sábado, 30 de enero de 2021

Mis 15 Discos Favoritos De 2020 (Actualizado)

Corresponde la explicación:  A fines de 2020 realicé un conteo con los álbumes que, para ese entonces, más había disfrutado durante el año. Sin embargo, nobleza obliga a admitir que hubo discos que dejé en el borrador y no había escuchado lo suficiente (o incluso ni siquiera dado play aún). Y bueno, en enero 2021 me he dedicado a escuchar y re escuchar todo aquello que tenía pendiente, observando con esto que varios de los mejores álbumes del año se me habían quedado ahí. No me quedó otra que corregir y de paso decidir que desde ahora los resúmenes de fin de año llegarán en Enero del año siguiente, así no me vuelve a ocurrir...

Hecha la aclaración, el  Top 15 definitivo del año me ha quedado conformado de la siguiente manera:

15. U.D.O : We are one
"Quienes apostaban por encontrarse frente a un disco de metal puro y directo, acompañado de arreglos sinfónicos, se llevarán una sorpresa. A diferencia de lo típico, en We are one nos encontramos con una mixtura en donde ninguna de las dos partes acaba aplastando a la otra, con canciones que exponen un dialogo fluido entre el hard rock y el sonido sinfónico..."

14. Bunbury: Posible
"El disco carece de canciones contagiosas, de ganchos comercialmente atractivos y apuesta más bien por la intimidad pero nadie podría criticarle algo a un álbum trabajado con tal nivel de transparencia..."
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13. Doves: The universal want
"Se sostiene de comienzo a fin sin ningún problema, regalando en su primera mitad sonidos sólidos que responden a la experiencia de la banda pero desatando en la segunda parte todo un segmento más atrevido. Excelente regreso, uno de aquellos que uno desearía no pasasen tan desapercibidos por el mundo..."

12. Haken: Virus
"Al metal progresivo se le suele atribuir una tendencia a sonar poco amable con el auditor, colocando la técnica interpretativa por sobre cualquier otra cosa. Ahí Haken realiza un esfuerzo por acercar su música y por momentos lo logra, aunque el desafío sigue estando presente. De todas formas cada álbum de Haken es mundo en si mismo, y Virus no ha sido la excepción, el sexto disco de la banda funciona como una segunda parte de su antecesor pero es capaz de volar con alas propias gracias a la diversidad y osadía con que cuenta..."
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11. Killer be killed: Reluctant hero 
"No era tarea fácil pero han logrado generar un conjunto que suena plenamente homogéneo, once canciones que regalan dinámica, fuerza y peso, agresividad y fiereza pero sin conformarse con lo obvio en sus estructuras, algo que se ya se apreciaba en el debut pero acá han mejorado muchísimo. Un tremendo segundo álbum para el proyecto. Metal fresco y equilibrado"

10. Deftones: Ohms
"La banda en versión actual, exprimida al máximo. Más allá de uno que otro guiño, no descubren nada en su sonido ni tampoco lo intentan, más bien se concentran con ayuda de Terry Date en recuperar un filo que en 2016 pareció extraviarse y potenciar sus habilidades lo mejor posible. El punto es que lo logran. Suenan potentes, agresivos y emocionales, como hoy muy pocas bandas pueden llegar a sonar..."
Reseña acá

9. Havok: V
"Ejecuciones impecables, cariño por el género, ganas de explorar, diversidad en el sonido, un endemoniado David Sánchez en las vocales y una banda que continúa en estado inspirado enmarcan un álbum fascinante en sus detalles y globales..."

8. Anaal nathrakh : Endarkenment
"Han vuelto a cumplir de sobra mediante un álbum que continúa mostrándolos ansiosos por expandir sus límites y que también los re inventa en función de su presente. Se concentran en continuar sonando extremos, lo cual es bastante decir tras dos décadas de existencia, pero han sabido adaptarse a sus condiciones actuales... "

7. Tame Impala : The slow rush
"Un álbum que de todas maneras mejora notablemente la experiencia respecto a su antecesor justificando los años que se tuvieron que esperar por el y continúa situando a Kevin Parker en la élite musical actual, un compositor que no parece detener su crecimiento..."
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6. Protest the hero: Palimpsest
"Un disco ambicioso, que explota la contundencia del sonido de la banda, de gran producción y ejecución, tremendamente interesante en los textos y donde cada miembro de la banda ha interpretado como si se le fuese la vida en ello..."
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5. The Flaming lips: American head
"No es un disco conceptual como tal pero posee una coherencia lírica y musical que lo transforma en un viaje fantástico y sin desperdicio. Diálogos varios con la madre, referencias a drogas y singulares declaraciones de amor marcan el regreso de The flaming lips a su cara más melódica. Como resultado han acabado por parir una obra exquisita en matices, triste y luminosa a la vez, brillante y profunda..."
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4. Ulcerate: Stare into death and be still 
"Un trabajo contundente capaz de llevar la música extrema a un nivel que hoy en día pocas agrupaciones son capaces de llevar, conjugando técnica, brutalidad y estructuras progresivas con una emocionalidad que se percibe todo el tiempo presente"

3. Cadaver : Edder & Bile 
"Un álbum que ciertamente no descubre nada nuevo y tampoco pretende disfrazar aquello. Edder & Bile trata de dos amigos que se han reunido a hacer lo que mejor saben hacer, el punto es que les ha quedado honesto, afilado, furioso y creativo"

2. Imperial Triumphant : Alphaville 
"Con una propuesta estética y lírica muy cuidada, Alphaville debido a su diversidad puede considerarse como el conjunto más "accesible" (nunca mejor puestas las comillas) que Imperial triumphant ha publicado a fecha de hoy. El disco es una invitación para adentrarse en el universo de una agrupación dispuesta a llevar al límite su brillante y caótica mixtura, la cual hasta ahora no ha hecho sino crecer de manera exponencial. "

Disco del año

1. Fiona Apple: Fetch the bolt cutters
"No se presenta como un disco fácil de agarrar, un álbum compuesto por una artista que no responde a patrón alguno ni a convencionalismos, lo cual en estos tiempos escapa absolutamente de la norma y resulta incluso incómodo. Cuesta asimilar la coherencia cuando la tenemos frente a nosotros, el que una artista hable de libertad y efectivamente se oiga plenamente libre. Pero aquello es oxígeno en nuestros días. Estamos frente al primer gran álbum de esta década..." 
Reseña acá

Y bueno, (ahora si) no queda sino agradecer a quienes pese a los múltiples estímulos visuales que nos bombardean a diario, continúan pasando por acá a leer y compartir ideas. Vaya acto de rebeldía el seguir leyendo en pleno 2020...

