lunes, 11 de junio de 2018

Jonathan Davis: Black Labyrinth (2018)

"Entre lugares comunes e irregulares exploraciones..."

A la hora de analizar Black labyrinth, el debut oficial en solitario del bueno de Jonathan Davis, deberíamos tener en cuenta un dato no menor, y es que desde un tiempo a la fecha, con Brian "Head" Welch convertido al cristianismo y una agrupación que participa poco en labores creativas, Korn viene entregado a las inquietudes musicales de su vocalista. De ahí que durante los últimos años hayamos oído importantes (y desafortunadas) incursiones electrónicas en los álbumes de la banda y las publicitadas vueltas a las raíces se oyesen tan pero tan forzadas (para muestra, Korn III: Remember who you are de 2009). De todo aquello habla Black labyrinth, un disco que durante su primera mitad no marca importantes diferencias respecto al sonido más reciente de Korn y recién en su recta final desata un sonido más denso e íntimo, que independiente de que tan bien logrado se encuentre, si abandona los lugares comunes. 

Nos encontramos así con un álbum dividido entre dos almas. En una primera parte nos encontramos con una serie de guiños a los fans tradicionales de Korn, ahí la dinámica ágil de 'Underneath my skin' o 'Your god', el gancho efectivo de 'Everyone' + 'Happiness', con esas letras de adolescente incomprendido siempre presentes ("No les gusto porque les asusto..." afirma en 'Everyone'), o el trabalenguas vocal que el vocalista insinúa en 'Walk on by' hablarán de un Davis que no ha querido alejarse demasiado de sus raíces musicales. Sin embargo, poco a poco al entrar en el nudo del álbum este comenzará a trazar caminos un tanto más espesos, ahí canciones como 'The secret', 'Medicate' o 'Please tell me' abordarán un mundo más denso y oscuro, mientras que los aires orientales de 'Basic needs' (que ya se habían insinuado antes en la excelente 'Final days') refrescarán absolutamente el ambiente. 

Si el disco hubiese cerrado acá, con nueve a diez temas me parece habría entregado un global de mejores resultados. Lamentablemente, y como suele ser costumbre (ya que con Korn también le ocurre), en el cierre nos encontraremos con los excesos innecesarios. 'What you believe' o 'Grinder', por ejemplo, son dos que podría habérselas ahorrado dado lo repetitivas que suenan mientras que 'What it is' cierra el disco en plan pop, marcando un contraste que no se entiende demasiado. 

Nos quedamos así con un álbum de Korn al cual se le suman un par de incursiones experimentales, otro par de temas muy oscuros y otros cuantos excesos. Un disco que debate entre lugares comunes e irregulares exploraciones. El resultado global no molesta pero salvo contados momentos no impacta ni sorprende.

2.5 // Nada muy especial 

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