Sin derecho a quejas.
Genio, loco, inquieto, creativo, también excesivo. Adjetivos varios que aparecen en la mente a la hora de hablar de Devin Townsend, un tipo que durante estos últimos quince años ha hecho lo que ha querido, pasándose de la raya frecuentemente pero también acertando medio a medio en ocasiones, y es que cuando se juega constantemente sobre los límites es lógico caer de vez en cuando en el abuso, asunto que suele ocurrir con el ex líder de Strapping young lad.
Casualties of cool es una de las tantas facetas que Townsend nos ha mostrado durante estos últimos diez años, una que conecta muy bien con la calma y experimentación de trabajos pasados del artista tales como Ki (2009) o Ghost (2011), aunque esta vez el sonido se enmarca en una linea mucho más folk y completamente alejada del rock. No ha querido además firmar el álbum con su nombre ya que aquello sería una falta de respeto frente al aporte que ejerce en diversos momentos la presencia vocal de Che Aimee Dorval, quien ya había trabajado junto a él en Ki pero esta vez lo hace tomando un rol mucho más activo y entregando precisamente los matices más brillantes con que cuenta el disco.
Los ambientes que Casualties of cool (el álbum) logra durante parte importante del disco, sobretodo en la primera mitad, son su mayor punto a favor. El golpeteo country de "Daddy", "Muntaintop" , "Ether" o "Forgive me", la belleza de "Flight" o "Bones" (Che Dorval está enorme en ambas) y la pasada floydiana por "Moon" protagonizan momentos que funcionan a la perfección y que por si solos logran que este disco valga la pena disfrutar. Aunque claro, también está lo de siempre: los excesos que restan. Ahí juegan las instrumentales "Pier", "Hejda" ,"Broken", "Pure" o canciones como "Deathscope", las cuales le quitan demasiada dinámica al trabajo (además de extenderse por largos e innecesarios minutos), de hecho, toda la seguidilla final del álbum , a excepción de "The bridge", pide a gritos algo más de explosión e intensidad. La segunda parte del disco se vuelve bastante espesa y claramente le sobran minutos.
No lo vamos a descubrir hoy, donde Devin Townsend brilla es donde también tropieza. El tipo no contiene sus impulsos, vomita discos y proyectos como si el mundo fuese a acabar en cualquier instante y ahí es donde constantemente cae en los mencionados excesos. Acá, con Casualties of cool, cuando ha sido capaz de filtrar, cuando ha cedido protagonismo a Che Dorval, ha encontrado momentos tremendos y excepcionales pero cuando ha vuelto a ser devorado por su ego es cuando se ha vuelto espeso e intratable. Pese a todo el saldo es positivo aunque queda la sensación de que el proyecto tenía un mayor potencial, aunque con Townsend no existe el derecho a queja, el hombre es lo que es.
6 / 10
Bueno, se deja oír...
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