martes, 30 de mayo de 2017

Linkin Park : One More Light (2017)


Nunca me agradó Linkin park, me parecieron siempre una banda del montón que intentó subirse al carro del nu metal a comienzos de siglo con meras intenciones comerciales. Ahora, ¡mal no les fue! Independiente de que musicalmente jamás hayan sido un aporte, más allá de ser unos malos clones de Korn, los tipos generaron venta e incluso continúan girando en base a los hits que metieron durante el par de años en que su manoseada fórmula voz chillona + voz melódica + coros contagiosos funcionó. Sin embargo, cual chicle de fresa, la banda a muy poco andar se quedó con poco y nada que decir, por lo que sus últimas entregas no han resultado sino trabajos predecibles y olvidables. Pero una cosa es que un álbum sea malo y otra vergonzoso...

El caso es que alguien dentro del especial universo de la banda debe haberles recomendado el pasarse al pop dado que con las guitarras el asunto no estaba yendo bien y ellos, muy obedientes acá están, superándose a su mismos y entregándonos el que con seguridad será el disco más espantoso de 2017. Y no es que en lo personal no disfrute con un disco de pop (basta revisar un rato mi blog para constatar que acá yo comento de casi todo) pero lo de One more light no resiste análisis, hablamos de un conjunto de temas sin alma, sin gancho, ridículamente vacíos. Baterías electrónicas, un Chester Bennington que intenta re inventarse cumpliendo su sueño húmedo de ser un boy band pero fracasa rotundamente por la sencilla razón de que los temas que componen el disco son aburridísimos, sin siquiera un coro rescatable. 

Experimentos fallidos en la historia de la música hay cientos pero muchos de ellos contaron con intenciones nobles, lo de Linkin park es una burla, yo al menos después de esto espero no volver a regalarles un minuto más de mi vida. No lo valen.

1.0 // Espantoso

Otras reseñas de Linkin Park:
2014 // The hunting party

viernes, 26 de mayo de 2017

Cafe Tacuba : Jei Beibi (2017)


Hablar de Café Tacuba es hablar, entre muchas iluminadas cualidades, de diversidad. Basta oír el sensacional Re (su mítico álbum de 1994) para constatar que desde siempre estos mexicanos se mostraron inquietos, haciendo convivir canciones tan disímiles como 'La ingrata', 'El ciclón', 'Esa noche' o 'El borrego' en menos de veinte minutos. Más adelante las cosas no cambiaron demasiado, Avalancha de éxitos (1998) y Revés/Yo soy (1999) bailaron sobre la misma irreverencia y no fue sino hasta la llegada de Cuatro caminos (2003) y su continuación Sino (2007) en que por primera vez pudimos oír a una banda relativamente acomodada/domesticada en un determinado estilo. En ese sentido, El objeto antes llamado disco (2012) no hizo sino retomar aquella cualidad innata de la banda, la de danzar a gusto sobre cuanto estilo les pareciese necesario. 

Tranquilos, que tengo un punto, y este es que nadie debería criticar a Jei beibi por su falta de dirección ya que esta ha sido, salvo excepciones, la principal cualidad de estos mexicanos desde sus inicios. Que hoy los tipos componen por separado y se reúnen cada cuatro o cinco años únicamente a realizar pequeños aportes sobre aquellas composiciones es también sabido, lo cual no hace más que confirmar el punto, y si este, el octavo álbum de Café tacuba falla es básicamente a causa de que las canciones que esta vez encontraron no suenan tan inspiradas como en otras ocasiones. 

