"Hacia adentro..."
Y es que a diferencia de lo que ocurría en el debut, donde podíamos reconocer elementos melódicos marcados, en Wall of eyes la banda apuesta con mayor fuerza a las atmósferas hipnóticas. Es decir, en este álbum no encontramos absolutamente nada que aborde la delicadeza y dulzura de 'Free in the knowledge', ni tampoco el acercamiento eléctrico de 'You will never work in television again' o coros reconocibles como el de 'Pana-vision'. Pues no, la jugada acá apunta a la repetición de estructuras y canciones que ponen énfasis en las atmósferas por sobre cualquier gancho. Es el caso de 'Wall of eyes' (la canción), por ejemplo, un riff acústico sobre el que se irá desenvolviendo el sencillo relato de Thom Yorke, sin alzas de intensidad ni cambios estructurales bruscos si no unicamente el lento andar en medio de un ambiente inquietante, algo que se corroborará en la siguiente 'Teleharmonic' aunque esta vez entre teclados.
En adelante el álbum se debatirá entre canciones donde la guitarra de Greenwood adopta presencia aunque siempre de manera contenida casi a modo de acompañamiento ('Read the room' o 'Under our pillows') y temas muy Yorke, donde este va al piano y desde ahí narra ('Friend of a friend' o la delicada 'I quit'), el elemento común será eso si la falta de explosión, el siempre ir hacia adentro con el sonido. De hecho, será recién en la recta final de 'Bendic heltic' (5:30 en adelante) cuando oímos por primera vez a un Jonny Greenwood completamente desatado, desaforado , estridente y aterrador (exquisito momento por cierto), en una clara muestra de que pudiendo ir por ahí, han decidido conscientemente explorar otras aristas de sus inquietudes.
Un mérito importante con que cuenta el disco es que se limita a solo ocho canciones (todas extensas eso si, rondando los cinco a seis minutos), entendiendo la banda a la perfección el que dado lo complejo del relato es importante no agotar al auditor para así no perderlo. Por eso cuando llegamos al cierre a cargo del piano de 'You know me!' y se evidencia el cuanto perjudica a la obra la pérdida de potencia vocal de Thom Yorke (no queramos tapar el sol con un dedo), no nos complicamos demasiado pues nos quedamos con la sensación de haber atravesado un viaje claro y consistente, un álbum que es más un conjunto que una suma de partes. Lejos de ser un "proyecto de sobras", los ingleses han decidido con Wall of eyes no solo reactivar a The smile sino que dotarlo de mayor músculo y estilo.
¿Canciones? 'Wall of eyes', 'I quit' y 'Bendic heltic'.
¡Muy bueno!
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