domingo, 17 de marzo de 2024

Blaze Bayley: Circle Of Stone (2024)

 "Demasiado manual..."

Se le quiere al buen Blaze, básicamente porque su historia es un homenaje a la resiliencia y cada uno de sus álbumes hay que leerlos desde ahí. En dicho sentido, este 2024 no ha sido excepción: el inglés regresa tras haber sufrido un infarto un año atrás. Es decir, este Circle of stone vuelve a entenderse como un ejercicio de superación ante la adversidad, el regreso de un titán que navega desde hace más de veinte años en medio del pseudo anonimato, la sub valoración, presentándose en lugares pequeños y entregándolo todo como si cada día fuese el último de su existencia. Desde lo musical, sin embargo, no la tenía fácil, la vara estaba arriba pues su anterior War within me (2021) dejó excelentes sensaciones respecto a su momento y figura seguramente como lo mejor que ha grabado en estas dos décadas junto al oscuro y pesado The man who would not die (2008)

Como era de esperar, en este Circle of stone ha vuelto a trabajar con los integrantes de Absolva (quienes le acompañan desde 2021), particularmente componiendo cada canción junto al guitarrista Christopher Appleton. Juntos han armado un álbum de clara continuidad, doce canciones que en poco más de cuarenta minutos responden al formato clásico que se espera de un artista como Blaze Bayley, sin afanes particularmente complejos ni matices demasiado llamativos. En materia de producción el asunto se oye más comprimido respecto a lo que fue War within me, lo cual resta pues si el anterior tenía un elemento positivo (entre muchos) es que sentías el poderío de las guitarras + batería en la mezcla, cosa que acá no ocurre. Llama también la atención desde un comienzo lo intervenida que suena la voz de Blaze (¿autotune a todo dar?) , lo cual se percibe de inmediato al darle play a la directa 'Mind reader', una de esas canciones ágiles estilo 'Futureal' o 'Man on the edge' (las míticas de Iron Maiden) dispuestas a unicamente acelerar y provocar el coro en masa.

En adelante se sucederán otras canciones que aceleran, como 'Tears in rain', 'The year beyond this year' o 'Ghost in the bottle', todas rondan los tres minutos y se dejan oír pero ciertamente carecen de impacto, por lo que rápidamente el álbum muestra su principal problema: las canciones así como se oyen se olvidan. Acá hay demasiado manual e insisto, la producción no ayuda. En el trámite Blaze matizará con baladas como 'Rage' (que se refiere a la leyenda del perro galés Gelert por lo que cuenta con un elemento emocional interesante), 'The broken man' (la primera del disco que se extiende más allá de lo obvio e incluso casi llega a los seis minutos) o 'A day of reckoning', sin embargo, nuevamente el gancho es poco. 

En la Cara B del disco algo como 'Circle of stone' tenderá a convencer con su carácter épico, mientras que el cierre funciona de buena forma, primero acelerando con el heavy efectivo de 'The path of the righteous man' (de lo más atractivo del disco en cuanto a guitarras) y luego yendo a la sensible balada acústica 'Until we meet again' junto a la galesa Tammy-Raes Bois en voces y Anne Baker en el violín, en un momento cuidado y delicado que vaya que se agradece. 

A veces menos es más, quizás tres o cuatro temas acá sobraban. Quizás dejando la lista en siete a ocho canciones (algunas algo más trabajadas) el resultado podría haber funcionado mejor y también habernos sorprendido. Pero así como ha quedado parece solo "un disco más" de Blaze Bayley, uno que sin ser un desastre luce pálido respecto a lo que fue War within me y parece más bien haber tirado meramente de lo obvio. 

¿Canciones? 'Circle of stone', 'The path of the righteous man' y 'Until we meet again'.

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Blaze Bayley:
2021: War within me

viernes, 15 de marzo de 2024

Ministry: Hopiumforthemasses (2024)

 "Poco trascendente..."

