Mostrando entradas con la etiqueta Martin Gore. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Martin Gore. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de mayo de 2023

Depeche Mode : Memento Mori (2023)

 "Lo mejor desde ..."

Hay consenso generalizado respecto a que la carrera de Depeche mode durante los últimos veinte años ha sido irregular. La pasada por el tridente incontestable compuesto por Music for the masses (1987) + Violator (1990) + Songs of faith and devotion (1993), más su posterior resaca Ultra (1997), no encontró relevo adecuado en el extremadamente espeso Exciter (2000), abriendo un cambio de folio complejo para la banda (ya sin Alan Wilder en las filas). Y si bien Playing the angel (2005) pareció traer de vuelta la fuerza de su sonido, tanto con Sounds of the universe (2009), Delta machine (2013) como Spirit (2017) volvieron a irse cada vez más abajo en cuanto a atmósferas, algo en lo que insisten en este Memento mori (si, quienes sueñan con el regreso al synth pop de baile tendrán que seguir esperando), con una diferencia eso si no menor: esta vez el conjunto completo si convence, en lo individual hay nivel y en lo colectivo se percibe total cohesión.

Memento mori se encuentra marcado desde su portada y concepto por la muerte, la idea de la pérdida se percibe todo el tiempo tanto en lo musical como en lo temático, y si bien el álbum estaba compuesto antes de la partida repentina de Andrew Fletcher, su recuerdo se percibe presente inevitablemente a lo largo del álbum. Esta oscuridad aparece desde el comienzo, cuando 'My cosmos is mine', que retoma donde la banda lo había dejado con Spirit: en crítica al mundo político ("No te metas con mi mundo / No te metas con mi mente / No cuestiones mi espacio / Mi cosmos es mío..."). Abren entonces como suelen abrir desde Sounds of the universe, es decir, con un tema que comienza muy abajo para lentamente ir ganando fuerza. Esta vez, sin embargo, con un matiz: el tema se queda intencionalmente en las catacumbas, insinuando una subida que nunca llega. Viene bien por tanto subidón que protagonizan 'Wagging tongue' + 'Ghost again' (un neo clásico de la banda en toda regla), donde los teclados adoptan protagonismo y la fuerza si aparece. 

Desde acá, el viaje no bajará el nivel aunque no estará exento de problemas. La fantástica 'Don't say you love me' con su dramática letra ("Tu serás la asesina / Yo seré el cuerpo / Tu serás el suspenso / Y yo seré el drama, por supuesto...") será una que recordará con fuerza las últimas andanzas en plan crooner de Dave Gahan pero a esta le seguirá 'My favourite stranger', donde arqueamos ceja por primera vez, una canción realmente exquisita en términos de arreglos (¡como se insinúan esas guitarras!) pero que sucede estrofas + coro sin llegar a punto, sin jamás escapar de lo obvio, dejándonos una canción "buena", correcta, pero que no termina de impactar. Algo similar ocurrirá con 'Caroline's monkey', que está bien pero le falta fuerza o más adelante en 'People are good', que realiza un bonito tributo en sus teclados a Kraftwerk (padres de todo esto, se sabe) pero que no escapa de la sucesión de estrofas y donde la banda se conforma en solo dar vueltas en círculo sin saber dar un paso hacia adelante con la estructura. Dado lo anterior, la pasada por 'Before we drown' se agradece, una que siendo tremendamente oscura si logra a partir de un momento (minuto 3 en punto) elevar intensidad y explotar en magia, lo mismo con 'Never let me go', el único tema del disco que insinúa una propuesta de rock bailable. 

Funcionan también las baladas. 'Soul with me' está preciosa con un Martin Gore sólido en las voces y enorme en las letras ("Estoy listo para las páginas finales / Un beso de despedida para mis jaulas terrenales...") así como el notable y delicado cierre con 'Speak to me',  dejándonos un disco que funciona de comienzo a fin y que no tiene canción mala. Sin embargo, se percibe esa sensación de no querer (o derechamente ya no poder) llevar algunas canciones correctas a otra dimensión, medio disco se queda ahí, en el limbo del "cumplir", lo cual frustra un tanto. Con todo, lo mejor de Depeche mode en casi veinte años. 

¿Canciones? 'Ghost again', 'Don't say you love me', 'Before we drown y 'Soul with me'.

domingo, 30 de abril de 2023

30 Años De... Depeche Mode: Songs Of Faith And Devotion (1993)

 "Giro brillante y tormentoso..."

Hay sueños capaces de desmoronarse muy rápido. Esto a propósito de Depeche mode y su primer cambio de década, el cual no pudo haber sido más glorioso, el éxito obtenido con Violator (1990) tanto en términos artísticos como comerciales solo puede ser comparable a lo logrado por U2 en Achtung baby! (1991) o Metallica con su homónimo (el llamado "disco negro"). Sin embargo, quien diría que dicho éxito también acabo por quebrar algo en el seno de los ingleses, al punto de tan solo dos años después encontrarlos en un lugar muy muy diferente tanto a nivel individual como colectivo. El caso es que en 1992 la banda decide sumergirse en un espiral tóxico de desgaste que se extendería por tres años, incluyendo la grabación de Songs of faith and devotion + su posterior (y extenuante) tour de promoción, que los llevó a recorrer el mundo entero (dato: visitaron acá Latinoamérica por primera vez), tras el cual acabarían totalmente rotos, con Alan Wilder abandonando el proyecto en 1995 (marcando un claro antes/después para la historia de la banda en términos creativos), Dave Gahan sumergido en una adicción que casi le quita la vida, Andrew Fletcher en estado depresivo y Martin Gore absolutamente exhausto. El período 1990-94 acabó transformándose por tanto en un verdadero infierno para Depeche mode, sin embargo, a veces ocurre eso de que en las peores crisis surge la genialidad, que es en definitiva lo que quedó registrado en el octavo álbum de los ingleses, una verdadera catarsis en donde los esfuerzos individuales fueron capaces de esconder el duro momento colectivo. 

En lo musical, a la banda no le interesaba componer un "Violator 2" y para esto vuelven a asesorarse en producción con Flood, quien ya había trabajado con ellos en 1990 fuera de haber colaborado con un abanico bandas (U2, Nick Cave and the bad seeds, Nine inch nails, o Erasure, entre otros). Y dichas intensiones, el salto creativo entre este álbum y su antecesor se percibe desde la partida. Y es que si Violator abría con 'World in my eyes', una joya exquisita que sostenía la línea sinuosa y sexy trazada por la banda en torno al synth pop durante los años ochenta, Songs of faith and devotion abre con 'I feel you', que es OTRA COSA. De partida la batería se percibe 100% orgánica, lo cual le entrega una fuerza inaudita al sonido de Depeche mode, quienes jamás habían sonado tan banda de rock como acá hacen (asunto que le interesaba desarrollar particularmente a Dave Gahan, influenciado seguro por sus juntas en bares con bandas como Jane's addiction, entre otras). En 'I feel you' el vocalista suena inmenso (como en todo el disco por cierto, nunca cantó ni volvió a cantar así de rabioso) y Martin Gore es protagonista en las guitarras impregnando a Depeche mode de un sonido industrial inédito para ellos. Lo mismo sucederá con 'Walking in my shoes' aunque en una línea más delicada con teclados que marcan presencia y una letra brillante, de las más grandes que Gore haya escrito ("No estoy buscando absolución / Ni perdón por las cosas que he hecho / Pero antes de llegar a cualquier conclusión / Intenta caminar en mis zapatos...").

El tridente inicial cerrará con la imponente balada dramática  'Condemnation', otra que en su temática se referirá al juicio externo ("Condenación, ¿Por qué? / Si mi deber estuvo siempre con la belleza / Y ese fue mi crimen...") y que originalmente iba a ser interpretada por Martin Gore pero dada la insistencia de Gahan, Flood cedió a darle una chance con resultados impresionantes. Es una de las interpretaciones más emocionales en la carrera del vocalista. '

Mercy in you' será otra pieza fantástica que insistirá sobre el sonido industrial aunque esta vez apelando a la electrónica como complemento. A esta le seguirá una bajada de revoluciones a cargo de 'Judas' + la gigante 'In your room' (seis minutos de total oscuridad e intensidad), cerrando una primera parte del álbum sin ripio alguno. En contra parte, la recta final del álbum si bien no sostendrá el nivel de todo lo anterior, cumple de sobra apelando a la dinámica en cosas como 'Get right with me' (con detallitos góspel incluidos), la inquieta 'Rush' o en el oscuro cierre a cargo de 'Higher love', no sin antes haber pasado por la melosa calma de 'One caress', marcada por la presencia de vientos. 

