Benditos sean aquellos espíritus creativos que nos inspiran cada día, y Prince Rogers Nelson fue uno de aquellos. Inquieto y de personalidad compleja, un tipo de naturaleza tímida pero que en el artista encontró una vía de escape para sus traumas y complejos (el ser pequeño, por mencionar tan solo una). Llevó por tanto una vida cargada de excesos y excentricidades que se equilibraba con su inagotable talento y entrega a la música.
Nos dejó material de sobra, el cual poco a poco tras su lamentable partida ha ido viendo la luz y hoy lo volvemos a recordar acá con el agradecimiento que se le tiene a aquellos que fueron luz, aquellos que han podido crear belleza a partir de las tinieblas...
Hasta siempre maestro. Eterno.
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