¿Mi deseo de fin de año? Que 2021 venga como tenga que venir pero nos pille firmes, valientes y creativos(as).

jueves, 28 de enero de 2021

Imperial Triumphant: Alphaville (2020)

 "Profundo y complejo ejercicio de excentricidad y vanguardia... "

En 2012 y 2015 fue que el trío neoyorkino Imperial triumphant publicó sus primeros dos álbumes, discos cercanos a un black furioso y bien ejecutado que dio que hablar dentro de la escena, sin embargo fue la llegada de Vile luxury (2018) la que los enmarcó de inmediato dentro de las propuestas más interesantes dentro del universo de la música extrema, realizando un giro brutal respecto a sus antecesores. En aquel trabajo percibimos a una banda absolutamente libre de ataduras y experimentando a antojo tanto en materia de instrumentación como de estructuras, al punto de que en 2019 la multinacional Century Media se interesó en ellos. No llama la atención por tanto el que tras tamaño envión creativo y comercial, rápidamente la agrupación se haya metido al estudio en la idea de gestar una nueva obra, aunque en esa misma línea, el prejuicio y los temores de inmediato llevaron a imaginar el que nos encontraríamos frente a un cuarto álbum artificial e incluso forzado, lo cual no puede estar más lejos de la realidad, Imperial triumphant han vuelto a parir un producto colosal, profundo, complejo y brillante, un disco que no hace sino agrandar su figura. 

Decir que Alphaville es black metal + jazz sería simplificar demasiado el asunto, además de una falta de respeto en torno a un trabajo que ha sido tan cuidadoso a la hora de generar sus mixturas. Basta darle play a una pieza como 'Rotted futures' para comprender que el asunto acá está lejos de la caricatura, con dos minutos iniciales que generan una ansiedad ascendente para luego romper en una instrumentación que cruza absolutamente todo, marcada siempre por ese bajo exquisito, y acompañada de un relato macabro que apunta a la temática del disco, la Nueva York del período entre guerras mundiales, pero que perfectamente podría servir como palo a nuestra actualidad ("Valores establecidos / Una sociedad exaltada, desmantelada y destilada por hombres podridos / Una y otra vez / Sistemática sangre dorada / El sueño intoxicado / Promesas de prosperidad / Futuros podridos ..."). Posteriormente se sucederán piezas diversas y complejas, donde ninguna se parece a otra, 'Excelsior' es una que hasta sus tres minutos sigue un patrón caótico (?) para luego dar pie a una verdadera ebullición instrumental que cuando pareciese va a explotar se va al silencio que precederá a un minuto final de absoluta locura. Y si, que Imperial triumphant nos han dejado en ridículo a todos quienes hemos intentado explicar con palabras algo que en realidad únicamente hay que oírlo. 


Si los doce minutos iniciales del disco de cierta forma reciben el listón entregado dos años atrás por Vile luxury, lo de 'City swine' si que es demencial, tres minutos iniciales fascinantes marcados por redobles + doble pedal  que se verán interrumpidos por la brusca irrupción de un tambor japonés (participa acá Tomas Haake, baterista de Meshuggah) + piano que complementarán un desmadre total en términos estructurales. Fascinante. De igual forma 'Atomic age' debe ser la pieza más brutal del álbum, con sus ocho minutos plagados de idas y vueltas tan oscuras como desgarradas, mientras que 'Intermission to mercury' abrirá con dos minutos cargados de melancólico jazz, los cuales romperán (1:50) en una descarga de batería + riffs + relato constante y donde la exquisita aparición de un saxofón (3:18) figura como el elemento disonante en el andar que acabará por desembocar en dos minutos finales absolutamente caóticos. Simplemente... wow. 

En la recta final sonará una atronadora y apabullante 'Alphaville', una maravilla que figura como de lo mejor del disco (y que no por casualidad toma el título de la película francesa de 1965), seguida de 'The greater good', otros agobiantes y oscuros siete minutos marcados por un sonido dispuesto a machacar incesantemente tu cerebro. Por si todo fuese poco, en el streaming la banda regala dos versiones que ha querido llevar a su terreno, una de thrash directo  (Voivod, 'Experiment') y otras instrumental muchísimo más experimental ( The residents, 'Happy home'), en una evidente muestra de versatilidad en materia de influencias.

Con una propuesta estética y lírica muy cuidada, Alphaville debido a su diversidad puede considerarse como el conjunto más "accesible" (nunca mejor puestas las comillas) que Imperial triumphant ha publicado a fecha de hoy. El disco es una invitación para adentrarse en el universo de una agrupación dispuesta a llevar al límite su brillante y caótica mixtura, la cual hasta ahora no ha hecho sino crecer de manera exponencial. 

¿Canciones? 'City swine', 'Intermission to mercury' y 'Alphaville'.

9,5 /10
Brillante.

lunes, 25 de enero de 2021

Taylor Swift : evermore (2020)

 "Lo mismo y un poquito peor..."

