lunes, 31 de diciembre de 2018

14 Discos Para 2018


Eso. Sin demasiados preámbulos vamos a revisar rápidamente catorce álbumes que dejaron huella durante este 2018. Un gran año para el mundo del metal por cierto...

14. Primordial: Exile amongst the ruins
"Black épico cargado de fuerza, dramatismo e identidad, pero que en esta ocasión se ha trabajado con un tino particularmente exquisito, lo cual sitúa desde ya al trabajo por sobre cualquiera de las más recientes entregas de la agrupación"
Reseña acá

13. U.D.O : Steelfactory
"En la linea de lo que vienen realizando otros históricosSteel factory da muestras de una leyenda que se niega a bajar la guardia desenfundando un conjunto de temas que apuntan directo a la vena de cualquier amante del heavy metal"
Reseña acá

12. Haken: Vector
"El quinto álbum de Haken desenfunda de lleno todo el armamento progresivo que estos ingleses tan bien manejan y los trae "de regreso" hacia una zona donde logran moverse como pez en el agua encontrando enormes momentos y un conjunto donde cuesta encontrar ripios (aunque los hay)"
Reseña acá

11. Soulfly: Ritual
"un álbum preciso de exquisito death que encuentra durante su trayecto enormes momentos que dan muestra de un estado de inspiración no menor por parte de un Max Cavalera que parece haber encontrado en estos años el filo que por más de una década estuvo buscando"
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10. Satan: Cruel magic
"un disco dinámico, compuesto por diez canciones de heavy metal de corte clásico, con estructuras que varían constantemente generando constante interés en quien escucha"
Reseña acá

9. Immortal: Northern chaos gods
"Bajo la conducción en pleno de Demonaz(quien en esta ocasión ha asumido las voces además de composición + guitarras) y contrario a lo que se podría haber asumido, Northern chaos gods da muestras de enorme frescura y ciertos aires de renacimiento para Immortal"
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8. Gaz Coombes: World's strongest men
"Lejos por tanto de la dinámica inmediata y adictiva de ex banda Supergrass, lo de Coombes hoy en día viaja en otra dirección, una que se concentra mucho más en los ambientes que en el efectismo, además de atreverse en aspectos instrumentales y estructuras"
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7. Judas Priest: Firepower
"Necesitaban por tanto un álbum como Firepower, disco que no solo los revitaliza, sino que los vuelve a colocar en un nivel que se condice con su historia"
Reseña acá

6. Christina Rosenvinge: Un hombre rubio.
" Y es que a estas alturas del partido la española realiza lo que le da la regalada gana, compitiendo (como debe ser) únicamente consigo mismo y, por cierto, entregando discos cada vez más maduros en lo musical. Y en esta ocasión, y como reza el título, la oímos dedicando su álbum primero a su padre y luego a nosotros, a nuestras amarras..."
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5. Obscura: Diluvium 
"En esta nueva entrega Obscura vuelve a regalar un producto impresionante en materia técnica, marcado por notables ejecuciones, sin embargo, Diluvium no se queda ahí, y lejos de centrarse en aspectos meramente técnicos o lucimientos personales apuesta por un sonido más directo que el abordado en Akroasis, con estructuras reconocibles que explotan gratamente una serie de elementos que a estas alturas son característicos de Obscura"
Reseña acá

4. Soreption: Monument of the end
"Si bien es cierto es que con su tercer largo estos suecos no pretenden inventar la pólvora y desenfundan un conjunto de temas dispuestos a impactar con potencia + precisión quirúrgica el mentón del oyente, también lo es el que hay mucho que agradecer en este Monument of the end"
Reseña acá

3. Suede : The blue hour
"Si algunos creyeron que con este último habían tocado techo, cometieron un error: en este 2018 la experiencia ha sido mejorada con creces mediante un álbum tan oscuro como contundente. Un disco de aquellos que ya no se componen. Tal cual"

2. Rivers of Nihil: Where owls know my name 
"Nos encontramos así con un álbum de death metal progresivo desatado, ejecutado con una precisión digna de un conjunto de músicos notables pero que en esta ocasión, independiente del nivel interpretativo que acá ostentan, destacan principalmente por las composiciones logradas, las cuales han elevado el sonido de la banda a otra categoría, a otro nivel"

¡DISCO DEL AÑO!
1. Janelle Monae: Dirty computer
"El álbum es potente y contundente, directo y necesario, personal y valiente. Tiene todos los condimentos para pararse a aplaudir a esta pequeña gran mujer que avanza en su carrera, hasta ahora, sin temer a nada"

Y bueno, un año más de música, un año más de reseñas y experiencias. No queda más que agradecer la oportunidad de poder escribir y compartir ideas con quienes pasan por acá de vez en cuando. Y esperar que se nos venga un 2019 cargado de novedades... 

lunes, 24 de diciembre de 2018

The Smashing Pumpkins: Shiny And Oh So Bright, Vol 1 / LP : No Past. No Future. No Sun. (2018)

"Triste caricatura de un pasado brillante..."

Son difíciles las reuniones. Te juntas con viejos amigos pero, tan pronto comienzas a compartir, notas que más allá de las risas en torno a viejas anécdotas hay poca química en el presente, y del futuro mejor ni hablemos. Algo así supongo es lo que les debe ocurrir  a las bandas cuando de manera forzada se reúnen con algún fin (normalmente comercial). Existirá una que otra idea trabajada por separado que intentarán hacer cuajar en el estudio hasta finalmente rendirse frente a la cruda evidencia y asumir que "esto es todo lo que hay". Lo mencionado viene a colación a propósito del regreso de The Smashing Pumpkins, o más que regreso, la inclusión tras dos décadas de distanciamiento de James Iha a la formación que Billy Corgan ha venido trabajando durante la última década, participación que inevitablemente ilusionó a muchos con el regreso de la inspiración o al menos de una voz disidente al interior de la formación. Pero no. Shiny and oh so bright ... (¡vaya pomposidad de título!) continúa la linea de sus predecesores, con un Billy Corgan al mando de todo lo que se oye, lo cual no necesariamente sería negativo si el disco al menos mantuviese el nivel de cualquiera de sus antecesores, asunto que ni por asomo ocurre.  

