viernes, 30 de septiembre de 2016

Bon Iver // 22, A Million // 2016

Vías de escape. 

Tras un par de álbumes plagados de sensibles arreglos e interpretaciones, tal parece que Justin Vernon (a.k.a Bon Iver) comprendió la necesidad de escapar de su zona de confort, por lo que para su tercer disco ha decidido dar un giro estético y musical, de hecho, basta mirar los complicados títulos de este 22, a million (o el arte del álbum, también lleno de simbolismos), para comprender que el vocalista ha pretendido marcar distancia con sus anteriores entregas, sensación que se expande en medida que se da play al trabajo, el cual se encuentra plagado de experimentos más una que otra melodía reconocible pero siempre empapada de una producción intencionalmente sobrecargada. 

Las tres primeras hablan por si solas. '22 (over s∞∞n)' es una sencilla reflexión introductoria que en dos minutos conjuga curiosos arreglos, los cuales incluyen teclados, vientos y hasta un saxofón que por ahí aparece, todo cercado por un robótico "it might be over soon" que corta bruscamente los ambientes. Le siguen '10 d E A T h b R E a s T ⚄ ⚄'  y '715 - CRΣΣKS', la primera cuenta con mucha dinámica (es claramente el single más potente del álbum) mientras que en la segunda percibimos al Bon Iver de antaño, solo que esta vez la intimidad se encuentra marcada por una vocalización que exagera el auto tune al límite de lo tolerable. De melodías nada, pero de que el experimento resulta interesante no cabe duda, lo mismo que en '33 God', que varía constantemente los tiempos encontrando los mejores pasajes del disco junto a '29 #Strafford APTS', una más tradicional donde por fin aparece una guitarra y vaya que se agradece. 

En el nudo del álbum aparecen los momentos más densos de este y donde también cuesta seguirlo, ahí cosas como '666  ʇ' o  '21 m ♢♢ n water' apuestan a colmar nuestra paciencia metiendo un montón de ruidos inconexos en diversos momentos, lo mismo con '____ 45 ____' , otro experimento dispuesto a romper con todo lo que habríamos esperado de un tercer disco de Bon Iver. Dentro de toda esta segunda parte, '8 (circle)' es con seguridad lo único que se acerca al formato de canción tradicional, donde el vocalista abandona el falsete e incluso de disfraza de Chris Martin a la hora de interpretar.

Ciertamente 22, a million es un álbum que incurre en una serie de intencionados excesos, los cuales seguramente espantarán a más de alguno e inevitablemente matan la magia que el artista venía trayendo desde hace unos años, sin embargo es evidente que el asunto ha tomado exactamente el cause que Bon Iver ha deseado, y aquello desde ya da muestras de una valentía no menor. Entendiendo el disco como un puente hacia otro lugar y no como una estación definitiva para el artista, este cumple a cabalidad con el objetivo de escapar del éxito, de lo tradicional y abrir puertas creativas. 

6 / 10
Cumple con lo justo 


Otras reseñas de Bon Iver:

lunes, 26 de septiembre de 2016

Ghost: Popestar (2016)

Confirmando su gran momento.


Aprovechando la buena recepción obtenida por el gran Meliora, sin ninguna duda el mejor álbum de Ghost a la fecha, es que estos suecos han decidido estirar el éxito con la edición de un EP bastante especial. Se trata de cinco canciones, una original + cuatro covers, que llegan para confirmar un par de asuntos: en primer lugar el excelente momento musical que la banda vive y segundo su singularidad en materia de influencias. Y es que quienes se esperaban algún refrito de King Diamond o similares me parece que más de alguna sorpresa se llevarán al constatar que Ghost han escogido temas de Echo & the Bunnymen o Eurythmics, entre otras bandas electrónicas, para trabajar en esta ocasión. De los primeros han realizado una versión de 'Nocturnal me' bastante similar a la original pero con 'Missionary man' si que han ido muy lejos, restándole luminosidad al tema interpretado por una joven Annie Lennox y llevándola al terreno de Ghost, logrando regalar un tema oscuro, divertido, contagioso y dinámico. Mucho más íntima es la versión de 'I believe', original del dúo electrónico Simian mobile disco, con la cual se muestran muy inspirados en materia de arreglos, nadando sobre ambientes muy calmos mientras que en 'Bible' (de sus compatriotas suecos de Imperiet) desarrollan una faceta más explosiva, que juega a ser himno y que no cuesta imaginársela cerrando sus próximos shows. 