No han sido pocos los artistas que en este período de pandemia han querido lanzar un álbum en partida doble, que es lo que ocurrió con Taylor Swift en 2020, quien seguramente alentada por los buenos resultados obtenidos por folklore ha decidido seis meses más tarde publicar los descartes de este. De esta forma nos encontramos en pasado diciembre con quince canciones que en sesenta minutos insisten sobre la fórmula: piano, suaves percusiones y sensibles interpretaciones cuyas temáticas rondan el amor y el desamor. El resultado es predecible y, como era de esperar, inferior a lo entregado en julio pasado, aunque digámoslo, tampoco un desastre. 

Siendo claros, evermore comete los mismos errores de su antecesor: sobran canciones, se redunda demasiado sobre ambientes similares y el álbum atravesando el nudo tiende a desgranarse lentamente. El punto es que pese a aquello, el conjunto sabe encontrar paisajes arreglados con mucho cuidado y cuya delicadeza a ratos convence (sobre todo en su primera mitad). Incluso me atrevería a afirmar el que si cosas como 'Willow' , 'Champagne problems', 'tis the damn season' o la gran 'Tolerate it' hubiesen sido incluidas en folklore este sin lugar a dudas se habría encumbrado entre los mejores álbumes de 2020. No fue así y finalmente nos hemos quedado con dos discos de correcto nivel (uno más que el otro) pero que perfectamente podrían haber sido uno. 

En evermore nuevamente hay colaboraciones (repite el plato Bon Iver y se suman Haim + The national), una estructura bastante similar a la de folklore y se repite la cursilería/pose de titular todo con minúsculas. ¿Se justifica la entrega entonces? Si eres muy fan y estás gozando esta "nueva etapa" de Taylor (y le compras todo el giro intimista) , seguro que si, para el resto es de agradecer que spotify tenga la opción de armarte una lista con lo mejor de ambos álbumes, que grandes canciones acá claro que las hay pese a que esta segunda entrega huele de comienzo a fin a plato refrito.

6 / 10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Taylor Swift:
2020: folklore

viernes, 22 de enero de 2021

Ulcerate: Stare Into Death And Be Still (2020)

 "Técnica, oscuridad, caos y emocionalidad..."

Vaya monstruosidad. Difícil encontrar otro adjetivo que aplique mejor a lo más reciente de los neozelandeses de Ulcerate, quienes con su sexto álbum han sabido entregar un producto que brilla por donde se le mire. Virtuosos a tope, con afiladísimas guitarras de Michael Hoggard, un Jamie Saint Merat extraordinario en batería y colosales vocales de Paul Kelland, pero capaces de generar un resultado que no se olvida de la esencia de la música: la emocionalidad. Porque si, Ulcerate es música extrema, murallones de death técnico que conectan con un sonido salvaje, veloz y a ratos caótico, sin embargo, se encuentran muy lejos de caer en el cliché del virtuosismo por virtuosismo. Más aún, Stare into death and be still desprende esa sensación de mantener a la banda compitiendo únicamente consigo misma intentando encontrar matices que aporten a su propuesta en lugar de continuar repitiendo la fórmula una y otra vez. Y los encuentran...

En esta ocasión nos encontramos con ocho piezas monumentales donde cada una funciona como un universo propio, con riffs ágiles que pesan toneladas y que son acompañados por unos arreglos de batería impresionantes. Pero el punto lo encuentran con las estructuras, dinámicas y cambiantes, en ocasiones inician sobre tiempos bajos para luego ir abriendo el tema, como ocurre en 'The lifeless advance' o 'Stare into death and be still' (la canción), mientras que en otras trabajan decididamente sobre la velocidad. Lo que hacen por ejemplo en una canción como 'Exhale the ash' entregando protagonismo a la labor de Saint Merat en un momento dado (2:30), rompiendo por completo con la estructura furiosa que traía el tema, o esa posterior bajada de revoluciones (4:35), es enorme y habla claramente de como Ulcerate continúan dándole vueltas a sus canciones, exprimiéndolas hasta que den todo lo que puedan.                              

Será factor común en el álbum el abrir las canciones entre secciones instrumentales bastante oscuras para luego ir incorporando técnica en velocidad, llegando a importantes cotas de brutalidad pero manteniendo siempre la puerta abierta a romper y volver a ralentizar el asunto, como ocurre en la increíble 'Inversion'. Incluso la banda se atreve a ir más allá entrando en el nudo del disco con 'There is no horizon', la cual diseñará atmósferas de tranquilidad y riffs marcadamente melódicos que llamarán la atención por la apertura creativa que el trío muestra. 


Mucho más directos resultarán los cinco minutos de 'Visceral ends' , la más breve del álbum aunque también de lo más brutal que en este oiremos, para luego ir cerrando el viaje con 'Drawn into the next void', que volverá a apostar por los constantes cambios estructurales, el ir y venir que funciona como un azote en tu cerebro (es hermoso lo que hacen en el minuto y medio final, repitiendo ese demoledor riff una y otra vez), y llegar así a los ocho minutos de 'Dissolver orders', que vuelve a construir caos sobre melodías oscuras e incluso melancólicas. 

El camino que Ulcerate ha recorrido desde aquel notable Everything is fire (2009), el disco que definitivamente marcó el antes/después para la banda en materia de apertura de su sonido, no para de maravillarnos. Quienes creyeron que con una obra como Vermis (2013) la banda podría haber tocado techo, erraron, con Shrines of paralysis (2016) y su más reciente trabajo han continuado abriéndose camino. A casi un año de su lanzamiento al fin he hecho justicia con Stare into death and be stillun trabajo contundente capaz de llevar la música extrema a un nivel que hoy en día pocas agrupaciones son capaces de llevar, conjugando técnica, brutalidad y estructuras progresivas con una emocionalidad que se percibe todo el tiempo presente. Que decir, uno de los grandes trabajos que nos habrá dejado 2020. 

¿Canciones? 'Exhale the ash', 'Inversion' y 'Drawn into the next void'.

