miércoles, 30 de abril de 2025

A.N.I.M.A.L: Legado (2025)

"Sostienen su esencia..."

Le ocurrió a algunas bandas de metal noventero eso de haber abrazado el groove para luego perderse en el nu metal (¿aló, Machine head?), y en Latinoamérica tuvimos a A.N.I.M.A.L como claro exponente de esta tendencia. Los argentinos volvieron en 2018 tras más de una década alejados y ahora en 2025 los tenemos de regreso con siete canciones (un poquito más que un EP) que entregan un buen compendio de lo que ha sido la carrera de la banda, léase: un sonido que apuesta por la fuerza de riffs directos, que busca recuperar la potencia de los primeros álbumes de la banda y que en términos de temáticas va por donde suelen ir, dígase, reivindicaciones sociales e incitaciones al levantamiento popular. 

El trabajo resulta entonces sencillo de oír, solo veinticuatro minutos de música que abren con un tridente que declara intenciones, primero con 'Legado' y su llamado a la la sublevación ("Hoy la lucha debe continuar igual..."), para luego sostener el peso sumado a un trabajo de batería llamativo y atractivo tanto en 'Fraternidad' como 'Sagrado'. Luego establecerán una pequeña pausa mediante el instrumental 'Llamado primitivo' para retomar la energía con 'Puño criminal', un tema más groovero en donde el bajo adopta mayor protagonismo, e ir cerrando con una visceral 'Violento despertar' seguida de la balada 'Culpables de hoy', que no está mal pero falla en la producción (suena horrible, digámoslo) y me parece no logra alcanzar las cotas emotivas que pretende. Algún momento explosivo o un solo hacia su final no habría estado mal...

Legado de A.N.I.M.A.L cumple su objetivo por donde se mire. Si bien es un trabajo breve que ambiciona poco, aquello que se propone lo consigue: mantener vivo el espíritu y la fuerza de los argentinos. A estas alturas, es lo que hay.

¿Canciones? 'Fraternidad' y 'Violento despertar'.

6,8 / 10
Cumple y algo más...

lunes, 28 de abril de 2025

Fito Páez: Novela (2025)

"Pasado por agua..."

Para comprender el contexto completo que ha rodeado la publicación del más reciente trabajo de Fito Páez hay que ir y volver en la historia del argentino, particularmente a casi cuarenta años atrás. Y es que fue tras Ciudad de pobres corazones (1987) cuando el artista sintió la necesidad de conducir su carrera hacia senderos más luminosos y escapar de la oscuridad que estaba atrapando su vida. De ahí un disco como Ey! (1988) y el posterior inicio de una nueva etapa tanto con Tercer mundo (1990) como con los míticos El amor después del amor (1991) + Circo beat (1994). Para mediados de los noventa efectivamente Fito era todo luces y glamour, sin embargo, diez años atrás la cosa no era tan así y fue en dicho contexto en que se pensó un trabajo como Novela, un álbum conceptual que incluso se soñó como película pero que finalmente quedó botado entre demos e ideas que jamás se concretaron. Eso hasta dos años atrás, cuando el vocalista decidió retomar el proyecto aunque claro, con una salvedad no menor: que hoy Fito es otro. El actual viene publicando discos como churros desde hace veinte años, la mayoría de ellos breves aunque de vez en cuanto nos encontramos con un algún arranque extenso, ambicioso y grandilocuente, ocurrió unos años atrás en La ciudad liberada (2017) y ocurre también en este Novela, veintitantas canciones que en casi setenta minutos pretenden abarcarlo todo, y por lo mismo acaba enredándose consigo mismo.

No voy a entrar acá en la absurda comparación entre los demos originales y las versiones que finalmente Fito Páez acá ha publicado pues dicho ejercicio no tiene sentido alguno. Novela no existió en 1989 y existe en 2025, punto final. Y si, que el vocalista seguro entrampado en su ego es que ha decidido pasar los mencionados demos por agua, agregarle algunas cosas nuevas y unos cuantos relatos a fin de volver más comprensible la historia que se narra, sin embargo, si el disco funcionase poco nos importarían los retoques realizados. El problema es que no es así. Novela es otro álbum del argentino incapaz de escapar de sus lugares comunes, digamos, esas canciones pomposas, sobre cargadas y que recurren habitualmente al (auto) homenaje con descaro. 

