miércoles, 27 de abril de 2016

Deftones: Gore (2016)

Lugares comunes. 

Hay varios puntos que debemos darle a Deftones. Primero el haber sido capaces de sacarle cuerpos y cuerpos de ventaja en materia creativa a cualquiera de sus pares generacionales (digamos, toda esa olvidable camada de bandas nu metal). Segundo, al menos hasta 2012 (intuirán ya hacia donde voy) no tener un disco ni medianamente malo, que no es poco eh? Siete de siete en veinte años de existencia no es poco. Y tercero: el ser absolutamente únicos. Sin embargo, y digámoslo con todas sus letras: la buena racha ha terminado. Y es que tras cuatro años de silencio Deftones ha regresado con Gore, su álbum más modesto a la fecha. 

Lo primero que quisiese comentar respecto al octavo álbum de Deftones es lo pésimo que suena: es un tarro que de entrada cuesta disfrutar, siendo que las canciones que lo componen malas no son. Sabemos que no hablamos de una banda particularmente pulcra en cuanto a su sonido de estudio pero me parece que esta vez en materia de ruido sobrepasaron todos los límites tolerables. Dicho en simple: Gore no se puede oír en volumen alto sencillamente porque molesta. ¡Y el no poder escuchar rock a todo lo que da debería ser considerado un crimen!  

Y bueno, hablando de los temas propiamente tal habría que mencionar que el puñado que esta vez la banda ofrece en general cumple, encontrando ganchos atractivos en su primera mitad gracias a combos que combinan los clásicos ambientes etéreos que Deftones suele visitar disco a disco y que acá se expresan en temas como 'Prayers/Triangles' o 'Acid hologram', con otras pasadas más directas, como las que se viven con 'Doomed user' o 'Geometric headdress'. El problema es que con cualquiera de estas o con prácticamente todo lo que suena durante la segunda mitad, a excepción de 'Gore' (la canción), que debe ser de lo mejor del álbum, resulta inevitable el constatar que por primera vez la falta de ideas al interior de la banda ha quedado en evidencia. Y es que esta vez han jugado a la segura, quizás demasiado. 

El octavo de Deftones no es un mal disco pero si se mueve al límite al no proponer absolutamente nada novedoso y visitar constantemente la zona de confort que la banda viene estableciendo desde hace prácticamente una década. Y bueno, es que alguna vez tenían que fallar, no? 


6 /10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Deftones:

sábado, 23 de abril de 2016

Mogwai: Atomic (2016)

Bendito y hermoso presente.

Dentro del panorama actual del llamado post rock, Mogwai sigue siendo referencia obligada. E incluso cuando parecía ser que comenzaban a flaquear, a fines de la década pasada, un soberbio Hardcore will never die, but you will (2011) llegó para colocar las cosas en su lugar y desde ahí la verdad es que no han parado. En 2014 volvieron a cumplir con el excelente Rave tapes y dos años más tarde los tenemos nuevamente acá con nosotros presentando su última maravilla: Atomic, una tremenda banda sonora que han desarrollado para el documental Atomic: Living in dread and promise.

A diferencia de su anterior entrega, esta vez los escoceses nos regalan diez piezas que deambulan por ambientes más lúgubres, los cuales nadan sobre mucha tranquilidad y calma aunque claro, incorporando las clásicas explosiones de intensidad que Mogwai suele incluir en su sonido. Nos encontramos así con temas muy bellos, como es el caso de 'Ether' (consejo: dale play, cierra los ojos e imagina un hermoso amanecer), 'Weak force' o 'Are you a dancer?', que con sus violines es capaz de enternecer a cualquiera, mientras que otros pasajes están cargados hacia la oscuridad, ahí es 'Bitterness centrifuge' la que se lleva todos los aplausos, con soberbios juegos de guitarras y teclados que marcan completamente un trámite que durante cinco minutos da muestras de todo lo que esta banda tan bien sabe hacer. Sin embargo, temas como 'SCRAM' o 'Tzar' no se quedan atrás, aunque claro, insisten sobre fórmulas que la banda ha visitado bastante en el pasado.

No hay caso con Mogwai, lejos de bajar el nivel los tipos siguen haciendo bien las cosas, convenciendo trabajo a trabajo, quizás redundando sobre lo suyo pero creando atmósferas fantásticas que los siguen situando a la vanguardia del post rock

7/10
Muy bueno! 


Otras reseñas de Mogwai:

viernes, 22 de abril de 2016

Prince (1958 - 2016)


Cuesta creerlo, más asumirlo. Sobretodo en un año donde tantos grandes nos han dejado. Lemmy, Scott, Bowie y ahora, queramos aceptarlo o no, Prince. Dan ganas de salir a la calle a gritar: ¡Ya basta!