Inofensivo y confuso creo son los adjetivos que mejor pueden definir un álbum que en ningún pero ningún momento se inclina por alguna línea, que en treinta minutos intenta tirar por la épica en 'Knights of Malta' o en 'Alienation', aunque sin lograr emocionar, también tirar por el pop y medios tiempos (a la '1979') en 'Silvery sometimes (ghosts)' o en la sosa 'Travels', o desempolvar las guitarras en la terrible 'Solara', que solo constata que la ira y el filo han desaparecido por completo, y así, durante el trayecto de tan solo ocho temas que estos descafeinados Pumpkins nos proponen encontramos muy poco desde donde afirmarse, quizás la dinámica de 'Marchin' on' (la única en todo el disco que me atrevería a decir que funciona), 'With sympathy', que en su simpleza y ese bajo marcado resulta realmente agradable y ese cierre con 'Seek and you shall destroy', donde la banda efectivamente encuentra algo de química.

El décimo álbum de The smashing pumpkins es el peor que ha editado la agrupación en cualquiera de sus formaciones. Incluso al lado de discos "menores" de Corgan y cia., como Zeigeist (2007) u Oceania (2012) luce pálido, y la participación de James Iha no hace sino completar el chiste de mal gusto. ¿Alguien lo ha oído en el álbum? Yo en ningún momento. Si no me lo cuentan no me creo que participó. 

5 / 10
Nada muy especial. 


Otras reseñas de The Smashing Pumpkins:
2014 // Monument to an elegy
2012 // Oceania
1998 // Adore

jueves, 20 de diciembre de 2018

U.D.O: Steelfactory (2018)

"Amor e infinito respeto por el género..."

No hay disco malo de U.D.O. Tomas cualquiera de sus álbumes y algo encuentras, lo cual no es poca cosa considerando que en poco más de treinta años este pequeño gran alemán ha editado dieciséis trabajos, es decir, su ritmo de producción a partir su salida de Accept ha sido impresionante, pero insisto, lo realmente destacable en su caso es el buen estado creativo que continúa mostrando pese al paso evidente de los años. Y si bien en 2015 habíamos tenido un correcto álbum como Decadent, tras oír este potente Steelfactory es inevitable sentir que su conexión más directa es con el excelente Steelhammer (2013), otro disco que en su momento nos maravilló. El caso es que en este 2018 tocaba regreso (tres años sin disco de U.D.O es cosa extraña) y que decir, nos hemos encontrado frente a un trabajo contundente y efectivo, que da muestras de un filo absolutamente vigente por parte de un vocalista que continúa derrochando un amor impresionante por el género.

En la linea de lo que vienen realizando pares tales como Saxon, Judas Priest o los mismísimos Accept, Steel factory da muestras de una leyenda que se niega a bajar la guardia desenfundando un conjunto de temas que apuntan directo a la vena de cualquier amante del heavy metal. Canciones potentes, con una producción exquisita, riffs + bombos demoledores (por cierto, la batería está a cargo de Sven Dirkschneider, hijo de Udo) y un trabajo de estrofa/puente/coro realmente enorme donde cuesta destacar algún tema por sobre otro considerando lo regular del álbum. En lo personal la lograda oscuridad de 'Keeper of my soul' (imposible no imaginarla en vivo) seguida de la melódica 'In the heat of the night' representan parte de lo mejor que contiene el disco, sin embargo, no mencionar el peso de 'Raise the game', con notables juegos de cuerdas, el machaque incesante de 'Blood on fire' o la velocidad de 'Rising high' (¡heavy metal en estado puro!) sería injusto, y es que insisto: Steelfactory realmente no regala segundo de tregua. 

¿Y ahora qué? Parece ser la pregunta que ha quedado en el ambiente. ¿Qué nos queda tras un disco así de contundente? Solo disfrutar del presente de este pequeño gigante y no pensar en nada más. Que el rock and roll te bendiga Udo...

7,5 / 10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de U.D.O:
2015 // Decadent
2013 // Steelhammer

He Visto A... Morrissey (2018)


Vamos a ver funciona pero intentaré desde ahora en adelante realizar una breve reseña respecto a los artistas que logre ver en vivo, costumbre que llevaba a cabo acá en mi blog años atrás pero que poco a poco fui abandonando en medida que también dejé, por distintas razones, de asistir a recitales. 

El caso es que este sábado 15 de diciembre tuve la posibilidad de ver, créanlo o no, por primera vez en mi vida a Morrissey sobre un escenario, y grata sorpresa me llevé. Y es que pese a haberme encontrado con un artista evidentemente cansado (los años pesan, digámoslo) la exposición del inglés resultó del todo convincente. A destacar el sonido de su banda, sólida de comienzo a fin y afiatadísima en cuanto a arreglos y momentos, una escenografía sencilla pero efectiva que desplegaba por canción una única imagen complementada con juegos de luces y un Morrissey que equilibraba su falta de movimiento con interpretaciones vocales impecables y elegantes. Si a todo esto agregamos un factor de valentía no menor a la hora de escoger el repertorio donde practicamente no hubo hits durante la noche, que decir, la propuesta general la agradecí.