El primer problema con que cuenta Jei beibi es la falta de highlights marcados. Si, que está la sensacional 'Disolviéndonos', por paliza el mejor tema del álbum, pero esta no encuentra relevo de su nivel en el resto del disco. Encontramos momentos altos en el pop de '1-2-3', la introspección de 'Matando' o los ambientes que generan 'Resolana de luna' (¡una lástima lo corta que es!) o 'Diente de león' pero ninguno de estos te vuela la cabeza (como si hacían 'Pájaros', 'De este lado del camino', 'Olita de altamar' o la mencionada 'Volcán' en su anterior trabajo). Tampoco la linea media sorprende demasiado, ahí 'Automático',  'Futuro', 'Me gusta tu manera' y 'Que no' algo tienen, cada una en lo suyo, pero no alcanzan a impactar o emocionar, mientras que 'Enamorada' , 'El mundo en que nací', 'Vaivén' o 'Celebración' derechamente suenan faltas de chispa ...

El octavo álbum de Café tacuba (horrible portada por cierto, y peor título), el primero lejos de una trasnacional (100% producido y promocionado por ellos mismos), funciona a ratos pero en general del cumple no pasa. Mantiene así la tradición de la banda de continuar un gran álbum con uno de menor peso, y no pasa nada en admitirlo, que el recorrido que los mexicanos han llevado durante estos 25 años, sacando adelante una fantástica, humilde y honesta carrera, no se los quita nadie. 

3.0 // Bueno, cumple.


Otras reseñas de Café Tacuba:

martes, 23 de mayo de 2017

Firespawn : The Reprobate (2017)

"Death de la mejor especie..."

Durante la última década el concepto de "supergrupo" ha generado más decepciones que encanto, verificando más bien que la suma de las partes no siempre hacen un todo. Sin embargo, hay excepciones, y Firespawn encarna una de esas. Con integrantes de Emtombed (voz y guitarra), Unleashed, Necrophobic y Dark funeral, este proyecto, que debutó en 2015 de buena forma (aunque tampoco impresionó a demasiados), llega dos años más tarde para dar que hablar con buenas armas, y es que si el debut estuvo bien, lo desarrollado acá en The reprobate (gran portada además) se enmarca desde ya entre lo mejor que oiremos en el año en materia de metal. Dicho en simple: el salto cualitativo entre el debut y este álbum es tremendo, y de aquello damos fe desde el comienzo del álbum, cuando 'Serpent of the ocean' comienza a danzar sobre un doble pedal constante pero regalándonos a la vez un coro claramente reconocible nuestros ojos se abren a más no poder y comprendemos que esto al menos pinta bien...

La grata sensación se confirma con los imparables dos minutos y algo de 'Blood eagle' seguidos de 'Full of hate', que cuenta con una aceleración endemoniada en los últimos veinte segundos, mientras que los matices comenzarán a aparecer en la pasada por 'Damnatio ad bestias' + 'Death by impalement', dos que apuntan a un death muy clásico pero que a la vez incorporan quiebres instrumentales notables los cuales inevitablemente envuelven al oyente. Esta tendencia se mantendrá durante la segunda mitad del álbum, un sonido directo, interpretaciones guturales que se manifiestan con protagonismo, juegos de guitarras, temas veloces y otros que funcionen como potentes medios tiempo.   

Es cierto, Firespawn no descubren nada nuevo, pero lo que estos cinco tipos han entregado acá no puede sino dejar una gratísima impresión, tanto por su grado de precisión técnica como de talento a la hora de armar un compendio de temas que en ningún momento se acerca siquiera a agotar. The reprobate es death brutalísimo ejecutado con una precisión quirúrjica que no entrega respiro, y en ese sentido no deja de dar gusto el observar como la música extrema sigue regalando sorpresas de este calibre. 