9/10
Brillante.

miércoles, 20 de enero de 2021

Vivo Recomendado: Elton John + Ray Cooper (Los Angeles, 1995)

Desde siempre Elton John fue un carismático sobre el escenario, sin embargo, bastante especial me resultó esta presentación de 1995 que me encontré por estos días, por lo que he querido recomendarla acá, en mi querido blog. Se trata de un concierto benéfico, previo a la publicación de Made in England (1995) pero que cuenta con la particularidad de ser una presentación más íntima de lo habitual, con Elton frente al piano y únicamente acompañado por Ray Cooper, un percusionista de sesión que participó en la instrumentación de doce de sus álbumes (entre otros, pues también colaboró en algún momento con David Gilmour, Roger Waters, Carly Simon o George Harrison). 

El caso es que el hecho de que el vocalista actuase únicamente junto a Ray evidencia la complicidad absoluta que existe entre estos, potenciando a nivel instrumental varias de las canciones que acá suenan e con momentos en que ambos juegan a antojo con los arreglos. También llama la atención de este concierto el que Elton si bien interpretó varios de sus hits, se dio el gusto de dejar varias "canciones obvias" afuera del repertorio de esa noche (que se yo, 'Tiny dancer', 'Goodbye yellow brick road' o 'I guess that's why the call it the blues') para regalar una serie de piezas antiguas de su repertorio y que pocas veces suelen ser interpretadas. 

En estricto rigor se visitan acá basicamente los álbumes de su primera etapa (digamos, sus setentas), omitiendo por completo sus años ochenta (etapa de la que siempre ha renegado en sus conciertos) y tocando tres canciones recientes de los discos noventeros que en esos años estaba promocionando. Los siguientes álbumes fueron abordados en este show (entre paréntesis el número de canciones interpretadas): 

Elton John/1970 (2) ,  Madman across the river/1971 (2), Honky chateau/1972 (1), Goodbye yellow brick road/1973 (2), Don't shoot me I'm only the piano player/1973 (2), Caribou/1974 (1), Rock of the westies/1975 (1), Blue moves /1976 (1), The one/1992 (2), Made in England/1995 (1)

Y las quince canciones que acá suenan son:
Comienzo al piano: Your song / The one / The last song (una sorpresa del que era en ese entonces su más reciente álbum)
Ingresa Ray Cooper: Levon / Daniel
Momento íntimo: Sorry seems to be the hardest word
Elton + Ray en todo su esplendor: Indian sunset / I think I'm gonna kill myself / Take me to the pilot 
Íntimo al piano nuevamente: Don't let the sun go down on me / Believe (que anticipa formará parte de su nuevo álbum) / Cocodrile rock (en una única versión balada)
Cierre: Bennie and the jets / Candle in the wind / Can you feel the love tonight

Que decir, un conciertazo. Elton John en su máximo esplendor 
¡Que lo disfruten!

lunes, 18 de enero de 2021

Draconian: Under A Godless Veil (2020)

 "Menos metal, más melancolía..."

Un verdadero deleite vivimos en 2020 dentro del universo doom metal con el regreso de verdaderas leyendas del género tales como My dying bride, Paradise lost o Katatonia, sin embargo, un último regalo estaba previsto para fin de año, un deleite final para los y las amantes del gótico. Me refiero al séptimo álbum de los suecos de Draconian, quienes desde 2003 han venido construyendo una discografía que tropezó en 2011 con la partida de Lisa Johansson en voces, reemplazada por Heike Langhans, quien debutó en un bien recibido Sovran (2015) pero definitivamente ha consolidado sus armas en este Under a godless veil, un álbum que sostiene las ideas de su antecesor pero realiza un pequeño giro hacia ambientes más marcadamente tristes y melancólicos, dejando el metal sino en un segundo plano, a ratos, para bien y para mal, como un complemento para dichas atmósferas. 

Como todo álbum de metal gótico con tintes doom, no estamos frente a un disco sencillo de digerir pues se suceden acá una serie de canciones extensas (casi todas rondan los siete minutos), lentas y pesado andar. Aunque el factor común siempre será la emocionalidad del sonido, en ocasiones abriendo en calma con la dulce voz de Langhans como guía para luego dar paso al peso de las guitarras y la irrupción de los guturales de Anders Jacobsson (quien junto al guitarrista Johan Ericson han compuesto prácticamente todo el disco), como ocurre en 'Sorrow of Sophia' o 'Sleepwalkers' (de lo mejor del álbum, vaya joya, y la única además donde Heike Langhans ha participado en la composición), mientras que otras son doom duro y a la vena, con oleadas de pesados riffs que se irán sucediendo entre intromisiones de la dupla vocal Langhans/Jacobsson como suele ser costumbre, destacando en esta línea canciones como 'The sacrificial flame' , 'Lustrous heart' o 'Moon over sabaoth'.

Llegando a la mitad del álbum cabe destacar el manejo notable que Draconian muestran sobre la fórmula que trabajan, las ejecuciones impecables, el trabado de atmósferas logrado y una producción impecable que efectivamente le saca partido a todo lo mencionado. Sin embargo, en ocasiones parece ser que se apegan demasiado al libreto, dando una que otra vuelta de más (en 'The sacrificial flame', por ejemplo, el solo es maravilloso y explosivo ¡pero llega restando apenas treinta segundos de canción!) o edulcorando en demasía el resultado. En este sentido, impacta y se agradece el quiebre que provoca una canción como 'Burial fields', que es absoluta desolación y antecede a otro momentazo del trabajo: 'The sethian', donde el desate de potencia es total y por primera vez en el disco percibimos una aceleración importante en los coros, en el momento más extremo y agresivo de este. 

