miércoles, 28 de enero de 2015

Björk: Vulnicura (2015)

Completamente libre.  

Enfrentar una nueva entrega de la islandesa Björk resulta a estas alturas todo un desafío. Para nadie es secreto el que durante la última década, a partir de Vespertine (2001) para ser más exacto, la mujer se ha sumergido en un espiral de sonidos cada vez más introspectivos y ajenos a todo lo que en sus inicios fue. Para bien y para mal Björk goza hoy en día de una libertad envidiable, la tipa hace realmente lo que le da la gana, y disco a disco no ha temido en re inventar su sonido, escapando de esta manera incluso del éxito y jamás estancándose en una fórmula. No hay disco de Björk que suene igual al anterior, la mujer es una provocadora innata y su obra seguramente será recordada por muchísimo tiempo debido a aquella cualidad.

Ahora, todo provocador corre un riesgo: establecer una distancia prácticamente infranqueable con el público. Y en una era tan inmediata como la que hoy vivimos, en donde es realmente raro tener tiempo como para sentarse a oír un disco por demasiado rato, ser un provocador es casi un suicidio para el artista. Sin embargo, la islandesa es una de esas que parece no temerle a nada, ni siquiera al desprecio de sus propios fans. Ya lo demostró con Biophilia (2011), un disco dispuesto a romper con cualquier tipo de estructura que se esperase de ella, marcando claramente un nuevo punto de inicio para la vocalista. Tres años más tarde llega a nosotros Vulnicura, un trabajo mucho más sensible y personal (nace a raíz de su ruptura tras diez años con el artista Matthew Barney) pero en donde Björk no recula, fiel a su estilo insiste en proponer y desafiarnos a que recorramos el camino, aunque no nos la dejará nada de fácil. 

Hay algo que de inmediato queda claro con Vulnicura, bastan dos canciones para constatar que la experiencia es más cercana y emocional respecto a Biophilia, los violines de "Stonemilked" que abren el álbum son la prueba, unos segundos más tarde entran las secuencias electrónicas, la melodía y Björk vuelve luego de muchos años a conmovernos. "Stone milked" es un tema hermoso que inevitablemente trae el recuerdo de "Jóga" a la cabeza, se complementa además a la perfección con "Lion song", una en donde la islandesa enlaza sus tradicionales juegos vocales (Medulla presente acá) con impecables orquestaciones. 

Con "History of touches" y "Black lake" aparece el segmento más íntimo y doloroso del álbum"Desperté en medio de la noche para expresar mi amor por ti. Acaricie tu piel desnuda y pude sentir todo de ti en un mismo momento",  reza la islandesa en la primera únicamente sobre un teclado que golpea y golpea. Impactan también los diez minutos de "Black lake", acá Björk vuelve a exponer en siete estrofas su sentir. El acompañamiento de ambos temas es muy sencillo y mínimo, privilegiando así letras por sobre melodías. "Black lake" cansa eso si, cansa bastante, los primeros tres minutos se logran disfrutar pero luego son seis más (si, seis más) de los mismos círculos por lo que junto a "Family" (que son ocho minutos más de relato) deben representar el pasaje más complejo de seguir de todo el disco.

"Not get" me parece otro de los puntos altos de Vulnicura, un tema de esos que hay que ir descubriendo de a poco gracias al exquisito trabajo de arreglos y producción con que cuenta (Vulnicura completo es un álbum que debe ser disfrutado con un par de buenos audífonos), además con una letra increíblemente lúcida a la hora de abordar las inseguridades que se viven en una relación ("Dudabas de la luz y el refugio que esta puede entregar"), así como del camino que se recorre ante la pérdida ("No me quiten este dolor / Es mi oportunidad para crecer...").  En "Atom dance" Björk vuelve a prescindir por completo de puentes y coros, sin embargo acierta gracias al tremendo aporte vocal de Antony Hegarty quien luego de tres minutos de aparente monotonía aparece y aporta frescura. Llegamos así a los últimos diez minutos de disco, los cuales son totalmente exploratorios (más aún!), "Mouth mantra" y "Quicksand" se sostienen sobre electrónica bastante caótica y maquinitas que no paran de jugar (como "Hyperballad", aunque sin la vocación de masas), sobre ellas aparecen las voces y cuerdas en diversos momentos, claramente hay excesos pero también una apuesta que a ratos resulta atractiva.     

En definitiva: cuatro grandes canciones que son columna vertebral en el álbum, un par de ladrillos marca de la casa y tres experimentos dignos de la leyenda. Björk sigue haciendo de las suyas, no cede en las formas con las que ha decidido entregar su música pero esta vez si ha logrado equilibrar bastante el asunto, eso además de mostrarse como una artista plena, creativa, vigente y vanguardista. Un disco que sin duda crecerá con los años. 

¿Canciones? 'Stonemilker', 'Lion song', 'Notget'.


8 / 10
Excelente.


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3 comentarios:

  1. Pues creo soy de los pocos que disfruto de Biophilia, al grado de que mientras leía esta reseña puse el disco para inspirarme :P

    Ahora bien, este "Vulnicura" es excepcional, muy pero muy íntimo, al igual que a Chris Martin, el rompimiento le sentó bien, envuelve este álbum en un aura de desesperación, de querer gritar ¿qué hice mal?. Y como es costumbre en Björk te lleva por nuevos caminos y nuevos paisajes. Sin duda un gran álbum que puedes disfrutar acostado y con las luces apagadas.

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    1. Biophilia lo escuché bastante en su momento pero me superó. Y eso que Vespestine, Medulla y Volta tienen pasajes muy difíciles! Digamos que avertidos estábamos. Quizás ahora, habiendo disfrutado con Vulnicura le encuentro un poco la magia a Biophilia, quizás...

      Saludos!

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  2. y es difícil la islandesa ja... yo también le perdí el rastro... voy a escuchar este que pusiste a ver que onda...

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