"Ameno, más no mucho más..."
Sin ir muy lejos, el disco abre con una pasada directa enfocada en la velocidad mediante el tridente 'To hell and back' (la canción) + 'Don't get mad... get even!' + 'Wicked disdain', canciones rocanroleras que apuestan por el coro efectivo en el afán seguramente de enganchar oyentes pero que terminan tirando por lo obvio. Será recién en algo como 'Free us all' cuando por primera vez el álbum pareciese tener algo que decir, esta baja los tiempos, entrega momentos para el bajo y aporta un peso diferente respecto a las anteriores, algo similar a lo que ocurre con 'Heavy as a clown', algo monótona en sus dos minutos iniciales pero que mejora con la sección instrumental mientras que el nudo del álbum estará marcado por la aparición de la balada 'Walk with me forever', que si bien es algo cliché en la búsqueda de emoción cuenta con el elemento sorpresa de estar interpretada inéditamente por David Ellefson.
De pronto y sin notarlo, notamos que al disco le queda poco, lo cual habla bien de su diversidad aunque nada realmente nos vuela la cabeza, algo que se exacerbará en la recta final mediante canciones que retoman la velocidad y el peso pero huelen a relleno con descaro, me refiero a la genérica 'Dead inside' seguida de 'The mark of Cain' (¿qué es ese minuto final que repite una y otra vez un riff si no la evidencia de que se han quedado sin ideas?) y la veloz 'In the hall of the hanging serpents'. El segmento instrumental de dos minutos 'Severance' no merece demasiado comentario pues aporta cero más allá de repetir la melodía con que el disco había abierto, en la idea (supongo) de cerrar donde habían comenzado.
De dulce y agraz por tanto el debut (¿y despedida?) de Dieth. El tiempo dirá si la experiencia dará para más que esto, por ahora han entregado un álbum ameno que se deja oír gracias a su diversidad y buenas ejecuciones pero que en el detalle, en pocos momentos escapa de lo obvio.
¿Canciones? 'Free us all'.
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