martes, 11 de julio de 2023

Sleep Token: Take Me Back To Eden (2023)

 "Crecen sin dar con la tecla..."

Un par de años atrás escribía acá en el blog respecto a lo interesante que sonaba la propuesta de Sleep token pero añadía al mismo tiempo que "algo de frescura no les vendría mal". Y por frescura me refería a que tanto en el debut como en This place will become your tomb (2021) a los británicos se les veía el plumero a distancia, bebiendo influencias de diversas fuentes, enlazándolas de manera talentosa pero poco espontánea también. En este sentido, una característica del sonido del proyecto ha sido la presencia de elementos fuertemente emocionales acompañados de una producción moderna con momentos explosivos, todo esto puesto en un plato que a ratos resultaba demasiado empalagoso. Quien mucho abarca poco aprieta, y aquello es algo donde Vessel + sus enmascarados secuaces siguen pecando, entregando esta vez un álbum incluso más extenso que su antecesor (sesenta y tres minutos de música) que si bien a ratos funciona maravillosamente bien también excede lo necesario cuando la arista melosa de la banda tiende a consumirlo todo. 

El caso es que Sleep token se han propuesto desde siempre el "sonar innovadores", ¿y qué haces en pleno 2023 para lograr tales fines? Pues perderle miedo a correr los límites que imponen las etiquetas y jugar a placer por donde te plazca, y aquello intentan hacer durante largos pasajes de este álbum. Nobleza obliga el admitir el que cuando lo buscan lo encuentran, de hecho, la experiencia que la banda propone en Take me back to the eden se refleja con claridad en tres piezas esenciales dentro del álbum, puestas astutamente además en el comienzo, nudo y cierre de este. Hablo en primer lugar de 'The summoning', una que abre con aires a Meshuggah en el riff + batería pero en las estrofas olerá a Tool con descaro para luego coquetear con un metal más duro, también con el progresivo, meter un interludio atmosférico de un par de minutos y cerrar con un discurso golpeado por parte de Vessel, dando muestras de un tino exquisito por parte de la banda a la hora de trabajar estructuras que van desde lo agresivo a algo más cerebral. Esto a diferencia de 'Ascensionism', siete minutos que abrirán de manera sentimental sobre un piano para luego desatar un alza entre bases electrónicas que luego impactarán con guitarras (algo de lo que una banda como Leprous viene intentando desde hace varios discos se huele aquí). Finalmente, hacia el cierre del álbum los más de ocho minutos de 'Take me back to eden' (la canción) plantearán una verdadera montaña rusa que entregará momentos oscuros, rapeos incluidos, atmósferas lúgubres y un desate metal en el final, armando un cóctel verdaderamente conmovedor. 

Las tres mencionadas son por tanto canciones puntales dentro de la columna vertebral del disco, temas colosales que desprenden esa intención de correr los límites y comerse al mundo. Estas serán complementadas por pasadas, si bien más simples, sólidas en términos de arreglos e intenciones. Ahí la característica común será el trabajo con la intensidad, por lo general yendo desde la calma a la explosión, como ocurre en 'Chokehold' o 'Granite', aunque en ocasiones será al revés, abriendo en 'Vore' (que pasa por tema de Deftones en su primer minuto) con la agresividad del metal para luego desenfundar aspectos más melódicos. 

¿Y dónde está entonces el problema? En que el disco debió ser esto, siete u ocho canciones y seguro hablaríamos de uno de los álbumes del año, lamentablemente en el afán de mostrar todo, la recta final se sumerge en una veta emocional que exagera la nota. Ahí hay cosas que de todas maneras funcionan, 'Are you really okay?', por ejemplo, es un meloso grito de rescate hacia un amigo/a que cumple con la angustia que desea transmitir ("No puedo ayudarte con tus heridas esta vez / Pero no te creo cuando me dices que estás bien / Por favor, no te hagas daño nuevamente..."), también está bien lo que hacen antes en 'Aqua regia', que no es un tema particularmente fuerte dentro del disco pero no molesta al estar puesto estratégicamente en la primera mitad. Sin embargo, cosas como 'The apparition', 'DYWTYLM',  'Rain' o 'Euclid' arman una pasada completamente prescindible y de manual, en un piloto automático que se desentiende por completo de la complejidad que el álbum traía para abrazar sonoridades simplonas, repetitivas y que realmente no se entiende que pintan dentro del disco. 

A la hora de enfrentar un fenómeno efervescente como el que se está viviendo con Sleep token el tema a dilucidar es cuanto de esto se debe al efectismo y cuanto al verdadero talento que posee el proyecto. Con su tercer álbum la banda sostiene la fórmula de sus antecesores, es decir, ese sonido que bebe sin miedo de diversas fuentes y está siempre empapado por una línea melosa/sentimental. En ese camino, la banda da pasos hacia adelante y encuentra grandes momentos, sin embargo, continúan tropezando con dos grandes piedras, una es de forma y la otra de fondo: la primera es el exceso de baladas monótonas en el conjunto (algo fácil de solucionar si se piensa: ¡sáquenlas y publiquen álbumes más breves!) y la segunda es que cuando apuntan hacia estructuras más complejas siguen sonando en exceso cerebrales, los temas suenan (muy) bien pero "algo falta", hay una tecla con la que siguen sin dar por lo que la música no pareciese fluir como debiese, dicho en simple: impactan pero no emocionan. Dicho en simple: el disco es lo mejor que han compuesto a la fecha... pero tampoco es para tanto.

¿Canciones? 'The summoning', 'Ascensionism' y  'Take me back to eden'

7,5 / 10
¡Muy bueno!


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