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miércoles, 16 de agosto de 2023

Blur: The Ballad Of Darren (2023)

"Se reconcilian con su historia..."

Cuando Blur decidieron revivir al muerto en 2015, las dudas no se hicieron esperar. ¿Habría aún algo por decir o estábamos ante otro regreso forzado por la necesidad de facturar? Sin saber muy bien que esperar, finalmente el consenso apuntó a que The magic whip estuvo bien, moviéndose entre canciones sencillas (y poco ambiciosas, digámoslo) que se dejaban oír sin mayor problema. Tampoco, sin embargo, es que nos dejasen pidiendo más. De ahí que la noticia de un nuevo álbum ocho años más tarde sorprendiese, más aún el saber que se encerraron unos meses en absoluto silencio con el único fin de plasmar lo mejor de si en un registro. Como si efectivamente se sintiesen en deuda con ellos mismos, con su historia.  El caso es que The ballad of Darren transmite dichas ansias, un álbum que los reconcilia con las grandes melodías, que efectivamente transmite una idea, un mensaje y un sonido.

En su noveno álbum Blur no se disfrazan de algo que no son ni emulan quienes fueron treinta años atrás, muy por el contrario, nos entregan un álbum reposado, de tono siempre maduro y reflexivo, evidentemente marcado por los tiempos que vive Damon Albarn, quien se sienta a narrar sobre un piano en 'The ballad' con una mirada siempre nostálgica ("Acabo de mirar a través de mi vida / Y todo lo que puedo ver es que no volverás / Pero no tendré miedo / Parece que no podré encontrarte en este desfile de medianoche...") o en 'Russian strings', entre delicadas cuerdas en 'The everglades (for Leonard)' complementando con medios tiempos eléctricos como 'Barbaric' ("He perdido el sentimiento que nunca pensé perdería / ¿Ahora hacia dónde vamos?") o 'The narcissist', siendo 'St. Charles square' la única excepción a la regla en todo el álbum, el único tema que apunta al rock y donde la guitarra de Graham Coxon hace presencia.

En cierto modo, un álbum como The ballad of Darren suena a reconciliación consigo mismos (algo que incluso la notable portada transmite), un trabajo que si bien luce sencillo y sobrio (son solo diez canciones en treinta y seis minutos de música) re conecta a la banda con grandes melodías y coloca las cosas en su lugar, recordándonos por qué estos tipos fueron alguna vez tan grandes. Mención honrosa también merece el trabajo en producción de James Ford, un tipo que con su experiencia supo comprender hacia donde necesitaba ir la banda esta vez. 

¿Canciones? 'The ballad', 'St. Charles square', 'Barbaric' y 'The narcissist'.

7,5 /10
¡Muy bueno!

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lunes, 26 de octubre de 2020

25 Años De... Blur: The Great Escape (1995)

"El comienzo del fin..." 

Concuerdo totalmente con la opinión emitida en Music Radar Clan (¡tremendo canal!) respecto a que el brit pop fue un fenómeno manoseado comercialmente con descaro en Inglaterra y que exprimió hasta la saciedad a un montón de bandas que en realidad tenían bastante poco en común. Y si esta situación hubiese que simbolizarla en un álbum ese debería ser The great escape de Blur, el disco que acabó por atrapar a Damon Albarn y compañía en un callejón sin salida que representó el comienzo del fin de la banda.

Un poco de historia: Blur debuta en 1991 con Leisure (donde 'There's no other way' emerge como un primer hitazo), un álbum plagado de guitarras sucias y atmósferas etéreas, para dos años más tarde pasarse a la canción pop con Modern life is rubbish (1993) y definitivamente encontrar el éxito en Parklife (1994) gracias a canciones como 'Girls and boys' o la mismísima 'Parklife', aunque en la segunda línea de aquel álbum lucen bastante bien otras como 'To the end' o la fantástica 'This is a low'. A estas alturas, y en tan sólo tres años, el estilo de Blur se ha pulido bastante, las canciones ahora suenan limpias, alegres y contagiosas por lo que la banda parece ser el blanco perfecto a explotar por su sello discográfico de cara a un siguiente trabajo. De esta forma, sin siquiera haberle sacado el debido jugo a Parklife, la banda en plena cresta de la ola vuelve a meterse al estudio a grabar... lo que fuese. 

