domingo, 1 de septiembre de 2024

John Grant: The Art Of The Lie (2024)

 "En bruto, sin ediciones ni recortes..."

John Grant es todo lo que esperaríamos de un artista. Digamos, un tipo que plasma todo su ser en la música, tanto en términos líricos como en cuanto a arreglos. De esta forma ha llegado a su sexto disco en solitario, exponiendo hasta lo más íntimo, desde sus inquietudes políticas, filosofías de vida, hasta sus momentos más personales. En este sentido The art of the lie lo mantiene en su tónica, quizás un peldaño más abajo en términos de atmósferas (más oscuras, siniestras y ariscas con el auditor esta vez), aunque por lo mismo, matizando de vez en cuando una que otra jugarreta dinámica donde lo oiremos aplicando filtros a su voz y llevando el vocoder al límite, sin embargo, estas serán excepciones ante un disco en general reflexivo y, digámoslo, triste.

Como ha sido costumbre en su discografía, The art of the lie llega a tres años de su antecesor y mostrando una versión extensa del artista, es decir, un conjunto que supera la hora de música (sesenta y un minutos para ser exactos) entre canciones que no se guardan absolutamente nada. De hecho, a tal punto llega la desfachatez del vocalista, que en su primera parte enlaza sin asco tres canciones de más de siete minutos, una atmosférica y cuidada 'Marbles' (tétrica y delicada a la vez) + las personales 'Father' (con las líneas más dolorosas de todo el disco: "Hay veces en que solo quisiera correr a tus brazos / Que me abraces una vez más / Y siento vergüenza de no haber sido el hombre que siempre quisiste que fuese...") y una espesa 'Mother and son'. Por tanto, lo dicho, que John Grant no adorna nada ni cuida las formas para "agradar" o volver su música algo más accesible. El hombre tiene más que claro que apunta a un nicho y pasa por completo de la masividad. Dicho en simple: quienes lo oyen saben porque están acá y como premio lo obtendrán en bruto, sin ediciones ni recortes. 

Fuera de las mencionadas, el disco también tendrá sus momentos políticos. Sin ir muy lejos toma título a partir del libro de Donald Trump ('The art of the deal') y no por nada cuenta con esa portada, con ese lugar tan puramente estadounidense: un local de comida rápida plenamente iluminado pero en total soledad. A esos mismos conceptos apuntan canciones como 'All that school for nothing',  'Meek AF' o 'It's a bitch', en estas acelerando algo la dinámica y apuntando dardos a la idiosincrasia de su tierra, mientras que en la recta final retomará la intimidad en algo como 'Daddy' o la exquisita 'The child catcher' (¡muy bien metiendo ese solo en la recta final!), cerrando así un álbum en general oscuro que vuelve a dejar al vocalista en una zona de difícil accesibilidad. Él lo sabe, sin embargo, y le da igual. 

¿Canciones? 'Marbles', 'Meek AF' y 'The child catcher'. 

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