Pese al tormentoso contexto que rodeo la grabación de Songs of faith and devotion resulta increíble constatar el sólido resultado que la banda logró entregar. El disco no solo funciona como una perfecta sucesión para Violator si no que además supo abrir nuevas puertas para Depeche mode, abandonando con estilo el synth pop para sumergirse en texturas más oscuras y cercanas al rock. La partida de Alan Wilder se anota sin duda como el lamentable costo a pagar por este período, uno que ciertamente jamás volvería a ser retomado por la banda a este nivel...

¿Canciones? 'I feel you', 'Walking in my shoes', 'In your room'. 

9,2 /10
Brillante.


Otras reseñas de Depeche Mode:

miércoles, 26 de abril de 2023

35 Años De... Depeche Mode: Music For The Masses (1987)

 "Contundente cierre de un ciclo..."

(36 años en realidad, pero que más da...)
Si hay un disco que catapultó a Depeche mode a ser lo que hoy y siempre serán, es este. Algunos seguro mencionarán a Black celebration (1986) como una primera joya de la corona, con su sonido sofisticado ('A question of lust'), sensualidad a tope ('Stripped'), espectaculares invitaciones al baile ('Question of time') y momentos emocionalmente potentes ('Black celebration', 'Sometimes'), sin embargo, no nos engañemos, que es Music for the masses el disco en donde los británicos encuentran su punto tanto a nivel compositivo como hitero. Esto último porque si bien la banda había golpeado el mercado durante los tempranos 80s con cosas como 'Just can't get enough', 'Everything counts' o 'People are people', faltaba un álbum que recogiese esa vibra y la expresase en un mismo conjunto, sin sacrificar además su esencia, que es lo que acá hacen alternando singles absolutamente incontestables con clásicas pasadas más oscuras e íntimas marca de la casa.

Yendo a la música, en su sexto álbum los ingleses van en busca de la pista del baile desde un comienzo. Abre 'Never let me down again' y entendemos de inmediato hacia donde quieren ir, con una salvedad además: suenan más contundentes que nunca. Esta vez el synth pop se oye profesional (y no tan notoriamente amateur como en sus primeros álbumes), convincente y con vocación de estadios. 'Never let me down again' es un himno pero no será el único, 'Strangelove' impactará con su fascinante coro y más adelante 'Behind the wheel' bajará las revoluciones para plantearse con su lírica sugerente ("Hay momentos en que prefiero no ser quien conduzca / Ven, tira mis cuerdas / Mira mis movimientos / Haré lo que sea / Por favor...") como una de las cosas más sensuales que la banda haya compuesto hasta ese entonces, aspecto que por lo demás en los siguientes dos álbumes sería profundizado y explotado.

 

Finalmente, cerrando esta línea cargada al synth pop de disco sonará 'Sacred', una que perfectamente podría haber sido single, y en menor medida el medio tiempo 'Nothing', mientras que el resto será ir intercalando pasadas algo más íntimas, canciones como 'The things you said', 'Little 15' o 'I want you now', que arman un relato sobre la sencillez de un desnudo sintetizador, cositas que insisten sobre el sonido industrial como 'To have and to hold' y un cierre absolutamente freak en plan instrumental con 'Pimpf', que pinta nada en el disco verdad sea dicha...

Efectivamente Music for the masses no es un álbum perfecto pues se percibe cierta diferencia de nivel entre los puntos altos (que son MUY altos) de este (básicamente los singles más alguna a gusto del consumidor) y su segunda línea, lo cual lo priva de ser una obra maestra plenamente redonda, sin embargo, el trabajo efectivamente logra explotar aquella vocación de masas que la banda venía insinuando desde hace varios años y cosa curiosa: comienza a cerrar un ciclo. En el siguiente (y extraordinario) Violator (1990) si bien ciertos elementos synth pop volverían a ser retomados, poco a poco Depeche mode comenzaría a acercarse una versión algo más cargada al formato "banda de rock", pero aquello será motivo de futuras reseñas...

¿Canciones? 'Never let me down again', 'Strangelove', 'Behind the wheel'.

