viernes, 5 de junio de 2015

Coal Chamber // Rivals // 2015


Ha ocurrido desde siempre: un movimiento musico social emerge desde el mundo del rock y junto con este una serie de bandillas acaban subiéndose al tren en movimiento intentando recibir parte de la torta. De esta forma llegó a nosotros en 1997 el álbum debut de Coal Chamber (otros que bien bailaron en aquella linea fueron Linkin Park), un disco que imitaba descaradamente el sonido de Korn pero que de todas maneras logró encajar un exitoso single entre los adolescentes fans (hoy treintones) del llamado nu metal. El hilo fue estirado en 1999 con Chamber music (más de lo mismo) y posteriormente, cuando intentaron evolucionar murieron en el intento (Dark days, 2002). Digámoslo con todas sus letras: Coal chamber existió mientras el nu metal generó dinero por lo que, a excepción de un puñado de nostálgicos, no creo exagerar cuando afirmo que nadie los extrañaba demasiado.

El tema es que la nostalgia vende (que lo digan todos los noventeros que en masa han vuelto durante estos últimos diez años) y la necesidad tiene rostro de hereje, por lo que los liderados por Dez Fafara han decidido regresar tras trece años de silencio. El resultado se resume en las trece canciones que componen Rivals, un álbum que ellos mismos anticiparon como "lo más pesado de su carrera" y si bien en parte esto es efectivo, cabe señalar el que tampoco estamos frente a un disco que de para volverse loco. Digamos que Rivals cambia el eje del plagio, si antes eran Korn ahora se han acercado más a Slipknot o incluso por momentos al Sepultura de Derrick Green. Tal cual.

Rivals es un disco efectivo, eso hay que dárselos, un álbum que desde el comienzo mete mucho ruido, guitarras y velocidad, con un Fez Fafara que probablemente grita mejor que nunca. Durante su primera mitad y gracias a canciones como 'Bad blood between us', 'Suffer in silence' , 'The bridges you burn', 'Another nail in the coffin' o incluso 'Rivals' (la canción) el asunto engancha, pero ya entrando en la recta final la cosa se vuelve muy floja y no genera demasiado interés. 

Estamos entonces frente al álbum más trabajado de Coal chamber a la fecha, sin embargo la sensación global es amarga. El regreso de la banda se anota como uno más entre todos aquellos que han rondado en la intrascendencia, digamos, tres o cuatro canciones que entretienen en medio de un puñado de temas que aportan poco o nada a su discografía. Y eso que la vara tan alta no estaba... 

2.5 // Insuficiente. 

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