Hablando del recital en si cabe mencionar el que este, tras la proyección de una serie de videoclips cuidadosamente escogidos (y que iban desde Ramones, Bowie a Patti Smith) y con 45 minutos de retraso, dio la partida con la breve 'William, it was really nothing', señal evidente de por donde irían los tiros durante esta noche: material de The Smiths y propio, más no el típico o completamente esperable. Los ánimos de hecho se encendieron rapidamente con la coreadísima 'Alma matters' para posteriormente lanzar una seguidilla de temas que me atrevería a afirmar muy pocos en el estadio conocían pero que de todas maneras se disfrutaron dada la solidez mencionada en el párrafo anterior. Hubo buenos aportes visuales en canciones como 'I'm throwing my arms around Paris', 'The bullfighter dies' (cornadas varias ahí) o 'Who will protect us from the police?' (con referencias a Venezuela en la interpretación y un Morrissey que incluso vistió la camiseta de dicha selección de fútbol) dando muestras del lado más político y ácido del artista, aspecto que por cierto empapó gran parte del concierto.

Entre todo esto apareció la promoción con la simpática 'Spent the day in bed', el cover de Pretenders 'Back on the chain gang', la oscura 'Life is pigsty' o la exquisitamente ruidosa 'How soon is now?' para ir finalizando todo con 'Let me kiss you' (un regalo por cierto, dado que no sonó en el resto de Latinoamérica), 'Everyday is like sunday' y una versión semi acústica de 'First to the gand to die', cerrando así una noche intensa, de total complicidad entre Morrissey y su gente, pese a que gran parte del recital estuvo compuesta por temas poco conocidos para un público casual. 

En definitiva, un placer haber presenciado a un Morrissey valiente, político y por sobretodo... vigente, con una propuesta detrás y no meramente interpretando una batería de hits sin sentido alguno. Bien por él.  

domingo, 9 de diciembre de 2018

Haken : Vector (2018)

"Continúan siendo enormes..."

Tras un álbum tan sólido pero accesible y luminoso al mismo tiempo como fue Affinity (2016) era lógico pensar que la siguiente jugada vendría más sesuda, oscura y cargada de un mayor peso. Y así efectivamente ha sido. El quinto álbum de Haken desenfunda de lleno todo el armamento progresivo que estos ingleses tan bien manejan y los trae "de regreso" hacia una zona donde logran moverse como pez en el agua encontrando enormes momentos y un conjunto donde cuesta encontrar ripios (aunque los hay). 

Solo seis canciones (+ una intro) nos regalan en Vector, número que de entrada invita a elucubrar por donde van los tiros, lo cual se confirma dando una pasada por el álbum. Nos encontramos así con un single bastante claro e inmediato como 'The good doctor' que da la pasada a una seguidilla de temas ejecutados con enorme precisión técnica pero que logran equilibrar guitarras de mucho peso con estructuras progresivas y ambientes cargados de intensidad. Ejemplo claro de lo que menciono es esa joya titulada 'Puzzle box', que durante tres minutos avanza en un reconocible estrofa/puente/coro para luego en su sección media desenfundar cuatro gigantes minutos de progresivo. Ahora, por si esta fuese poco, el álbum avanzará con los doce minutos de 'Veil' , claramente el tema central del disco y en torno al cual gira todo el resto. Entrando en la recta final aparecerá una contundente 'Nil by mouth', que debe ser la más cargada a las guitarras del álbum, y un cierre que representa el único punto bajo de todo el trabajo, y es que la balada 'Host' baja demasiado las revoluciones y no logra encontrar un nivel acorde a lo que venía sonando así como 'A call divides' pareciese únicamente cumplir.

Es curioso lo de Haken. A la fecha nos han entregado cinco tremendos álbumes, con un nivel en general superlativo, sin embargo, la vara que ellos mismos han establecido es tan alta que prácticamente no les permitimos ripios en las escuchas. Acá en Vector nos han regalado un álbum que en cuatro de sus siete piezas suena como una obra maestra y en las otras tres "simplemente" cumple. Ese desfase continúa dejando la sensación en el aire de que podrían superarse, ahora, siempre dejando en claro el que nos han vuelto a regalar uno de los grandes discos que habremos oído en este 2018 y una maravilla progresiva. 

8/10
Excelente.

   
Otras reseñas de Haken:

jueves, 6 de diciembre de 2018

Soulfly: Ritual (2018)

"Se sigue escribiendo la leyenda ..."

En este 2018 el debut discográfico de Soulfly cumple veinte años. Muy atrás en el tiempo han quedado los conflictos personales/familiares que provocaron la partida de Max Cavalera de Sepultura y derivaron en el inicio de este proyecto que a la fecha nos ha regalado once álbumes. Y si bien es correcto afirmar que durante estas dos décadas han existido momentos donde el mítico vocalista ha funcionado en claro piloto automático (Savages, 2013, claro ejemplo) también cabe mencionar el que cuesta encontrar dentro de la discografía de Soulfly un mal álbum y que los puntos altos no son pocos. 

