domingo, 4 de diciembre de 2016

Helmet : Dead To The World // 2016

Otra dirección, la misma decepción.

El regreso en 2004 de Page Hamilton utilizando la marca Helmet (es el único miembro original que se mantiene en la "banda") claramente no estuvo a la altura de lo que sus fans habrían esperado. Lejos de ese metal inclasificable (e incluso adelantado en muchos aspectos) que transformó a estadounidenses en banda de culto, todo lo que vino a partir de Size matters (2004) no fue más que continuismo carente de frescura e ideas. Una especie de rock meloso sin rabia ni identidad (que terrible cuando las bandas pierden la rabia, no?) 

En ese sentido, Dead to the world aparece como el primer trabajo en una década que llega con propuesta bajo el brazo, lo cual de por si merece de nuestra atención. Hay un cambio de dirección en este nuevo disco de Helmet, aunque claro, una que definitivamente terminará por marcar distancia con quienes vienen siguiendo a la banda desde sus inicios...

En simple: Dead to the world sincera un poco el presente de Helmet y ha resultado ser el álbum más accesible (o comercial si algunos prefieren) en la carrera de la agrupación. Lejos de ese rock duro, golpeado, a ratos impredecible, que imponía murallas de sonido, esta vez Hamilton ha optado por un conjunto de canciones ricas en materia melódica, algunas de ellas con coros y estructuras muy reconocibles aunque muchas también bastante vacías si se analizan en detalle. 

Buenos ejemplos de lo que menciono serían la partida a cargo de 'Life or death', que con una dinámica punk pop aborda un contagioso coro ("Baby nobody caaares...") del que cuesta despegarse, o la absolutamente beatlesca 'Bad news' (de las buenas del disco por cierto). De igual forma 'I my guru' o 'Expect the world', con una mirada más dura del sonido logra cumplir, sin embargo, gran parte del resto se pierde entre experimentos a medio camino ('Drunk in the afternoon' o 'Look alive', que sin estar del todo mal son temas que podrían haber llegado más lejos) o melodías que más allá del estrofa/coro no llegan. Ahí, canciones como 'Red scare', 'Dead to the world' (la canción) o 'Green shirt' (original de Elvis Costello) aportan muy poco al global, suenan sin fuerza, no poseen arreglos medianamente interesantes y exponen a un Hamilton que con el paso de los años claramente ha perdido fuelle vocal. 

Dejando de lado la odiosa comparación con álbumes como Meantime (1992) o Betty (1994) (son otra cosa esos discos, incluso era otra banda la que compuso en aquella época), Dead to the world de todas formas no logra superar la vara que el mismo Page Hamilton se debe haber impuesto previo a su edición. Size matters (2004) o Seeing eye dog (2010) poseían el problema de ser aburridos y monótonos, pero poseían fuerza, sin embargo esta vez aquella característica se ha sacrificado en la búsqueda de un sonido más melódico y accesible. El resultado se queda a medio camino de todo. Hay dos o tres temas aceptables, un par más que como experimentos podrían haber resultado pero otro conjunto que carece de identidad y dirección. Pero bueno, no pasa nada, siempre tendremos sus primeros tres discos para recordar lo buenos que fueron... 


2.5 // En deuda.

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