Y si, que el 80% de Novela (si es que no más) suena a cosas que antes ya le hemos oído a Páez. Medios tiempos como 'Maldivina y turbialuz', 'Cuando el curso llega al pueblo' (que es como una mezcla entre cuatro canciones de Fito), 'Cruces de gin en sal', 'El vuelo', 'Aceptémoslo' o el rock de 'Jimmy Jimmy' (otra que huele a refrito por todos lados, aunque el guiño a 'Sgt. Peppers...' de The beatles resulta simpático) son cosas que si en algún momento funcionan lo hacen únicamente desde la falta de originalidad, mientras que el resto se debate entre cosas tan inofensivas como 'Argentina es una trampa' o derechamente flojas tipo 'Miss understood' , 'Superextraño' (¿En serio Fito no puedes hacer rimar algo mejor que esto?) o toda esa recta final que se hace realmente eterna, aburrida hasta decir basta. 'Sale el sol', por favor, que tortura de canción...

No todo será negativo eso si, la producción del disco se destaca pues este suena realmente impecable, mientras que la desnudez de 'Balas y flores' o la oscura 'El último apagón' funcionan desde la rareza, ahora, esto teniéndole demasiada paciencia a un disco que jamás engancha y vuelve a dar muestras de un artista que luce como un constante "quiero pero (ya) no puedo", un tipo que se sigue cantando a si mismo y a las pruebas me remito: ese exageradísimo y meloso cierre a cargo de 'Esperanzas y tormentas'. ¿Es que en serio Fito cree que está cerrando una obra maestra? Wow...

¿Canciones? 'Balas y flores' y 'El último apagón'.

4,5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Fito Páez:
2020: La conquista del espacio

martes, 22 de abril de 2025

Perfume Genius: Glory (2025)

 "Pantano oscurísimo..."

Cada álbum de Mike Hadreas es un verdadero mundo en si mismo. Enfático, grandilocuente, pomposo e inaccesible, los lanzamientos del autor estadounidense suelen venir empapados de una propuesta tan singular como desafiante, y su séptimo disco no llega para ser la excepción. Ahora, si bien es de reconocer (y aplaudir) que el vocalista mire siempre hacia adelante en sus trabajos, nobleza obliga el admitir que esta vez se le ha ido la mano con las atmósferas íntimas y oscuras que ha buscado visitar, armando un conjunto claramente de autor pero que seguro resultará prácticamente infranqueable para cualquiera que ande con poca paciencia. Dicho en simple: si andas buscando melodías o sonidos relativamente inmediatos, aquí NO es. 

Y es que si bien el álbum abre muy arriba con esa pasada impecable por 'It's a mirror' + 'No front teeth', dos canciones de cuerdas (en la segunda haciendo dueto con la neozelandesa Aldoud Harding) pero que van y vienen en términos de estructuras incorporando más de algún estallido en el camino, y complementará de buena forma con un medio tiempo como 'Clean heart' (esta más centrada en su trabajo de percusiones), demasiado pronto el disco se internará en un verdadero pantano del que jamás volverá a salir, metiéndonos en una serie de paisajes lúgubres que colocan lo lírico por sobre lo musical, lo cual vuelve al disco una experiencia cada vez más difícil de seguir, aunque no por esto poco interesante.

Lo dicho entonces, que tras el tridente que abre este Glory el resto del álbum va para otro lado, metiendo baladas tras baladas, yendo al piano en una bonita (pero planísima) 'Me & angel' seguida de 'Left for tomorrow', con unos arreglos sutiles dignos de esos R.E.M de la era Reveal (ese olvidado álbum de 2001), para luego meter cuerdas en 'Full on', jugar con los agudos en 'Capezio', volver al piano en 'Dion' y cerrar con una pasada final oscurísima, siendo 'In a row'  la más atrevida de todas en cuanto a arreglos para luego acabar con el ánimo muy muy abajo con 'Hanging out' y sobre todo con la olvidable 'Glory'Cada canción por tanto es toda una propuesta en si misma, sin embargo, los ganchos melódicos son escasos por lo que el experimento si bien derrocha valentía termina luciendo demasiado opaco en el global. 