Y hablando de esta discografía, cierto es que Dark ages (2005) marcó un antes y un después para la banda. Aquel fue el último álbum que contuvo ciertos afanes exploratorios por parte de Max pero que a partir de Conquer (2008) se transformaron en una constante búsqueda de un sonido más cercano al death. Buenos álbumes hemos tenido desde entonces, de hecho, sin ir muy lejos las sensaciones que dejó Archangel (2015) fueron tremendamente positivas y optimistas, las cuales se han confirmado con la edición de Ritual, un fabuloso álbum de metal digno de los mejores tiempos de la banda.  Diez canciones en cuarenta minutos de música, dosis justa y precisa para un álbum que no debería dejar insatisfecho a nadie que venga siguiendo de cerca la carrera de Soulfly

La partida es categórica: 'Ritual' (la canción) conjuga de manera genial esos sonidos tribales que inevitablemente recuerdan al Roots de Sepultura con el groove característico de la banda. Un temazo imposible de no imaginar en vivo que además se ve complementado con la brutal 'Dead behind the eyes', marcando así unos enormes diez minutos iniciales para el álbum, los cuales verán continuidad en una pasada más tradicional en 'The summorning' + 'Evil empowered', marcada esta última por un constante doble pedal y un Cavalera que se deja la garganta. 'Under rapture' destaca por el buen juego a dos voces que propone y su velocidad, así como 'Demonized', otro tema dispuesto a no dejar títere con cabeza. En la recta final el disco no bajará el nivel, desenfundando una seguidilla muy directa y efectiva que cerrará con un precioso instrumental 'Soulfly XI', que esta vez ha añadido vientos a la tradicional ecuación (algo de la clásica 'Planet caravan' de Black Sabbath encontramos en el tema). 

Y bueno, lo dicho, Ritual es un álbum preciso de exquisito death que encuentra durante su trayecto enormes momentos que dan muestra de un estado de inspiración no menor por parte de un Max Cavalera que parece haber encontrado en estos años el filo que por más de una década estuvo buscando. De lo bueno que habremos oído este año en materia de metal.

8/10
Excelente.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Suede: The Blue Hour (2018)

"Contundencia en la era del meme..."

Está difícil componer música en la era del meme, tiempos en donde las canciones más que funcionar en un álbum deben hacerlo en un playlist. Sin embargo, existimos aún quienes nos revelamos frente a dicha inmediatez y oímos discos esperando poder vivenciar una experiencia durante cuarenta o cincuenta minutos. Y para nosotros, aún existen bandas como Suede. Benditos sean por ello. Los ingleses liderados por Brett Anderson han protagonizado uno de los regresos más interesantes (si es que no el más) dentro de toda la camada de bandas noventeras que durante estos últimos quince años decidieron volver, la mayoría de ellos sin absolutamente nada interesante que decir. 

En ese sentido, The blue hour es el tercer álbum de Suede tras su vuelta casi diez años atrás. Antes de este obtuvimos un correcto Bloodsports (2012) y un intenso Night thoughts (2016), y si algunos creyeron que con este último habían tocado techo, cometieron un error: en este 2018 la experiencia ha sido mejorada con creces mediante un álbum tan oscuro como contundente. Un disco de aquellos que ya no se componen. Tal cual. 

Basta oír la solemne entrada de 'As one' para advertir que esto viene en serio. Un desgarrado canto acompañado por una estructura creciente dan cuentas de un tema cargado de teatralidad y emoción. Más adelante esta tónica se sostendrá en una serie de pasadas trabajadas al detalle, ahí 'Mistress´ + 'Beyond the outskirts' (una maravilla de coro) o 'Chalk circles' + 'Cold hands' funcionan como una sola pieza, con transiciones casi imperceptibles para quien oye marcadas por un excelente trabajo de guitarras y ambientes. Entre estas 'Wastelands' y más adelante 'Don't be afraid if nobody loves you' funcionarán como lo más similar a un single que oiremos en el disco, digamos, algo que en otros tiempos habríamos oído en las radios, sin embargo, entrando en el nudo del álbum este volverá a retomar la contundencia mediante las notables 'Life is golden' (¿tenemos canción del año?) y 'Tides'

En el cierre del álbum este se desatará entre arreglos orquestales, los cuales se habían insinuado sutilmente durante la primera mitad pero en la triada final compuesta por 'All the wild places' + 'The invisibles' +  'Flytipping' se abordan en pleno, cerrando así un álbum arriesgado y valiente, un disco desafiante que desborda talento y que desde ya se instala entre lo más destacado que habremos oído en este 2018 y por cierto, de lo mejor que Suede nos habrá dejado en su carrera. 

8,2 /10
¡Excelente!


Otras reseñas de Suede:

viernes, 23 de noviembre de 2018

Muse: Simulation Theory (2018)

"Cancioncitas..."

No venían bien claro está. Es más, desde The resistance (2009), pasando por The 2nd law (2012) y el monótono Drones (2015) que Muse viene generando más dudas que certezas entre los seguidores de la música. No cabe duda, sin embargo, que esta situación debe tener sin cuidado a Matt Bellamy y compañía, quienes desde hace un tiempo a la fecha gozan de un connotado estatus de rockstars, llenando estadios y grabando películas. Y es que a la hora de hablar de Muse deberíamos tener todos claro el que estos siempre fueron una banda con pretensiones comerciales, digamos, más cerca de históricos tipo U2, The Police o Queen (bandas de rock con vocación de masas) que de Porcupine tree o Marillion, por más que en sus inicios hayan coqueteado con el progresivo. El caso es que sea como sea, un álbum como Drones pareció chocar contra un muro en términos de creatividad. El de 2015 fue un disco de guitarras en extremo sencillo y plano. Era esperable por tanto el que la banda realizara un giro en su sonido, que es lo que hemos recibido en Simulation theory, disco con el que Muse retoma su afición por el sonido ochentero (basta ver esa fantástica portada para constatar intenciones) pero intenta barnizarlo en una producción actualizada y diversa. El resultado, sin embargo, vuelve a tropezar con las mismas piedras que tropezaron trabajos anteriores dejándonos una vez más frente a un álbum de uno que otro momento pero que como conjunto no convence ni seduce. 