No vamos a descubrir acá lo cuesta abajo que viene desarrollándose la carrera de Al Jourgensen, reviviendo artificialmente a Ministry cada ciertos años. ¿Cuántos álbumes de mediocres o de medio pelo ha lanzado en esta última década? El caso es que en este 2024 tocaba, y acá lo tenemos pasándose un buen rato frente a nosotros mediante once canciones que dan muestras de su habitual uso del humor y acidez. Esto último, sin embargo, lejos de convertirse en una virtud acaba convirtiendo al disco en un ejercicio particularmente frustrante, y es que estando los temas ahí, la rabia, rebeldía y la crítica directa, Jourgensen no es capaz de construir un álbum que suene atractivo (para que vamos a decir fresco o novedoso) y acaba perdiéndose una vez más entre la monotonía de sus loops y medios tiempos. 

Pues lo dicho, que durante cuarenta minutos Jourgensen decide pegarle palos a la misoginia y la violencia machista en 'B.D.E' ( siglas para "Big dick energy"), al racismo en 'Goddamn white thash' (que directo ha estado esta vez con los títulos eh?) o 'Aryan embarrasen', a la explotación de recursos naturales en 'Just stop oil' (quizás la mejor de todas) o al orden político/económico/cultural actual en 'New religion' El problema es que jamás el álbum pareciese tener algo relevante que decir desde lo musical y se limita a dar vueltas entre la reiteración de trucos que le conocemos de memoria al vocalista. Para muestra lo que intenta en 'TV song 1/6 edition', cuando va en busca de algo más agresivo pero con nulo impacto, agotando y aburriendo más bien. 

Finalmente, Hopiumforthemasses se mueve en la línea poco trascendente de sus antecesores, un nuevo trabajo que llega para estirar el hilo de la despedida (desde 2012 viene anticipando que "este si que si es el último disco de Ministry"), que en cuanto a temáticas pareciese tener algo que escupir pero que en cuanto a arreglos no es interesante, sumándose a la lista de álbumes menores dentro de la discografía de la banda, una que hasta 2007 al menos mostraba realmente pocos ripios. Queda por tanto en el recuerdo la trilogía post 2000 compuesta por Houses of the molé (2004) + Rio grande blood (2006) + The last sucker (2007), sumado viejas glorias históricas como The mind is a terrible thing to taste (1989) o Psalm 69 (1992). Esa historia está escrita ... y esa no se mancha. 

¿Canciones? 'Just stop oil'.

4/10
Malo.


Otras reseñas de Ministry:

martes, 12 de marzo de 2024

Liam Gallagher + John Squire : Liam Gallagher & John Squire (2024)

"Pasar el rato..."

Mientras Liam Gallagher intenta desesperadamente convencer a Noel de una reunión con Oasis (me lo imagino spameando su whatsapp con cientos de "dale, que vamos a ganar mucho dinero...!"), ha decidido mantenerse en activo colaborando con uno alguien que podría ser un símil respecto a su hermano en Inglaterra, es decir, John Squire. Juntos (aunque es el ex Stone roses quien ha compuesto todas las canciones de este debut homónimo) se han lanzado sobre un conjunto que no admite medias tintas y funciona como un compilado de melodías y sonidos que rinden culto sin vergüenza ni empacho a sus principales influencias, digamos el rock de los sesentas. 

Desde un comienzo por tanto, cuando unas palmadas adornan los coros de 'Raise your hands' comprendemos por donde irá esto: guitarras + canciones breves, simples y melosas. La ronca y nasal voz de Liam irá complementando de buena forma, fluctuando bien en 'Mars to Liverpool' o en la soberbia 'Just another rainbow', por paliza lo mejor del disco con sus arranques psicodélicos. No por nada es la única que supera los cinco minutos de duración. El resto será ir al blues en 'I'm a wheel', homenajear el 'Foxy lady' de Jimi Hendrix en 'Love you forever' (nuevamente con Liam bien en los coros) o rocanrolear en 'You're not the only one' + 'I'm so bored' (otra que vuela alto con sus aires a Revolver de The beatles), más algún relleno en un disco que no parece sinceramente contar con ninguna expectativa más allá de pasar el rato.

