"Idea fallida..."
Dicho lo anterior, sería fácil venir y ponerse a escribir barbaridades respecto a este trabajo: que es aburrido, que no luce inspirado, que es un desastre y un largo etcétera, obviando con ello el que acá efectivamente hay una intención premeditada por parte del artista. El título, de hecho, anticipa: "Pesadillas como extensiones de un estado de vigilia". Estamos por tanto ante un trabajo que pretende internarse en terrenos sombríos, en aquellas noches en donde la cabeza no te permite dormir y sabes que de lograrlo, tus sueños tampoco te dejarán tranquilo. De ahí lo lúgubre de la propuesta de estas diez canciones que en casi cincuenta minutos insisten en tocar la misma tecla, abriendo con una sólida 'Thrice', que centra su poderío entre guitarras y teclados (exquisito lo que hacen pasado los dos minutos) pero claro, desde ahí dejándosela difícil al auditor al ligar una serie de piezas complicadas de seguir debido a la falta de chispa que poseen.
Sin ir muy lejos, toda la pasada entre 'The liquid eye' y 'Warden' (que son seis canciones, bastante...) peca donde mismo, en la falta de momentos emocionales o intensos (y de metal ni hablemos, que eso ya es materia olvidada al parecer para Renkse). Los temas no están mal ejecutados (son todos estos grandes músicos, no hay dudas ahí) y suenan bien, sin embargo ni Jonas Renkse logra vocalmente elevarlos (va cada vez más cortito de voz, los años hacen lo suyo) ni las estructuras despegan por lo que nos dejan una lista que tiende a la monotonía, donde más allá de algún pasaje que regala una canción como 'Temporal', todo luce bastante plano y predecible.
La producción tampoco ayuda y eso se aprecia con claridad en la recta final, cuando suena 'The light which I bleed', la mejor de todas con unas atmósferas dramáticas que por segundos recuerdan a sus compatriotas Opeth pero que lamentablemente se oyen totalmente opacadas por una mezcla de sonido que en lugar de elevar el tema, lo aplasta y oculta. Por si esto fuese poco, la falta de creatividad acá se hace tan evidente que la canción cierra en un penoso fade out. Con todo, es una buena canción que agradecemos, así como el cierre a cargo de la electrónica 'Efter solen' seguida de las sólidas guitarras de 'In the event of', finalizando un disco que curiosamente encuentra sus mejores momentos cuando ya casi acaba.
Lo último de Katatonia no es un desastre pero si una idea fallida. Un trabajo que ha optado por mantenerse intencionalmente abajo pero en su camino no logra emocionarnos como debería. De todas formas hay una que otra canción sobresaliente (en el comienzo y cierre del disco) que permite que el viaje al menos en ciertos momentos muestre que algo de la leyenda aún permanece con vida.
¿Canciones? 'Thrice', 'The light which I bleed' y 'Efter out'.
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