A destacar en Simulation theory los instantes bien logrados que se concentran en la primera mitad de este, ahí destacan los aires épicos y grandilocuentes de 'Algorithm' (ojo a la versión que aparece en la versión extendida, tapizada en teclados y sintetizadores), la contagiosa dinámica de 'The dark side' + 'Pressure' o el sabor de 'Propaganda', con evidente guiño a Prince incluido aunque claro, todo siempre de manera muy contenida, y es que el conservadurismo de estos Muse por momentos se vuelve desesperante. Dan ganas de zamarrear a la banda a ratos para que despierten y saquen provecho a las melodías que logran, que no están mal. Ejemplo de lo mencionado es 'Break it to me' ¿De qué va esta canción? ¿Quieren experimentar? ¿Entregar un toque de oscuridad previo al pop descarado de 'Something human' (que por cierto, no tiene absolutamente nada que ver con todo lo que ha sonado antes)? Sea lo que sea... no se entiende el objetivo. 

Y si toda la primera parte regalaba tantos momentos como dudas la segunda se encarga de definitivamente sepultar el nivel. Recurren a los coros de estadio en 'Thought contagion' para luego desatar el relleno, y es que más allá de uno que otro buen coro que incluso traerá al presente los tiempos de Black holes and revelations ('Blockades' por ejemplo), es muy poco lo que en la recta final invita a seguir junto al disco dejando en el ambiente la sensación de estar frente a un álbum que sigue dando muestras de una banda sin un norte claro más allá del sobrevivir al momento en base a cancioncitas. Y es que Simulation theory comienza insinuando una propuesta para acabar en medio del vacío. Una vez más...

5/10 
Nada muy especial...


Otras reseñas de Muse:
2015 // Drones
2012 // The 2nd law
2009 // The resistance 

viernes, 16 de noviembre de 2018

Andrés Calamaro: Cargar La Suerte (2018)

"Retorno en buen nivel de un histórico..."

Tocaba el que tras un álbum tan incorrecto y desafiante como fue Volumen 11 (2016) llegase a nosotros una versión más reposada y elegante del argentino Andrés Calamaro, en ese sentido, este Cargar la suerte conecta a la perfección mucho más con Bohemio (2013) que con su antecesor inmediato. Nos encontramos así frente a un álbum de rock correcto, contenido y en general optimista, un conjunto de doce temas que cumplen y sin duda agradarán al fan tradicional del cantautor pero de ese lugar no escaparán.

En lo musical no hay demasiadas sorpresas con el disco, partiendo por esas guitarras tímidas que acompañan el simpático relato de 'Verdades afiladas', la cual nos deja una que otra frase marca de la casa ("Y lo prohibido es una forma de vida...") y da paso a una serie de medios tiempos, como es el caso de 'Tránsito lento' + 'Cuarteles de invierno', donde el argentino saca de la manga su principal talento: el saber lograr demasiado con muy poco. De igual manera el álbum encontrará su mejor momento llegando 'Diego Armando canciones', una que funciona a la perfección con cada linea que seduce y danza sobre una delicada guitarra. Es el mejor Andrés Calamaro y la prueba de que aún hay fuego en su pluma llega con 'Las rimas' ("Lo bueno de estar solo es que la soledad no miente..."), otra pequeña joya que nos dejará este trabajo. 

En una segunda mitad se lanzará al rock de lleno en 'Siete vidas' y luego en 'Falso LV' mientras que bajará las pulsaciones con la cruda 'Mi ranchera' ("Mejor hubiese sido despedirte de mi con un balazo..."). La recta final, sin embargo, bajará un tanto el nivel con cosas más tradicionales como 'Adán rechaza' o 'Egoístas', aunque cerrará de manera impecable con la reflexiva 'Voy a volver'

Sabemos que la carrera de Andrés Calamaro ha deambulado entre verdaderas obras maestras, discos notables y experimentos fallidos. En esa linea Cargar la suerte nos regala varios momentos dignos de ser recordados y un nivel en general destacado. No quedará entre sus más grandes glorias pero si nos entrega el presente de un artista que aún tiene algo que decir, lo cual no es poco considerando la longeva carrera que ostenta. Cabe la reflexión de hecho, ¿existe otro artista de su generación que aún exhiba este nivel? Pocos, muy pero muy pocos.

6,5 /10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Andrés Calamaro:

martes, 13 de noviembre de 2018

Disturbed : Evolution (2018)

"De evolución ... nada"

Disturbed fue una banda que nació a comienzos de este Siglo XXI de la mano del llamado nu metal, movimiento que por aquel entonces comenzaba a dar sus últimos coletazos. A partir de ahí, sin embargo, hay que darles el haber podido sobrevivir al síndrome de los dos primeros álbumes y defender mediante discos cómo Ten thousand fists (2005) o Indestructible (2008) un estilo que, nos podrá gustar más o menos, pero al menos gozaba de cierta identidad. Y en esa linea han venido moviéndose desde hace al menos una década, desarrollando una fórmula de rock cada vez más sencilla, tradicional y melódica, marcada por la raspada garganta de David Drainman y un sonido que pretende lograr bastante con poco. La sensación, sin embargo, de que esta fórmula viene en claro desgaste se ha ido marcando álbum tras álbum, y si con Immortalized (2015) parecieron agotar los cartuchos es con Evolution donde definitivamente han acabado por dar su peor paso a la fecha.