Y para cerrar, una provocación. Allá por los noventas o dosmiles siempre llamó mi atención el que gente se refiriese despectivamente Oasis mencionando eso de que "suenan igual a los Beatles". La verdad es que más allá de algún guiño evidente de Noel a los de Liverpool en determinadas canciones, nunca compartí esa afirmación y este disco de Liam + Squire ha reafirmado mi punto, porque ESTO SI que suena igual a Beatles o sesentas varios. Pero Oasis jamás sonó ni apunto a esto. Noel Gallagher era (y sigue siendo) otra cosa... 

¿Canciones? 'Just another rainbow' y  'I'm so bored'.

6/10
Bueno, cumple...


sábado, 9 de marzo de 2024

Ihsahn: Ihsahn (2024)

 "Viaje salvaje, emocional y que desborda talento..."

Con una carrera que viene mostrando potentes señales de diversidad desde hace al menos quince años pero que intensificó fuertemente la búsqueda en grandes álbumes como Arktis (2016) o Amr (2018), el genio noruego Ihsahn está de regreso. Y como era de esperar, vuelve con una propuesta ambiciosa bajo el brazo, un álbum homónimo donde el vocalista pretende definirse y abordar varias de las aristas que tienden a apasionarle desde lo musical. De ahí el que en este nuevo trabajo lo oigamos recuperando una vibra ligada al metal más extremo, acercándole de cierta forma a lo que fueron sus primeros álbumes en solitario, aunque claro, esto sin jamás dejar de lado su veta más emocional. A Ihsahn la etiqueta "metal" le queda enana, aquello lo sabemos y este nuevo disco vuelve a demostrarlo, con el agregado además de complementar su sonido con toda una obra sinfónica puesta al servicio de su música, lo cual vuelve a este álbum un experimento digno de toda nuestra atención. De hecho, a tanto ha llegado su ambición que el trabajo ha sido lanzado en dos versiones, donde una de ellas incluye únicamente los arreglos orquestales. 

De esta forma, durante casi cincuenta minutos Ihsahn revela ocho canciones (+ tres breves puentes instrumentales) que a diferencia de sus antecesores inmediatos no pareciesen desplegar una paleta de colores TAN diversa si no más bien centrarse en la contundencia de la propuesta, esto entre canciones subirán o bajarán la velocidad pero que contarán con un elemento en común: la particularidad sensibilidad del artista. 

Nos encontraremos así con una partida que privilegiará la aceleración y violencia del sonido, como ocurre en 'The promethean spark', donde el vocalista irá mutando el registro (gutural en las estrofas + coros limpios) así como la intensidad, mientras que en 'Pilgrimade to oblivion' + 'Twice born' el asunto será más salvaje y directo. En esta misma línea, aunque mucho más avanzado el disco, sonarán los casi ocho minutos de 'Hubris and blue devils'. Lo anterior a diferencia del nudo del álbum, el cual entregará momentos marcadamente más emocionales. 'A taste of the ambrosia' es una balada dolorosa interpretada con guturales, a lo cual sumarán los elementos sinfónicos y una estructura que a medio tema comienza a acelerar con fuerza, es decir, un cóctel que se enmarca dentro de lo más interesante en todo el conjunto. Algo similar es lo que desarrolla en 'Blood trails to love' o más adelante en 'The distance between us'

Para el cierre los nueve minutos de 'At the heart of all things broken', un viaje sensible y emotivo donde Ihsahn se propone el tocar diversas puertas, resumiendo de buena forma lo que ha sido este álbum, un colectivo de canciones dispuestas a armar un conjunto representativo del momento del artista, con miradas hacia su pasado pero también evidenciando el aprendizaje y la experiencia adquirida en este par de décadas. 