Para el final he dejado a 'Square hammer', el tema original que esta vez han regalado, una canción que perfectamente habría podido entrar en Meliora y de hecho habría sumado en dicho disco. Acá volvemos a verificar el gran momento que la banda atraviesa, inundándonos de energía y frescura en iguales cantidades, dando señales impresionantes de crecimiento en relación a cinco o seis años atrás. 

Si alguna duda quedaba respecto a la madurez de Ghost como banda, con Popestar acaban por disiparse todas las dudas, cinco temas que muestran a una banda inquieta, interesante y que continúa desafiando a nuestros sentidos. Como para seguir creyendo en ellos.

7/10
Muy bueno.



Otras reseñas de Ghost:

viernes, 23 de septiembre de 2016

Nick Cave & The Bad Seeds // Skeleton Tree // 2016

Tras la muerte, vida y dolor. 

En ocasiones la contingencia personal intercede en la obra de un artista y no hay caso ni vuelta atrás. Más aún cuando se vive una circunstancia tan trágica y lamentable como la que un año atrás golpeó a Nick Cave, me refiero obviamente a la conocida muerte de su hijo Arthur, quien drogado en LSD cayó desde un acantilado a mediados de 2015. Este hecho evidentemente ha marcado el trámite de un dramático Skeleton treey lo transforma además en un disco al que cuesta referirse sin caer en el morbo o el elogio fácil, dos teclas fáciles de tocar en estas circunstancias.

Comenzaré entonces esbozando algunas ideas: Skeleton tree es un disco en general de tono sombrío y a momentos siniestros, un álbum que si bien cuenta con momentazos que te erizan los pelos también a ratos se vuelve demasiado espeso y difícil de seguir. Sin embargo, independiente de los peros que uno pudiese achacarle al trabajo (¡que tampoco son muchos!) hay puntos fuertes incontestables, tanto en lo musical (el trabajo de los Bad Seeds en general es exquisito) como en cuanto a contenido. 

Nos encontramos así con un álbum que como era de esperar continúa aquella linea que privilegia ambientes por sobre melodías y estructuras, con un Nick Cave cargado de su usual elegancia pero que esta vez suena cansado y quebrado (comprensible claro está) aunque conmovedoramente honesto. El hombre lo ha soltado todo entre metáforas (gran parte de ellas compuestas previo a la muerte de Arthur) y así se percibe en cada una de sus interpretaciones, algunas calan hondo, como es el caso de 'Jesus alone' y aquel oscuro "with my voice I'm calling you" que Cave profesa tras cada estrofa, o la dolorosa 'Girl in Amber' ("If you wanna bleed, just bleed..."). Mención aparte merecen los hermosos arreglos de 'Rings of saturn' y 'I need you', que si bien es el tema más accesible en materia de estructuras también es el más doloroso de todos ("nothing really matters when the one you love is gone. You're still in me, baby. I need you..."). Sorprende en ese sentido el como Cave ha buscado enfrentar su crisis frente al lente, filmando un sentido vídeo en primer plano de 'I need you' y plasmando en un documental (One more time with feeling) todo el proceso de grabación de Skeleton tree. Nunca sabremos si ha sido el artista o el ser humano que reside bajo el personaje quien ha necesitado esta terapia, la de continuar creando para vivir la pérdida, pero ahí se encuentra el material, tratado eso si con una delicadeza y respeto que no puede sino emocionar. De morbo gratuito nada. 