Nos encontramos así con un álbum que trabaja las mismas fórmulas de siempre aunque esta vez han filtrado un tanto más los instrumentos (además de incluir una serie de baladas), buscando sonar algo más sofisticados (?) o modernos pero fallando básicamente a causa de una evidente falta de ideas. Y si bien el álbum no abre del todo mal con una efectiva 'Are you ready' tan pronto llega a nosotros la predecible 'No more' identificamos que el asunto no pinta bien. Y es que si bien siempre Disturbed se ha caracterizado por ser una banda que compone con manual en mano en esta ocasión el asunto les ha quedado en exceso evidente, para muestra la intrascendente balada 'A reason to fight', sin garra, alma ni pasión. En adelante las cosas no levantarán, y es que al cuarto tema Evolution ya se ha quedado sin argumentos ni armas, regalando una seguidilla de temas tan intrascendentes como aburridos ('Hold on to memories', otro claro ejemplo de lo que menciono), donde cada uno de ellos no escapa del estrofa/puente/coro clásico pero sin un solo gancho que valga la pena recordar.  

Cuesta entender por tanto el concepto de evolución que Disturbed maneja ya que no se aprecia en este conjunto de inofensivas canciones un solo paso hacia adelante, sino más bien todo lo contrario. 

3/10
Pésimo...! 

sábado, 3 de noviembre de 2018

Steve Perry : Traces (2018)

"Honesto regreso que sabe a poco..."

Tras 22 años de retiro voluntario, la mítica voz de Journey está de regreso. Sabido es que entrando en los años 90 el vocalista perdió inspiración, sus ganas de cantar y digámoslo también: su característico y privilegiado registro. Sin ir más lejos hace poco ha declarado, en relación a dicho período que "me encantaba componer grandiosas melodías, sin embargo, de un momento a otro ellas dejaron de aparecer". Todo confabuló por tanto para que no supiésemos de Steve Perry por más de dos décadas, período donde este decidió dejar de cantar hasta en la ducha y enfocarse más que nada en sus procesos personales. En ese camino fue que conoció a Kellie Nash, una joven mujer que luchaba en ese entonces contra el cáncer, se enamoró y aferró a ella, al punto de encontrar tras su muerte la motivación para enfrentar sus fantasmas y volver a escena. 

Llega así a nosotros Traces ("Huellas"), un disco de bajo perfil, compuesto basicamente por una serie de sentidas baladas centradas todas, como era de esperar, en el concepto de la pérdida y el seguir adelante con el recuerdo a cuestas. Ahí, nos encontramos con puntos altos, concentrados principalmente en la primera mitad del álbum, y otros no tanto. Entre lo positivo cabe destacar el tridente inicial, compuesto por el medio tiempo 'No erasin', la emocional 'We're still here' y 'Most of all', en todas ellas percibimos a un Steve Perry quebrado vocalmente pero que consigue conmover pese a las evidentes limitaciones que actualmente presenta. Más adelante, sin embargo, el disco se entrampará entre una serie de baladas que insisten en tocar la misma tecla al punto de agotar. Ahí temas como 'No more cryin' (que parece ser un refrito del clásico 'Lights') , 'In the rain' o 'You belong to me' acaban cansando y el rock de 'Sun shines gray' suena tan de manual que no alcanza a levantar el asunto.

Nos quedamos entonces frente a un álbum honesto de comienzo a fin (que cuenta además con una portada sencillamente espectacular) pero que francamente, más allá de la emoción que pueda provocarnos el oír nuevamente a Steve Perry, es poco lo que tiene que entregar en materia de canciones. 

2.5 // Nada muy especial. 

martes, 30 de octubre de 2018

Soreption : Monument Of The End (2018)

"Tino, precisión y perfección..."

El death técnico tiene de regreso a uno de sus buenos exponentes en la actualidad. El camino ascendente que la banda inició ocho años atrás continúa dando buenos frutos de la mano del que seguramente será considerado por muchos como uno de los grandes álbumes que habremos oído en este 2018, y si bien es cierto es que con su tercer largo estos suecos no pretenden inventar la pólvora y desenfundan un conjunto de temas dispuestos a impactar con potencia + precisión quirúrgica el mentón del oyente, también lo es el que hay mucho que agradecer en este Monument of the end

Un primer aspecto a destacar es la ejecución, que jamás baja del notable, con un trabajo de guitarras y batería realmente extraordinario. Para muestra, la dinámica incesante de canciones como 'Nothingness becoming' + 'A mimic's ignorance' , las notables progresiones de 'King of undisputed nonsense' o la sección intermedia de 'Architects of the apocalypse', con quince segundos de un incesante y endemoniado blast beat seguido de las impresionantes vocales de Friedig Soderberg y las cuerdas de Mikael Almgren, todo un conjunto que no entrega momento de tregua a quien oye. 

Ahora, ciertamente, más allá del deleite técnico, lo interesante en cada una de estas canciones se encuentra en el trabajo de estructuras que presentan, con constantes cambios que permiten disfrutar del disco sin jamás bajar el nivel, entregando en este espacio incluso para pasadas muy melódicas con coros reconocibles y adictivos, como es el caso de 'The anti-present' + 'Children of the automaton'. En el mismo sentido, cabe mencionar lo atinado que resulta el que tras cuatro años de silencio la banda regrese con un álbum de tan solo ocho temas (insisto, el número perfecto para mi cuando de música compleja hablamos), entendiendo muy bien aquella idea de que en ocasiones menos es más, asunto que en esta ocasión se verifica plenamente. De esta forma cuando el disco cierra en la absoluta perfección de 'Virulent well' + 'The entity' nos quedamos con la sensación de haber disfrutado de una dosis intensa pero adecuada de un death metal técnico de primer nivel. 

De lo bueno poco y así continúa desarrollándose la carrera de los suecos de Soreption, una joya del metal actual y que en Monument of the end han vuelto a encontrar un trabajo tremendo, de lo mejor que habremos oído en este 2018.