A Perfume genius algo no se le puede criticar: su valentía y autenticidad. Algo que ciertamente paga poco en estos tiempos. El sello de autor en Glory vuelve a estar presente,  la sensación de que el artista es únicamente fiel a si mismo y jamás tira por lo obvio es potente, ahora, de que en esa búsqueda el disco le ha quedado pesado y difícil de seguir, pues también. Pero bueno, la vanguardia es así. 

¿Canciones? 'It's a mirror' , 'No front teeth' y 'In a row'.

6,5 /10
Cumple y algo más...

sábado, 19 de abril de 2025

Tate McRae: So Close To What (2025)

"En la búsqueda del hit..." 

En la clara misión de meterse en el mainstream con mayor fuerza y volverse viral con algún tik tok (así estamos...) es que la canadiense Tate McRae llega a nosotros con su tercer disco, un trabajo sencillo que en ningún caso pretende reinventar algo (ni siquiera lo intenta) si no más bien coloca todos sus esfuerzos en generar algún tipo de hit desarrollando un pop electrónico de bajas pretensiones, con una voz bastante procesada y que funciona en la lógica del susurro, algo que inevitablemente bebe muchísimo de esa Britney Spears entrada en los dos miles. El resultado por tanto es un producto genérico de escasos matices y que en momentos contados funciona pero que, verdad sea dicha, por lo general resulta bastante aburrido.

Desde la partida nos encontramos entonces con canciones breves (dos a tres minutos todas) que se mueven la mayoría por donde mismo, colocando más que nada fuerza los coros y encontrando en cosas como 'Sports car', 'Signs' o 'It's ok I'm ok' (donde también hay cosillas de la Nelly Furtado más hot) los momentos más sabrosos en todo el álbum, así como en la crítica de 'Purple lace bra' lo más interesante al afirmar que debe estar en ropa interior frente a un hombre (y sexualizarse en general) para que ser escuchada. El resto, sin embargo, resultará bastante monótono entre temas inofensivos donde gran parte parece ser siempre la misma canción. 

Algo que a la carrera de Tate McRae le viene faltando es una mayor cantidad de hits, de ahí seguramente la necesidad de publicar un álbum que va directo ahí, a la búsqueda de algo inmediato. En dicho sentido a la vocalista me parece le pesa su joven edad, sus apenas 21 años la han hecho aspirar a un éxito efímero en lugar de encontrar un camino propio. Y bueno, así le va...

¿Canciones? 'Sports car', 'Purple lace bra'  y 'It's ok I'm ok'.

5/10
Nada muy especial.

miércoles, 16 de abril de 2025

The Horrors: Night Life (2025)

 "Inquietos e inmersivos..."

Si bien siete años de espera suena a demasiado para una banda tan necesaria como The horrors, su vocalista Faris Fadwan ha declarado que para ellos no fue tanto considerando la pandemia y los cambios de integrantes que debieron enfrentar tras esta (la incorporación de Amelia Kidd en teclados y Jordan Cook en batería). El caso es que si bien recibimos la publicación de unos EPs allá por 2021 era toda una incógnita verificar hacia donde dispararía ahora una banda que ha caracterizado su carrera por la búsqueda inquieta de sonidos. ¿Y qué tenemos acá? Pues una evidente inmersión en atmósferas hipnóticas y el desarrollo de una electrónica sucia que por momentos coquetea con el industrial, aunque también un trabajo (a ratos) desequilibrado que claramente va de más a menos.

El disco abre con 'Ariel' y de inmediato declara intenciones, cinco minutos que construyen un murallón inmersivo donde si bien reconocemos un coro este jamás pareciese desatarse por lo que el tema luce más bien como una introducción hacia el resto del álbum (y que seguro funcionará perfecto abriendo sus recitales) que un hit en si mismo, esto a diferencia de una 'Silent sister' que se acerca mucho más a lo que entenderíamos por un single con ese sonido industrial (perfectamente podría ser un tema de Marilyn Manson) y un trabajo de guitarras que conecta con el anterior disco de la banda, aquel sólido V (2017). Más adelante algo como 'Trial by fire' volverá a internarse en esos mismos sonidos afilados mientras que la excelente 'The silence that remains' encontrará las atmósferas más envolventes en todo el disco gracias a ese bajo marcado y una electrónica maravillosa que se desata hacia el cierre del tema. 

La primera mitad del disco da muestras por tanto de lo que esperamos siempre oír en un disco de The horrors: un sonido característico e identitario. Peso, filo y oscuridad a tope. Sin embargo, iniciando la Cara B aparece el gran "pero" del trabajo, centrándose en las atmósferas descuidando por completo el aspecto melódico y los coros. En dicho sentido, la pasada por 'The feeling is gone' + 'Lotus eater' se instala como un pozo espeso, sobre todo esta última con más de siete minutos de jueguitos electrónicos, mientras que el cierre volverá a dar muestras del desbalance pues la banda instala dos canciones bastante contagiosas, primero una  'More than life' que se carga hacia un dark wave bailable y luego 'LA runaway', claramente el tema más pop del disco, pero entre ambas suena una absolutamente experimental 'When the rhythm breaks' que no se entiende que pinta y solamente corta el ambiente previamente logrado. 

Pues lo dicho, que The horrors siempre vendrán bien y acá tan solo con esas primeras cuatro que muestran justifican nuestra atención. Lamentablemente en la segunda parte del disco pareciese que la banda se entrampa consigo misma en la intención de no tirar por lo obvio. Esperemos no pasen otros siete años para tenerlos de regreso...

¿Canciones? 'Silent sister' y 'The silence that remains'.

7/10
Muy bueno.


Otras reseñas de The horrors:

domingo, 13 de abril de 2025

Doves: Constellations For The Lonely (2025)

 "Grandes cancioncitas..."

El regreso de Doves tras una década de silencio estuvo más que bien. The universal want (2020) fue un disco que funcionó como un bálsamo para todos aquellos(as) que años atrás disfrutaron de ese rock sensible, sobrio y sutil que desarrollaron referentes como Travis, Coldplay o más adelante Elbow pero que inevitable (e injustamente) con el paso del tiempo fue quedando en un segundo plano que acabó rozando incluso la intrascendencia. El caso es que a cinco años de un álbum que funcionó, lo esperable era un disco de continuidad como este Constellations for the lonely, diez canciones que en cuarenta y cuatro minutos vuelven a desarrollar atmósferas de tranquilidad y paz en medio de arreglos delicados donde las melodías lo son todo.

El disco se pasea por tanto por una serie de medios tiempos marcados por un sonido en general contenido que jamás apunta hacia grandes explosiones si no más bien busca conmover desde sus cuidados arreglos eléctricos. Ocurre en el tridente que abre mediante 'Renegade' + 'Cold dreaming' + 'In the butterfly house', donde la banda da muestras de su talento a la hora de regalar melodías sencillas pero atractivas, mientras que en 'Strange weather' prueban con una primera balada propiamente tal, una que se interna en terrenos más cercanos a la psicodelia y el rock espacial, coqueteando con algo que alguna vez te podría haber entregados una banda como Supergrass, por ejemplo. Ahora, si con esta Doves abrieron una ventana para tantear fuera de su zona de confort, con algo como 'A drop in the ocean' si que definitivamente nos vuelan la cabeza, una canción marcadísima por el bajo y que tanto en términos de actitud, intensidad y arreglos se come solita por completo la discografía de Coldplay de los últimos quince años. 

Habiendo vivido el mejor momento del disco, la Cara B de este retomará lugares comunes, ya sea yendo al piano en 'Last year's man' o en la desnuda 'Orlando' (aunque en esta se entregan espacio para romper la estructura con estridentes intromisiones de teclados), a las juguetonas guitarras eléctricas en 'Stupid schemes' (la más interesante en toda la recta final), en 'Saint Teresa' entregando otra balada completamente acústica, lo mismo que en el cierre a cargo de la delicada 'Southern bell', otro tema notable (y ya van...) donde la banda sabe ir de menos a más en términos de intensidad. 

Hay diferencias entre publicar un disco de continuidad y uno obvio. Doves entienden esto muy bien y nos dejan otro disco soberbio en su camino, un álbum de "grandes cancioncitas" - como me gusta decir. Un trabajo en donde cada pieza funciona como parte de un engranaje, canciones que individualmente están bien pero puestas al servicio del conjunto están mejor aún. La banda confirma así el excelente momento creativo que viven, aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'A drop in the ocean', 'Stupid schemes' y 'Southern bell'.

8 / 10
Excelente.


Otras reseñas de Doves:

miércoles, 9 de abril de 2025

FKA Twigs: Eusexua (2025)

 "Descubrirse en la vida nocturna..."

Intentando trasladar a la música su experiencia nocturna en raves ilegales de Austria es que Tahliah Debrett Barnett (más conocida como FKA Twigs) llega a nosotros con su cuarto trabajo, es decir, un disco centrado en esa electrónica hipnótica y que en cierto modo abandona el minimalismo de anteriores trabajos para dar paso a un sonido algo más potente. Además, el disco viene de la mano de un desarrollo conceptual al que realiza referencia el título y que ella ha definido como "aquel momento en blanco previo a una gran oleada de inspiración, creatividad o pasión". Todo lo anterior habla por tanto de un trabajo en donde la inglesa ha volcado su ser y que en cierto modo se manifiesta como su álbum más ambicioso y completo a la fecha. 

En dicho sentido, abrir con algo como 'Eusexua' (la canción) es toda una declaración de principios. Un tema efectivamente muy introductorio y con poca pinta de single (pese a haberlo sido, lo cual habla del carácter vanguardista que la artista acá ha pretendido), que abre muy abajo con la emulación de un latido y una electrónica que sutilmente emerge ante una lírica que habla de un despertar personal ("Me pregunto como te sientes / Las palabras no pueden describirlo / Este sentimiento profundo dentro de mi...") para recién entrando en los tres minutos desplegar algo más de energía. Le seguirá una notable 'Girl feels good' que realiza directas referencias a esa vida nocturna que impacta en el auto estima de una mujer ("Cuando la noche se siente joven tu sabes que ella se siente guapa / Cuando una chica se siente bien el mundo gira a su alrededor..."), con sonidos que la acercan con fuerza a un Ray of light de Madonna, digamos, esa electrónica intimista pero con un carácter melódico marcado. Esto a diferencia de algo cosas que sonarán más adelante como 'Perfect stranger', 'Drums of death' o 'Room of fools' (donde habla de cuartos oscuros junto a extraños), donde la vocalista irá directamente hacia algo más agresivo en términos de arreglos apuntando más bien a esa dinámica rave que ha buscado acá desarrollar.

El carácter físico del disco continuará sosteniéndose en la Cara B del álbum, primero en la pasada por 'Sticky' + 'Keep it, hold it' que juega con oscilaciones que van desde la calma al desenfreno, luego en una juguetona 'Childlike things' que trae todos esos aires orientales en sus coros para ir armando una recta final marcada por la sensualidad de 'Striptease' y sexualidad de '24hr dog', donde se interna en temáticas como la sumisión erótica y afectiva empapada en auto tune ("Yo, en formas que te satisfagan / Suavizando mi mente y ayudando a dejar mi poder atrás..."), esto para acabar cerrando en modo balada mediante una sólida 'Wanderlust', quizás el tema donde mejor canta en todo el disco. 