Volviendo a la música, las cuatro mencionadas se complementan con otras cuatro de difícil acceso, algunas como 'Magneto' + 'Anthrocene' funcionan como el paso por un lúgubre pantano y otras resultan un tanto más esperanzadoras ('Distant sky'). Como sea, tanto el nudo como el cierre del álbum este cuenta con momentos que se extienden quizás demasiado restándole algo de dinamismo al disco.

Skeleton tree no es el mejor álbum en la carrera de Nick Cave & the bad seeds, e incluso si me apuran diría que no supera al notable Push the sky away (2013), sin embargo, la descarga de emociones que el vocalista acá desprende, mezcla de dolor y esperanza, conmueve, además de regalar cuatro o cinco canciones que estremecen. 

3.5 // Muy bueno!

martes, 20 de septiembre de 2016

Wilco : Schmilco (2016)

En exceso inofensivo.

No ha pasado demasiado, apenas un año, desde la edición de Star wars (!?!) y Wilco ya está de regreso. Ahora, como era de esperar dado el poco tiempo entre álbum y álbum, nos encontramos con trabajo continuista, que mantiene a la banda en su zona de confort apostando por un conjunto de canciones que en lo individual no encuentran un punto particularmente alto pero que en lo colectivo pretenden convencer. 

Mucha calma entonces trae este correcto pero inofensivo Schmilco, centrándose esta vez en un sonido de corte más acústico, acompañado en general de plumillas en batería, piano y un slide en guitarra que va adornando cada melodía. Algunas de ellas cumplen y si se escuchan en un momento de tranquilidad pueden disfrutarse sin problemas, como es el caso de la partida con 'Normal american kids' + 'If I ever was a child' o 'Schrug and destroy', la cual debe contar con los arreglos más bellos del álbum, sin embargo otras pasadas del trabajo se hace muy pesadas ('Common sense'... uf!) y acaban resultando ser material únicamente para seguidores de la banda. 

La simpática portada de Schmilco (que por cierto no guarda relación en absoluto con el contenido de un disco) no alcanza para salvar un trabajo que, tal como ocurrió con Star wars, acaba hundiéndose entre la conformidad y la monotonía. Y que se entienda bien:  el problema no es que el álbum sea lento, Sky blue sky (2007) fue un disco tan tranquilo como este... pero ahí había garra y fuerza, las guitarras aparecían y te golpeaban con rotundas explosiones, cosa que acá jamás ocurre. Es de esperar que para una siguiente entrega Jeff Tweedy se decida en conectar y poner de pie a la banda.  

5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Wilco:
2015 // Star wars
2011 // The whole love 

domingo, 11 de septiembre de 2016

Chancho En Piedra // Funkibarítico Hedónico Fantástico // 2016

Exceso de madurez. 

A siete años de su más reciente trabajo con material inédito (recordemos que Otra cosa con guitarra, de 2011, fue un álbum de versiones), la banda chilena más divertida, fresca y auténtica de los últimos veinte años está de regreso. Vuelven con un desafío importante bajo el brazo, el de retomar un camino que de cierto modo venía mostrando señales de cansancio desde hace un buen rato a la fecha, encontrando de hecho en Comboshow (2009), el punto más bajo y menos inspirado de toda su carrera. El anterior álbum de Chancho en piedra resultó un disco en exceso inofensivo y marcó una acomodada dirección que muchos esperábamos se corrigiese en una siguiente entrega, aunque claro, nunca nos imaginamos que tendría que pasar tanto tiempo para que aquello ocurriese... 

En ese sentido, Funkibarítico hedónico fantástico funciona como un buen compendio de lo que la banda tiene para entregar hoy en día, con momentos efectivamente fantásticos y otros no tanto, pero con un elemento de frescura importante que esta vez resulta irrefutable. Dicho en simple: los años han pasado para Chancho en piedra, no son los mismos de La dieta del lagarto (1997), pero tampoco hace falta, hay elementos que la banda ha sabido madurar y que en esta ocasión logran expresar de manera adecuada. 