Lamentablemente Under a godless veil pecará en su recta final donde tienden a pecar gran parte de los álbumes de doom: en su extensión. ¿Para qué hacer llegar el disco a los 62 minutos si con dos canciones menos lo cerrabas perfecto? Para muestra 'Claw marks on the throne' o 'Night visitor' donde Heike vuelve a ser protagonista pero excede los niveles tolerables de azúcar, entregando melodías bonitas pero que ya redundan y honestamente no eran necesarias considerando que lo mismo ya se había desarrollado antes y por largos minutos. Me sobran ambas, no así 'Ascend into darkness' que como cierre suena fenomenal abordando en ocho minutos la contundencia que Draconian es capaz de alcanzar y, gracias al cielo, acelerando nuevamente los tiempos. 

No pueden haber grandes quejas respecto a este álbum. Suena bien y expone de gran forma el momento que los suecos viven. Quizás se les han ido los minutos entre atmósferas en exceso melancólicas (ahí pierde puntos respecto a lo que fue Sovran) yéndose al metal en muy pocos momentos pero en al menos medio álbum han dado con la tecla perfecta superando con creces lo realizado en 2020 por sus propios mentores. 

¿Canciones? 'Sleepwalkers', 'The sethian' y 'Ascend into darkness'

7,5 /10
¡Muy bueno!

sábado, 16 de enero de 2021

Killer Be Killed : Reluctant Hero (2020)

 "A la altura de sus integrantes ..."

El problema del debut de Killer be killed en 2014 pasó por el haber generado una mixtura agradable al oído pero que no cuajó como debió. Aquel disco se sintió como si cada integrante hubiese aportado con dos o tres canciones pero con una puesta en común algo convencional, de ahí que el proyecto rápidamente pasase al olvido y tras el debut honestamente creo que pocos aventuraron una continuación. Sin embargo, la pandemia generó el milagro y acá los tenemos de regreso mediante un disco que efectivamente corrige lo anteriormente dicho. Dicho en simple: esta vez si han parido un trabajo con vida propia, sin canciones que pareciesen ser descartes de Dillinger escape plan, Mastodon o Soulfly sino donde efectivamente percibimos una colaboración efectiva.

Nos encontramos así con un conjunto que muestra cohesión en su sonido, con algunas canciones que apuestan por la dinámica acelerada y el rocanrol en sus guitarras (digamos, lo que habrían querido lograr unos Volbeat pero jamás han podido), ahí luce en la partida el brillante tridente compuesto por 'Deconstructing self-destruction', 'Dream gone bad' y 'Left of center', otras que apostarán por un mayor peso, estructuras cambiantes y más agresivas, como 'Filthy vagabond' (caótica en su comienzo y muy Motorhead en los coros), 'The great purge' o la excelente 'Comfort from nothing', mientras que habrá instantes mucho más oscuros y de tiempos más calmos, con toda la banda aportando un determinado condimento, como ocurre en 'Inner calm from outer storms' (otro punto altísimo del disco) o en 'From a crowded wound' (un dato freak: ¿idea mía o Max Cavalera en el 3:15 y 3:40 emula al Rob Halford de 'Nailed to the gun'? ). Finalmente, para el cierre han dejado quizás lo más débil del disco: dos temas muy directos como 'Aminus' y 'Dead limbs', algo redundantes en ideas, más un cierre algo forzadamente meloso con 'Reluctant hero', que abre bastante débil pero mejora muchísimo en su recta final.

A destacar a lo largo del álbum la performance en batería de un notable Ben Koller (quien debuta en la agrupación tras el alejamiento de Dave Elitch), de enorme protagonismo en prácticamente todo el disco, pero también el que en general cada canción funciona gracias al aporte evidente de los cuatro integrantes tanto instrumental y como vocalmente (no hay canción en que los tres vocalistas no se crucen, lo cual siempre luce natural). 

No era tarea fácil pero han logrado generar un conjunto que suena plenamente homogéneo, once canciones que regalan dinámica, fuerza y peso, agresividad y fiereza pero sin conformarse con lo obvio en sus estructuras, algo que se ya se apreciaba en el debut pero acá han mejorado muchísimo. Un tremendo segundo álbum para el proyecto. Metal fresco y equilibrado. 

¿Canciones? 'Dream gone bad', Filthy vagabond' y 'Inner calm from outer storms' .

8 / 10
Excelente


Otras reseñas de Killer be killed:

miércoles, 13 de enero de 2021

Anaal Nathrakh : Endarkenment (2020)

 "Se adaptan y crecen ..."

A medida que transcurren los años no puedo sino confirmar la idea de que si existe un género que durante estas últimas dos décadas no solo se ha mantenido en pie sino que además ha parido obras cada vez más creativas, exigentes y fantásticas, es el metal. Quienes revisan este blog sabrán que acá yo no me impongo límites y más bien paseo por un amplio abanico de sonidos, pero siempre, año tras año, es en el metal donde encuentro mayores muestras de crecimiento continuo. Todo esto a propósito del más reciente trabajo de Anaal Nathrakh, una banda de productividad no menor (con este son once álbumes en dos décadas) pero donde siempre la brutalidad ha estado garantizada. Su álbum debut, The codex necro (2001), es una verdadera bestialidad y desde ahí el dúo (en estudio, ya que en vivo cuentan con músicos de apoyo) poco a poco ha ido incorporando matices a su sonido, conectando su característico black con elementos cercanos al grindcore, baterías cada vez más evidentemente programadas e incluso guiños al industrial que hicieron que su anterior entrega, A new kind of horror (2018), les hiciese parecer por momentos una especie de Fear factory más extremo. 

Otro elemento que poco a poco ha ido aportando cambios al sonido de la banda es el trabajo vocal que Dave Hunt (a.k.a V.I.T.R.I.O.L) viene realizando. Era físicamente imposible que el vocalista pudiese sostener durante tantos años la performance demencial que ostentaba diez años atrás, de ahí que durante esta década lo hayamos oído incorporando elementos a sus interpretaciones. En ese camino, la pasada por Passion (2011), Vanitas (2012) y Desideratum (2014) definitivamente marcó un antes/después para la dupla Irrumator/V.I.T.R.I.O.L, permitiéndoles madurar su propuesta y complementarla tanto en términos musicales como interpretativos para lograr llegar a algo como lo que oímos en este Endarkenment.  