7,5 / 10
¡Muy bueno!

viernes, 19 de mayo de 2017

Residente : Residente (2017)


La salida de este, el primer álbum en solitario de René Pérez (a.k.a Residente), me vino bien. Me obligó (?) a recordar los viejos álbumes de Calle 13, que se yo, Residente o visitante (2007) y Los de atrás vienen conmigo (2008), dos discos tan divertidos como irreverentes que hace mucho no disfrutaba pero que a día de hoy me siguen sacando carcajadas. Ahora, el tiempo fue desgastando a Calle 13, a la banda y sobretodo al personaje construido por René, esto comenzó a vislumbrarse en Entren los que quieran (2010) pero se percibió con fuerza en el pésimo Multi viral (2014), un álbum que fuera de evidenciar falta de ideas (¡tomarse cuatro años para un disco tan malo!) también llegó para probar aquello de que el peor enemigo de todo ser humano siempre fue y será su propio ego. El caso es que poco de Calle 13 se percibió en aquel Multi viral, y si mucho de René Pérez, de ahí que no sorprendiese en absoluto la noticia de que la banda se acababa y el siguiente paso sería efectivamente el oír al vocalista en solitario. Sin embargo, para sorpresa de sus detractores, el homónimo debut de Residente está lejos de ser el desastre que algunos podrían haber esperado...

El disco abre con la breve 'Intro ADN / DNA' seguida de 'Somos anormales', en estas el artista reflexiona respecto a su descendencia y celebra la diferencia entre los seres humanos, y si bien los temas suenan divertidos musicalmente no hay anda acá demasiado singular. Es con 'Interludio entre montañas siberianas' y los interesantes orientales de 'Una leyenda china' donde comenzamos a ver los frutos del viaje que René emprendió por el mundo previo a la edición del disco (el tipo anduvo por África, Asia y Europa buscando inspiración), esto se complementará con otro interludio ('Haruna Fati') y 'Dagombas en Tamale', cuyo sonido tribal se complementa de buena forma con una letra que celebra la escasez y austeridad de los pueblos del mundo. 

La dulzura de la romántica 'Desencuentro' abre la segunda parte del álbum y acierta colaborando con la actriz y cantante francesa Soko pero el tono combativo se retomará en 'Guerra', que pese ser un auto plagio de muchas canciones de Calle 13, funciona y suena fresca gracias a los elementos folclóricos con que cuenta. Lo interesante es que a estas altura vamos en el octavo tema y, cosa curiosa, seguimos ahí disfrutando del experimento, el cual incluso vive sus mejores momentos con la notable 'Apocalíptico', otra donde el vocalista cede protagonismo a voces femeninas y en materia instrumental equilibra electrónica con tribales acertando totalmente. 

En la recta final el disco vivirá un pequeño bache con 'La sombra' y 'Milo', que no están mal pero nuevamente recurren al auto plagio con fraseos que parecen sacados de cualquiera de los dos últimos álbumes de Calle 13 ("Somos las sombras que no tienen cara / Somos las sombras de los que no tienen nombre / Somos todo lo que la luz no te cuenta / Somos todo lo que la luz esconde...") para luego recuperar la frescura con el tema más divertido del álbum, 'El futuro es nuestro' y la reflexión en la excelente 'Hijos del cañaveral'.

En definitiva, Residente entrega un trabajo cargado de influencias folclóricas asiáticas/africanas, todas bien cohesionadas y que logran entregarle frescura a un personaje que venía bastante desgastado. El experimento se agradece y en general se disfruta, aunque claro, de todas formas el vocalista tropieza durante algunos momentos consigo mismo, recurriendo al populismo y al auto plagio.

3.5 // Muy bueno!

Otras reseñas de Calle 13:

jueves, 18 de mayo de 2017

Chris Cornell (1964 - 2017)


Soundgarden, Temple of the dog, Audioslave y una prolífica carrera en solitario. Wow , es bastante lo que nos ha dejado el gran Chris Cornell, quien tristemente nos ha dejado, recordándonos una vez más lo frágil de nuestra existencia. Y no hay más, quienes amamos esto de la música estamos de luto, se nos ha ido un creativo innato, una de las gargantas más singulares de los últimos tiempos y una figura enorme dentro del mundo de la música. 

