"Gigante precariedad..."
Polly Jean Harvey es una de esas damas que la llevan. Ella fue en algún momento al rock lo que la islandesa Bjork sería a la electrónica (bueno, no por nada en los noventa se les ligó de cierta forma en los medios), digamos, una mujer de la que ya no sabías que esperar salvo lo mejor. 2007, sin embargo, marcó giro para la vocalista, momento en que decidió salir a explorar otras aristas de su perfil cambiando las guitarras por el piano en aquel sensible White chalk , el cual complementó un par de años más tarde en mediante el creativamente inquieto A woman a man walked by (2009) junto a John Parish. En este camino, Let England shake aparece como un álbum algo más "tradicional", ameno y fácil de llevar, digamos, un disco de estructuras reconocibles y arreglos sencillos. Pero cuidado, que lejos de estar ante un trabajo menor, estamos ante lo mejor que la inglesa ha compuesto en largo tiempo, uno que va creciendo en intensidad en medida que avanzan sus cuarenta minutos de duración y cual campana de Gauss tras encontrar su punto más alto irá entrando en calma hacia su recta final.
Por sobre todo, Let England shake es un álbum precioso, también Interesante en su sonido, conformado básicamente por guitarras eléctricas limpias que han reemplazado la distorsión de discos anteriores y arreglos absolutamente envolventes; ácido en sus temáticas y letras, estamos por lejos frente al disco más político de la artista a día de hoy, quien esta vez ha dejado de lado sus vivencias de pareja para adentrarse en el mundo de las guerras llevadas adelante por Inglaterra a lo largo de su historia. El disco posee por tanto un hilo conductor temático claro de comienzo a fin pero también coherencia en lo musical, armando un equilibrio impecable a lo largo de sus doce composiciones.
Sin ir muy lejos, abrirá de manera dinámica mediante el tridente 'Let England shake' (la canción), 'The last living rose' y la irónica 'The glorious land' (¿Cuál es el fruto de nuestra tierra gloriosa? - se pregunta. "Niños huérfanos y deformes" - contesta) para lentamente con 'The words tha maketh murder' ir adentrándose en terrenos más emocionales y acabar desbordando en la pasada por 'All and everyone' + 'On battleship hill' + 'England', doce minutos sensacionales donde Pj Harvey transmite el dolor como hace muchísimo no hacía, haciendo uso de arreglos mínimos y recurriendo básicamente a su voz como herramienta, todo en compañía de Josh Parish, Flood y Mick Harvey en producción, este último un antiguo colaborador de Nick Cave.
Con la magia ya declarada y habiéndonos maravillado, el resto no dejará de fluir en su segunda mitad. 'In the dark places' regalará nuevas dosis de desangre, 'Bitter branches' sonará algo más rabiosa y contrastará con la calma de 'Hanging in the wire', para finalmente retomar la emocionalidad a flor de piel con 'Written in the forehead' + 'The colour of the earth', todo siempre en un ambiente que roza el demo, que denota una exquisita precariedad evidentemente intencionada (es voz + guitarra casi todo el tiempo), tono que no hará sino confirmar el que estamos ante un álbum único en su especie y un imprescindible no solo de la artista si no de esta década, una obra interesante y creativa, equilibrada, sencilla y profunda.
10 / 10
Obra maestra
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