domingo, 22 de junio de 2025

The Darkness: Dreams On Toast (2025)

 "Boys just want to have fun..."

Por más que huelan a refritos, cada dos o tres años nos viene bien un nuevo álbum de The darkness. Discos que suenan bien y emulan con nobleza, alegría y buen humor ese hard rock que treinta y tantos años atrás fue furor. Dream on toast no llega para ser excepción, diez canciones breves que entregan una media hora fácil de digerir entre guitarras aceleradas, coros agudos y momentos acústicos, aunque nobleza obliga el admitir que el disco no les encuentra en su momento más inspirado y se limita meramente a cumplir con lo obvio complementando con uno que otro momento de alto vuelo.

Me explico. Como es costumbre, el disco abrirá muy arriba con el rock de motocicletas y caricaturesco de 'Rock and roll party cowboy' (la única en todo el álbum que supera los cuatro minutos de duración), donde realizan una divertida parodia del rockero machote ("Soy un vaquero fiestero del rock and roll / Que no va a leer a Tolstoi..." - afirman en un brillante remate), seguida de la aún más ridícula 'I hate myself'. Y si bien estas no andan mal, un problema con que carga el conjunto es que en adelante se lo come la simpleza, abordando el country en 'Hot on my tail', emulando con descaro las armonías de Queen en el medio tiempo 'Don't need sunshine' o la dinámica 'The longest kiss', así como yendo al rock and roll más básico y elemental en 'Mortal dread', todas estas canciones que suenan en la primera mitad del álbum y, siendo francos, te bajan demasiado pronto. 

Algo mejorará el asunto en la recta final gracias a 'The battle for gadget land' y 'Walking through fire' que recuperaran las guitarras y el buen humor sacando a flote su vibra más alegre y jovial, en la segunda riéndose incluso de ellos mismos ("Solo hacemos esto porque es divertido / Pero creo que ni mi mamá comprará este último disco..."), para cerrar con una melosa y ultra azucarada 'Weekend in Rome', con la que Justin Hawkins se ha propuesto mostrarse como el gran vocalista que es. 

Dreams on toast cuenta con tres o cuatro momentos marca de la casa que traen de regreso las jugarretas siempre necesarias de una banda cuyo principal mérito es no tomarse demasiado en serio a si misma y simplemente pasársela bien. Ahora, dicho lo anterior, el álbum complemente con pasajes simplones y predecibles que no están a la misma altura generando un global que se deja oír pero mucho más allá no llega. Tampoco pareciese que lo pretendan...

¿Canciones?  'Rock and roll party cowboy', 'Don't need sunshine' y 'Walking through fire'.

6/10
Bueno, cumple...


Otras reseñas de The darkness:
2019: Easter is cancelled 

viernes, 20 de junio de 2025

Arcade Fire: Pink Elephant (2025)

 "Poco inspirado..."

Ya en 2022 Arcade fire habían publicado un álbum gris, un disco de tonos oscuros pero que gracias a la producción de Nigel Godrich y esa pasada maravillosa por verdaderos himnos como 'The lightning' + 'Unconditional I (lookout kid)' logró generar cierta sensación de épica y luminosidad. Todo aquello, sin embargo, es lo que NO está en Pink elephant, el álbum definitivamente más opaco (en un amplio sentido) en la carrera de los canadienses y uno de esos discos a los que efectivamente resulta muy fácil pegarle, considerando lo ariscos que son con el auditor. 

