miércoles, 3 de diciembre de 2025

Florence + The Machine : Everybody Scream (2025)

 "Desequilibrado..."

Tras un par de álbumes iniciales cargados al pop, las melodías gloriosas, reconocibles y recordables, mensajes de superación o historias de desamor, la inglesa Florence Welch decidió dar un giro hacia los rincones más íntimos y oscuros de su sentir. Algo de esto se insinuó en el magnífico How big, how blue, how beautiful (2015) para luego profundizarse mediante el lúgubre High as hope (2018), llegando así a un punto donde de no retorno en Dance fever (2022), un trabajo en donde la música se puso al servicio del mensaje, experiencia o idea que se deseaba transmitir. Aquello vuelve a ocurrir en este Everybody scream e incluso se intensifica, dejándonos un disco que si bien alcanza cotas enormes en algunos pasajes, en general acaba perdiéndose en sí mismo a causa de su falta de gancho.  Dicho en simple: este es uno de esos álbumes que no tiene mucho sentido oír sin ir siguiendo las letras (las cuales son brillantes, todo sea dicho) pero que desde lo musical queda en deuda. Principalmente debido a la monotonía en que cae en medida que avanza. 

Yendo a las temáticas, el sexto álbum de Florence + the machine se encuentra marcado por la compleja experiencia del embarazo ectópico sufrido por la artista en 2023, lo cual le ha llevado a reflexionar profundamente respecto a su presente. Abre el disco por tanto con 'Everybody scream' refiriéndose a ella misma en tercera persona, a su alter ego sobre el escenario, y como este personaje le funciona a modo de desahogo ("Ella me lo da todo / Ya no siento dolor / Me derrumbo, me levanto / Y lo vuelvo a hacer / Porque nunca es suficiente / Me hace sentir amada / Podría venir aquí y gritar tan fuerte como quiera..."), esto para rápidamente entregar la GRAN canción del disco, la más ambiciosa claramente y también la más directa en cuanto a su mensaje: 'One of the greats'. En esta, unicamente sobre una sutil pero cruda guitarra eléctrica, Florence se refiere a lo cerca que estuvo de la muerte ("Salí arrastrándome debajo de la tierra / Con las uñas rotas y tosiendo tierra / Escupiendo canciones para que las cantes conmigo..."), realiza un recorrido por su período más oscuro ("Solo era hermosa bajo las luces / Solo así era poderosa / Me quemé a los treinta y seis...") para luego enfocarse en lo que significa ser una mujer dentro de la industria musical ("Debe ser grato ser hombre y componer música aburrida, solo porque puedes..."), esto dentro de una estructura que juega a absoluto placer con las intensidades. 

La partida es notable por tanto y las dos que suenan a continuación no destiñen en absoluto, ya sea disfrazándose de bruja y dialogando con la muerte en la críptica 'Witch dance' o subiendo la intensidad en 'Sympathy magic', probablemente el tema con mayor vocación pop en todo el álbum. El problema, sin embargo, comienza desde acá en adelante. Y no porque vengan malas canciones (la mayoría tiene lo suyo), sino porque el álbum abusa de los arreglos minimalistas en la idea de entregarle total protagonismo al relato. Se sucederán entonces sutiles cuerdas y una serie de elementos que se limitarán a preparar terreno para que las dramáticas/poéticas narrativas de Florence se desarrollen, encontrando gratos momentos en 'Perfume and milk', donde intenta reconstruirse desde el dolor ("Y estoy cambiando, convirtiéndome en algo más / Una criatura de anhelo , cuidándose solo a mi misma / Lamiendo mis heridas, refugiándome..."), o refiriéndose a asuntos más banales como el amor no correspondido en 'Buckle'. 

Podríamos afirmar que medio disco está bien, incluso muy bien. Sin embargo, la Cara B de este insiste demasiado en el concepto e incluso entrega canciones que se quedan totalmente cortas de alcance. El caso de 'Kraken' es dramático, por ejemplo, un tema que pedía a gritos mayor explosión y se queda en meras insinuaciones. Ya de la monotonía de la pasada por 'The old religion' ,'Drink deep', la acústica 'Music by men' o ese cierre insulso a cargo de 'And love', ni hablemos. El álbum caerá en un pozo por tanto en su segunda parte, del que ni siquiera los coros explosivos de 'You can have it all'  logrará salvarlo.

El que un disco presente una propuesta profunda e incluso arisca no es un problema en sí mismo. Lo complicado es cuando la complejidad de un mensaje no tiene correspondencia con la música, que es algo que acá ocurre en bastantes momentos. Everybody scream es un disco desequilibrado, de grandes momentos y otros derechamente agotadores. Una pena, que con Florence las expectativas siempre están muy arriba. Pero las cosas como son. 

¿Canciones? 'One of the greats', 'Witch dance' y 'Sympathy magic'.

6,5 / 10
Cumple y algo más...

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