El resultado de esta vorágine se resume en las quince canciones que componen The great escape (el título ya habla del momento), un disco que increíblemente encuentra a varias de las canciones pop mejor logradas en la carrera de la banda, quienes demuestran saber trabajar bajo presión, pero complementa al mismo tiempo con otras bastante discretas. Nos encontramos así con un álbum que dispara hacia varias direcciones, uno que el propio Damon Albarn criticaría una década más tarde afirmando que a causa de su desorden lo considera de las peores cosas que ha grabado. Pero no hay que ser tan duros, pues el disco tiene lo suyo. Hay guitarras secas en la fantástica 'Stereotypes', en 'It could be you' o en la dinámica 'Global alone', pasadas pop colmadas de azúcar en 'Charmless man' (melosa como ella sola, pero efectiva) y en 'Country house' (cuyo lanzamiento lo hicieron coincidir con el de 'Roll with it' de Oasis, en una de las polémicas más infantiles y mediáticas de la década) o pasadas más reflexivas, como en la excelente 'Best days' o en la increíble 'The universal'  (¿La mejor canción de Blur en toda su carrera? Probablemente), la cual proviene de las sesiones de Parklife pero en 1995 alcanza la gloria gracias a esos violines épicos que le supieron añadir.

Sin embargo, la otra mitad de The great escape da muestras de lo evidente: que al disco entró todo lo que tenían a su alcance. Ahí, una canción como 'Fade away' no destiñe del todo gracias a sus vientos pero en el mismo tono 'Mr Robinson's Quango' parece un refrito de muchas otras canciones, de igual forma cuando se lanzan al acústico en 'Top man' o 'He thought of cars' entregan ocho minutos en total que no hay por donde agarrar mientras que toda la recta final compuesta por la beatlesca 'Dan Abnormal' + 'Entertainme' + 'Yuko and hiro' da una pereza terrible, cerrando así un álbum de altos y bajos, de hits y relleno descarado. 

En 1995 hubo varios álbumes ingleses dignos de mencionar, varios de los cuales pretendo repasar durante este par de meses pero si había que comenzar por uno ese debía ser The great escape , fiel representante de un movimiento que bajo la promesa de éxito acabó por explotar a una serie de bandas jóvenes que trabajando bajo otros parámetros quizás habría podido sobrevivir mejor al paso del tiempo. Sin ir muy lejos, tan solo un par de años más tarde los mismísimos Blur se rebelarían a todo mediante su fascinante álbum homónimo para luego optar por un camino de carácter más experimental, pero bueno, esa es harina de otro costal... 

6,8 / 10
Cumple y algo más...


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miércoles, 1 de marzo de 2017

20 Años De... Blur : Blur (1997)

"Fantástico giro de rebeldía..."

Las crisis son así, te reinventas o sencillamente sucumbes. Y para Blur el momento de la crisis había llegado. La absurda polémica con Oasis durante el período (1994/96) sin duda les restó energías, lo cual sumado a diversos problemas personales por parte de varios integrantes (corría harta droga en ese entonces en el seno de la agrupación) y una sobre explotación por parte de productoras ansiosas por exprimir al máximo al fenómeno del brit pop,  tenían sumida a la banda en un momento de importante cansancio. Sin embargo, quien diría que frente a la adversidad (e incluso trabajando mucho tiempo por separado) serían capaces de despacharse un homónimo como el que sacaron en 1997. Es que es para no creerlo...

