2014, el año en que han tropezado mis leyendas. Primero fue Judas Priest, ahora ha sido ACDC. ¿Algún problema en admitirlo? Ninguno, las cosas como son. El tiempo pasa y no perdona. Es natural, punto.
Lo último que habíamos recibido de los australianos había sido el enorme Black ice (2008), un disco que estuvo muy pero muy por encima de lo que cualquiera habría esperado de ACDC a estas alturas y que incluso se cuela sin problemas entre lo mejor que la banda ha entregado desde 1990 en adelante. Black ice fue un regalo, con el que muchos nos dimos por pagados, de ahí que las expectativas frente a un nuevo trabajo, digámoslo, no eran demasiado altas. Más aún cuando nos enteramos del lamentable estado de salud en que se encuentra Malcolm Young, segunda guitarra y fundador de la agrupación. Y bueno, ya con nosotros Rock or bust demuestra que los temores (?) eran justificados. Lo mejor que tenían lo trabajaron y entregaron en 2008, lo que quedó han sido algunos riffs marca de la casa que han transformado en canciones de dos a tres minutos, tan directas como olvidables.
Hay poco que destacar en Rock or bust. Poco que recordar. Nada que me interese oír en vivo, por ejemplo. Y es que cuando un disco funciona con piloto automático de comienzo a fin y no existe una propuesta novedosa, el asunto se remite básicamente a cuantas canciones engancharon con quien oye. En lo personal me quedo con la dinámica de canciones como "Play ball", "Miss adventures" o "Dogs of war", y sería. El resto no escapa de la fórmula fácil, algo monótona e interpretaciones sin mucho que destacar, hay una que otra canción en donde la mítica guitarra de Angus Young aparece ("Baptism by fire" por ejemplo) y en las voces Brian Johnson cumple de sobra, pero en general el disco es plano como una tabla.
Nada, ni siquiera sus propios errores, empañarán jamás el legado y la obra de ACDC, unos gigantes de la historia del rock, sin embargo, Rock or bust no ha estado a una altura mínima y da para pensar en que quizás ha llegado el inevitable momento del adios para estos eternos de la música. Y si esta es efectivamente la despedida de los australianos, la viviremos como corresponde, con serenidad y agradecimiento frente a todo lo que la banda nos entregó durante sus más de 40 años de existencia.
5 / 10
Nada muy especial...
Macho pero cómo pones que Malcolm era bajista!!! Supongo que se te habrá pasado, pero cuidado con esas cosas. Saludos
ResponderEliminar¡Me quiero morir! Jajajajaja.
ResponderEliminarNo se en que estaba pensando. Corregido. Saludos y gracias!!!!
Estoy muy de acuerdo. Es un disco hecho sólo para cumplir pero que, irónicamente, supera a Black Ice en todos los sentidos. Otro disco prescindible de unos músicos que deben ya de retirarse.
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