Imposible resumir la (irregular) carrera de Prince en unos cuantos párrafos, la de un hombre que en plenos años 90 decidió enfrascarse en una lucha contra la industria (tiempos en los que subía a los escenarios con la palabra "esclavo" pintada en su rostro), con cambio de nombre incluido y una rebeldía que acabó desembocando años más tarde en el boicoteo de su propio legado. Hoy encontrar su música en internet resulta una tarea titánica, esta no aparece en servicios de streaming ni de descarga, tampoco en You Tube, lo cual inevitablemente lo ha transformado en un anónimo para las nuevas generaciones. 

Consciente de esta situación es que seguramente el hombre se empeñó durante los últimos 15 años en publicar cuanta música saliese de su cabeza, y vaya que cumplió con el desafío: desde 2000 hasta 2015 contamos fácil veinte proyectos en los que participó, y seguro conoceremos dos o tres más que tenía listos para presentar.

Prince Rogers Nelson, el artista conocido como Prince, nos ha dejado. Se suma al lamentable listado de este maldito 2016 que se ha ensañado con el rock. Su verborreica creatividad, su inolvidable guitarra se queda junto a nosotros, y si, lo extrañaremos muchísimo. 

lunes, 18 de abril de 2016

The Last Shadow Puppets: Everything You've Come To Expect (2016)

A la sombra del debut.

Los buenos resultados obtenidos en 2008 por la dupla Turner + Kane dejaron de inmediato instalada la esperanza de un sucesor para lo que fue The age of understatement (uno de los grandes discos que oímos la pasada década), sin embargo, ambos tenían que continuar (y consolidar) sus respectivas carreras. En ese sentido, ninguno de los dos me parece en estos ocho años logró encontrar su álbum definitivo pero si desarrollar un camino sobre la media y que tras casi una década vuelve a encontrarlos dentro de un estudio. En 2008 tenían 22 años cada uno, hoy ambos cuentan con 30 recién cumplidos y este paso del tiempo se siente tras oír el segundo álbum del proyecto, una jugada más reposada en relación al debut y que entrega claras señales respecto al presente de ambos.

Alejados esta vez del desenfreno, nos entregan en 2016 un disco bastante tranquilo, en general reflexivo, marcado por medios tiempos que continúan dando muestras de las influencias sesenteras que el dúo posee, funcionando tema a tema aunque solo en contadas ocasiones explotando como corresponde, siendo este el principal defecto que carga el disco: si bien nadie podría quejarse respecto a su global (no tiene una canción mala, ninguna) se extrañan puntos marcadamente altos.

Dentro de lo destacado resalta la sensualidad (insisto, videazo!) de 'Everything you've come to expect' (la canción), el rock que propone en la partida 'Aviator' o hacia el cierre 'She does the wood', la oscuridad que entrega 'Used to be my girl' (de lo mejor del álbum para quien escribe) o las melodías retro de 'Miracle aligner' o "Dracula teeth'. En general apreciamos en ellas elementos de colaboración, a diferencia de canciones como 'Sweet dreams, TN' o 'Patterns' que parecen ser claros descartes de álbumes pasados de cada cual. Nos quedamos así frente a un disco correcto, que se deja oír sin ningún problema en el tema a tema pero que más allá de eso no va, y que además se empequeñece frente al recuerdo de The age of understatement

¿Será que a estos dos les pedimos demasiado? El caso es que a diferencia de 2008, siendo que nos han entregado un álbum que se encuentra sobre la media, me parece que esta vez no hemos quedado con gusto a poco... 


7/10

viernes, 15 de abril de 2016

Weezer (The White Album, 2016)

Misión cumplida. 

Tras una seguidilla de álbumes con portada (algunas muy cool, otras ridículas y una derechamente impactante), Weezer retoma su tradición de editar discos en colores, y bueno, tocaba el blanco. Ahora, hablando de lo musical, bien sabemos que los de Rivers Cuomo no nos van a sorprender a estas alturas del partido, con ellos sabemos a lo que vamos por lo que hemos acabado conformándonos disco a disco con recibir dos o tres canciones de nivel más un puñado de correcto aunque insustancial relleno. En ese sentido, su "álbum blanco" por supuesto que no ha sido la excepción, aunque cabe destacar la buena racha en la que han entrado tras haber vivido una década bastante oscura (período 2002/2012) que ha tendido a rectificarse con la aparición de sus dos más recientes álbumes.

