miércoles, 1 de abril de 2015

Death Cab For Cutie: Kintsugi (2015)

Popurrí mal logrado. 

Más de diez años han pasado desde el mejor momento de Death cab for cutie, un excelente disco en 2003 (uno de los mejores de la pasada década) más algún exitoso single posterior se encargaron de dejar la promesa instalada, sin embargo a partir de ahí la banda no pudo (o no supo) ir mucho más allá. Ahora, con todo, discos como Narrow stairs (2008) o Codes & keys (2011) pese a caer en una serie de lugares comunes si lograron sostener un nivel más que digno, nivel que en esta ocasión me parece ha decaído dramáticamente, encontrando así un álbum que comienza con una idea relativamente clara para acabar desgranándose canción a canción en medio de la intrascendencia. 

Dos hechos importantes precedieron a las grabaciones de Kintsugi, el más relevante de ellos guarda relación con el alejamiento de Chris Walla (guitarrista y productor de la banda), pero también fue tema el divorcio entre Ben Gibbard y Zooey Deschanel, ambas situaciones se ven reflejadas en cierto perfume nostálgico y enrarecido que abarca el sonido de parte importante del disco, sin embargo el asunto no va tan lejos como hubiésemos querido. Dicho en simple: al disco le falta sangre. 

Kintsugi abre con dos medios tiempos, suena primero 'No room in frame', que no escapa demasiado del sonido habitual de Death cab for cutie mientras que 'Black sun' si se muestra más interesante gracias al aire pesimista que arrastra el tema, el cual cerca del final revienta entre sucias guitarras. Un poco más adelante 'Little wanderer' funcionará en la misma linea no sin antes acelerar un poco el asunto con el rock (?) de 'The ghost of Beberly Drive'. Todo muy correcto, demasiado quizás. Luego, en el nudo del disco, este bajará los tiempos drásticamente con dos baladas acústicas que exponen a un Gibbard en pleno desangre, 'You've haunted me all my life' engancha pero 'Hold no guns' agota. 

Y si hasta acá el disco convencía a medias, es en la recta final donde el asunto se vuelve todo confusión. 'Everything's a ceiling' , 'Good help (is so hard to find)' , 'El dorado' e 'Ingenue', con sus aceleraciones, voces filtradas y baterías electrónicas parecen ser sobras de lo que fue Codes & keys, no son malos temas pero huelen a relleno todo el tiempo, eso además de no poseer ninguna conexión con lo que antes había sonado. Y del cierre con 'Binary sea' ni hablar, una balada más sobre un piano, una más. 

Casi cuatro años se tomó la banda para editar Kintsugi, demasiado para un disco que salvo en dos o tres canciones no funciona ni en lo individual ni en lo colectivo, acá no hay sorpresas y la sensación de estar más que nada frente a un popurrí de ideas que no van hacia ningún lado es potente. Un disco apto solo para ultra fanáticos de la banda. 

5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Death cab for cutie:
2011 // Death cab for cutie // Codes & keys

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