8,8/10
¡Excelente!

domingo, 28 de octubre de 2018

Babasónicos: Discutible (2018)

"Tímido en exceso"

Venían cuesta abajo. Sin ir más lejos, Anoche (2005) fue lo último donde algo interesante dijeron y desde ahí: el abismo, la conformidad y estancamiento. La triada conformada por Mucho (2008) + A propósito (2011) + Romantisísmico (2013) dio muestras de una agrupación carente de fuerza donde fue poco y nada lo realmente rescatable. Supongo que por todo esto, un adelanto como 'La pregunta' me movió el piso como no me ocurría hace demasiado tiempo con Babasónicos. Un tema oscuro y valiente, que inevitablemente me ilusionó con un álbum que recuperase el hambre extraviada tras tanto tiempo, sin embargo, con Discutible entre nosotros debo decir que esas esperanzas se fueron un tanto abajo, básicamente porque 'La pregunta' funciona como una isla dentro del disco, donde ninguna de las otras nueve que lo componen conecta con los ambientes ni el atrevimiento que la mencionada ostenta. ¿Vuelve esto de inmediato a Discutible en un mal disco? En absoluto, pero cabe destacar de entrada ese elemento de desconexión que la partida provoca. 

El caso es que avanzando tras 'La pregunta' nos encontramos con una seguidilla de canciones que danzan sobre el sonido que Babasónicos viene trabajando desde hace una década, con estructuras simples y líricas en primera persona que coquetean con el atrevimiento (aunque rara vez transgreden lo correcto) pero que cuentan con ideas suficientemente interesantes (aunque generalmente mal acabadas) como para mantenernos ahí, atentos. 

Es así como la pasada por 'Ingrediente' , 'Bestia pequeña' o 'Trans-algo' suena atractiva y a ratos nos cautiva gracias a ese romanticismo ácido que Adrian Dárgelos suele interpretar pero falla en la concreción. Todos son temas que jamás explotan, que se conforman con encontrar un buen coro y repetirlo hasta la saciedad. Algo falta claramente. Un ejemplo clarísimo de lo que menciono es 'Adios en Pompeya', que hacia su cierre desata las guitarras para acabar con un insípido fade out, como si la banda se hubiese esforzado por matar la intensidad en cuanto esta apareciese. De todas formas, la crítica a los sabelotodo de internet (como yo) en 'Teóricos' y el rock de 'Cretino' + 'Orfeo' saben bien cerrando así un álbum corto (poco más de treinta minutos en diez canciones) que parece querer ir en la dirección correcta pero de manera demasiado tímida

Quizás en un siguiente álbum Babasónicos acaban por despeinarse en serio y no solo insinuar las ganas. Por ahora, siguen sonando extraviados pese a que nos han dejado un álbum que al menos supera con creces lo realizado en cualquiera de sus tres álbumes anteriores. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Babasónicos:
1997 // Babasónica 
1996 // Dopádromo 

lunes, 22 de octubre de 2018

Satan : Cruel Magic (2018)

"La vieja guardia viva y presente..."

Es comprensible que gran parte del planeta no conozca a los ingleses de Satan, mal que mal, tras haber sido parte relevante de la fundación de aquello que hoy conocemos como heavy metal y cambiar su nombre unas cuantas veces (encarnando diferentes proyectos hasta fines de los años 80), la agrupación (demasiado) pronto se retiró, dejando solo dos álbumes entre nosotros y cediendo el crédito + éxito a bandas como Iron Maiden, Saxon o Motorhead. Lo cierto es que tuvieron que pasar más de veinte años para que Brian Ross sintiese que el ambiente estaba para un regreso a las pistas de Satan por lo que en 2013 los tuvimos de vuelta mediante el fantástico Life sentence (si no lo has oído debes hacerlo), discos que dio claras muestras de un filo intacto por parte de la banda a la hora de componer metal con aires clásicos, sensación que se vio confirmada dos años más tarde con la edición de Atom by atom (2015) y nuevamente se ve reafirmada en este 2018, de la mano por cierto del que debe ser el mejor diseño de portada del año. 

Lo primero que llama la atención en Cruel magic es la apuesta en materia de producción, aspecto que seguramente dividirá agua entre los auditores, habrán quienes no conecten en absoluto con el sonido retro que Satan nos presenta, carente de aderezos, mientras que otros celebrarán el que la banda intente impactar unicamente mediante el peso de sus canciones, sin engaños ni efectos. Ahora, en esa materia, nos encontraremos con un disco dinámico, compuesto por diez canciones de heavy metal de corte clásico, con estructuras que varían constantemente generando constante interés en quien escucha. De esta forma, el álbum se debatirá entre medios tiempos tales como la dupla que abre 'In the mouth of eternity' + 'Cruel magic' (la canción) o la oscura 'Ophidian' y temas que van directa a la médula de los amantes de la velocidad como 'The doomsday clock', 'My prophetic soul' , Death knell for a king', los excelentes seis minutos de 'Who among us' o la brillante 'Legions hellbound', con toda esa exquisita sección media que la convierte en la mejor canción del disco.

Cruel magic se percibe sobre cualquier otro adjetivo como un álbum honesto, y si bien se encuentra un peldaño por debajo de cualquiera de sus dos antecesores (basicamente porque el factor sorpresa ya no se encuentra presente), en el canción a canción no baja su estandar de calidad. Satan continúa siendo apuesta segura... benditos sean porque aquello.

4.0 // Excelente !

martes, 16 de octubre de 2018

20 Años De... The Smashing Pumpkins: Adore (1998)

"La revolución electrónica y emocional de los pumpkins..."