8,8 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Depeche Mode:

lunes, 1 de mayo de 2017

20 Años De... Depeche Mode : Ultra (1997)

"Hijo de su oscuro contexto..."

Los noventas fueron especiales para muchas grandes bandas, que duda cabe. Y es que aquella década se prestaba para lanzar un "bicho raro" (ya hablaré acá de Pop de U2, Up de R.E.M o Wild mood swings de The Cure, por mencionar algunos) y Depeche Mode no fue la excepción, quienes en 1997 y a cuatro años del sensacional Songs of faith and devotion, un álbum que los alejó un tanto de su sonido característico y los acercó al formato de banda rock, lanzaban el que con seguridad debe ser el álbum más oscuro de su carrera. 

Resulta imposible el no analizar Ultra sin mencionar el particular contexto que rodeó la grabación de este. Una banda que había alcanzado el éxito comercial y la masividad durante la última década pero que por lo mismo veía mermada su formación. Al cansancio acumulado tras una gira de trece meses se sumaba el alejamiento de Alan Wilder y un Dave Gahan que hacía crisis con su adicción a la heroína, de hecho su participación en el álbum se remite únicamente al período final ya que gran parte del proceso de composición de este recayó en las manos de Martin Gore

Finalmente, tras la constante turbulencia vendría la calma, aunque no sin consecuencias, durante el primer semestre de 1997 Depeche mode anuncia su regreso mediante un álbum que no sería promocionado con gira sino que únicamente mediante singles. El primero de ellos fue 'Barrel of a gun', una verdadera declaración de principios respecto al momento que vivía la banda. Un tema lúgubre y visceral, que abre el álbum y sorprende gracias a su sonido oscuro y una temática tan personal como confusa...

"Un vicioso apetito me visita cada noche. 
Y no quiere satisfacerse ni ser negado.
Un dolor insoportable latiendo en mi cerebro 
que deja la marca de Caín aquí muy dentro..." 
                                            
A la potente y tenebrosa partida a cargo de 'Barrel of a gun' le continúa la calma de 'The love thieves', una buena melodía pero que quizás se repite demasiado, ahora, en materia de sonido se aprecia el que esta vez tendremos a un Depeche mode de regreso con la electrónica pero siempre a fuego lento, intencionando guitarras muy sutiles. En aquella linea funciona 'Home', probablemente uno de los temas más hermosos en la carrera de la banda (con un cierre brillante que conjuga guitarras, electrónica y vientos), mientras que 'It's no good' es la única del álbum que levanta un tanto las revoluciones, single calado por supuesto. La primera parte del álbum cerrará con 'Useless', otra de las grandes canciones que nos dejó Ultra y la única en todo el disco que conecta en su sonido con el formato rock que la banda traía de su anterior trabajo...

La recta final del álbum nadará entre la absoluta calma y ahí puede que haya perdido a muchos auditores. Nos encontramos acá algunos instrumentales que mucho no nos dicen ('Uselink' o 'Jazz thieves') además de algunas canciones en exceso lentas y espesas, innecesariamente extensas, como es el caso de 'Sister of night', 'Freestate' o 'The bottom line' (interpretada nuevamente por Gore, amo y señor claramente en Ultra). La sensación que deja toda esta pasada es que lo mejor se concentró hacia el comienzo del álbum y para el desenlace se dejaron aquellos temas más difíciles, produciendo un desequilibrio que en acaba restándole puntos al global. 

Como sea, la experiencia que Ultra entrega es especial y digna de rescatar veinte años más tarde, un álbum de atmósferas tristes, difíciles y sensibles pero con momentos de gran talento, al menos la mitad del disco es una maravilla y la otra se deja oír sin problemas. 

7,5 /10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de Depeche Mode:

lunes, 25 de marzo de 2013

Depeche Mode: Delta Machine (2013)



Lo nuevo de Depeche Mode hay que cocinarlo a fuego lento. Es uno de esos discos que requiere tiempo (y no poco) para su adecuada digestión. En mi caso, mi primera reacción tras oírlo fue de absoluto rechazo. ¡Claro! Es que cuando hablamos de una banda tan grande como es Depeche Mode juegan muchas cosas al enfrentar un disco. Juega la expectativa, la ansiedad, el prejuicio, el peso de la historia  y en una primera pasada cuesta dejar todo aquello fuera de la mesa. Si a esto agregamos el no estar frente a un disco sencillo, un álbum en donde las melodías no son el fuerte sino más bien las atmósferas, líricas y arreglos minimalistas, la tarea resulta más ardua aún. Sin embargo, como mencioné en un comienzo, el disco requiere tiempo para luego de unas cuantas pasadas comenzar a mostrar la magia, entonces tu valoración del álbum cambia radicalmente. 

