domingo, 2 de junio de 2024

Taylor Swift: The Tortured Poets Department (2024)

 "Ejercicio verborreico y conservador..."

Si hay alguien que entiende como funciona la industria musical hoy, es Taylor Swift . Amada y odiada en idéntica proporción, la vocalista logró hacerse de un nombre una década atrás y desde entonces no ha parado de publicar álbumes, en múltiples ediciones físicas (en colores diferentes o con x canciones extras) a manera de mantener a sus fans siempre atentos a sus movimientos. El resultado de esta estrategia podemos verlo hoy: éxito total. La tipa agota entradas por todo el mundo con su The eras tour, repasando con cuidado toda su discografía en conciertos de (agárrate) tres horas y media, dedicando de paso también un espacio a este, su más reciente trabajo, un álbum que llega bastante antes de lo que habríamos esperado considerando el que tanto Evermore (2020) como Midnights (2022) fueron álbumes bastante discretos (aburridos incluso) que pedían a gritos el que Taylor se tomase algo más de tiempo para publicar algo nuevo en lugar de ir sacando lo que tuviese a mano en tiempo record. Pero bueno, acá hay una línea editorial por lo que en menos de dos años y fiel a su estrategia comercial acá la tenemos de regreso con otro álbum en su línea: un disco extenso, monotemático, personal e innecesario. 

Dieciséis nuevas canciones son las que acá entrega (¡treinta y una! en la versión extendida), donde la vocalista se explaya en sus aventuras personales, sus amores tortuosos y desamores. Nada nuevo por cierto, no solo en su discografía si no que en la historia de la música. ¿Es qué habrá algo más cliché que vocalistas mujeres cantando acerca de relaciones de pareja? Ya sea desde la idealización o el fracaso, nada nuevo bajo el sol. El caso es que acá va Taylor de nuevo, hablando de lo crueles que son sus hombres en 'My boy only breaks his favorite toys' (o sea, el título ya se explica por si mismo, pero traduzcámoslo : "El tipo me trata mal pero se que soy su favorita...") o 'Down bad' (abriéndose en canal desde sus primeras líneas: "¿Realmente me transportaste en una nube de polvo brillante solo para hacer tus experimentos? / Decirme que era la elegida / Para luego devolverme al mundo desde donde vengo..."), hablando de amores imposibles en 'Fortnight' (junto a Post Malone), reflexionando con un profundo "¿Quién te va a contener como yo?" en 'The tortured poets department' (la canción) o cantándole al despecho y a la rabia en 'So long, London' ("Juraste que me amabas pero ¿dónde estaban las pistas? / Morí en el altar esperando las pruebas / Nos sacrificaste a los dioses de tus más tristes días / Y yo estoy trayendo el color de regreso a mi rostro..."). 

En adelante, los títulos se continuarán explicando solos ('I can fix him (No really I can)', 'I can do it with a broken heart', The smallest man who ever lived'), todos abordando la obsesión temática de la artista: los hombres. Porque tal parece no hay nada más de lo que le interese cantar. Ahora, seamos sinceros: ¿alguien se cree que esto es mero azar o inspiración? ¡Claro que no! 

Y es que precisamente todas estas miradas del amor ligado al sufrimiento puede sean finalmente la explicación para el enorme éxito de Taylor Swift, una empresaria de la música que inteligentemente ha explotado las temáticas que una sociedad patriarcal le permite explorar a las mujeres. El amor es terreno de ellas, por lo que resulta lógico que las adolescentes (y las no tanto) se identifiquen con este conjunto de canciones, que sufran con Taylor y se comprometan con su causa. ¿Tiene algo de malo todo esto? ¡Para nada! Que cada cual es libre de cantarle a lo que quiera y como quiera. Sin embargo, el mensaje y análisis cultural no puede dejarse de lado a la hora de analizar el fenómeno pues si nos ceñimos estrictamente a lo musical, The tortured poets department es otro álbum excesivo y repetitivo de la vocalista, uno repleto de canciones cortas (tres minutos prácticamente todas), baladas de estructuras muy sencillas y arreglos cargados al piano + una electrónica completamente inofensiva con algún momento explosivo en donde la producción de batería hace lo suyo. Todo muy predecible y domesticado, sin embargo.

El disco por tanto paga los costos de la verborrea de su autora, una que ha decidido instalarse en una posición tremendamente conservadora tanto desde lo lírico como lo musical, lejos de otras autoras actuales con ovarios tales como Florence Welch (con quien por cierto comparte créditos en una canción acá), Beyoncé e incluso las mismísimas Dua Lipa o Billie Eilish. Insisto en que esto no transforma la música de Taylor Swift en desechable per se. No sería nada que la estadounidense le cantase al amor tortuoso una y otra vez si es lo hiciera de manera novedosa (está escrito acá en mi blog el cuanto disfruté un disco como Folklore en 2020), con algún elemento que impacte en su sonido, cosa que no ocurre en ningún momento a lo largo de este disco.

¿Canciones? 'My boy only breaks his favorite toys'  y 'I can do it with a broken heart' (por ser la única en todo el disco que aporta una dinámica cargada al synth pop que cambia el tono del disco).

5/10
Nada muy especial...


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1 comentario:

  1. Es una buena canción de amor tortuoso, no suena mal.
    Y el video es muy creativo.

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