En 1995 (si, como pasa el tiempo) The Smashing pumpkins se transformaban en todo un suceso. El lanzamiento de un impresionante álbum doble titulado Mellon collie and the infinite sadness (al cual le debo reseña, lo sé) le entregó a la banda un estatus absolutamente inimaginable unos años atrás y consagró ciertamente a William "Billy" Corgan como uno de los compositores más talentosos de su generación (si es que no el más), situación que ciertamente impactó en el ego del vocalista. Se sumaría al éxito obtenido una extenuante gira de promoción no exenta de dificultades, siendo la más importante de ellas el episodio de sobredosis experimentado por Jimmy Chamberlin y Jonathan Melvoin (tecladista de la banda) que desembocó en el arresto del primero y la muerte del segundo. Tras este suceso Chamberlin fue despedido por lo que la banda debió finalizar su gira con baterista alternativo y ciertamente replantear su futuro inmediato. El escenario se prestaba por tanto para una temprana reconversión, la cual llegaría en 1998 de la mano de un álbum completamente revolucionario dentro de lo que fue la carrera los estadounidenses: Adore, la aventura electrónica y emocional de los Pumpkins.

Un 2 de junio de 1998 Adore veía la luz. Meses previos a su lanzamiento llegó a nosotros su adelanto promocional, 'Ava adore', tema que entregaba evidentes señales de cambio. Elementos electrónicos en las percusiones (asunto quizás esperable, considerando la partida de Chamberlin) y una lírica romántica / erótica / adulta ("Tu siempre serás mi puta porque eres la única a quien adoro...") inédita hasta ahora en la agrupación. Posteriormente, con el disco entre nosotros confirmaríamos por donde irían los tiros. Adore llegaba a nosotros como un álbum decidido a romper absolutamente con el pasado inmediato de los pumpkinsAhora, mirado a distancia cabe mencionar el que este, analizado canción a canción, resulta ser una experiencia fantástica, repleta de matices exquisitos que seguían dando cuenta de un talento enorme, sin embargo, constata también el comienzo del fin para la banda, la cual desde 1998 comienza a ser "la banda de Billy Corgan". 





El mismísimo Corgan ha reconocido en años recientes que Adore fue incluso cuestionado al interior de la banda, mencionando que la bajista D'arcy Wretzky (quien de hecho abandonaría el buque tan solo un año más tarde) insinuó que este debía ser más bien el primer álbum en solitario del cantautor, sin embargo, el ego de Corgan pudo más. Su espalda sostenía el éxito de Mellon collie and the infinite sadness y frente a aquello, ¿quién se atrevería a negarle algo? Había que dejarlo, que el hombre hiciese su disco a antojo y lo presentase como quisiese, de hecho, armó una banda plagada de excesos, con dos percusionistas + un tecladista que se sumaron a los fijos D'arcy y James Iha. El caso es que Corgan actuó como quiso y bueno, la ruptura fue total: el disco no calzaba en absoluto con lo que se esperaba de un nuevo disco de The smashing pumpkins por lo que no fue aceptado por el público, la crítica lo catalogó como un capricho experimental del vocalista y la venta de discos (en tiempos donde estas realmente importaban) fueron bajas. 

Pero abordemos el contenido. Temáticamente Adore es un álbum que gira en torno al concepto de la pérdida. La partida de Chamberlin, el fin de su matrimonio y la reciente muerte de su madre mantienen a Corgan dentro de un torbellino emocional, lo cual se manifiesta a lo largo del disco. 

De esta forma, abrirá de manera tierna mediante la desnuda 'To Sheila' para a partir de ahí desenfundar un camino marcado por el sentir, con referencias clarísimas. Dialogará dolorosamente con su madre en la acústica 'Once upon a time' ("Madre, estoy cansado / Ven a rendirte hijo mío / El tiempo ha desbastado mi alma / No hay planes para partir pero igualmente me iré"), en la intensa 'Behold! The nightmares' ("No puedo seguir cavando rozas de tu tumba") y le dedicará explícitamente 'For Martha' ("Si te tienes que ir no te despidas / Yo seguiré adelante / Te veré en el otro lado"),  abordará el contradictorio deseo post ruptura mediante el rock de 'Ava Adore' + 'Pug' ('Deséame fuertemente/ Dréname y patéame con fuerza / Susúrrame secretos al oído / Intenta irte muy lejos"), desatará la ira por la pérdida en la contundente 'Tear' ('"Y por primera vez el cielo se volvió insano"), la sensible 'Crestfallen' ("Y todo lo que pido es otra oportunidad...") y en la impresionante 'Blank page' ("Una página en blanco fue toda mi rabia..."). 

En una arista más experimental navegaran 'Perfect' y 'Apples + oranges' , dos que se sostienen sobre baterías electrónicas y por esto mismo lucen algo desencajadas respecto al resto e incluso conectan con mayor claridad con The future embrace, el debut en solitario de Billy Corgan que años más tarde vería la luz (2005 para ser más exacto). 'Daphne descends' es una donde la mixtura maquinitas + guitarras funciona a la perfección (el trabajo de James Iha en esta es perfecto) mientras que la pasada por 'The tales of Dusty and Pistol Pete' + 'Annie-dog' + 'Shame' brilla a causa de su simpleza y naturalidad, permitiéndonos disfrutar de la banda (batería, bajo, guitarra y voz) sin aderezos ni exceso de producción. 

A más de dos décadas de su salida Adore sigue pareciendo un álbum osado y rupturista, contundente y minucioso. Un disco incomprendido en su momento debido al violento contraste que marcó frente a su antecesor pero que de cualquier forma se sostiene en base a un conjunto de canciones enormes a las cuales el tiempo se ha encargado de colocar en su merecido lugar. 


9 /10
¡Brillante!


Otras reseñas de The Smashing Pumpkins:
2015 // Adore (Versión de lujo)
2014 // Monument to an elegy
2012 // Oceania