Everything will be alright in the end (2014) fue un disco que dejó gratas sensaciones entre quienes decidimos darle un tiempo (cada vez somos menos, claro está) y aquella buena vibra se vuelve a respirar con su sucesor, sin sorpresas ni sobresaltos pero en general cumpliendo frente a las expectativas. De hecho, dentro de estos 34 minutos de música, Weezer nos vuelve a regalar una gran canción: 'Thank god for girls', por paliza lo más intenso que el disco propone, más uno que otro gran tema ('L.A. girlz') escondido en medio de un tracklist bastante convencional, que cuenta con momentos muy melosos en 'California kidz', 'Wind in our sail' o 'Do you wanna get high?' más otros excesivamente edulcorados como el tributo a Beach boys que realizan en '(Girl we got a) good thing', pero una lista de canciones que al fin y al cabo logra sostener un nivel bastante digno.

No hay novedades por tanto con lo nuevo de la banda aunque agradecemos las sonrisas que siguen esbozando en nuestros rostros. No reinventan nada (ni siquiera lo intentan), tampoco superan a su antecesor, pero aún así nos entregan un buen rato, que es lo que sabemos se proponen cada vez que entran al estudio. 

6 / 10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Weezer:
2014 // Everything will be alright in the end

miércoles, 13 de abril de 2016

Rihanna: Anti (2016)

A contracorriente.  

Para todas las estrellas del pop llega aquel momento en que deben demostrar que son más que un mero fenómeno.... o morir en el intento (que es lo que acaba ocurriendo con la mayoría). Y Rihanna en aquello está, tras una seguidilla de discos plagados de hits instantáneos (hablamos de siete álbumes en siete años), la mujer decidió darse una pausa importante previo al que vendría a ser su octavo trabajo. ¿Inseguridad? ¿Ganas de reinventarse? ¿Quizás un poco de ambas cosas? El caso es que tras cuatro años de especulaciones finalmente pudimos conocer el contenido de Anti, el que independiente de que tan solido sea en el global me parece que con seguridad debe ser el disco más arriesgado en la carrera de la vocalista, y uno que de paso enciende una luz de esperanza frente a lo que podría venir en su futuro. 

Desde un comienzo Anti declara intenciones, dando señales de una artista que pretende sonar más densa, menos comercial pero más interesante a la vez. Y en al menos la primera mitad del disco lo logra con plenitud. El oscuro hip hop de 'Consideration' abre el álbum y de inmediato muestra credenciales marcando distancia con lo que habríamos esperado de un álbum tradicional de Rihanna. Luego, y tras un extraño (e innecesario) interludio de un minuto titulado 'James Joint', el disco regala una pasada impecable que se inicia con la excelente 'Kiss it better' (desde ya una de las canciones más adictivas que oiremos en el año), seguida de la juguetona 'Work' y el western 'Desperado'. Hasta acá lo dicho, prácticamente no hay punto bajo en el disco. 

'Woo' es una mucho más sucia pero sigue convenciendo, pese al abuso de auto tune que contiene, pero será entrando en el nudo del álbum cuando este definitivamente mostrará sus primeros ripios. 'Needed me' y 'Yeah, I said it' caen en la monotonía y pese a la exquisita producción con que cuentan inevitablemente huelen a relleno. Vale la pena seguir con Anti eso si, ya que llegando a la última curva de disco aparecerá la digna versión que Rihanna ha realizado de 'Same old mistakes' , original de Tame Impala, seguida de la acústica 'Never ending', que no es más que una especie de refrito del 'Thank you' de Dido. Con todo, cumple aunque no alcanza a emocionar. Finalmente, la cantidad de ideas que Rihanna ha querido meter en su disco vuelven a evidenciarse con el soul de 'Love in the brain', seguido del desangre que es 'Higher' (una en donde la mujer se deja la garganta aunque nuevamente nos deja en coitus interrumpus al acabar antes de tiempo) y cerrando junto al piano en 'Close to you'

Muchas manos y ansias entonces detrás de un disco del que se esperaba bastante pero me parece ha estado a la altura. Anti no es un álbum de hits, en esa linea solamente jugarían 'Work' y 'Kiss it better', pero en el resto de los temas que lo componen apreciamos las ganas de Rihanna por escapar de lo obvio, y aquello de por si habla bien de su afán por ganar respeto, ya que sabemos que dinero y fama le sobran. 

Si nunca te has interesado por la música de Rihanna, este es probablemente un disco al que deberías darle una oportunidad. Y ojo que lo escribe alguien que jamás había podido con dos temas seguidos de esta tipa...

7,5 /10
¡Muy bueno!

sábado, 9 de abril de 2016

Javiera Mena: Otra Era (2014)

Luces (y sombras aún).

