"Vanguardia imprescindible..."
Nos entregan así nueve canciones (que en realidad son siete + dos piezas breves de menos de un minuto) que se enmarcan dentro de lo más "accesible" que hayan compuesto en su carrera aunque no por esto perdiendo un ápice de identidad, es decir, volveremos a encontrar acá esa mixtura que entre una violenta oscuridad y el caos interpretativo, aunque esta vez complementada con momentos ligeramente melódicos y pasajes incluso emocionantes. Esto enmarcado además en una narrativa singular, pues la música de Imperial triumphant debe sonar podrida porque habla de una sociedad oscura, decadente y podrida por dentro, generando así un nexo coherente entre lo musical y el mensaje.
Ahora, si un "defecto" se le podía achacar al anterior Spirit of ecstasy (2022) es que por momentos este se volvía pesado. Demasiado inaccesible. Y eso acá en Goldstar ha sido corregido, lo cual se aprecia a la perfección en una canción fantástica como 'Lexington delirium' (una vez más, con participación en dos líneas vocales de su fiel amigo Tomas Haake, baterista de Meshuggah), que debe ser lo más parecido a un single que han publicado hasta ahora, un tema que baja un tanto las revoluciones para centrarse en las lúgubres atmósferas que construye y donde hasta casi como que se distingue un coro (cuenta con un videazo además). Antes y después de esta la banda habrá desenfundado eso si su arista más agresiva, yendo directo al death y machaque constante mediante 'Eye of mars', luego con una curiosa 'Gomorrah nouveaux', donde complementarán el sonido con tambores y ritmos africanos, algo que volverán a desarrollar casi finalizando el disco en la curiosa 'Pleasuredome' (esta vez con participación en batería de otro mítico como Dave Lombardo), así como también apuntando a la histeria en los cuarenta segundos de 'NewYorkCity' junto a Yoshiko Ohara en voces.
Ahora, pese a que todo lo anterior funciona, se distinguirán a lo largo del disco algunos momentos particularmente altos, como el sonido podridísimo que entrega 'Rot moderne', el derroche de intensidad en la espectacular 'Hotel Sphinx', que es donde mejor trabajan la disonancia a lo largo del álbum mientras emulan de manera genial la obra del compositor clásico alemán Händel ("III. Sarabande, HWV 437", para quien le interese saberlo), y ese cierre maravilloso a cargo de 'Industry of misery', siete minutos realmente brillantes que realizan en toda su recta final un guiño precioso y emocionante al 'I want you (she's so heavy)' de The beatles.
Cada vez que Imperial triumphant lanza un álbum la sensación es la de estar ante lo mejor que han hecho. Eso hasta que llega el siguiente. Goldstar no ha sido la excepción, un disco que trae de regreso la propuesta caótica del trío, con la salvedad de que esta vez han matizado ese aparente desorden tan característico con ciertos riffs o estructuras reconocibles. El resultado es un álbum fascinante de comienzo a fin aunque también muy diverso, un disco perfecto que consolida a la banda como la verdadera joya moderna que son. Benditos sean...
¿Canciones? 'Lexington delirium', 'Hotel Sphinx' y 'Industry of misery'.