Se nos ha ido un grande, uno más...

martes, 16 de mayo de 2017

Single: The War On Drugs // Thinking Of A Place


El paso de los años no ha afectado mi valoración de Lost in the dream, el tercer y definitivo álbum de The war on drugs. A tres años del lanzamiento de aquella maravilla le ha tocado a Adam Granduciel salir a demostrar que el proyecto puede tener vida más allá del impacto de dicho trabajo, y bueno, a falta de un nuevo disco bien viene un single aislado, como es el caso de 'Thinking of a place', once delicados minutos que al menos dejan claro que el guitarrista no pretende entregar concesiones y el que vale la pena seguir esperando por lo nuevo de la banda ...

sábado, 13 de mayo de 2017

Kasabian : For Crying Out Loud (2017)


De la mano de una de las portadas más horribles de los últimos tiempos, lo cual no es poco considerando que ya venían de una bastante pobre, los ingleses de Kasabian regresan tras tres años de silencio y con la seria intención de recuperar terreno tras un vapuleado 48:13, disco que en lo personal no me pareció el desastre que gran parte de la crítica consideró pero que claro, su nivel lejos estuvo del fantástico Velociraptor! (2011), con seguridad su mejor álbum a la fecha. El caso es que reaccionan respecto a su antecesor e intentan esta vez volver a las guitarras entregando un disco contagioso, alegre y ruidoso, un disco divertido pero que carece de ambiciones que vayan más allá del regalar un buen momento. Y es que, por más que en algún momento hayan insinuado lo contrario, no debemos olvidar el que los chicos de Kasabian son unos tipos simples, lo de ellos es el rock directo y ahí se mueven muy pero muy bien.

La entretención ve la luz desde las primeras notas de 'III Ray (The king)', que con su vértigo envuelve de inmediato, en la misma linea la explosiva 'Twentyfourseven' o la genial 'Comeback kid' dan muestras claras de las intenciones que posee este álbum: diversión y más diversión. Kasabian son una banda para vivirla en directo y For crying out loud ha llegado para recordarnos aquello. Entre medio un single pegajoso ( 'You're in love with a psycho'), una balada en tono acústico que acierta ('Wasted') y un pequeño bajón excesivamente meloso ('Good fight'), el caso es que en su primera mitad el álbum es directo y claro, funcionando en practicamente todo momento.

La segunda parte del disco llega para poner cierta pausa, recordando esos momentos reflexivos y psicodélicos que hace rato no oíamos en Kasabian, ahí 'The party never ends', 'Are you looking for some action?' destacan mientras que el resto es relleno agradable, cerrando así un disco en la linea de lo que los ingleses suelen ofrecer: diversión e irregularidad en idénticas proporciones. Como sea, vuelven a salir bien parados, For crying out loud en lo suyo funciona y mantiene viva a una banda que, a diferencia de varios de sus pares generacionales (Kaiser chiefs, Keane, The Killers son algunos claros ejemplos), se niega a sucumbir. 

3.5 // Muy bueno!

Otras reseñas de Kasabian:

martes, 9 de mayo de 2017

The Cranberries : Something Else (2017)


Aún en tiempos tan jodidamente marcados por el mercado cuesta encontrar un lanzamiento tan descaradamente forzado como el que The cranberries acaba de entregarnos. Y es que absolutamente nada más que (supongo) alguna relación contractual que cumplir justifica la edición de Something else, un álbum sobre el cual no pretendo detenerme demasiado ya que, a decir verdad, es muy poco lo que acá hay para acotar.

De que los irlandeses fueron grandes, ¡que duda cabe! De que cuentan en su repertorio con un puñado no menor de gloriosas melodías, ni hablar, sin embargo, las cosas por su nombre: estamos frente a una grabación absolutamente vacía y carente de sentido. Y es que si el regreso en 2012 de la mano de un insípido Roses supo a poco, esto ni siquiera califica en esa categoría, es que esto es la nada misma, una especie de "grandes éxitos" en versiones alternativas (todas muy pero muy inferiores a las originales, que por cierto no necesitan retoque alguno), donde la banda logra lo que jamás creímos posibles: quitarle toda intensidad a 'Ridiculous thoughts'  y restarle emoción a hermosas piezas como 'Dreams' o 'You and me', esto a causa del innecesario sobrecargo de violines en los arreglos. Ahora, claro, los temas que ha sido muy poco retocados, como 'Linger', 'Zombie' o 'Animal instinct' pasan la prueba, pero basicamente porque suenan en acústico y hablan por si solas...