En dicho sentido, si algo no se le puede criticar a este conjunto de canciones es su franqueza, un álbum que desde un comienzo declara intenciones mediante un instrumental (el primero de los tres que sonarán) como 'Open your heart or dying trying', donde se nota la mano atmosférica de Daniel Lanois en producción, seguido de una sentida 'Pink elephant' (la canción), abriendo un disco que no teme moverse en terrenos lúgubres y se aleja por completo de la energía o el pop de álbumes anteriores. Y si bien la partida no está nada mal, un problema con que cuenta el disco es la falta de remate, sin ir muy lejos, las canciones que suenan a continuación lucen apagadas y repetitivas, ocurre en 'Year of the snake' y 'Circle of trust', las cuales dan vueltas y vueltas para acabar siendo mero tedio, así como 'Alien nation' (ni Regine Chassagne salva los muebles en esta ocasión) o 'Ride or die' parecen meras jugarretas de estudio. Será recién entrando a la recta final cuando 'I love her shadow' entregue algo de la vibra melódica y bailable típica de la banda (de hecho emula con cercanía el teclado de 'Everything now') pero aún así luce sin fuerza, sobre todo desde lo vocal (¡qué abajo se le oye a Win Buttler a lo largo del disco!) mientras que la acústica 'Stuck in my head' regala un cierre golpeado pero en ningún caso emotivo. 

Puede que este sea un disco necesario para Arcade fire, la entrega de un trabajo visceral carente de inspiración que les permita hacer de puente para algo mejor, aquello el tiempo lo dirá. En lo práctico, no encontramos fuerza ni frescura en este conjunto de canciones muy difíciles de seguir y rescatar.

¿Canciones? 'Open your heart or dying trying' + 'Pink elephant'.

5/10
Nada muy especial.

martes, 17 de junio de 2025

Sleep Token : Even In Arcadia (2025)

"El chiste de pronto ha perdido la gracia.."

Había expectativas en torno a este lanzamiento. El éxito de álbumes pasados, particularmente Take me back to eden (2023), acabó por generar un alto hype (como le llaman los lolos) en torno a un siguiente disco, sin embargo, quienes esperaban un trabajo particularmente interesante por parte de Vessel y compañía deberán seguir esperando pues Even in arcadia podrá ser muchas cosas, pero un paso hacia adelante definitivamente no es. Lo anterior no significa que estemos ante un mal disco pero si uno que reúne evidentemente las sobras de álbumes anteriores, las cuales han sido adornadas, puestas bonitas para una presentación adecuada que logre ocultar una evidente falta de (nuevas) ideas. Dicho en simple: han querido estirar el hilo del éxito con lo que tenían, y no mucho más. 

Nos encontramos así con un plato diverso como de costumbre, diez canciones que concentran lo mejor de si en su comienzo, trayendo de regreso con 'Look to windward' esas atmósferas de calma que a medio camino explotarán para luego ir metiendo momentos electrónicos, rapeos y vueltas a la tranquilidad con un piano. Misma jugada que pretenden en 'Emergence', esta vez con la particularidad de ese cierre a lo Kenny G con un saxofón que sinceramente no se entiende que pinta acá más allá de la cursilería del recurso (que no se mal entienda: no tengo nada contra el saxofón, me encanta de hecho, pero usarlo solamente para aparentar una supuesta "apertura" si me parece un desperdicio). Dicho lo anterior, los temas no están mal pero verdad sea dicha: se les ve el plumero a distancia. Primero porque esta idea de canción ya está bastante quemada por la banda y segundo porque los momentos explosivos lucen impostados y predecibles a esta alturas. Otro ejemplo de lo mismo es 'Caramel', que en sus primeros minutos está bastante bien trazando líneas melódicas y rapeos sobre un beat reguetonero, además de una lírica que instala una sentida reflexión respecto a la fama ("Este escenario es una prisión / Una hermosa pesadilla..."), pero nuevamente lo mismo: ¿Qué pretenden con ese minuto final estridente, gritón y cargado al metal? ¿Demostrar que aún siguen coqueteando con el metal? ¿Para qué? Lo único que logran es generar una mixtura forzadísima y absolutamente innecesaria. 

