Es probable que efectivamente Bloodbath en sus inicios no fuese más que un capricho de Mikael Akerfeldt, un gusto que el reconocido vocalista de Opeth deseaba darse dentro del mundo del death metal. El tema es que tras la edición del excelente The fathomless mastery (2008) el asunto pasó a otra dimensión, la criatura de pronto se volvió mayor y mantenerla con vida ya requería demasiado esfuerzo, por lo que a Akerfeldt no le quedó otra que abandonar el buque y concentrarse de lleno en sus labores junto a Opeth (los mal hablados dirán que ya no tiene garganta para asumir proyectos de metal).
A muchos sorprendió el que los restantes integrantes de Bloodbath decidieran continuar con el super grupo, sin embargo no debemos olvidar que en 2004 esta situación ya se había dado y se sorteó invitando a Peter Tagtgren (Hypocrisy) para las voces de Nightmares made flesh. La sorpresa fue mayor aún cuando se supo que Nick Holmes (Paradise lost) sería quien esta vez asumiría el relevo vocal. Sorpresa debido a que Holmes hace mucho que no sacaba registros guturales de su garganta (en los inicios de Paradise lost lo hizo) por lo que existían justificadas dudas con respecto a su incorporación.
El resultado de todas estas idas y vueltas se resume en los 45 minutos de Grand morbid funeral, un álbum que apuesta directo a la médula del death en su formato clásico. No hay innovaciones en ese sentido con este disco, y ahí quizás se resiente un poco la partida de Akerfeldt, sin embargo, aquello no me parece que reste méritos al trabajo. Dicho en simple: el álbum no descubre nada (ni pretende hacerlo) pero en lo suyo, cumple de sobra.
Los fuegos abren con la notable "Let the stillborn come to me" seguida de "Total death exhumed" y de inmediato quedamos claros por donde irá el asunto: death metal purista, de vieja escuela, muy oscuro, violento y potente. Bastante velocidad, doble pedal y peso en las guitarras. El viaje continuará con "Anne", un relato de terror que si hubiese aparecido en un álbum de los legendarios Cannibal Corpse a nadie habría extrañado, comienza con una corta confesión para soltar luego el listado de perversiones cometidas por nuestro psicópata protagonista. El mejor momento del trabajo se vive en la pasada por la mencionada "Anne", el oscuro relato de "Church of Vastitas" y la brutal "Famine of god's word", una que retoma la velocidad y logra explotar al máximo la energía de la actual versión de Bloodbath. Ya de ahí en adelante el álbum sostendrá el nivel en base a una fórmula clásica y que seguramente gustará dentro de los amantes del género.
En relación a la labor de Holmes en las voces se puede comentar que, pese a contar con un registro gastado y que incluso a momentos parece forzado ("Unite in pain", el más claro ejemplo), las interpretaciones encajan en el estilo y dan vida de buena forma a cada una de las canciones presentadas.
Grand morbid funeral no supera a ninguno de los tres anteriores álbumes de Bloodbath, sin embargo, si funciona como una más que correcta entrega de death metal clásico. La nueva formación ha dado el ancho por lo que queda sobre la mesa la ilusión frente a lo que vendrá para ellos.
7/10
Muy bueno.
Muy bueno.
Tengo que escucharlo. Soy un gran admirador de Nick Holmes y sus Paradise Lost. Si mal no me equivoco, aquél dejó de hacer guturales tras el Icon, ¿no? Gran crítica, Esteban, te seguiré la pista, como siempre hago, vamos.
ResponderEliminarBuen disco de Death Metal, aunque yo creo que si está por encima del anterior que no me dijo nada en su momento. Los guturales de Nick Holmes están bastante bien, aunque por debajo de la bestialidad que aportaba Akerfeldt con los suyos. Gran crítica compañero!
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