"Belleza digna de ser descubierta..."
Nos encontraremos así con un disco ante todo desafiante, que abrirá apostando por la contundencia en 'The first day', donde los vientos serán protagonistas, para luego dar paso a las mencionadas atmósferas oníricas en 'Song in seven' o 'Momentarily', entre las cuales sonarán los dos momentos más atrevidos del álbum, primero con una dulzura de canción como 'So simpático', que a medio tema (3:40) se quebrará con un saxofón para extenderse por tres minutos, y luego con la multifacética 'Circles in the firing line', que también abre como una bonita canción para luego dispararse hacia cualquier lado, incluida una extraña aceleración entre guitarras en el cierre.
Ya en la cara b del disco, 'Restless endeavour' entregará una faceta más exploratoria desatando el caos mediante el ensamble batería + saxofón + teclados, asunto que llevará más lejos aún en la psicodélica 'Fever dreams', no sin antes bajar bruscamente las revoluciones yendo al piano y la melancolía primero en 'Full faith in Providence' y finalmente en 'Deep in my heart', una bonita jugada también marca de la casa.
Fever dreams oscila por distintos lugares musicales a placer. Acá hay mucha atmósfera íntima y volátil, osados cambios estructurales, pasadas donde el compositor se interna en pantanos exploratorios, dulzura y contundencia en materia de arreglos. Es bastante para un álbum donde se aplica el cliché de que "requiere tiempo", un disco que poco a poco desenfunda su belleza, como suele ocurrir con cada álbum de Villagers. No es un trabajo fácil pero si uno digno de ser descubierto.
¿Canciones? 'So simpatico', 'Circles in the firing line', 'Restless endeavour'.
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