"La brutalidad de regreso..."
Yendo a la música, 'Prisoner 666' es algo que declara intenciones de inmediato, la banda suena desatada en constantes idas y vueltas con un Bozeman completamente a gusto chillando y yendo abajo con profundos guturales imposibles de no disfrutar, mientras que 'Hymns in dissonance' (la canción) es una locura de canción, jugando con la estructura en velocidad, acelerando y bajando los tiempos durante cuatro minutos infartantes. Mención aparte para el minuto final en donde la banda se disfraza (innecesariamente, digámoslo) de Lorna Shore con esos redobles y parones bruscos tan típicos de los de Will Ramos. Con todos sus peros, los diez minutos de álbum son una brutalidad con patas y ciertamente el resto del disco no abandonará la idea.
En ese camino, sin embargo, el disco inevitablemente no logrará sostener siempre el mismo nivel. 'Diabolic slumber', por ejemplo, suena como algo bastante olvidable mientras que el impacto violento que encarna 'Hate cult ritual' resulta muy disfrutable pero como en 'The abysmal gospel' insisten en la misma tecla, agotan. Por lo mismo cuando bajan un tanto la velocidad en 'Bedlam' o 'Mammoth god' aciertan y permiten que la experiencia resulte algo más gratificante.
Dentro de esa recta final algo como 'Nothing is coming for any of us' (la más extensa de todas llegando a los seis minutos) merece un párrafo aparte resultando algo que incluso escapa de los límites del resto del álbum y por lo mismo suena como lo más interesante en todo el trabajo, abriendo en el más puro desate rabioso (regalando también los minutos más caóticos del disco) para ir acercándose lentamente a unos minutos finales melódicos marcados por un solo exquisito (pasado el tercer minuto) que nos recuerda que esta banda también puede emocionarnos y vaya que ilusiona respecto al futuro de Whitechapel. Que este perfectamente puede ser el camino a seguir.
Quizás un disco más breve habría sido lo adecuado, digamos, dos o tres canciones menos, pero Whitechapel se han propuesto el no dejar títere con cabeza en este afiladísimo Hymns in dissonance y hasta cierto punto lo consiguen. El tiempo dirá si la jugada ha servido para tomar aire o la banda se estacionará un buen tiempo en este lugar más oscuro y salvaje. Por ahora, llevan varios discos al hilo de excelente factura, confirmándose como apuesta segura dentro de la escena metal actual.
¿Canciones? 'Hymns in dissonance', 'Hate cult ritual' y 'Nothing is coming for any of us'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario