viernes, 18 de septiembre de 2020

25 Años De... Los Tres: La Espada & La Pared (1995)

"El primer destello de una inmensa estrella fugaz..."

"La vida es eterna en cinco minutos" - escribió alguna vez Victor Jara. Y si, cuanta verdad hay en aquella linea. Particularmente la historia de la música está plagada de estrellas fugaces que tuvieron sus cinco minutos, que durante su pasada por los cielos fueron capaces de iluminar nuestra existencia. Los tres fueron una de esas estrellas. Su carrera no duró demasiado, la banda pasando su tercer disco comenzó un lento proceso interno de desintegración, sin embargo, durante ese breve período fueron capaces de trazar un camino que definitivamente hizo historia en la música chilena y latinoamericana. Historia que tomó fuerza mediante La espada y la pared, que en marzo pasado cumplió veinticinco años de existencia, que continuó un año más tarde con la aparición del bullado MTV Unplugged (1996), el álbum que definitivamente cambió todo para Los tres, y terminó definitivamente de estallar en la dupla Fome (1997) + La sangre en el cuerpo (1998). Y así fue: en cuatro años (si, en cuatro años) la historia de Los tres emergió, explotó y se desintegró. Pero lo dicho, en el proceso nos dejaron al menos cuatro trabajos sabrosos e históricos, los cuales iré revisando año a año desde aquí hasta 2023, si la vida me lo permite claro...

Comencemos provocando: La espada y la pared no es el mejor disco de Los tres. No es el más brillante (aclaro: es brillante, solo que no el más) ni compacto, pero si es el álbum que dio el salto de calidad que les permitió ser lo que fueron y algo no menor: fue el disco que más hits concentró en su carrera. El álbum contó con cinco sencillos promocionales y los cinco fueron un completo éxito, lo cual sumado a la singularidad del sonido de la banda, una mezcla electro acústica ni tan nacional ni tan gringa, permitió que ojos de afuera se fijaran en ellos y se intentase internacionalizar su carrera. Se veía el que Chile les quedaría chico y en efecto, así fue. 

Continuemos halagando: La espada y la pared impacta de inmediato debido a su producción. Recordemos que la banda venía de Los tres (1991) y Se remata el siglo (1993), dos discos irregulares que si bien daban muestra del innegable talento compositivo de la banda también sonaron desbalanceados y, digámoslo, en muchos momentos amateur. Ambos aspectos se corrigen en este tercer trabajo, el disco suena bien y el conjunto de canciones logra sostenerse por si solo, más allá de los singles (algo que no ocurría en ninguno de sus antecesores). De esta forma el álbum abre con un tridente absolutamente incontestable: 'Déjate caer' + 'Hojas de te' +  'La espada & la pared' , tres canciones que sacan partido a un sonido acústico combinado con la guitarra eléctrica del fantástico Ángel Parra (hijo del gran folclorista chileno Luis Ángel Cereceda Parra y nieto de la histórica Violeta Parra) logrando generar esa mezcla mencionada en el párrafo anterior, un sonido que contiene claras influencias del folclor nacional (por algo sonó tan natural un año más tarde en el MTV Unplugged) pero al mismo tiempo con cosillas propias del rock anglo. Sin embargo, más allá de estos hitazos, el álbum logra más adelante volar con alas propias, hay toda una pasada blusera (aunque muy chilena a la vez) bien lograda en 'Tírate' pero también se evidencia con claridad en ´Partir de cero' y 'Dos en uno', una canción que claramente hoy no sobreviviría a la generación de la cancelación pues hacer carne aquello que se insinuó años atrás en 'Amor violento' e incluso lo lleva más allá narrando la fascinación de un hombre que asesina y se come a su mujer ("Con un cuchillo y un tenedor me fue más fácil partirte en dos..."). 

Las dos mencionadas si bien deben ser lo más débil en todo el disco no alcanzan a saber mal gracias al acompañamiento de dos baladas acústicas increíbles como 'Te desheredo', con seguridad una de las más grandes canciones en la carrera de Los tres, y 'Moizefala', una canción que revela ese lado más meloso de Álvaro Henríquez que pudimos oír más desatado en su colaboración en el disco debut de Javiera y los imposibles (Corte en trámite, también de 1995). Más adelante esta veta dramática se profundizará en otra pequeña joya como 'Me rompió el corazón´, para cerrar el álbum con un sobrio instrumental titulado 'V & V' (que está bien pero no alcanza las cotas trazadas en el pasado por 'Follaje en el invernadero') y un bis de treinta segundos titulado 'La espada'

El disco como tal claramente terminaba ahí, sin embargo, en un acto de absoluta osadía la banda regala dos versiones para su definitivo cierre, donde se dan tremendos gustos. Primero al tomar un viejo clásico pop chileno como 'Tu cariño se me va' (acompañándose por supuesto por Buddy Richard) revitalizándolo por completo y luego al lanzarse a la psicodelia de 'All tomorrow's parties', una maravilla de The velvet underground & Nico incluida en su mítico álbum de 1967.

Y bueno, lo dicho. La espada y la pared, mirado a veinticinco años de distancia genera una nostalgia inmensa, tanto por la inmensa calidad de este como por el momento que vivía la música chilena en ese entonces. Fueron años realmente fantásticos, de mucha indagación y exploración, algo propio de un país que comenzaba lentamente a despertar tras casi dos décadas de dictadura militar. Haber crecido con esa música fue realmente un privilegio y ahí, Los tres brillaron con luz propia. Una conjugación de talentos que tras este 1995 aún tendría más por dar...

9 / 10
Brillante. 

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