Algo de lo que hablo se puede apreciar de inmediato en la partida de este álbum, 'Endarkenment' (la canción) es tremendamente veloz (la batería programada se nota demasiado eso si) pero se sostiene en base a un coro marcadamente melódico, con Hunt incorporando chillidos varios pero cantando limpio en casi toda la canción. ¿Aviso respecto a lo que vendrá a futuro? Puede ser, que no sería el primero ni el último que deberá modificar sus registros para poder seguir adelante. En 'The age of starlight ends' sucede algo similar, acelerador a fondo en las estrofas + coros melódicos y limpios, mientras que en 'Thus, always, to tyrants' lo oiremos al límite del desgarro. Como sea, el álbum durante sus primeros diez minutos no regala segundo de calma y será recién en 'Libidinous (a pig with cocks in its eyes)' cuando la dupla ralentizará un tanto los tiempos con un Dave Hunt emulando de manera particular (y espectacular) a King Diamond previo a los coros mediante unos agudos fenomenales (aunque dudo en vivo pueda hacerlos y menos pasar desde ahí al coro limpio). El ejercicio, sin embargo, resulta digno de elogio pues la contundencia que logran es tremenda. 

Existirán otros momentos en el álbum en donde la banda se esfuerza en sostener los niveles caóticos de antaño, como ocurre en 'Beyond words' o 'Sindularity' (donde vuelven a sonar los agudos) mientras que la fórmula característica del disco (el balance gruñidos/coros limpios) volverá a aparecer en la pasada por 'Feeding the death machine' + 'Create art, though the world may perish'. Finalmente el disco cerrará  perdiendo algo de sorpresa con 'Punish them', que suena muy de manual y parece ser relleno simplemente, y 'Requiem' que iba por las mismas pero a sus tres minutos introduce un quiebre instrumental que se agradece.  

Anaal nathrakh han vuelto a cumplir de sobra mediante un álbum que continúa mostrándolos ansiosos por expandir sus límites y que también los re inventa en función de su presente. Se concentran en continuar sonando extremos, lo cual es bastante decir tras dos décadas de existencia, pero han sabido adaptarse a sus condiciones actuales. 

¿Canciones? 'Endarkenment', 'The age of starlight ends', 'Libidinous (a pig with cocks in its eyes)'.

8/ 10
¡Excelente!

lunes, 11 de enero de 2021

Cadaver: Edder & Bile (2020)

"Preciosa brutalidad..."

Este álbum me ha movido hacia una reflexión: desde 2021 en adelante no publicaré resúmenes de fin de año en diciembre, serán en enero del siguiente. Y es que álbumes lanzados en el cierre de año terminan en tierra de nadie y quedan fuera del conteo teniendo méritos de sobra para estar. Esto a propósito de Edder & Bile de los noruegos de Cadaver, quienes tras un receso de dieciséis años (!!!) han regresado. O deberíamos expresarlo más bien en singular pues la banda hoy es un proyecto solitario de Anders Odden (a.k.a Neddo), quien seguramente motivado por el cáncer que debió enfrentar en estos años decidió desempolvar a su vieja banda con la ayuda de Dirk Verbeuren en batería (Soilwork, Scarve y Megadeth, entre otros). El álbum ha resultado finalmente toda una sorpresa por múltiples motivos pero principalmente por la capacidad que Neddo ha mostrado acá para lograr conjugar brutalidad extrema con una creatividad envidiable. Dicho en simple: Cadaver ha regresado con un álbum que contiene lo mejor del death sin ser declaradamente death y que se las arregla para entregar contundencia en piezas que por lo general no superan los tres minutos de duración. 

Son muchos los puntos positivos desde donde se puede abordar el sonido de Edder & Bile pero el primero de ellos debería ser la producción a cargo de Adair Daufembach. Maravillosa. Absolutamente orgánica, con una batería en primer plano donde realmente puedes percibir cada caja, bombo y platillo que se golpea. Desde ahí se construye todo (bueno, el álbum completo fue escrito por la dupla Odden + Verbeuren), los riffs demoledores y las vocalizaciones guturales de un Neddo que parece querer vomitar y transmitir todo lo que significó su lucha contra el cáncer. Otro aspecto a destacar es que el álbum no responde a patrones, no parece calcular nada y simplemente apuesta por la brutalidad desde el minuto uno, sin embargo, lejos de agotar, sus minutos transcurren sin problema alguno y funcionan como una descarga de ira dispuesta a machacar tu cerebro sin cuidado alguno.

La partida es memorable con 'Morgue ritual', cuatro estrofas que se suceden sin regalar tregua. Una verdadera descarga de energía que no cesa, solo se vomita. Esto a diferencia de 'Circle of morbidity' o 'Feed the pigs' (¡cómo suenan los bombos en esta!), dos donde la dupla repara en jugar con los tiempos, donde si se reconocerán coros y colaboraciones en voces de Jeff Becerra (Possesed) y Kam Lee (Massacre), entregándole un elemento de color y diversidad de inmediato al álbum. Que decir, el disco lleva diez minutos y nos tiene completamente sumergidos en si. Pero aún hay más, 'Final fight' es otra que golpeará directo al mentón con Neddo desquitándose en un notable "Don't tell me what to do! You don't know what it is! That made me be like this...!", así como también lo hará 'Deathmachine', con la salvedad de que aquí han sabido regalar entre el 1:30 y 2:30 una pasada instrumental que quiebra por completo el tema (para bien). 

