lunes, 28 de julio de 2025

Marina : Princess Of Power (2025)

 "Disco de contrastes..."

Tras una impecable trilogía inicial marcada dos excelentes álbumes como Electra heart (2012) + Froot (2015), le costó en adelante a la galesa Marina Diamandis sostener las expectativas generadas. Y vaya que lo intentó todo. Se cambió el nombre (dejó de ser "Marina and the diamonds"), se tomó cuatro años para grabar un álbum bastante experimental como Love + Fear (2019) donde debatió su sonido entre personales baladas y un acercamiento a los ritmos latinos (grabando incluso un single con Luis Fonsi, ¡horror de decisión!), esto para luego recular y volver al pop dinámico un par de años más tarde mediante el correcto Ancent dreams in a modern land (2021), disco con el que la vocalista pareció en cierto modo pedir disculpas a sus seguidores tras tanta confusión y solicitarles algo más de tiempo para regresar en plena forma creativa. Y bueno, su sexto álbum parece ser el resultado de dicha procesión, un trabajo que efectivamente retoma el sonido donde había quedado diez años atrás con Froot, acercándola con fuerza al electro pop mientras en materia temática continúa dando muestras de quien es ella ahora, digamos, un personaje que derrocha divismo y confianza. Sin embargo, una cosa es la postura, las intenciones y otra muy distinta los resultados. Y ahí, todo sea dicho, Marina sigue sin recuperar la regularidad que alguna vez ostentó.

Me explico. El solo hecho de que el disco esté compuesto por trece canciones y llegue casi a los cincuenta minutos de duración algo anticipa: no busca solo salir del paso si no que apuesta por la contundencia. El problema es que esta aparece solo a momentos, en pasajes que efectivamente muestran la mejor versión de la vocalista, pero estos se complementan con otros que se conforman con rellenar el álbum, generando un constante contraste que perjudica el nivel general.

Yendo a la música, el álbum abre bastante bien con 'Princess of power' (la canción) que vuelve a situar a la vocalista hablando desde el empoderamiento y el haber "confundido el amor con control y manipulación", idea que enlaza perfecto con la juguetona 'Butterfly' con ese coro lleno de filtros que habla de desplegar alas y volar sobre la brisa, mientras que 'Cuntissimo' es ese single que Marina no lograba lanzar efectivamente desde 'Froot' o 'Bubblegum bitch', cargándose esta vez al tecno pop y mostrando a una vocalista rebosante en actitud. A las mencionadas se suman más adelante cosas como 'Metallic stallion', por lejos el tema más interesante musicalmente hablando en todo el álbum y el único además en donde la vocalista logra entregar una estructura que juega con las intensidades (emulando vientos incluso con los teclados), mientras que tanto en el pop de 'I love you' como en 'Final boss' recordará muchísimo los tiempos de Froot con ese bajo marcado en el sonido. 

Lamentablemente la otra mitad del disco (que no es poco) cargará con un importante problema: serán todas canciones demasiado sencillas. Y si bien tras 'Cuntissimo' algo como 'Rollercoaster' en su simpleza se deja oír y funciona evidentemente como puente para algo más sofisticado, 'Cupid's girl' encabezará una lista de canciones que se conforman con encontrar un coro y dado que estos no tienen nada memorable, mueren ahí. Ocurre en toda la pasada por 'Je ne sais quoi', 'Digital fantasy' + 'Everybody knows I'm sad', esta última siendo una que pedía a GRITOS algún arreglo algo más explosivo, sobre todo en su recta final, y también en baladas estilo 'Hello kitty' o 'Adult girl' que es poco lo que aportan desde lo musical.  

Princess of power está lejos de ser un desastre, medio disco cumple de sobra y eso hay que dárselo. Sin embargo, el conjunto avanza a tropiezos y por momentos vuelve a mostrar la arista más simplona y olvidable de una Marina que por alguna razón insiste en tratar de perseguir el mainstream siendo que no lo necesita. 

¿Canciones? 'Cuntissimo' , 'Metallic stallion' y 'Final boss'.

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