El genio noruego no decepciona, nos ha entregado un nuevo disco repleto de momentos interesantes, contundentes y que desbordan en talento. Desde ya, uno de los grandes trabajos que habremos oído durante este 2024.

¿Canciones? 'Pilgrimade to oblivion', 'A taste of the ambrosia' y 'At the heart of all things broken'.

9 / 10
Brillante.


Otras reseñas de Ihsahn:

miércoles, 6 de marzo de 2024

Borknagar: Fall (2024)

 "Estirando la fórmula..."

Con treinta años de carrera bajo el brazo debutan acá en mi querido blog los noruegos de Borknagar, una banda que desde siempre tuvo facilidad para entrar y salir del black metal a placer. Para muestra está su discografía, una que disco a disco les ha instalado por sobre cualquier etiqueta, coqueteando en ocasiones con el progresivo así como el folk nórdico (ahí tienes un disco como Origin de 2006). En ese camino, desde Urd (2012) les hemos oído respondiendo a ciertos patrones, paseando su sonido por distintas aristas, entregando momentos desatados y extremos así como otros melódicos o de entregada calma. El equilibrio parecieron exponerlo de buena manera en el sólido True north (2019) y cinco años más tarde les tenemos estirando la fórmula mediante este Fall (de preciosa portada, todo sea dicho), con un problema insalvable eso si: se comienza a observar una mecanización en el sonido de la banda que acaba por alejar, una falta de fluidez o naturalidad, llámenlo como quieran, pero hay un ingrediente clave que le falta a este disco. Y es que si en True north habían momentos en donde la banda parecía forzar canciones para acercar su sonido al progresivo, acá ni te cuento...

Me explico. Como suele ser costumbre en los álbumes de Borknagar, el primer tema declara intenciones y ahí 'Summits' hace lo suyo. Durante ocho minutos se pasea por las distintas estaciones, esto es: momentos acelerados con aroma a un black furioso, coros limpios que se enlazan a atmósferas de calma y tranquilidad. No es un mal tema pero se alarga demasiado, hay mucho cerebro en el. Algo parecido a lo que ocurre más adelante con 'Afar',  enrocando momentos furiosos con coros armónicos donde las voces de ICS Vortex y Lars Nedland dialogan constantemente, el problema es que el loop es monótono por lo que cada vuelta se hace más y más pesada. asunto que en algo como 'Stars ablaze' acaba por hacer crisis, el peor tema del disco por lejos, aburridísimo hasta decir basta.

Para remarcar el punto menciono lo que ocurre en el cierre del álbum con 'Northward', que hasta la mitad de su duración es un verdadero temazo, o sea, la explosión que en lo personal llevaba extrañando durante todo el álbum acá efectivamente llega (desde el 4:20 en adelante), y de manera gloriosa. Sin embargo, ¿cuál era la necesidad de una vez desatada la emoción volver a comenzar la canción tras los seis minutos? No se entiende. Los últimos tres minutos de esta son un total despropósito, un exceso y una redundancia completamente innecesaria.

La otra arista del álbum está cargada hacia temas más lentos, limpios vocalmente y que proponen atmósferas de calma para luego ir desatando una que otra explosión, como 'Nordic anthem', 'Moon' o 'The wild lingers'. Ninguna de estas están decididamente mal y cada cual tendrá su favorita, sin embargo, tampoco enganchan ni cuentan con algún momento particularmente intenso, lo cual es dramático considerando que la apuesta del álbum es ser un disco marcadamente emocional. Los temas solo se dejan oír 

Finalmente, lo único en todo el álbum que parece funcionar es la efectividad de 'Unraveling', cuatro minutos que van al hueso en su metal, pero en su grueso Fall resulta ser el clásico álbum que se deja oír sin mucho problema, que lo colocas y de pronto te das cuenta de que vas en la quinta o sexta, sin embargo, no recuerdas ningún tema ni te has enterado de lo que ha pasado. La crítica en general se ha encargado de ensalzar este disco, pero por acá me ha parecido un bajonazo respecto a su antecesor. 

