"Pantanos lúgubres y una profunda melancolía..."
En este sentido, los estadounidenses han decidido sostener ciertos aspectos respecto al debut. Han mantenido el que sean tan solo seis piezas las que compongan el disco, entendiendo muy bien el que para este tipo de sonido "menos es más", apostando más bien a la contundencia individual de cada canción, aunque cabe mencionar el que como global esta vez se han extendido diez minutos más en el total, llegando casi a los cincuenta de duración. En ese camino, el álbum transita por ideas bastante regulares, digamos, esas características y pesadas olas de guitarras propias del doom, riffs que avanzan a paso lento mediados por el registro oscuro y gutural de Craig Breitsprecher, pero que cuentan con la singularidad de romper en algún momento entre arreglos de piano, generando así momentos de profunda nostalgia y melancolía.
Lo mencionado se expresa con total claridad en un tema como 'Harbingers', cuatro minutos de oscuridad al que le seguirán otros seis que oscilarán entre momentos al piano, un retome de la rudeza mediante un glorioso doble pedal e incluso un solo de guitarra floydiano hacia el cierre, esto en un ir y venir que llega casi a los once minutos y se encuentra armado de manera magistral. Ciertamente, y esto podría verse como el único "defecto" con que cuenta el álbum, prácticamente todo lo demás que suena apelará a la misma fórmula, tanto cosas como 'Wisdom of the falling leaves' + 'Crumbling pillards of a tranquil mind' como la recta final con 'Psalm of the merciless' + 'Idiophatic despair' exponen un tipo de canción bastante similar, intercalando oscuridad, fuerza con pasajes marcadamente emocionales, siendo solamente 'Adrift, beneath the listless waves' la excepción a la regla, un instrumental que llega inteligentemente en el nudo del álbum como para matizar un tanto el asunto, y se vaya que suma.
Fires in the distance se anotan con uno de los buenos discos que nos habrá dejado 2023, y si bien no son demasiado los matices respecto al debut, la propuesta sigue sonando fresca, mezclando pantanos lúgubres con una profunda melancolía, peso en el sonido y arreglos delicados marcados por la emoción. Una experiencia digna de vivirla. Y ojo que los tipos llevan dos álbumes de altísimo nivel a la fecha, por lo que habrá que ver hacia por donde van los tiros en el futuro, que la vara está altísima.
¿Canciones? 'Harbingers', 'Crumbling pillards of a tranquil mind' y 'Adrift, beneath the listless waves'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario