viernes, 17 de enero de 2020

20 Años De... The Cranberries : Bury The Hatchet (1999)

“El (necesario) giro hacia lo liviano...”

El pasado 15 de enero se cumplieron dos años desde la dolorosa partida de Dolores O’riordan, una de las voces más características de la (ya añeja) década de los 90. No quisiese dejar pasar por tanto el volver a su discografía junto a The Cranberries (que fue muy corta por cierto, apenas cinco discos en su etapa inicial) y referirme esta vez a Bury the hatchet ("Enterrar el hacha" vendría siendo la traducción) álbum que el año recién pasado cumplió 20 años de existencia por lo que corresponde el re visitarlo.

Pero primero contextualicemos. Estábamos en pleno fin de siglo, 1999 y los irlandeses venían precedidos por la edición de To the faithful departed (1997), con seguridad el álbum más oscuro y difícil de su carrera, un trabajo que si bien dejó tres clásicos eternos en la memoria colectiva (‘Salvation’, ‘Free to decide’ + ‘When you’re gone’) más otros tantos temones de alto nivel (‘Hollywood’, ‘Forever yellow skies’ o ‘I just shot John Lennon’), el global resultó un tanto esquizofrénico y denso, lo cual complementado con una gira extenuante (que en algún momento de su desarrollo debió incluso ser suspendida) derivó en una serie de conflictos internos que tuvieron a la banda al borde de la separación. Surgía por tanto la necesidad de encontrar un respiro en la música y de aquello se trató Bury the hatchet, un trabajo que en cuanto a temáticas escapa de las múltiples referencias a la guerra que en el pasado la banda abordó y más bien se centra en el momento personal/adulto que vivían sus integrantes, abordando conflictos personales como la desilución, el matrimonio y la maternidad pero siempre con un dejo de esperanza en las líricas, además de enmarcar estos conceptos en un sonido en general ligero, de fácil escucha que dejó de lado el peso y la distorsión de discos anteriores.

Para muestra la apertura a cargo de la completamente acústica ‘Animal instinct’ , un tema que en sus líneas se refiere a la depresión (“Repentinamente me sentí deprimida / Estaba totalmente tensa”) y las relaciones tóxicas (“¿Acaso no sabes que me hiciste morir? / Es parte de lo hermoso que tenemos...”) pero cuenta con una interpretación de Dolores que a ratos suena incluso tierna, impactando desde el contraste. Posteriormente un par de temas centrados en la rabia como ‘Loud and clear’ (“La gente es extraña / La gente en peligro / La gente está trastornada") y ‘Promises’ (“Todas las promesas que hicimos / Todas las palabras que dijimos y rompimos...”), para luego dar paso a una de las canciones más hermosas compuestas por la banda: ‘You and me’, con dedicatoria incluida de Dolores a su hijo Taylor, que al momento de ser lanzado el álbum tenía dos años de edad. Finalmente la cara A del disco cerrará con dos canciones igual de dulces en sus arreglos aunque crudas en sus temáticas, la nostálgica ‘Just my imagination’ y ‘Shattered’, con nuevas referencias a las relaciones dañinas (“Estoy tratando de controlarme así que por favor sal de mi camino...”). 


Demás está decir que los primeros seis temas del trabajo no tienen segundo de desperdicio, y quizás este sea el pequeño gran defecto con que carga Bury the hatchet: su segunda parte no logra sostener el nivel que el disco traía. Quizás otro orden de los temas habría permitido que este fluyese de mejor forma (aunque fue característica en la carrera de The Cranberries el concentrar los singles en la primera mitad de sus discos) pero el caso es que toda la pasada desde ‘Desperate Andy’ hasta ‘What’s on my mind’ no engancha demasiado y será recién en el tridente final con la energía de ‘Delilah’ seguida de las preciosas baladas ‘Fee fi fo’ + ‘Dying in the sun’ cuando el álbum vuelva a convencer. 

Dolores O’riordan fue siempre una mujer conflictuada y la carrera de The cranberries no escapó de aquello. El cuarto álbum de la banda estaría marcado por esa constante dualidad, ese ir y venir entre la emocionada y el dolor, aunque esta vez enmarcando todo en un sonido en general inofensivo pero cargado de identidad. Bury the hatchet es un disco de canciones, de grandes canciones que lograron que la banda pudiese seguir junto a nosotros un poco más, aunque tampoco demasiado. Digamos que simplemente se postergó el final...


7,5 / 10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de The cranberries:
1993: Everybody else is doing it, so why can´t we?

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