En materia vocal, notamos que Dolores O'riordan vive una especie de síndrome Ana Torroja (cada vez se le oye con menos potencia y más efectos sobre su registro) mientras que el descalabro se ha intentado compensar con la inclusión de tres temas inéditos en el álbum, los cuales lamentablemente aportan poco y nada al catálogo de The cranberries por lo que finalmente Something else no pasa de ser un compilado poco logrado, que no se justifica en ningún momento y cuyo fin, supongo, ha sido únicamente el hacer caja a costa de los pocos fans que aún quedan por ahí rondando y tener una excusa para salir de gira. 

1.0 // Fatal !

sábado, 6 de mayo de 2017

Pallbearer: Heartless (2017)

"Inspirado giro..."

A la hora de hablar de música "pesada" moderna, un buen ejemplo resulta ser Pallbearer. El adjetivo no es mera casualidad, la música de estos norteamericanos se percibe como una especie andar de alto tonelaje donde cada guitarrazo, cada guiño al doom, llega a nosotros como una oleada, un murallón denso que golpea con fuerza. En ese contexto, Heartless (tercer álbum de la banda), llega para confirmar el buen presente que la agrupación atraviesa, incluso dándose el gusto de escapar un tanto de sus márgenes habituales para presentarnos un disco de tintes más progresivos aunque también cargándose hacia ambientes más melódicos, sensibles y, porque no decirlo, los más accesibles que han visitado al día de hoy (sin que esto sea una cualidad negativa por supuesto). 

La partida de Heartless (digamos, sus primeras tres piezas) hablan de un álbum más directo que sus antecesores y en ese sentido la genial 'I saw the end' declara intenciones desde un comienzo. Un tema lento y espeso pero recordable, con estrofas/coros a dos voces, un interesante quiebre entrando en los cuatro minutos y un sonido que incluso por segundos (solo segundos, lo se) trae el recuerdo de los enormes Baroness o cosas por el estilo. 'Thorns', en cambio, es peso puro y guitarras duras mientras que los ocho minutos de 'Life of survival' seguidos de la completamente fantástica y progresiva 'Dancing in madness' muestran una veta más sensible y épica, con un Brett Campbell que en voces comienza a mostrarse particularmente inspirado. La pasada por estas dos mencionadas entrega veinte minutos sin desperdicio alguno. Con cuatro temas que en conjunto ya han sobrepasado la media hora de duración y un sonido que se carga fuertemente hacia ambientes emotivos aunque cumpliendo en todo momento frente a las expectativas, el disco podría contener un par de canciones seguras y cerrar en gloria, sin embargo, lejos de aquello Pallbearer insiste con tres piezas más y casi treinta minutos de música. Quizás demasiado, cometiendo con esto el que me ha parecido el único pecado del álbum. Y es que aveces menos es más... 

En la recta final, 'Cruel road' está muy bien, intercalando registros agudos/graves y entregando un sonido más duro pero 'Heartless' (la canción), pese a las tinieblas en las que ingresa en toda su recta final, me parece una canción que redunda sobre algo que ya se había entregado previamente, lo mismo con los doce minutos de 'A plea for understating', algo excesivos aunque con secciones instrumentales hermosas, probablemente las más bellas de todo el álbum. 

Interesante giro entonces el que Pallbearer han dado con Heartless, uno que probablemente alejará a sus fans más puristas aunque inevitablemente conectará de buena forma con nuevos seguidores. Como sea, estamos frente a uno de los grandes álbumes que oiremos en este 2017 y a una banda que se instala definitivamente entre aquellas a las que deberemos mantenernos atentos en un futuro próximo.