Por lo mismo, lo mejorcito del disco lo encontramos en los tres minutos de 'Past self'. Un tema sencillo, versos sobre electrónica, un coro y ya. Algo directo, que no se esfuerza innecesariamente en sonar rebuscado. Lo mismo con 'Even in arcadia' (la canción), que introduce una agradable melodía sobre un piano y posteriores teclados, además de un violín que (esta vez si) justifica su inclusión pues conecta con la atmósfera que el tema traía. Ahora, con esta el disco se termina pues la recta final, las cuatro finales son tedio absoluto. La demostración de lo inicialmente escrito: que estas son las sobras de discos anteriores. 'Provider' y 'Damocles' (azúcar a cucharadas) son diez minutos aburridísimos, en 'Gethsemane' se disfrazan de Coldplay con peso mientras que 'Infinite baths' vuelve a desarrollar la estructura de los temas que abrían el disco, ese comienzo en calma que luego desata explosiones. Más de lo mismo. 

Even in arcadia paga el costo de llegar demasiado pronto y huele a paso atrás. No se trata de que sean o no una banda de metal, el punto es que el disco no funciona ni como álbum de pop. De vanguardia ni hablemos. Juega a ser algo osado pero no es más que un constante refrito de un montón de ideas muchísimo mejor trabajadas por otros (vayan a darle play al último disco de Zeal & Ardor, por ejemplo) e incluso por ellos mismos en discos anteriores. Una simplificación en extremo de recursos que lucen agotados, como un chiste que de pronto ha perdido la gracia...

¿Canciones? 'Past self', 'Even in arcadia' y 'Caramel'.

5 / 10
Nada muy especial. 


domingo, 15 de junio de 2025

Hate: Bellum Regiis (2025)

 "Oscuro, feroz y dramático..."

Lo escribía unos años atrás para la reseña del sólido Rugia (2021): con Behemoth fuera de combate, la escena extrema polaca ha quedado en manos de Hate (con permiso de los aún más veteranos Vader, claro). De esta forma, los liderados por Adam Buszko insisten álbum tras álbum en un sonido que apunta sin temores a la segura, desarrollando un death oscuro, feroz y dramático que continúa manteniendo el nombre de la banda en alto. En este disco eso si, levemente por debajo respecto a su antecesor.

La sola partida del álbum declara intenciones, 'Bellum regiis' (la canción) son casi siete deliciosos minutos que dan muestras del poderío de la banda, oscilando entre aceleraciones y pasajes melódicos a completo placer. Es la mejor del disco, no cabe duda, aunque por lo mismo también instala sensaciones encontradas, pues que tan rápido el álbum muestre su mejor carta termina siendo algo complicado. Dicho lo anterior, tampoco es que el resto esté mal, o sea, 'Iphigenia' + 'The vanguard' (extensas estas también, superando los seis minutos) desarrollarán estructuras directas y efectivas que resultan bastante disfrutables, lo mismo más adelante con 'Perun rising' + 'Alfa inferi goddess of war'. Sin embargo, ocurre que en ciertos momentos la repetición de riffs se vuelve algo agotadora, lo cual se aprecia con claridad en 'A ghost of lost delight', de notable atmósfera y la única del disco que baja un tanto las revoluciones, pero que se alarga un par de vueltas por sobre lo necesario. 

Bellum regiis es otro buen álbum de Hate, uno que entrega el sonido extremo que se espera de una banda de tamaña historia, me atrevería a decir además que cuenta con una producción incluso mejor que la de sus antecesores. Se repite demasiado eso si y aquello le resta frescura con el correr de sus minutos, aunque claro, nada que alcance a arruinar un regreso que de todas maneras resulta disfrutable.

¿Canciones? 'Bellum regiis' y 'A ghost of lost delight'.

6,8 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Hate:

jueves, 12 de junio de 2025

Kazea : I.Ancestral (2025)

 "Crudeza y pureza a la vez..."

Anticipo desde ya: escribo respecto al mejor disco debut que habremos oído este 2025. Se trata de este trío sueco que hace uso de la libertad que promueve el escenario actual para hacer un mix entre una serie de estilos, abriendo el abanico y esparciéndose entre momentos cargados al post rock, coqueteando con el peso del slugde aunque siempre de la mano de un desate irreverente post punk, planteando así un verdadero viaje de ocho canciones donde todo suena compacto, cohesionado y atrevido. 