Comencemos afirmando que oír Delta machine exige contextualización, resulta indispensable como mínimo el haber oído los tres álbumes anteriores de la banda, esto para entender por donde ha estado funcionando la banda durante su última década y el camino que les trae hasta acá. Olvídense por supuesto de la banda de "Enjoy the silence", "Personal Jesus" o "Never let me down again", olvídense de los 80's e incluso los 90's de Depeche Mode, esta es otra banda, para bien o para mal hace mucho que la agrupación mutó, dejó de mirar hacia su pasado y escapó de las melodías que enganchan de inmediato para centrarse en trabajos que suenan densos y en exceso íntimos.

Las comparaciones son odiosas pero aveces obligatorias y ahí digámoslo desde un inicio: Delta Machine no supera en calidad a Playing the angel (2005), el mejor disco de la banda desde Ultra (1997)pero si es por paliza superior a Exciter (2001) y Sound of the universe (2009), dos discos que no han podido sobrevivir bien al paso del tiempo.  

Y hablando del disco propiamente tal, este se encuentra dividido en tres actos, que comienza y acaba muy bien pero entremedio pierde peso. Sus primeros 4 temas son enormes y por si solos hacen que el regreso de Depeche mode valga la pena. "Welcome to my world" + "Angel" son casi una misma gracias a su tono e intensidad que sube de a poco de la mano de arreglos mínimos que son guiados todo el tiempo por la voz de Dave Gahan, quien interpreta a placer (¡Qué rabioso suena en "Angel"!)."Heaven" es lo más melódico del disco (comprensible su elección como primer sencillo) con un piano, guitarras y coro que se reconocen de inmediato siendo lo más tradicional del álbum no cabe duda. Finalmente, el primer acto acaba con la oscura intimidad de "Secret to the end", otro de los momentos brillantes que se viven en el disco. "¿Te he decepcionado? Yo quise creer, es verdad" reza casi en tono de disculpas un Gahan que parece relatar lo que sería una dolorosa ruptura. Momentazo. 




Los problemas, sin embargo, aparecen en el nudo del disco. Con "My little universe" entra en acción el minimalismo característico que viene sosteniendo la banda desde hace años, con  una voz en primer plano, un coro en donde Martin Gore apoya y arreglos que apenas se sienten. El tema como engranaje para el resto habría funcionado bien pero lamentablemente lo que le sigue es muy irregular por lo que termina agotando. La pasada por "Slow" , "Broken" y sobretodo "The child inside" se torna demasiado espesa y no te dice mucho. Las cosas comienzan a mejorar con "Soft touch/ raw nerve" , la cual intenta subir los ánimos con un golpeteo incesante que suena durante toda la canción , no suena tan atinado pero al menos te despierta del letargo en el que había caído el disco. Ahora, los últimos 20 minutos a cargo de "Should be higher", "Alone" , "Soothe my soul" y "Goodbye" nos hacen recordar el porque esta banda es tan grande, hay una elegancia en el sonido que se disfruta muchísimo, el disco recupera el nivel con el que había comenzado, la banda vuelve a sonar inspirada encontrando probablemente los mejores coros del trabajo. 

Son 13 temas y 57 minutos de música, una apuesta no menor para una banda que podría perfectamente estar viviendo del pasado pero que sigue optando por proponer. Probablemente hayan reparos, en lo personal me sobraron canciones como "The child inside" o "Slow" y me faltó "All that's mine" (un tema no incluido en el disco pero que si han entregado en la edición limitada de este) pero en el global estamos frente a un trabajo de ambientes (en general sombríos) bien logrados. Quizás Depeche mode ya no enganchan con un "Strangelove" o un "Policy of truth" pero sus discos siguen dando que hablar. ¿Será ahora hasta 2017? Veremos...

7/10
Muy bueno.