8,5 / 10
¡Excelente!

lunes, 1 de mayo de 2017

20 Años De... Depeche Mode : Ultra (1997)

"Hijo de su oscuro contexto..."

Los noventas fueron especiales para muchas grandes bandas, que duda cabe. Y es que aquella década se prestaba para lanzar un "bicho raro" (ya hablaré acá de Pop de U2, Up de R.E.M o Wild mood swings de The Cure, por mencionar algunos) y Depeche Mode no fue la excepción, quienes en 1997 y a cuatro años del sensacional Songs of faith and devotion, un álbum que los alejó un tanto de su sonido característico y los acercó al formato de banda rock, lanzaban el que con seguridad debe ser el álbum más oscuro de su carrera. 

Resulta imposible el no analizar Ultra sin mencionar el particular contexto que rodeó la grabación de este. Una banda que había alcanzado el éxito comercial y la masividad durante la última década pero que por lo mismo veía mermada su formación. Al cansancio acumulado tras una gira de trece meses se sumaba el alejamiento de Alan Wilder y un Dave Gahan que hacía crisis con su adicción a la heroína, de hecho su participación en el álbum se remite únicamente al período final ya que gran parte del proceso de composición de este recayó en las manos de Martin Gore

Finalmente, tras la constante turbulencia vendría la calma, aunque no sin consecuencias, durante el primer semestre de 1997 Depeche mode anuncia su regreso mediante un álbum que no sería promocionado con gira sino que únicamente mediante singles. El primero de ellos fue 'Barrel of a gun', una verdadera declaración de principios respecto al momento que vivía la banda. Un tema lúgubre y visceral, que abre el álbum y sorprende gracias a su sonido oscuro y una temática tan personal como confusa...

"Un vicioso apetito me visita cada noche. 
Y no quiere satisfacerse ni ser negado.
Un dolor insoportable latiendo en mi cerebro 
que deja la marca de Caín aquí muy dentro..." 
                                            
A la potente y tenebrosa partida a cargo de 'Barrel of a gun' le continúa la calma de 'The love thieves', una buena melodía pero que quizás se repite demasiado, ahora, en materia de sonido se aprecia el que esta vez tendremos a un Depeche mode de regreso con la electrónica pero siempre a fuego lento, intencionando guitarras muy sutiles. En aquella linea funciona 'Home', probablemente uno de los temas más hermosos en la carrera de la banda (con un cierre brillante que conjuga guitarras, electrónica y vientos), mientras que 'It's no good' es la única del álbum que levanta un tanto las revoluciones, single calado por supuesto. La primera parte del álbum cerrará con 'Useless', otra de las grandes canciones que nos dejó Ultra y la única en todo el disco que conecta en su sonido con el formato rock que la banda traía de su anterior trabajo...

La recta final del álbum nadará entre la absoluta calma y ahí puede que haya perdido a muchos auditores. Nos encontramos acá algunos instrumentales que mucho no nos dicen ('Uselink' o 'Jazz thieves') además de algunas canciones en exceso lentas y espesas, innecesariamente extensas, como es el caso de 'Sister of night', 'Freestate' o 'The bottom line' (interpretada nuevamente por Gore, amo y señor claramente en Ultra). La sensación que deja toda esta pasada es que lo mejor se concentró hacia el comienzo del álbum y para el desenlace se dejaron aquellos temas más difíciles, produciendo un desequilibrio que en acaba restándole puntos al global. 

Como sea, la experiencia que Ultra entrega es especial y digna de rescatar veinte años más tarde, un álbum de atmósferas tristes, difíciles y sensibles pero con momentos de gran talento, al menos la mitad del disco es una maravilla y la otra se deja oír sin problemas. 

7,5 /10
¡Muy bueno!


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