sábado, 19 de julio de 2025

El Cuarteto De Nos: Puertas (2025)

 "Mejoran la oferta..."

Con una carrera plenamente consolidada dentro del circuito sudamericano los uruguayos del Cuarteto de Nos vienen desde hace un tiempo estirando la cuerda. Las fórmulas que tan buenos frutos rindieron para la banda en Raro (2006) se continuaron desarrollando durante años posteriores, alcanzando cierta cima creativa en Habla tu espejo (2014) para luego comenzar a tropezar con la irregularidad entre discos que desde hace un rato se han vuelto cada vez más simples en materia musical y escasos en términos de duración (digamos, un poco más que un EP: ocho canciones en media hora de duración). Dicho en simple: álbumes que casi suenan a una mera excusa para salir de gira. Y bueno, este Puertas no llega para ser excepción aunque nobleza obliga el mencionar que al menos mejoran la oferta respecto al mediocre Lámina once (2022)

Desde lo musical cabe destacar la partida a cargo de 'Puertas', con la (ya) clásica invitación a abrazar la incertidumbre por parte de un Roberto Musso que sabe encontrar buenas líneas en medio de una dinámica contagiosa ("Y sigo atravesando puertas buscando saber quien soy / A veces pura incertidumbre, a veces pura convicción..."), esto para desde en adelante entregar un disco que avanza básicamente a dos frentes (bastante disímiles entre si): un bloque "oscuro" y uno "contestatario light". En dicho sentido, ¿no habría resultado más interesante y coherente el haber publicado dos álbumes (cada uno con un concepto) en lugar de este híbrido? Pero bueno, tampoco le vamos a pedir peras al olmo. Que son el Cuarteto, un homenaje al queque marmolado.

El caso es que bajo el primer concepto aparecerán canciones que realizarán referencias a procesos internos difíciles de afrontar. Ocurre en la sólida 'Esplin' y su sólida mirada en torno a una melancolía emergente y recurrente ("A veces sanar es aprender a convivir con lo que nunca vamos a curar..."), lo mismo en 'El cuarto de Nico' aunque esta vez en tercera persona expresando un llamado a poner atención al silencio que tiende a rondar a la depresión ("Y todo el día escucha su música / Para evadir su propia acústica / ¡Escúchenlo! Aunque no esté gritando..."), seguida de 'El astrónomo que no podía ver el cielo', con la que se arma claramente el pasaje más triste del disco.

En otra arista tendremos canciones de dinámicas más juguetonas pero cuyas letras expresarán cierta rebeldía ante el poder, aunque claro, siempre hablando de manera genérica y digámoslo, ambigua. ¡No vaya a ser que nos quememos con alguna idea y perdamos seguidores! Ocurre en 'Ganaron los malos', por ejemplo, una oda al tirar la piedra y esconder la mano. Se habla de buenos y malos sin jamás quemarse con una idea concreta, de manera que ya sea un seguidor de Trump, Milei o algún miembro de la comunidad LGTBQ+, cualquiera se pueda sentir identificado con esto. Aún más divertida resulta 'El perro de Alcibíades' con su crítica al poder (¿o a los medios? ¿o ambos? Obviamente jamás queda claro) y su capacidad para desviar la atención mediante humo intrascendente ("Distraer con vulgaridades es el capítulo infaltable / En el manual de manipular...") mientras que en 'Cara de nada' efectivamente Roberto Musso se define explicitando su intención por esconder las cartas utilizando cáscaras + máscaras y que ni leyéndole sabremos que es lo que piensa. Y así efectivamente es Roberto, has triunfado: a tus sesenta y tres años no tenemos ni la más mínima idea... 

En fin. Más allá de los detalles, Puertas trae de regreso a la banda en buen pie tras un Lámina once bastante desabrido. Ninguna de estas ocho canciones destaca demasiado pero si cumplen de sobra en el contexto de lo que se espera de ellas: pop contagioso con uno que otro mensaje que juega a ser interesante. 

¿Canciones? 'Puertas', 'Esplín' y 'El cuarto de Nico'.

6,5 / 10
Cumple y algo más...


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