viernes, 15 de junio de 2018

Ihsahn : Amr (2018)

"Más contenido. Igual de talentoso..."

A estas alturas del partido lo del noruego Ihsahn no debería sorprender a nadie. Y es que hablamos de uno de los talentosos de esta era, un creativo virtuoso que fue capaz de hacer historia junto a Emperor en los años 90 para luego deslumbrarnos con una discografía que al día de hoy no sabe de puntos bajos. Amr es ya su séptimo trabajo en solitario, sucede además a una obra brillante como fue Arktis (2016), lo cual le entrega una responsabilidad no menor frente a la cual el vocalista ha optado por (una vez más) modificar direcciones, entregándonos un álbum diferente al mencionado, que no apuesta por arreglos complejos sino que coloca a las melodías y vocales del noruego como protagonistas de la obra en todo momento. Un disco más ameno de llevar, menos ambicioso en materia técnica y de estructuras que cualquiera de sus predecesores y que por ende no caerá bien entre quienes esperan complejidad constante por parte de Ihsahn, pero que de todas maneras da muestras del talento de este artista.  

Y es que si bien el álbum abre de manera majestuosa con los seis increíbles minutos de 'Lend me the eyes of millennia', que comienza entre teclados para poco a poco ir desarrollando una estructura creciente que se desatará en la recta final con fantásticos guturales (demostración evidente de que el filo sigue ahí, intacto), para luego dar paso a la potente y dinámica 'Arcana imperii' (single evidente del disco), a poco andar el álbum mostrará sus verdaderas intenciones. Ahí, 'Samr' por ejemplo, aparecerá como una buena balada que romperá unicamente su convencionalismo con el grato solo que presenta a medio andar, mientras que 'One less enemy' y 'Where you are lost and I belong' colocan el relato del vocalista por delante de todo, primero raspando la garganta y luego interpretando con absoluta calma, sin embargo, en ambas las guitarras son mero acompañamiento en función del ambiente. Aún así, el asunto funciona. 

Con las cartas sobre la mesa, las guitarras volverán a aparecer en la pasada por 'In rites of passage' + 'Marble soul' pero siempre de manera contenida. Ambas coincidirán en presentar un sonido áspero que conjugará guturales con secciones muy limpias, mientras que 'Twin black angels' danzará decididamente sobre la calma y dará muestras de un vocalista que suena muy amable para finalmente cerrar el asunto con 'Wake', la cual en sus estrofas parece querer retomar ese sonido agresivo con el que el disco había comenzado pero en sus coros volverá a ponerse meloso.

En definitiva, ciertos pasajes de Amr dan cuenta que, de proponérselo, a Ihsahn no le costaría absolutamente nada editar un trabajo con perfume a black metal progresivo, repleto de lugares comunes y dejar felices a los fans. El problema es que todo aquello ya fue escrito. Quienes quieran escuchar black metal tendrán a Emperor, quienes quieran oírlo apostando por ambiciosas obras complejas pueden dar una pasada por un disco como Das seelenbrechen (2013), sin embargo, hoy, los afanes creativos del noruego nadan por otros lares. Su principio es el no repetirse y ahí ha vuelto a salir victorioso. Y si, esta vez le ha quedado un álbum más dulce y suave que lo habitual, pero en esa linea el material es bueno y en cada uno de los temas se perciben guiños creativos. ¿Qué suena demasiado contenido? Puede ser. Pero insisto, que desatado lo hemos tenido y para insistir en lo mismo el hombre no está...

7,5 / 10

¡Muy bueno! 


Otras reseñas de Ihsahn:

lunes, 11 de junio de 2018

Jonathan Davis: Black Labyrinth (2018)

"Entre lugares comunes e irregulares exploraciones..."

A la hora de analizar Black labyrinth, el debut oficial en solitario del bueno de Jonathan Davis, deberíamos tener en cuenta un dato no menor, y es que desde un tiempo a la fecha, con Brian "Head" Welch convertido al cristianismo y una agrupación que participa poco en labores creativas, Korn viene entregado a las inquietudes musicales de su vocalista. De ahí que durante los últimos años hayamos oído importantes (y desafortunadas) incursiones electrónicas en los álbumes de la banda y las publicitadas vueltas a las raíces se oyesen tan pero tan forzadas (para muestra, Korn III: Remember who you are de 2009). De todo aquello habla Black labyrinth, un disco que durante su primera mitad no marca importantes diferencias respecto al sonido más reciente de Korn y recién en su recta final desata un sonido más denso e íntimo, que independiente de que tan bien logrado se encuentre, si abandona los lugares comunes. 