No lo voy a negar: hasta el bochornoso incidente vivido por Javiera Mena en la pasada versión del Festival de Viña del Mar no la conocía más allá del nombre. Sin embargo, lo ocurrido me motivó a ver su actuación unos días más tarde, la cual me sorprendió gratamente y de paso provocó en mi un efecto dominó, primero fui por su disco para acabar llegando acá, a mi querido blog. Y si bien consciente estoy de que Otra era tiene su tiempo de editado (casi dos años de hecho), creo que nunca es tarde para compartir las sensaciones que nos va dejando la música que llega a nosotros por uno u otro camino. 

Me encontré entonces con un buen álbum de pop, de producción impecable, un sonido cargado a los teclados, sintetizadores y que invita constantemente al movimiento. Abundarán acá los coqueteos con el baile, los cuales desde la partida a cargo de 'Los olores de tu boca' serán protagonistas, funcionando y fracasando en idéntica proporción. Y es que si bien en temas como 'Sincronía, pegaso', 'Espada' o 'La joya' sentimos que el asunto fluye y contagia de manera impecable, hay otros instantes que rozan la vergüenza ajena y en donde la falta de madurez en la música de Javiera Mena se vuelve demasiado evidente (las letras también son en general espantosas, parecen escritas por una quinceañera). 'Esa fuerza', 'Que me tome la noche' o la terrible 'Quédate un ratito más' son claros ejemplos de lo que menciono. 

'Otra era' (la canción), por cierto, merece párrafo aparte por jugar en otra liga, una más reflexiva y que inevitablemente ilusiona respecto a un futuro mejor para la vocalista. Es por paliza el mejor tema del trabajo y es de esperar que en un siguiente disco la mujer de continuidad a ese nivel para de una vez por todas abandonar el infantilismo que ronda en al menos la mitad de este álbum (su obsesión con las relaciones agota, cuesta creer que no tenga nada más que decir). 

Quiero creer que el crecimiento que muestra Otra era no es más que el puntapié inicial frente a lo que la artista podrá entregarnos en el futuro, y bueno, el tiempo hablará. Por ahora, acá "algo hay".

7 / 10
Muy bueno.

martes, 5 de abril de 2016

Pet Shop Boys: Super (2016)

Experiencia, elegancia y estilo.


Fieles a lo suyo, de la mano de una elegancia absolutamente única, los ingleses de Pet shop boys vuelven a irrumpir entre nosotros con su característico estilo, nuevamente con Stuart Price en producción y un álbum que se enlaza a la perfección con lo que había sido su más reciente disco: Electric (2013). Nuevamente nos regalan entonces un trabajo que no se anda con rodeos y nos lleva directo a la pista de baile mediante un incesante beat que apunta a nuestros corazones, y lo logran, vaya que lo logran. Lejos de la fórmula de radios, lo de Pet shop boys hoy en día se remite a entregarnos parte importante de lo que mejor saben hacer: llevarnos a su vida nocturna. Lo hacen desatando todo lo que tienen, como si en cada nuevo disco se les fuese la vida. 

Abren con dos declaraciones de intenciones, primero 'Happiness', que no es más que un notable coro ('Es un largo camino a la felicidad, pero llegaré ahí de la única forma que conozco...") acompañado de un constante vaivén electrónico, y luego 'The pop kids', otra en donde se definen y de paso entregan lo más parecido a un single que posee el álbum. Como sea, el asunto funciona de maravillas e incluso nos lleva a aceptar de buena gana el experimento electro/reggaeton que entregan en 'Twenty something', una que inevitablemente trae al presente el recuerdo de aquel lejano y experimental Bilingual (1996), disco donde también el dúo coqueteó con sonidos latinoamericanos. 

Más adelante el asunto abordará el pop y la dinámica directa en 'Groovy', el instrumental 'Pazzo!', 'Undertow' o 'Say it to me', complementará con las hipnóticas 'Inner sanctum' o 'Burn' y alternará una que otra bajada de revolución mediante las notables 'The dictator decides' y 'Sad robot world'. Todo muy bien armado de manera que como conjunto Super funciona sin ningún problema, pese a que quizás en lo individual carezca de fuerza. Y no es que estemos acá frente a malas canciones pero claro está que, quizás conscientes de los tiempos que vivimos, hace rato que Pet shop boys se olvidaron de la idea de generar hits con estructuras tradicionales y se han concentrado más bien en generar ambientes y regalar intensas sensaciones (no podría culparlos, si una canción como 'Love etc.' no sonó en ningún lado, apaga y vámonos). 

Como sea, estos ingleses no fallan, y en 2016 lo han vuelto a hacer. Super como viaje fluye con naturalidad y convence absolutamente. Levemente inferior a su antecesor aunque continúan sosteniendo su legado sin problema alguno. Benditos sean por aquello.

7 / 10
Muy bueno.

 

Otras reseñas de Pet shop boys: