viernes, 11 de julio de 2025

Javiera Mena: Inmersión (2025)

 "Vuelta a lo simple..."

Uno de los importantes méritos con los que contó un álbum como Nocturna (2022) fue esa capacidad para darle continuidad a la faceta popera/bailable/electrónica que la vocalista inauguró en Otra era (2014), aunque mostrando al mismo tiempo una faceta más elegante, madura y sensual. Ante dicho escenario, en lugar de repetir el plato con algo menor (como ocurrió en Espejo de 2018), Javiera Mena esta vez ha decidido buscar lo simple, entregar un conjunto algo más íntimo y minimalista que ciertamente la conecta con sus inicios. Inmersión por tanto es ante todo un disco simple que pone por delante las melodías y letras (amores y desamores, como siempre), dejando (salvo una que otra excepción) los artificios electrónicos de lado. 

Desde un comienzo por tanto notaremos por donde van los tiros, 'Palacio de hielo' abre con Javiera desnuda junto a una sutil guitarra para luego ir incorporando a la banda pero siempre de manera contenida, algo que volveremos a oír en la preciosa 'Na na na' (con unos toques orientales bastante envolventes) o en entrando en la recta final del disco mediante las acústicas 'Volver a llorar' o 'Mar de coral', esto a diferencia de cosas como 'Pez en el agua', 'Reina de la selva' o 'Esta ciudad', momentos en donde ciertos toques de sensualidad dicen presente ante dinámicas que invitan inevitablemente al baile, aunque claro, jamás con el desate de antaño. En el camino 'Claro de luna' apuntará al medio tiempo pop entre guitarras acústicas mientras que 'Absurda' contará con los arreglos más retro del trabajo (genial y divertido ese: "Y lloro, y mi gata me mira con cara de absurda...") , armando así un conjunto sencillo (son solo treinta y un minutos), de bajas ambiciones pero que centra su solidez en la contundencia melódica. 

Inmersión de Javiera Mena transmite la sensación de ser ese álbum que todo artista necesita para detenerse a respirar y ganar tiempo, una especie de punto seguido en su historia. No decepciona, sin embargo, y funciona desde el minimalismo debido a que las canciones están, las estrofas + coros logran darle realce a letras simples pero simpáticas. Lo más importante es que la vocalista parece haber encontrado un camino regular y de nivel. 

¿Canciones? 'Na na na', 'Reina de la selva', 'Esta ciudad'.

7/10
Muy bueno. 


Otras reseñas de Javiera Mena:

martes, 8 de julio de 2025

Bunbury: Cuentas Pendientes (2025)

 "Vuelta a la balada cebolla..."

Excluyendo aquella aventura furiosa (y brillante) que fue Radical sonora (1997), un disco que más bien respondió a las ansias de Enrique Bunbury por alejarse del sonido de Héroes del silencio, desde un comienzo la carrera del español estuvo ligada a su fascinación por la cultura y sonidos latinos. Sin ir muy lejos, tanto Pequeño (1999) como álbumes posteriores estuvieron marcados por aquella búsqueda, y bueno, este Cuentas pendientes retoma aquella senda, un disco que lo aleja del sonido eléctrico y experimental de Posible (2020), Curso de levitación intensivo (2020) e incluso Greta Garbo (2023), para una vez más internarse en la arista más dramática del sonido latinoamericano, algo que acá en Chile llamamos "la balada cebolla". De vuelta entonces al bolero, el pesimismo y sufrimiento, aquellas canciones que empapan con sangre sus líneas y que vuelven a mostrar al Bunbury más visceral.

Lo anterior se anticipa de buena forma en la sobria partida que entregan 'Para llegar hasta aquí' + 'Saliendo del arrabal' + 'Las chingadas ganas de llorar', diez minutos iniciales marcados por la sencillez del sonido y líneas directas, sin embargo, será a partir de 'Serpiente' cuando el álbum efectivamente mostrará las garras, desatando la convicción que prometía con ese puente/coro lleno de fuerza ("Quítate el bozal para masticar / Eres una serpiente, no sabe ir de frente y me clava el puñal por detrás..."). De hecho, desde acá el disco se irá por un tubo sin jamás bajar el nivel, aportando sensibilidad en la delicada pasada por 'Loco' + 'Cuentas pendientes' para definitivamente desatarse en 'Te puedes a todo acostumbrar', el momento cúspide del álbum y uno donde Bunbury nos saca a bailar armando una especie de 'Nunca es suficiente' (la de Natalia Lafourcade) en versión propia. 