Nos encontramos así con un álbum dividido entre dos almas. En una primera parte nos encontramos con una serie de guiños a los fans tradicionales de Korn, ahí la dinámica ágil de 'Underneath my skin' o 'Your god', el gancho efectivo de 'Everyone' + 'Happiness', con esas letras de adolescente incomprendido siempre presentes ("No les gusto porque les asusto..." afirma en 'Everyone'), o el trabalenguas vocal que el vocalista insinúa en 'Walk on by' hablarán de un Davis que no ha querido alejarse demasiado de sus raíces musicales. Sin embargo, poco a poco al entrar en el nudo del álbum este comenzará a trazar caminos un tanto más espesos, ahí canciones como 'The secret', 'Medicate' o 'Please tell me' abordarán un mundo más denso y oscuro, mientras que los aires orientales de 'Basic needs' (que ya se habían insinuado antes en la excelente 'Final days') refrescarán absolutamente el ambiente. 

Si el disco hubiese cerrado acá, con nueve a diez temas me parece habría entregado un global de mejores resultados. Lamentablemente, y como suele ser costumbre (ya que con Korn también le ocurre), en el cierre nos encontraremos con los excesos innecesarios. 'What you believe' o 'Grinder', por ejemplo, son dos que podría habérselas ahorrado dado lo repetitivas que suenan mientras que 'What it is' cierra el disco en plan pop, marcando un contraste que no se entiende demasiado. 

Nos quedamos así con un álbum de Korn al cual se le suman un par de incursiones experimentales, otro par de temas muy oscuros y otros cuantos excesos. Un disco que debate entre lugares comunes e irregulares exploraciones. El resultado global no molesta pero salvo contados momentos no impacta ni sorprende.

2.5 // Nada muy especial 

domingo, 10 de junio de 2018

Adelanto... The Smashing Pumpkins : Solara


En 2007 Billy Corgan decidió revivir artificialmente a los Pumpkins. Escogió a dedo un guitarrista y una bajista que le fuesen funcionales, los cuales se sumaron al siempre fiel Jimmy Chamberlin en batería, armando así una agrupación que le permitió editar un álbum en solitario pero bajo la marca The smashing pumpkins. Aquel experimento se tituló Zeitgeits, al cual le siguieron Oceania (2012) y Monuments to an elegy (2014), todos discos correctos, cual más cual menos, todos con altos y bajos, ninguno de ellos un desastre pero si carentes del filo característico de la agrupación original. 

El caso es que tras dieciocho años de alejamiento, finalmente Corgan logró su ansiado objetivo: convencer a James Iha de volver a grabar junto a él. Por lo que ahora tenemos al 75% de la banda original reunida para realizar una futura gira de grandes éxitos (¡era que no!) y un adelanto promocional del que suponemos será un nuevo disco de estudio, el cual probablemente vea la luz en 2019.

'Solara' se titula lo nuevo de The smashing pumpkins y a juzgar por el resultado, estoy esperando la confirmación de que esto es solo un demo, que el verdadero single viene en camino. Mira que reunirse para esto ... 

viernes, 8 de junio de 2018

Ghost: Prequelle (2018)

"Un paso en falso. Y no pasa nada..."

Por más que a la siempre ridícula pandilla true metal le duela, el crecimiento musical de Ghost durante la presente década ha sido innegable. Y ojo que lo escribe alguien que sigue sin verle la magia a los dos primeros álbumes de la banda, ambos me parecen trabajos correctos (el primero más que el segundo) dispuestos a emular gratamente el sonido de una leyenda como Mercyful fate, pero solo eso, ni más ni menos. Lo que vino después, sin embargo, con Meliora (2015) y el EP Popestar (2016) si dio muestras de enormes avances y una interesante capacidad por parte de Tobias Forge para reinventar musicalmente a la banda, lo cual tiene mérito, claro que si. 

Pero no nos engañemos: Ghost desde siempre ha sido una banda comercial con propuesta para las masas y ganas de llenar estadios. Y benditos sean por aquello, que el planeta siempre ha necesitado la presencia de bandas de estadio como Queen, U2, Toto, Genesis (en su etapa Phil Collins claro está) o Muse en la actualidad, agrupaciones capaces de equilibrar con mucho tino melodía y técnica, además de servir como puente para adolescentes que están recién enganchando con el rock. Y claro, que a Ghost le falta muchísimo para jugar en dichas ligas pero el punto es dejar en claro que no encontrarán una linea acá que critique los afanes comerciales de esta banda y que incluso estoy dispuesto a disculparles uno que otro error que han cometido acá en Prequelle. Básicamente porque lo merecen. 

Nos encontramos de esta forma ante un álbum (muy) corto, que pretende sostener el camino trazado tres años atrás con Meliora. Algunas funcionan claro está, metiéndose desde ya de lleno en el greatest hits de la banda. Tenemos ahí el rock contagioso y dinámico de la fantástica 'Rats', la contundente y pesada 'Faith' o el exquisito instrumental 'Miasma', donde hasta un solo de saxo se han atrevido a incorporar, saliendo muy bien parados por cierto. Incluso dentro de los temas descaradamente comerciales, 'Dance macabre' es una que no me molestaría corear en vivo. Sin embargo, existe otra mitad de álbum que se queda corta. 