Por sobre todas las cosas, si algo me ha transmitido este I. Ancestral es la desfachatez que proporciona la juventud, el descaro de quien nada tiene que perder. Esto se aprecia con claridad bastante avanzado el disco, cuando suenan cosas como 'Wailing blood' o la dinámica 'Whispering hand' (el momento más luminoso y contagioso en todo el disco claramente), pasajes que me recuerdan ese post punketa de los primeros Cloud nothings (esos de 2012, era Attack on memory), son momentos en donde el trío derrocha energía pero también crudeza. El tema y lo interesante acá es que la banda embalsama ese sonido desenfadado y visceral con una serie de influencias bastante más oscuras y que les acercan al metal. Un ejemplo claro de lo que menciono es 'The north passage', cinco minutos en donde Kazea muestran credenciales abordando un sonido tétrico que incorpora guturales en sus coros pero donde jamás abandonan esa idea melódica de la canción, solo la empapan de oscuridad. 

Por lo mismo, el álbum habrá abierto media hora antes con notable elegancia recitando un pasaje de Bodas de sangre de Federico García Lorca para bruscamente entregarse al peso del post rock en los doce minutos que construyen 'Pale city skin' + 'Trenches', esta última eso si mostrando los primeros gestos amigables al entregar un coro bastante reconocible e incluso contagioso. En el nudo del disco habrán pasado por una lúgubre 'A strange burial' y acabarán el álbum de manera emocional en la espectacular 'Seamlessly woven', siete minutos en donde abrazan una atmósfera marcadamente sentimental. 

Solo se vive una vez. Los primeros discos de una banda llegan para mostrarnos algo que jamás volveremos a percibir de la misma forma. Por lo mismo, queda en nosotros el gozar de comienzo a fin un álbum como este, que es crudeza y pureza a la vez. Habrá que ver hacia donde disparan estos suecos, si logran sostener el nivel o incluso disparar hacia latitudes que les hagan crecer (o lo contrario), sin embargo, lo que nadie jamás borrará es la belleza de este I. Ancestral, un debutazo de altísimo nivel. Aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'Trenches', 'Wailing blood' y 'Seamlessly woven'.

8,5 / 10
¡Excelente!

domingo, 8 de junio de 2025

Imperial Triumphant: Goldstar (2025)

 "Vanguardia imprescindible..."

Si se trata de metal que mira hacia adelante y se sitúa a la vanguardia, pues Imperial triumphant tienen bastante que decir. Y es que en base a un sonido desaforado, caótico, experimental, técnico y disonante, este trío estadounidense se las han arreglado a lo largo de la presente década para volverse un imprescindible dentro de la escena, al punto de llevar varios álbumes al hilo realmente extraordinarios. Dicho lo anterior, estos tipos están tocados, claramente en estado de gracia por lo que con Goldstar lo han vuelto a hacer. Uno realmente no se explica cómo, pero lo han vuelto a hacer. 

Nos entregan así nueve canciones (que en realidad son siete + dos piezas breves de menos de un minuto) que se enmarcan dentro de lo más "accesible" que hayan compuesto en su carrera aunque no por esto perdiendo un ápice de identidad, es decir, volveremos a encontrar acá esa mixtura que entre una violenta oscuridad y el caos interpretativo, aunque esta vez complementada con momentos ligeramente melódicos y pasajes incluso emocionantes. Esto enmarcado además en una narrativa singular, pues la música de Imperial triumphant debe sonar podrida porque habla de una sociedad oscura, decadente y podrida por dentro, generando así un nexo coherente entre lo musical y el mensaje. 

Ahora, si un "defecto" se le podía achacar al anterior Spirit of ecstasy (2022) es que por momentos este se volvía pesado. Demasiado inaccesible. Y eso acá en Goldstar ha sido corregido, lo cual se aprecia a la perfección en una canción fantástica como 'Lexington delirium' (una vez más, con participación en dos líneas vocales de su fiel amigo Tomas Haake, baterista de Meshuggah), que debe ser lo más parecido a un single que han publicado hasta ahora, un tema que baja un tanto las revoluciones para centrarse en las lúgubres atmósferas que construye y donde hasta casi como que se distingue un coro (cuenta con un videazo además). Antes y después de esta la banda habrá desenfundado eso si su arista más agresiva, yendo directo al death y machaque constante mediante 'Eye of mars', luego con una curiosa 'Gomorrah nouveaux', donde complementarán el sonido con tambores y ritmos africanos, algo que volverán a desarrollar casi finalizando el disco en la curiosa 'Pleasuredome' (esta vez con participación en batería de otro mítico como Dave Lombardo), así como también apuntando a la histeria en los cuarenta segundos de 'NewYorkCity' junto a Yoshiko Ohara en voces. 

Ahora, pese a que todo lo anterior funciona, se distinguirán a lo largo del disco algunos momentos particularmente altos, como el sonido podridísimo que entrega 'Rot moderne', el derroche de intensidad en la espectacular 'Hotel Sphinx', que es donde mejor trabajan la disonancia a lo largo del álbum mientras emulan de manera genial la obra del compositor clásico alemán Händel ("III. Sarabande, HWV 437", para quien le interese saberlo), y ese cierre maravilloso a cargo de 'Industry of misery', siete minutos realmente brillantes que realizan en toda su recta final un guiño precioso y emocionante al 'I want you (she's so heavy)' de The beatles

Cada vez que Imperial triumphant lanza un álbum la sensación es la de estar ante lo mejor que han hecho. Eso hasta que llega el siguiente. Goldstar no ha sido la excepción, un disco que trae de regreso la propuesta caótica del trío, con la salvedad de que esta vez han matizado ese aparente desorden tan característico con ciertos riffs o estructuras reconocibles. El resultado es un álbum fascinante de comienzo a fin aunque también muy diverso, un disco perfecto que consolida a la banda como la verdadera joya moderna que son. Benditos sean... 

¿Canciones? 'Lexington delirium', 'Hotel Sphinx' y 'Industry of misery'.

10/10
Disco perfecto.


Otras reseñas de Imperial triumphant:

viernes, 6 de junio de 2025

Machine Head: Unatoned (2025)

"Poco inspirado y repetitivo..."

Si algo ha caracterizado la carrera de Machine head ha sido la irregularidad, expresada en un constante ir y venir donde rara vez se les han oído dos discos de buen nivel seguidos. Puede que la excepción a la regla la haya marcado la pasada por The blackening (2007) + Unto the locust (2011), sin embargo, desde entonces Robb Flynn (con su compañía de turno) ha acabado por dar pasos confusos, sin una dirección clara, como quien tantea terreno constantemente para ver si algo funciona. Y bueno, Unatoned se mueve en dicha línea, un nuevo álbum groovero que si bien (y como es costumbre) entrega momentos agresivos, esta vez se centra en los aspectos más melosos de la banda, lo cual no sería problema alguno si sonase efectivamente inspirado. Pero no es así. 

De esta forma, nos encontraremos acá una y otra vez con una fórmula bastante cliché dentro del género, dígase: tres minutos de estrofas aceleradas seguidas de coros melosos. Lo encontraremos en la partida a cargo de 'Atomic revelations' + 'Unbound' (bastante efectiva esta, que eso no se lo podemos negar al buen Rob), y más adelante en cosas definitivamente descaradamente melódicas (y repetitivas), como toda la pasada por 'Outsider', 'Not long for this world' y 'The scars won't define us' (muy artificial esta última, todo sea dicho). La segunda parte insistirá en las mismas teclas, incluso volviendo pesado un disco de tan solo diez canciones (+ dos interludios), ninguna de ellas particularmente compleja. 

Unatoned no es un desastre de disco pero si uno poco inspirado, repetitivo y obvio. Considerando el que no venían mal desde Of kingdom and crown (2022), el álbum no puede si no representar otro bajón en la carrera de Machine head. Y ya van...

4.5 /10
Nada muy especial... 


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