¿Canciones? 'Unraveling', 'The wild lingers' y 'Northward' (hasta su minuto seis). 

6,5 / 10
Cumple y algo más...

lunes, 4 de marzo de 2024

The Obsessed: Gilded Sorrow (2024)

"Un (necesario) saludo a la bandera..."

Fue tras (agárrate) veinticuatro largos años de silencio fue que Scott "Wino" Weinrich decidió revivir a The obsessed. Pioneros y bastiones en esto del doom metal, la banda lo dejó allá por 1995 para regresar mediante un álbum como Sacred (2017), cuarenta y tres minutos en donde el líder desenfundó todo lo que sabemos puede dar en materia de guitarras y peso. El caso es que para Gilded sorrow pasó algo menos de tiempo, tan solo (?) siete años. En este, percibimos a un Weinrich manteniéndose fiel al sonido que siempre le ha motivado, ese andar de marcha lenta y guitarras siempre pesadas, esto enmarcado además en un álbum más breve, compuesto solo por nueve canciones y poco más de media hora. El disco transmite por tanto esa intención de salir a cumplir, y ciertamente lo hace aunque sin lograr el impacto del antecesor, donde existió el elemento "sorpresa" y se sentía que habían puesto lo mejor de si en el trabajo. 

Desde un comienzo por tanto y mediante 'Daughter of an echo' percibimos por donde va el asunto, guitarras setenteras y un sonido duro. En adelante el álbum oscilará entre momentos que acelerarán un tanto, yendo al stoner en 'It's not OK' o 'Realize a dream', y otros donde irán muy abajo entre atmósferas marcadas por la psicodelia, ocurre en toda la pasada por 'Gilded sorrow' (la canción) + 'Stoned back to the bomb age' + 'Wellspring'. Finalmente, en la recta final se dedicará a cumplir, primero en la veloz 'Jaline' y luego bajando otra vez con 'Yen sleep', para cerrar definitivamente con el instrumental de un minuto 'Lucky free nice machine', que sinceramente mucho no alcanza a decir.

Verdad sea dicha, Glided sorrow suena más a saludo a la bandera que a propuesta. No hay canciones acá particularmente recordables aunque recibimos de todas maneras una buena pincelada del doom característico de una banda que siempre será un placer tenerla entre nosotros. 

¿Canciones? Por destacar una, 'Gilded sorrow'.

6/10
Bueno, cumple...

viernes, 1 de marzo de 2024

Ana Tijoux: Vida (2024)

 "La pérdida como motor..."

Basta realizar el sencillo ejercicio de darle play a un álbum como 1977 y luego ponerse alguna de las canciones de este reciente Vida para verificar cuanto se ha expandido musicalmente Ana Tijoux a lo largo de estos quince años. Ni siquiera entraré en el debate respecto a si lo que hoy hace es mejor o peor, simplemente diré que es diferente. 

En aquel disco de 2009 la chilena se entregaba a la narrativa hip hop que caracterizó su carrera desde sus inicios noventeros junto a Makiza, pero claro, luego llegó un trabajo como La bala (2011) y con el la diversificación del sonido. Aquel paso fue clave de crecimiento musical de Ana, el cual continuó explotando en el confrontacional Vengo (2014). Curiosamente desde aquel han pasado diez largos años, período donde la vocalista se dedicó a publicar canciones aisladas  (algunas de ellas han sido incluidas en este álbum) y hasta un libro escribió. También le rondó la tragedia (la muerte de varias cercanas/os, hermana incluida), asunto que ha acabado por empapar su quinto trabajo. En este nos entrega quince canciones que escapan de sus habituales temáticas contestatarias (que las hay, solo que a cuentagotas) y más bien apuntan al fondo de su ser, tocando tópicos como la pérdida y el como levantarse desde ahí. En lo musical Vida confirma la búsqueda de la artista y las ganas por continuar diversificando su sonido, siempre en colaboración de su viejo amigo Andrés Celis en producción, armando un conjunto que por lo general apunta al baile y un sonido optimista en términos de atmósferas, aunque también irregular en cuanto a resultados.