Estamos frente a un disco, por sobretodo, diverso. Un álbum que también sirvió de puente entre el pasado pop/alegre/juguetón de Blur y un futuro bastante más oscuro/melancólico. Un giro de rebeldía que cambiaría el sonido definitivamente de la banda. Los ingleses de pronto se habían vuelto grandes (quizás demasiado pronto), y este álbum marca el comienzo de su etapa final conjugando temas melódicos con otros muy sucios, piezas experimentales con otras marcadamente tristes. Digamos que todo aquello que finalizaría en 2003 tras la edición de Think tank o que incluso llevaría a Damon Albarn a colaborar en Gorillaz, comenzó acá, casi diez años antes. 

La partida del disco entrega claras señales de que las cosas habían cambiado para la banda. 'Beetlebum', la apología de Albarn a la heroína ("Y cuando ella me permite deslizar / Me enciende y toda mi violencia desaparece / Nada está mal / Solo me deslizo y me voy...") , suena tan simple como enorme con ese etéreo solo final a cargo de un Graham Coxon que nunca antes sonó con tanta identidad como en esta ocasión. Que decir, enormes. 


Ahora, más allá de 'Beetlebum', las primeras tres del álbum son una verdadera declaración de principios de hecho. A la mencionada se sumará el rock directo de 'Song 2' (el inolvidable single de este álbum) y la triste 'Country sad ballad man'. Las guitarras volverán a aparecer en la rabiosa 'M.O.R' y más adelante en 'Chinese bombs', ambas marcan una constante en el álbum: un sonido sucio e intencionalmente poco pulcro. También la melancolía será retomada en 'I'm just a killer for your love' o en la deprimente 'Strange news from another star', mientras que canciones como 'On your own', 'Look inside America', 'Movin' on' o la romantiquísima 'You're so great' aportarán el condimento melódico que conecta de alguna forma con el pasado más comercial de la banda. Finalmente, 'Death of a party' y  'Theme from retro' , con esos fantásticos teclados hammond sonando a todo dar y un Albarn sonando vocalizando con delay, entregan ambientes experimentales que jamás Blur había visitado en el pasado y suenan demasiado interesantes.

Con permiso de los fans, el de 1997 me parece el mejor álbum en la carrera de Blur. Un disco incorrecto en muchos aspectos, exploratorio e innovador dentro del sonido de la banda. Ahora claro, el tiempo demostraría que nada de esto sería suficiente como para detener el inminente final, el cual acabó llegando no muchos años más tarde. Sin embargo, nos queda el recuerdo a dos décadas de distancia de este brillante álbum, cuya imagen no hace si no crecer y crecer con el paso del tiempo. 

9/10
Brillante.


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2015 // The magic whip

sábado, 9 de mayo de 2015

Blur : The Magic Whip (2015)

Regreso que cumple. 

Siempre me pareció Blur una banda que envejeció demasiado pronto. Quizás fue en el afán de desmarcarse de sus pares o quizás de su propio pasado, quizás fue a causa del mal clima que reinaba al interior de la banda, ni idea, el caso es que tanto 13 (1999) como Think tank (2003) me parecieron discos que claramente buscaron escapar de la jovialidad de sus inicios para abrazar un sonido "maduro". De hecho, fue recién con sus proyectos en solitario cuando Damon Albarn vivió un renacer como artista y por lo mismo sorprendió de cierta forma el que se sumase a una reunión que para muchos sonaba innecesaria.

La pregunta por tanto caía de cajón: ¿Qué esperar de un nuevo disco de Blur tras doce años de ausencia? Ellos, conscientes de que muchos otros han sucumbido frente a las expectativas, han intentado bajar la ansiedad repitiendo en múltiples ocasiones que The magic whip fue casi un álbum improvisado, resultado de cinco días de encierro en un estudio de Hong Kong. En lo personal no me creo todo ese discurso, no me trago el que hayan comenzado desde cero en el país asiático pero si me parece, a juzgar por los resultados, que este es efectivamente el mejor álbum que Blur nos podía entregar a estas alturas del partido. Los tipos no están para encerrarse meses en un estudio a trabajar al detalle sus canciones, y aquello se traduce en un disco que pide a gritos un par de golpes efectivos, los cuales nunca llegan. Y es que muy serio habrá sido 13, pero contaba con 'Tender' o 'Coffee and TV', lo mismo con Think tank y la hermosa 'Out of time'. Eso acá no ocurre, y se extraña.