Parte importante de todo lo que menciono se resume en los cuatro minutos de 'Funkybarítico', tema central y pilar de este nuevo trabajo. En este Chancho en piedra recupera la veta funk de sus inicios, siguen dando muestras de su melomanía (hasta un guiño al 'Don't go breaking my heart' de Elton John aparece en el tema) y emocionan con un Lalo Ibeas que reflexiona desde la vereda de la madurez con la irreverencia que puede tener un tipo que ronda ya los cuarenta años de edad, lo cual, queramos o no... pesa. Las temáticas no pueden seguir siendo las mismas de antes y está bien que así sea, lo interesante es que la banda siga sonando fresca y aquello acá ocurre. Algo similar se dará más adelante en 'Toc', una que además incorpora interesantes juegos en materia de arreglos. 

El resto del álbum sostiene este tono reflexivo (en ocasiones lo exageran, volviendo al disco algo demasiado lento y predecible), aveces en versión pop romántica como es el caso de 'Mi mejor momento' o 'Dejando libre el amor', con una mirada paternal en 'El mundo que nos tocó vivir' o intentando explorar nuevas aristas melódicas en 'Solo' o 'Llamas'. El tono de corte político social, que la banda desarrolló más en extenso en Desde el batiscafo (2005) acá solo aparecerá en 'Vientre fuerte' o 'Y yo porque tengo que parar' mientras que 'Selfie' o 'W.W.W (weón, weón, weón)' rompen un poco con la seriedad aportando gracia y diversión, siempre con ese componente de acidez característico en Chancho en piedra

En definitiva, musicalmente la banda recupera elementos que llevaban olvidados por muchos años (el funk básicamente) aunque tampoco el asunto da para lanzar petardos. La mitad del disco sin estar mal es un 'quiero pero no puedo', logrando solo en tres o cuatro canciones realmente cuajar las ideas como corresponden. Mejoran muchísimo respecto a Comboshow, regalan una que otra gran canción, pero vuelven a caer en lagunas pesadas. 

3.0 // Bueno, cumple. 

jueves, 8 de septiembre de 2016

Devin Townsend Project: Transcendence (2016)

Talento ingobernable. 

Resulta siempre complejo el abordar la música de una personalidad tan excéntrica como la de Devin Townsend, uno de los creativos más inquietos de los últimos veinte años, período en donde ha desarrollado una carrera de múltiples aristas, con tantos defectos como virtudes pero enarbolando siempre la bandera de la creatividad al tope de sus capacidades. Y que mejor prueba de lo que menciono que 2014, año en donde Townsend editó tres álbumes al hilo, casi tres horas de música en donde el vocalista dio rienda suelta a toda su verborrea imaginativa. 

Ahora claro, tanto trabajo seguido pasa la cuenta a cualquiera, y ahí el riesgo de repetir fórmulas hasta el cansancio (y digámoslo, agotar) es evidente. Townsend lo sabe, pero insiste. Y es que el tipo respira para y por su música, esta es la mejor terapia que seguramente ha encontrado para exorcizar sus demonios y desventuras. 

Nos encontramos así en este 2016 con Transcendense, un disco que, si quisiésemos ordenar un poco este asunto (quizás de manera forzada, lo se), podríamos situar como el fin de una trilogía (?) iniciada en 2009 por Addicted y continuada en 2012 por el fantástico Epicloud. Y es que si en el primero el guitarrista exploró sonidos que aún contenían algún elemento agresivo propio de su mítico proyecto Strapping young lad (acabado en 2006), en el segundo se lanzó de lleno a la grandilocuencia, marcada por una producción que en este 2016 se ve exacerbada casi a su máxima expresión (diremos "casi", ya que con Townsend realmente nunca se sabe). En ese sentido el murallón de sonido que el genio canadiense vuelve a proponer es de entrada lo primero que seguramente a muchos golpeará, sin embargo mi consejo es que sigan ahí, que acá hay algo por lo que vale la pena esperar.

