domingo, 10 de mayo de 2020

50 Años De... The Beatles: Let It Be (1970)

"El último respiro de una (gran) historia ya acabada..."

La segunda mitad de la década de los 60s representó para The beatles una etapa tremendamente convulsionada pero desde donde emergieron álbumes enormes y dignos de la que debe ser la banda de rock más influyente en la historia de la música contemporánea. Cinco años le bastaron a los ingleses para hacer historia con mayúsculas, entregando material por montón aunque también bastante irregular entre si, yendo desde la dupla Rubber soul (1965) / Revolver (1966), donde la banda comenzaba a experimentar con la psicodelia y su música en general, el conceptual Sgt. Pepper's lonely hearts club band (1967), dos bandas sonoras de películas como Magical mystery tour (1967) o Yellow submarine (1969), que son agua y aceite, además de un singular álbum doble ("el álbum blanco" de 1968) que pese a ser un documento realmente extraordinario en materia de canciones entregaba claras señales de agotamiento por parte de una agrupación que internamente mostraba fisuras en la convivencia. 

Con la banda fracturada fue que Paul McCartney se entregó a la labor de unir a The Beatles, convenciendo al resto de que necesitaban re conectarse con sus raíces, entrar al estudio a componer un álbum sencillo, que fuese posible reproducir en un concierto a realizar en un lugar aún a designar (no hay que olvidar que en 1966 los ingleses dejaron de presentarse en vivo) y que además vendría acompañado por una película/documental que daría cuentas del proceso de grabación. Todo bonito e idílico hasta ahí, sin embargo, cuando un matrimonio se ha quebrado en sus cimientos no hay terapia que ayude por lo que a poco andar el proyecto comenzó a caerse por diferencias de convivencia, dejando todo el material a medio acabar. La banda se encierra a grabar en una especie de galpón (que en realidad era un set donde se filmaría la próxima película de Ringo) y nada fluye, todo se quiebra. Deciden entonces detener el proceso y re intentarlo en los estudios de Abbey Road, donde efectivamente los ánimos se recomponen e incluso logran realizar en enero de 1969 aquella mítica actuación sorpresa en una azotea de Londres. De todas formas, la idea del disco (que en teoría se titularía Get back) queda a medio andar por lo que McCartney, completamente frustrado, decidió volver a comenzar de cero y junto al productor George Martin centró todas sus energías en la grabación de un nuevo proyecto, el cual increíblemente acabaría siendo otra obra maestra: el fantástico Abbey road. Pero aquello será motivo de otra reseña. 

El caso es que pese al éxito del que se supone debería haber sido el último disco oficial de los ingleses, The beatles se quiebra definitivamente y un McCartney deprimido escapa a su granja en Escocia donde comenzaría a grabar el que acabaría siendo su primer álbum en solitario. Entre tanto John Lennon decide hablar con Phil Spector, solicitándole que recupere el material de las sesiones de Get back y lance el álbum de todas formas. El productor realiza múltiples cambios al proyecto original, retirando canciones que consideró débiles, incluyendo otras e incorporando arreglos orquestales a un puñado, modificando prácticamente por completo la idea que McCartney había pensado para el álbum. Nació así Let it be, oficialmente el último disco en la carrera de The beatles y publicado un 8 de mayo de 1970.

Dado el contexto mencionado, era de esperar que en lo musical el álbum resulte ser una mixtura con un hilo a ratos algo incoherente pero que se sostiene por completo gracias a la calidad individual de sus piezas, todas canciones realmente brillantes.  Se alternan acá canciones que respetan el formato inicial del proyecto, es decir, piezas acústicas o eléctricas donde interactúan solo los cuatro beatles, ahí destaca 'Dig a pony' (que funciona pese al flojito solo de George Harrison) o 'Two of us', la fantástica 'I've got a feeling' o el clásico 'Get back', con la notable colaboración de Billy Preston en el teclado (quien en las sesiones de grabación se incorporó como un quinto beatle al proyecto). Suman también un par de canciones que a modo de rarezas quedan bien, como el viejo rock & roll 'One after 909', una joyita de 1963 que en su momento no fue utilizada por la banda pero que acá decidieron recuperar (y cuya versión del álbum fue la interpretada en la azotea), o la acústica 'For you blue', que es lo más cercano que habremos oído de The beatles en versión Unplugged.


En otra arista del disco encontramos canciones que quedan como meras anécdotas o improvisaciones, como  'Dig it' y 'Maggie mae', mientras que el aporte de Phil Spector al trabajo se verá reflejado en el alargue notable 'I me mine' (creación de George Harrison), en las hermosas 'Across the universe' (donde el productor fue capaz de crear una canción maravillosa a partir de una vieja maqueta acústica de Lennon) y 'The long and winding road' (odiada por McCartney en su momento ya que los arreglos orquestales pasaron a llevar su desnuda obra), y por supuesto, en el himno del disco: 'Let it be', otra obra de McCartney dispuesta a quedar para la posteridad.

Quedó entonces Let it be como un álbum algo inconexo, que enlaza canciones simples y de bajas pretensiones con otras colosales en materia de arreglos, pero que a nivel individual funciona de manera impresionante. A Phil Spector no hay mucho que criticarle, quizás el no haber incluido 'Don't let me down' en el álbum (¡un crimen de proporciones!), pero en general el productor supo potenciar un puñado de canciones que pasarían a la historia como las últimas joyas de la corona para una banda que cerraba así su magnífica historia. 


8,5 / 10
¡Excelente!



Otras reseñas de Paul McCartney:
2018: Egypt station
2013 : New 
1970: McCartney

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