Con todo, The magic whip encuentra momentazos y además un grado de diversidad importante que permite disfrutar el disco sin ningún problema. En una linea bastante optimista y que tiende a recuperar las guitarras de la primera etapa de la banda suenan 'Lonesome street', la juguetona 'I broadcast', ese intento de single que es 'Go out' o la melódica 'Ong ong'. En las mencionadas, el disco suena ligero, lo cual se agradece y se equilibra al mismo tiempo con pasadas mucho más reflexivas y oscuras como la excelente 'Thought I was a spaceman' (mi favorita del disco), la militar 'There are too many of us' , 'Pyongtang' o el precioso cierre a cargo de 'Mirrorball'. Dentro de lo que poco aporta mencionaría un par: 'Ice cream man' o 'Ghost ship' , dos que dan muestra de las pocas vueltas que le dieron a algunas canciones.

No se acerca a la calidad individual de discos como The great escape (1995) o el brillante homónimo de 1997 pero The magic whip supera con largueza cualquiera de los últimos dos discos que la banda había entregado. La pausa les ha venido bien y se siembra la duda con respecto al futuro de Blur: ¿tendrán ganas de trabajar a futuro un disco en serio? A juzgar por este resultado, esperemos que si.

6,5 / 10
Cumple y algo más...

martes, 13 de mayo de 2014

Damon Albarn : Everyday Robots (2014)

Intimo y honesto

Han pasado casi quince años desde que Blur dejó de existir, período durante el cual Damon Albarn se esforzó por demostrar que sus habilidades a la hora de componer eran capaces de ir mucho más allá de su banda madre. Y bien le fue, el vocalista logró en base a diversos proyectos mantener su nombre vigente y mostrarse siempre inquieto frente al público, al punto de que recién este 2014 se ha decidido a editar un trabajo bajo su nombre, el resultado de esta aventura en solitario es Everyday robots, un álbum correcto que sin impresionar demasiado logra agradables momentos.

Incluso desde los últimos tiempos de Blur, en álbumes como 13 (1999) y mayormente Think tank (2002), que Albarn viene insinuando un camino ligado a un sonido íntimo y personal, por esta razón no sorprende en absoluto que Everyday robots sea un disco de bajas revoluciones e incluso apagado a momentos, el cual intenta equilibrar el asunto con maquinitas y distintos coqueteos electrónicos. Los años han pasado para el buen Damon, su voz suena más grave, reposada y reflexiva, su música también registra aquellos cambios y todo esto se encuentra plasmado de manera tremendamente honesta en estos 46 minutos de música, repartidos en once auto biográficas canciones. 

Lo mejor de Everyday robots se encuentra en el comienzo y el final. La hermosa calma que se vive en canciones como "Hostiles" o "The history of a cheating heart", los ritmos y contagiosos coros de "Mr Tembo" y "Heavy seas of love" (las únicas melodías alegres que contiene el álbum) o las hipnóticas "Everyday robots" (la canción) y "Lonely press play", son todos momentos bien logrados que funcionan en su respectivo contexto, sin embargo, de igual forma en el nudo del disco el trámite se vuelve excesivamente espeso al punto de acabar agotando, los siete minutos de "You & me", seguidos de "Hollow ponds" y "Photographs" son momentos sin dirección clara que restan demasiado ritmo al trabajo.  

Puede que Damon Albarn no posea el filo melódico que ha permitido a Beck entregarnos un Morning phase ni tampoco el talento explosivo que Chino Moreno ha derrochado junto a Crosses este 2014, pero en entrega el ex Blur no se queda y desde su honesto rincón ha sido capaz de editar un álbum cuya franqueza merece una oportunidad.

6 / 10
Bueno, cumple.