El bueno de Devin ha querido abordar esta vez un camino más espiritual y aquello se aprecia en los ambientes que rodean este Transcendence, marcados por coros enormes, diálogos muchas veces reflexivos y un sonido colosal que parece tan pretencioso como personal. El disco suena controlado al milímetro y nos embarca desde un comienzo en un viaje que pretende no soltarnos. Abre con una versión remozada del (casi) instrumental 'Truth' (original de 1998, incluida en Infinity) y luego suelta las riendas con dos piezas monumentales: 'Stormbending' y 'Failure'. La primera muy pesada, la segunda desenfunda exquisitos elementos progresivos que conectarán de manera impecable con los siete minutos de 'Secret sciences', que con su partida semi acústica entregará una necesaria pausa a la intensidad que el trabajo traía hasta acá, mientras que la senda progresiva se retomará con 'Higher', nueve minutos fantásticos que muestran al mejor Devin Townsend que hemos oído en largo tiempo. 

La segunda parte del álbum continuará en una linea similar con 'Stars' siendo efectiva, 'Transcendense' (la canción) insistiendo sobre la enormidad del sonido y 'Often you light' mostrando una faceta más agresiva y ágil del guitarrista, apoyado una vez más por su inseparable amiga y colega, Anneke Van Giersbergen. Siendo claros, el álbum no recupera en su segunda mitad el desplante que mostró en su primera parte, dejando incluso la sensación de que las últimas dos sobran o que al menos redundan en exceso sobre sonidos ya desarrollados.

Ahora, con todo, Transcendense me parece un gran disco que podría servir como puente de acercamiento entre el universo creativo de Devin Townsend y nuevos públicos. Ahora, para quienes lo venimos siguiendo desde hace un buen tiempo no es más que la constatación de un presente aún prodigioso por parte de un creador incansable. 

8/10
Excelente.

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Otras reseñas de Devin Townsend:

sábado, 3 de septiembre de 2016

Angel Olsen: My Woman (2016)

Tan personal como notable. 

Ya lo decía en la reseña de Burn your fire for no witness: acá talento hay. Y es que el de 2014, pese a caer en ciertas espesas lagunas, logró posicionar a Angel Olsen como una cantautora a tener en cuenta gracias a un sonido tan desnudo como franco. No será la primera ni la última que toque esta tecla, la mismísima PJ Harvey (referencia inevitable a la hora de hablar de esta norteamericana) lo hizo veinte años atrás, pero cabe destacar el matiz personal que Olsen incorpora, además de la mixtura de influencias retro que ostenta y el mérito de continuar con una senda de crecimiento que ilusiona disco tras disco. 

Nos encontramos entonces frente a un álbum que da continuidad a lo trabajado dos años atrás pero a la vez agrega ciertos elementos que entregan potentes luces al presente de la cantautora. El formato 'guitarra + voz', con canciones que parecen haber sido compuestas al pie de una cama únicamente junto a un amplificador, se mantiene presente en temas como 'Never be mine', 'Give it up', 'Not gonna kill you' y la adictiva 'Shut up kiss me', aunque en esta ocasión hay banda que acompaña, lo cual entrega desde ya un interesante matiz: la intensidad, My woman es un disco más intenso que su antecesor. La cadencia también se hace presente en 'Heart shaped face', 'Those were the days' (quizás las más débil del disco) o en la exquisita partida a cargo de 'Intern' (que incorpora sintetizadores ahí entre medio, unos que por dos segundos me hicieron sentir que estaba escuchando el último de Lana del Rey), pero es en con canciones como 'Sister' o 'My woman' donde Angel Olsen sube un peldaño y alcanza cotas inéditas, regalando solos y generando explosiones con su voz, algo que hasta ahora no le conocíamos y por ende abre puertas frente a lo que podría venir en el futuro para ella. 

Angel Olsen se supera entonces a si misma regalándonos el disco personal de la temporada, y de paso, uno de los buenos que oiremos este 2016. Un álbum crudo y visceral, que se muestra más inquieto que sus antecesores en materia de arreglos y sonidos, lo cual vuelve a consagrarla como una de las cartas femeninas más interesantes de la actualidad. 

4.0 // Excelente!

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