Fallan principalmente las baladas. Tenemos ahí un 'See the light' que suena algo cursi y con esto pierde efectividad (además de traer a colación ese manoseado concepto tipo "con tu odio me hago más fuerte"), un 'Pro memoria' que tampoco llega a buen puerto en medio de sus monótonos coros o un cierre con 'Life eternal' que no logra explotar como corresponde. Antes de ella tuvimos un instrumental carente de intensidad titulado 'Helvetesfonster' y el rock de 'Witch image' que es relleno puro. Nos quedamos así frente a un disco de medias tintas, que insinúa pasajes interesantes para finalmente ahogarse entre canciones predecibles.

El tiempo colocará a Prequelle en su lugar, por ahora nos quedamos con tres o cuatro canciones dignas del camino que venían trazando y un resto que no suena tan inspirado. Ahora, con todo, los suecos vuelven a encajar un muy buen álbum, solo que luce algo pálido frente a lo que fue su antecesor. 

7/10
Muy bueno. 

lunes, 4 de junio de 2018

Memoriam : The Silent Vigil (2018)

"Auto homenaje de bajas pretensiones..."

Si un año atrás mencioné acá mismo el que For the fallen, debut de los ex Bolt thrower ahora a cargo del supergrupo Memoriam, era una especie de correcto auto homenaje de bajas pretensiones, la edición de The silent vigil en este 2018 no hace sino confirmar dicha sensación. Y es que, si no sorprendieron demasiado en el debut era realmente extraño el imaginar que lo harían en un segundo trabajo que por razones obvias contendría únicamente material "que no quedó" en el antecesor.

Nos encontramos así con un álbum de escasa sorpresa, que continúa apostando por un metal sucio de vieja escuela pero que francamente suena muy poco inspirado en este conjunto de nueve canciones (para muestra, los dos minutos de 'The silent vigil' (la canción), con un inicio desalentador a más no poder). Y si bien, el asunto mal no arranca con el machaque de 'Soulless parasite', a muy poco andar comprobaremos lo repetitivo del registro (durante los cuatro minutos de esta misma canción el asunto decae dramáticamente), con temas y estructuras monótonas, carentes de fuerza o de elementos instrumentales que inviten a seguir dándole oportunidades a un trabajo que despliega la sensación de estar acá únicamente por cumplir con el contrato.  

Saciado el morbo/curiosidad del debut, es poco muy poco lo que The silent vigil ha aportado como para seguir atentos a los pasos de Memoriam. Es de esperar que la banda se tome un tiempo mayor frente a un sucesor para entregar así algo que justifique la existencia del proyecto. 

4/10
Malo.


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viernes, 1 de junio de 2018

Arctic Monkeys : Tranquility Hotel Base & Casino (2018)

"Desconcertante (y fascinante)..."

Suele ocurrir. Que el líder de una agrupación acabe devorando el proyecto. Y el nuevo álbum de Arctic monkeys habla de aquel fenómeno, un disco que, digámoslo, se percibe casi como un trabajo en solitario de Alex Turner, quien ha utilizado al resto de la banda practicamente como un mero acompañamiento frente a sus inquietudes musicales, lo cual se percibe desde el primer segundo de este valiente salto al vacío que es Tranquility hotel base & casino, disco que hace parecer tímida cualquier incursión pasada del vocalista, incluso las llevadas adelante junto a Miles Kane en The last shadow puppets, de hecho, este álbum contiene todas las agallas que se extrañaron en la edición de Everything you've come to expect en 2016...

Pero hablemos de la música. Hablemos de como Alex Turner, en plan crooner, se sienta sobre un piano y desenfunda en 'Star treatment' un monólogo soberbio ("Yo solo quería ser uno de los Strokes. Ahora mira el desastre que me hiciste hacer.." - afirma en la partida), un trabalenguas fenomenal con un coro casi imperceptible dispuesto a sentar bases de inmediato. Desde ya, caemos rendidos. No sabemos si el resto del álbum será capaz de sostener el nivel o acabará redundando en el tedio, pero si le regalamos al vocalista un merecido aplauso. 

Lo cierto es que hay un poco de ambas cosas, el álbum insiste todo el tiempo en ese sonido retro que tanto obsesiona a Turner por estos tiempos y claro, a ratos pareciese quedarse corto en cuanto a gancho, sin embargo, el exquisito puente que enlaza 'One point perspective' con 'American sports', la sensual cadencia de 'Four out of five' (lo más parecido a un single que contiene el álbum) o la fascinante oscuridad de 'She looks like fun', son por si solos momentos que hacen que la aventura valga completamente la pena. 

Nos quedamos así con las agallas de un trabajo que roza el notable aunque también con esa extraña sensación de estar frente a un disco de Arctic monkeys ...que no es de Arctic monkeys, lo cual deja instalada una interesante incertidumbre frente a todo aquello que podría venir de ahora en adelante para los de Alex Turner. ¿Fantástico, no? 

7/10
Muy bueno.


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