De comienzo a fin Eusexua es un disco cargado de identidad donde las referencias a otros artistas (que las hay) son eso, referencias que jamás se perciben como un plagio (¿Alo, Gaga?). Acá hay vanguardia, oímos a una artista expresar un sentir, transmitir una experiencia ligada a lo que significa no solo sobrevivir en la vida nocturna sino que experimentar el auto conocimiento en ella. "Se siente bien..." - expresa Tahliah en varios momentos del disco, y si, que le creemos plenamente...

¿Canciones? 'Eusexua', 'Girl feels good' y 'Wanderlust'.

8,2 / 10
Excelente.

lunes, 7 de abril de 2025

Steven Wilson: The Overview (2025)

"Viaje reflexivo..."

El genio de Steven Wilson compone obras como quien respira, y lo más increíble es que muchas de ellas van en direcciones opuestas. Incluso confusas. Sin ir muy lejos en estos cinco años lo hemos tenido explorando en aquel fallido The futures bites (2021), retomando lugares comunes junto a Porcupine tree en Closure/Continuation (2022) y expandiendo ideas nuevamente en The harmony codex (2023), todo un viaje lleno de idas y vueltas que no hacen si no confirmar el espíritu inquieto de un artista ansioso por sacar de si todo lo que tiene, asunto que guarda directa relación con su forma de pensar. "En términos de existencia en la tierra, llevamos aquí unos segundos en un día de 24 horas. Y aún así, tratamos al planeta como si fuese nuestro..." - ha afirmado recientemente en entrevistas. "La tecnología moderna nos ha vuelto muy narcisistas. Estamos obsesionados con nosotros mismos..." - también ha agregado. Es por todo esto que seguramente se ha enfocado esta vez en la publicación de un álbum de tono conceptual que cuenta con una mirada reflexiva y existencial, un trabajo compuesto solo por dos piezas, desafío que también se había impuesto para esta ocasión. "Volver a cuando comencé a escuchar música con discos que tenían una canción por cara, como Tubular bells de Mike Oldfield o In a silent way de Miles Davis" - ha contado.

Nos propone entonces el guitarrista un viaje cargado al pop espacial con momentos atmosféricos, algunas narraciones más una que otra fluctuación de intensidad, digamos, un trabajo que lo conecta con su arista más progresiva aunque en ningún caso buscando el lucimiento técnico si no más bien desarrollando texturas suaves que se dejen oír y donde el mensaje críptico del concepto es siempre protagonista. De hecho, salvo un par de breves momentos que aparecen en 'Objects outlive us' (la Cara A del disco, y ciertamente la mejor de las dos) son escasos los pasajes en donde Wilson busca algún tipo de explosión, siendo todo más bien calmo y reflexivo, digamos, un viaje de cuarenta minutos que para bien y para mal no molesta pero tampoco emociona demasiado. 

¿Canciones? No tiene sentido destacar alguna, el disco es un continuo. 

7/10
Muy bueno.

Otras reseñas de Porcupine Tree:

miércoles, 2 de abril de 2025

Lady Gaga: Mayhem (2025)

 "De más a menos..."

Hubo un momento en la carrera de Lady Gaga en que esta se sintió con piso suficiente como para expandir su carrera, llegaron ahí discos como Joanne (2016) o sus colaboraciones con Tony Bennett así como una serie de participaciones en el mundo del cine. Su gente comenzó, sin embargo, a extrañar a esa artista de la que se habían enamorado una década atrás, digamos: el pop, los disfraces, la pista de baile + coreografías. De ahí que la hayamos visto reculando en Chromatica (2020), el cual funcionó como un verdadero tubo de oxigeno para muchos de sus fans y este nuevo Mayhem va también en dicha dirección aunque con un pro y contra: cuenta con mejores canciones aunque al mismo tiempo con una lista más irregular.

Volviendo a 2020, siendo un buen disco, un problema con que contaba Chromatica es que sus canciones eran en exceso simples, jugarretas electrónicas que se sostenían muchas veces en el artificio de los arreglos y no en base a melodías o estructuras contundentes. Dicho en simple: pareció un disco algo hecho a la rápida. Esa sensación Mayhem no la desprende, un disco sólido con un trabajo de producción impecable (la mano de Andrew Watt seguro ha hecho lo suyo) y donde los únicos "peros" que podemos encontrar son la falta de equilibrio entre las dos caras del disco además del exceso de referencias a otros artistas (algunas intencionadas de manera evidente aunque otras rozan el plagio), algo de lo que Gaga por cierto ha abusado a lo largo de toda su carrera y claramente aún le sigue pesando.