La cara B del disco abrirá con el single 'Reborn', otra joya. Un doble pedal incesante que se acompaña de riffs melódicos para a los cincuenta segundos iniciar una cabalgata adictiva. Enormes. Luego el grito de terror que es 'The pestilence' ("No existe cura / Ya ha sucedido antes / La plaga que nos destruirá / La madre de todas las muertes"), con una temática apocalíptica que se volverá a tocar en 'Years of nothing' ("No sobrevivirás / La muerte prosperará / El sacrificio de años de nada" ), una que va a la segura como 'Edder & Bile' para cerrar todo con la estupenda 'Let me burn', la más lenta del álbum (la única además que supera los cuatro minutos) y que por cierto Neddo manifestó quisiese sonase en su funeral con todos los asistentes leyendo su letra: "Bienvenidas llamas / Consumiendo mi carne / Déjenme asarme y arder / Jódanse todos, tuve mi turno / Estoy muerto / No más vida para vivir / No hay miedo / Estoy muerto".

Cadaver, Anders Odden + Dirk Verbeuren, han compuesto un álbum que ciertamente no descubre nada nuevo y tampoco pretende disfrazar aquello. Edder & Bile trata de dos amigos que se han reunido a hacer lo que mejor saben hacer, el punto es que les ha quedado honesto, afilado, furioso y creativo. Con poco han logrado demasiado regalándonos con seguridad uno de los mejores álbumes que nos habrá dejado 2020. 

¿Canciones? 'Circle of morbidity', 'Reborn', 'Let me burn'.

8,5 /10
¡Excelente!

sábado, 9 de enero de 2021

Hatebreed : Weight Of The False Self (2020)

 "En exceso genérico..."

Seguimos repasando álbumes rezagados de 2020 que quedaron en los borradores. En esta ocasión escribiré respecto al noveno álbum de Hatebreed, una de esas bandas que pese al paso de los años han decidido (ya sea por opción o falta de recursos) el mantenerse fieles a una línea y estilo. El caso es que desde Perseverance (2002) les venimos oyendo un metal rabioso, juvenil, cargado al hardcore y que desde Supremacy (2006) comenzó a incorporar con fuerza elementos groove. De ahí en adelante la verdad es que la fuerza siempre ha estado pero también la monotonía, encontrando altos y bajos durante estos quince años en idénticas proporciones. Ahí, un álbum como The concrete confessional (2016) aparece como lo mejor que han grabado en dicho período. Cuatro años atrás sonaron tan furiosos as usual pero particularmente inspirados, publicando un álbum tan sólido que incluso a día de hoy sigue sonando como el trabajo definitivo de Hatebreed. Tras alcanzar dichas cotas, en esa dirección solo se podía bajar el nivel, que es lo que ha ocurrido con este Weight of the false self, un disco que sin ser malo de plano inevitablemente trae a la mente el cliché del "más de lo mismo" y deja la sensación de que todo lo que oímos en el lo podemos encontrar en otros trabajos de la banda trabajado de igual o mejor forma. 

Los condimentos están todos, un Jamey Jasta que vocalmente se deja una vez más la garganta y una banda que acelera a fondo desde su partida a cargo de 'Instinctive (Slaughterlust)', metiendo mucha fuerza, velocidad y pesados riffs que van marcando las estructuras, el problema es que desde ahí se van sucediendo fórmulas muy similares y que a instantes suenan demasiado simples, como ocurre en 'Let them all rot' o en 'Weight of the false self' (la canción), las cuales sostienen su peso en la repetición insistente de un coro. En la primera, por ejemplo, se insiste en un "Give them what they want / New ways to die / Pile all the heads / Pile them hight" mientras que en la segunda se machaca con la contagiosa "If you wan to make a difference in the world it means / You have to be different from the world you see / Free your self from burdens that you know exist / Don't carry the curse of the fatalist...". Otro conflicto aparece con la similitud de los fraseos (nada nuevo por cierto en Hatebreed, que otros álbumes también han pecado en lo mismo), donde una canción como 'Set it right (start with yourself)' suena tan genérica que carece totalmente de identidad, y ni hablar de las temáticas, muchas en torno al tema de mirarse al espejo a eso de que "el cambio empieza por uno" pero abordado con letras demasiado básicas y obvias. 

Se agradece la aceleración que regalan en el cierre de 'A stroke of red' seguida de la hardcore 'Dig your way out', que te sacan del letargo en el que el álbum venía cayendo tema tras tema, también los solos melódicos que incorpora 'Cling to life'  sin embargo, es poco esto para 35 minutos en general bastante monótonos, pese a que, insisto, la fuerza en las ejecuciones está. 

El álbum sabe a poco, sobre todo considerando desde donde venían (quienes no lo han oído, les recomiendo vayan por ese The concrete confessional), dejando la sensación de que aquel gran paso de 2016 fue más bien una excepción a la regla para una banda que a día de hoy continúa sin asentar definitivamente su nivel. Buenísima portada eso si.

¿Canciones? 'Weight of the false death', 'Cling to life', 'A stroke of red'.

5 / 10
Nada muy especial 

miércoles, 6 de enero de 2021

Dark Tranquillity: Moment (2020)

 "Nuevas piezas, pero el equilibrio se mantiene..."

Tras treinta años en activo, a comienzos de 2020 Niklas Sundin (principal guitarra y fundador de Dark tranquillity) anunciaba su alejamiento de la agrupación. ¿Los motivos? Agotamiento y el ya no encontrar ganas para seguir en gira. El comunicado llegaba para sumarse a la partida de Martin Henriksson, segunda guitarra hasta 2016, lo cual claramente sembraba dudas respecto a la continuidad de los suecos. Sobretodo viniendo de un álbum tan sólido y reconocido como Atoma (2016). Sin embargo, el tridente compuesto por Mikael Stanne (voz) + Anders Jivars (batería) + Martin Brandstrom (teclados y producción) decidió continuar. Contra viento y marea incorporaron a Christopher Amott (Arch enemy) + Johan Reinholdz (Andromeda) a las filas, y junto a este último (que aparece en los créditos de todas las canciones) se sentaron a trabajar durante cuatro meses hasta acabar de componer y grabar Moment, un álbum que no evidencia en absoluto el terremoto vivido por Dark tranquillity tras la partida de uno de sus pilares.