Comencemos por lo complicado. La carta de presentación para el disco es lo peor de este. 'Millonaria' viene con un buen mensaje, la idea de sentirse protegida por su círculo, el cariño de su familia, "piño" y su gata, sin embargo, musicalmente el tema luce tan impostado y forzadamente comercial (ese coro "Millo-millo-millo-millonaria"... uf!) que resulta difícil rescatarlo. Algo parecido ocurrirá más adelante con 'Niñx', donde la vocalista vuelve a simplificar la fórmula con objetivos comerciales, así como 'Tu sae' seguida de los interludios 'Suave' + 'El caudal' acaban armando un nudo para el álbum que se deja oír pero no parece realmente decir algo interesante.

Esto a diferencia de la dupla 'Óyeme' + 'Cora', donde aparece la Ana Tijoux creativa, radiante y talentosa. En la primera nos recuerda que su esencia contestataria y política no ha desaparecido, invitándonos al baile pero musicalmente sonando rica entre ritmos latinos y una lírica potente ("Levantaron alambrados, nos encadenaron / Crearon cárceles en medio del océano / Barcos absurdos, esclavistas humanos / Y acá seguimos enjaulados...") mientars que en la segunda complementará yendo hacia una arista diferente, más íntima, delicada y personal (muy en la línea de lo que realizan bandas latinas estilo Bomba estéreo).

El resto del disco funcionará como un viaje cohesionado y rico en texturas. En 'Vida' (la canción) apuntará a lo trascendental ("Tu que quitas, que das vida / Dime que significas / Si abres heridas, entre llanto y risa / Yo te abrazo pero no te capto nica...") colaborando con el inglés Omar Lye-Fook, quien aportará toques de reggae y soul a su música. Una fase más emocional del álbum abrirá mediante 'Bailando aquí sola', abordando el desamor y el aprendizaje en soledad ("Me cansé de esta tristeza y llorarte un río / Buscar el amor romántico sin ningún sentido..."), continuará con 'Tania' y la sentida dedicatoria de Ana a su hermana ("Todo lo que no te dije, yo lo guardo y acá vive / Acá la estaca sigue, tu memoria siempre vive / En los recuerdos que quisiste...") y cerrará con 'Busco mi nombre', el segundo momento político del álbum que la artista anticipa con emocionantes palabras previas de Estela de Carlotto, activista argentina por los Derechos Humanos y presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. 

Finalmente, la lista volverá a subir con 'Dime que' en otro momento que acelera con fuerza y afila la prosa mediante un discurso que va directo al hueso, con la participación además de Pablo Chill-E la cual es fuego puro ("Los cuicos y los flaites se asemejan / Crecen sin amor y familias complejas / Somos dos distintos pero iguales / Nos diferencian en los tribunales...") para finalmente cerrar con 'Fin del mundo', otra amena reflexión respecto al orden social aunque con una carga hacia la esperanza. 

El quinto álbum de Ana Tijoux desprende esa sensación de haber sido compuesto con altas expectativas y si bien hay irregularidad a lo largo del trabajo, en general este suena diverso, rico en texturas y arreglos. No se encuentra a la altura de La bala (su mejor disco para quien escribe) pero si la trae de regreso en gran nivel. 

¿Canciones? 'Óyeme', 'Cora', 'Tania', 'Busco mi nombre' y 'Dime que'.

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de Ana Tijoux:
1999: Aerolineas Makiza (Makiza)