Yendo a la lista de canciones, el manual del pop indica que se debe abrir con los singles por lo que tal como ocurrió en sus discos más populares, Mayhem corta la cinta en dicha línea, primero en modo radio fórmula con la fantástica 'Disease' y luego efectivamente rindiendo un homenaje a sus inicios mediante 'Abracadabra', que con su dinamismo y oscuridad se ha transformado ya en un absoluto neoclásico de la vocalista. En adelante el disco será una diversa paleta de colores, destacando lo que logra en 'Perfect celebrity' (donde alcanza la solidez e inspiración que diez años atrás en Joanne no pudo encontrar), en la funkera y juguetona 'Killah' (exquisitos aires a Prince en esta, sobre todo en esa aceleración post 2:25) o en la divertida 'Zombieboy' (con aires a la Gwen Stefani de 'Hollaback girl' en esos momentos de porristas con que abre), que es una de aquellas en donde mejor se plasma su intención por entregar un "pop de banda" que ambiciona algo más allá de simplemente sacarte a bailar, algo similar a lo que ocurre más adelante en 'Lovedrug' solo que con resultados más corrientes.

En la segunda línea del disco es donde aparecen las referencias, que son DEMASIADAS. 'Garden of eden', por ejemplo, es donde más se acerca al rock y claro, si es prácticamente un calco de 'Supermassive black hole' de Muse (que por cierto es una canción que utilizó como base los arreglos de 'Do something' de Britney Spears, así que nobleza obliga el mencionar que todos en esta cadena le deben algo a Britney), además de recordarme en esos "¡So hit the lights! / ¡DJ, hit the lights!" esos coros que Florence and the machine entregaba años atrás en 'Hunger'. En 'Vanish into you' realiza un auto plagio con descaro al rememorar la melodía principal de uno de sus mayores hitazos ('Bad romance'), en la insípida 'How bad do u want me' (¿Gaga rindiendo un homenaje a 1989 de Taylor Swift? Pues si... ) samplea 'Only you' de Yazoo, 'Don't call tonight' es otra que no nos dice mucho más allá del tributo al pop ochentero y la curiosidad de utilizar los teclados de 'The sun always shine on TV' de los noruegos A-ha mientras que en 'The beast' realiza una sutil emulación del teclado (además de la atmósfera) de 'Tonight, tonight, tonight' de Genesis. Los "homenajes" son bastantes por tanto, algo que uno no sabe si agradecer o criticar negativamente, pues si quitamos los guiños... ¿Qué quedaría de varias de estas canciones? Poco y nada sinceramente, sobre todo las de la segunda mitad del álbum. 

Por cierto, de las baladas que cierran el disco mejor no hablemos mucho. 'Blade of grass' es tan genérica como olvidable mientras que la inclusión de 'Die with a smile' junto a Bruno Mars (y que es azúcar a cucharadas) no se justifica bajo ningún punto de vista excepto el comercial. 

Mayhem es un disco que claramente va de más a menos. Concentra lo mejor de si, lo más interesante y potente en sus primera mitad, de hecho: ¿no encontramos acá varias de las mejores canciones que ha compuesto en casi quince años? El problema es que la Cara B del álbum se debate entre canciones de relleno (nada nuevo en casa por cierto, ¿acaso hay algún disco de Gaga al que no le sobren canciones?) y un montón de homenajes que al ser tantos terminan jugando en contra de la valoración del álbum. Dentro de lo positivo están las ambiciones que desprende y una producción contundente, sin embargo, el álbum quiere llegar a tantos lugares que termina enredándose. 

¿Canciones? 'Disease', 'Abracadabra' y 'Perfect celebrity'. 

6,9 /10
(Muy) bueno.


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