado con evidentes intenciones comerciales, el llamado disco negro, fue definitivamente tras la llegada de Load en 1996 cuando la ruptura con los fans acabó por concretarse. Nunca le perdonaron estos a la banda el que abandonasen el thrash metal de sus inicios para abrazar un hard rock que ralentizaba los tiempos de sus canciones (también la duración de estas), realizaba concesiones melódicas importantes además de experimentar con sonidos que nada tenían que ver con la música extrema. Pero más allá de lo estrictamente musical, la banda parecía por aquellos años obsesionada con escapar por completo de la imagen que se habían forjado durante la anterior década, tanto en términos estéticos (aparecían ahora de pelo corto y posando en revistas) como actitudinales (paseándose por cuanto estelar o premiación pudiesen), aspectos que sin ninguna duda acabaron generando un distanciamiento absoluto entre Metallica y su público tradicional aunque al mismo tiempo abrieron puertas para la entrada de una nueva generación de auditores. 

El caso es que en plena gira promoción, y en diversas declaraciones a medios, la banda comenzó a insinuar la idea de que aún habían suficientes canciones como para editar un nuevo álbum, el cual supuestamente contendría material un poco más pesado al seleccionado para Load. La edición de Reload se concretó finalmente en noviembre de 1997 y en los hechos nos encontramos con un álbum similar en materia de estructuras a su hermano mayor aunque si con un sonido levemente más directo, con canciones que aceleraban más que las de Load, y digamoslo, con menos momentos de experimentación (la hay pero en dosis más contenidas). 

En una arista cargada al hard rock directo aparecen canciones como 'Fuel' (que fue adelantada en múltiples ocasiones por la banda en vivo aunque en una versión no terminada), 'Better than you', la fantástica 'Bad seed' (otra cuyos riffs también fueron adelantados en gira), 'Prince charming' o 'Attitude'. Estas se enlazan con pasadas más comerciales como 'The memory remains' (con participación de Marianne Faithfull en aquel mítico coro final) y 'The unforgiven II', otras más densas como las que se viven en 'Devil's dance', 'Slither' + 'Carpe diem baby' o la balada 'Low man's lyric' mientras que la experimentación únicamente llegará en 'Where the wild things are' (la única en todo el álbum que contó con participación de Jason Newsted en composición) y el desate absoluto que resulta ser la espectacular 'Fixxxer'.

Al escuchar Reload completo, incluso a más de veinte años de su salida, desprende esa sensación de contener las sobras de Load, o digamos, lo que no se alcanzó a cocinar adecuadamente en 1996. Dentro de lo positivo habría que mencionar el que sobre la marcha la banda logró terminar varias piezas de manera adecuada, las cuales funcionan de maravillas en el disco ('Fuel', 'Devil's dance', 'Better than you', 'Bad seed' o 'Fixxxer') o también la ejecución de un Kirk Hammett que en las guitarras está superlativo a lo largo del álbum, sin embargo, también hay trabas importantes en Reload, sobretodo en canciones que resultan algo tediosas y provocan que el disco suene inconexo a ratos ('Slither', 'Carpe diem baby'  o 'Low man's lyric'). Ahora, en materia de medios el álbum no obtuvo la repercusión ni aceptación deseada. Lo cual incluso ha sido reconocido por el mismísimo James Hetfield en declaraciones. Llegaron a nosotros tres sencillos promocionales aunque solo 'The memory remains' contó con importante rotación, de hecho junto a 'Fuel' fueron los únicos temas que la banda  interpretó en vivo durante la gira de promoción (y eso hasta el día de hoy). Una lástima ya que muchos temas de Reload se quedaron sin un directo que les hiciese justicia. 

Cerraba de esta forma el ciclo Metallica quedando por cierto en tierra de nadie, entre la odiosidad de sus fans y una repercusión mediática conseguida a medias. Tomarían aire por tanto más adelante mediante un álbum de refritos (Garage inc, cuya reseña de aniversario espero llegue en este 2018) y un disco en vivo junto a la Sinfónica de San Francisco para luego vivir una fuerte crisis creativa que acabaría desembocando en el desastroso St.Anger de 2003. Todo aquello será materia de un futuro análisis pero hoy me pongo al día con Reload, el que hasta 1998 vendría siendo el disco "menos bueno" de Metallica (insisto, ya llegaría St. Anger para batir todos los records negativos). Finalmente, le pese a quien le pese, hay algo que al período 1996/1997 de Metallica nadie podrá quitarle: el haber sido los últimos años realmente creativos de la banda. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Metallica:
2016 // Hardwire... to self destruct
2011 // Lulu
1996 // Load
1991 // Metallica
1986 // Master of puppets
1984 // Ride the lightning