En efecto, el álbum número trece de los suecos sostiene el nivel que la banda suele acostumbrar de la mano de un death melódico de manual pero siempre diverso. En la partida este colocará el énfasis en los juegos de guitarras y un sonido que prácticamente no regala tregua. Esto se aprecia en canciones como 'Phantom lord', 'Transient' o 'Identical to none', las  cuales proponen cabalgatas aceleradas que apuntan a la médula del género cuyo factor común es el lucimiento en la sección del solo, regalando guitarras melódicas muy atinadas y que fluyen sin problema. Más adelante, sin embargo, el álbum entregará un matiz en la pasada por 'The dark unbroken', 'Remain in the unknown' y 'Standstill', una sección mucho más emocional, incluso comercial, donde voces limpias dialogarán con guturales y se incorporarán incluso arpegios de teclados. Este ir y venir, que pasará desde temas más directos a uno que otro más oscuro, se sostendrá durante toda la segunda mitad del disco, volviéndolo algo predecible en su recta final (siendo este su único defecto) aunque siempre cumpliendo en materia técnica. 

Con Moment los suecos de Dark tranquillity han vuelto a cumplir mediante doce canciones (diez quizás habría sido suficiente) donde han sabido incorporar a nuevos elementos entre sus líneas sin desequilibrar su característico sonido melódico. No descubren nada nuevo (tampoco hace falta) y salvo dos o tres canciones apuestan por un sonido en exceso correcto, pero continúan sonando atractivos aunque por debajo a sus antecesores. Algo más de frescura se habría agradecido, digamos, salirse un poco del manual...

¿Canciones a destacar? 'Transient', 'The dark unbroken'.

7/10
Muy bueno.

martes, 5 de enero de 2021

Vivo Recomendado: R.E.M (Festival Glastonbury , 1999)


Ayer 4 de enero el gran, inolvidable y siempre subvalorado Michael Stipe cumplió 61 años de vida. En el instagram quise subir por tanto algún video en vivo de R.E.M y en esa búsqueda me encontré en YouTube con este pedazo de actuación que hoy paso a recomendar en homenaje también al recuerdo de lo que fue esta tremenda banda.

Le di play a la presentación principalmente porque era de 1999, digamos, el año de Up (el más triste, oscuro y fascinante álbum en la carrera de R.E.M), sin embargo, de aquel trabajo interpretan en este show solo cuatro temas: 'Daysleeper' (que fue el single principal de dicho disco), 'At my most beautiful' (preciosa versión), 'Walk unafraid' (siempre una maravilla en vivo) y 'Why not smile' (en un claro gusto que se dieron en versión acústica). El resto osciló entre hits y alguna vieja joya que quisieron recuperar, todo siempre en un ambiente de mucha energía y una entrega absoluta por parte de una banda que siempre lució así, libre y espontánea. 

R.E.M fue de esas bandas que nunca se vendió. Que cuando las ideas comenzaron a desaparecer y la voz a desaparecer, decidieron anticiparse y dejarlo. En este 2021 se cumplirán diez años ya sin ellos, y bueno, se les extraña y admira en proporciones equivalentes.  

Sonaron aquel 25 de junio de 1999 canciones pertenecientes a los álbumes: Life rich pageant/1986 (1), Document/1987 (3), Out of time/1991 (1), Automatic for the people/1992 (3), Monster/1994 (3), New adventures in Hi-Fi/1996 (1) y el mencionado Up/1999 (4)

Repertorio de este show: 
Apertura: 'Daysleeper'
Sección rock para venirse arriba: 'Wake up bomb' + 'The one I love' 
Pasada más íntima: 'Sweetness follow' + 'At my most beautiful'
Hits: 'Everybody hurts' + 'Losing my religion'
Guitarras nuevamente: 'Walk unafraid' + 'Star 69' + 'Finest worksong'
Primer cierre: 'Man on the moon'

Bis acústico: 'Why not smile' 
Recta final: 'Crush with eyeliner' + 'Tongue' + 'Cuyahoga'
Cierre definitivo bien arriba: 'It's the end of the world as we know it (and I feel fine)' 

Que decir, conciertazo. 
¡Que lo disfruten!

domingo, 3 de enero de 2021

Juan Luis Guerra: Privé (2020)

"De lo bueno poco..." 

En plena navidad, un histórico de la música latinoamericana nos ha regalado un singular EP. Me refiero al dominicano Juan Luis Guerra, quien el pasado 25 de diciembre publicó Privé, cinco canciones (tres clásicos de su repertorio + dos temas inéditos) en versiones suaves y alternativas, y digámoslo, un trabajo bastante digno de atención y que incluso nos deja con gusto a poco al acabar. 

A destacar la versión de 'A pedir su mano' que el compositor acá encaja, muy tranquila y que la reinventa totalmente respecto a la clásica interpretación de 1990 incluida en el mítico Bachata rosa, mientras que lo que hace con 'Las avispas' y 'Ojalá que llueva café' cumple en lo suyo. Otro punto alto se logra en 'Pambiche de novia', una bachata más lenta en tono romántico y que muestra al compositor absolutamente vigente mientras que 'Donde nacen tus besos' entrega una balada en una línea más de manual.

Durante todos estos años he sido injusto acá en el blog con la figura de Juan Luis Guerra, a quien le estoy en deuda, sin embargo nunca es tarde para comenzar y aunque fuese un mínimo comentario quise comenzar este 2021 repasando su más reciente regalo. Está bien logrado Privé, son 17 minutos se que hacen nada dada la cohesión que muestran y la atmósfera de tranquilidad que entregan, a juzgar por el resultado, ojalá se hubiese animado a más.

6,5/10
Cumple y algo más...