Entrando en su recta final el disco ya ha ganado pero de todas formas confirmará sensaciones mediante una sólida 'La hiedra' (que me ha recordado en su coro a 'Es el amor quien llega', una vieja gloria de la mexicana Ana Gabriel) para entregar un cierre sentido y reflexivo mediante 'Como una sombra' + 'El baile de los disfraces y la tentación', marcadas ambas por un piano sutil + guitarras acústicas que proporcionan atmósferas propicias para que Bunbury vuelva a expandir su tono más teatral.  

Sacando cuentas y haciendo historia, no sería exagerado afirmar que a partir de 2020 Enrique Bunbury se encuentra viviendo un período sólido y estable dentro de su carrera en solitario, también aquel en donde con mayor claridad ha sabido expresar sus convicciones musicales, equilibrando esto con álbumes que oscilan entre el bueno y el notable. No es poco para un artista que lleva treinta años luchando contra su propia sombra...

¿Canciones? 'Serpiente', 'Te puedes a todo acostumbrar' y 'Como una sombra'.

martes, 1 de julio de 2025

30 Años De... Héroes Del Silencio: Avalancha (1995)

 "Fantástico canto del cisne..."

Claramente Senderos de traición (1990) marcó el antes/después para Héroes del silencio, un punto de no retorno para una agrupación que demasiado temprano comenzó a mostrar ripios internos insalvables. Con aquel disco llegó el éxito y el reconocimiento pero también la lucha de egos, el cansancio, el desgaste y las disputas en torno a las direcciones que debía la banda seguir. Sabido es que Juan Valdivia se mostraba algo más ortodoxo que Bunbury, el guitarrista deseaba que Héroes profundizase aristas más duras mientras que el vocalista se mostraba dispuesto a experimentar y precisamente salir de ahí (algo que ciertamente se corroboró tan solo un par de años más tarde en un disco como Radical sonora). En medio de toda esta disputa de estilos la leyenda cuenta que El espíritu del vino (1993) fue un trabajo en donde Bunbury se impuso, por lo que para el siguiente le tocaba a Valdivia, de ahí que para Avalancha dejasen de trabajar con Phil Manzanera y recurriesen al canadiense Bob Ezrin en producción, con quien se lanzaron en la búsqueda de los sonidos más densos y duros en toda la carrera de Héroes del silencio, aunque claro, esto siempre matizado por una serie de sensibles (y oscuras) baladas, generando así un equilibrio tan sólido como fascinante. 

Sin ir demasiado lejos basta darle play al álbum para corroborar lo que se te viene encima. Tras un breve instrumental que parece invitar a tomar aire suena la apabullante '¡Rueda, fortuna!', un rock and roll acelerado que muestra a la banda en su faceta más agresiva de la mano de un Bunbury críptico que reflexiona respecto a los destinos de la vida ("¿Cuántos billones de años formaron estos latidos en los que estamos? / ¿Cuál es el punto en que coinciden lo increíble y lo exacto...?") y un Juan Valdivia ciertamente furioso en guitarra. A esta le seguirá 'Deshacer el mundo', probablemente la mejor canción en toda la carrera de Héroes del silencio, así como se lee. Un medio tiempo agresivo dueño de una intensidad enorme que daba muestras de la madurez compositiva a la que había llegado la banda en ese entonces, lo mismo que 'Iberia sumergida' (escogida como primer single promocional del disco), un poco menos agresiva que sus antecesoras pero igual de efectiva gracias al notable trabajo en batería de Pedro Andreu

Uno de los puntos que juega muy a favor de este disco es la elección del orden de la lista, la cual coopera con el viaje que propone. Esto a propósito de la segunda fase que vive tras dicho desenfrenado comienzo. El álbum baja entonces las intensidades primero con el medio tiempo 'Avalancha', con Bunbury enviando mensajes en su cara al mismísimo Valdivia ("Aún nos quedan cosas por hacer / Si no das un paso, te estancas...") y luego con un baladón como 'En los brazos del la fiebre', un tema que muestra a la dupla en su máximo esplendor, cada cual funcionando a lo tope en lo suyo entre líneas tremendamente nostálgicas que nuevamente aplican para la separación de la banda. 

"El paraíso deviene en infierno, y luego se queja. 
Y sin que nadie se mueva, ¿Quién lo arregla...?" 

'En los brazos de la fiebre', por cierto, es una canción absolutamente hermanada con la que fue escogida como segundo single del álbum transformándose desde entonces en un verdadero clásico de la banda :'La chispa adecuada'. Son dos caras de una misma moneda, la primera en versión eléctrica mientras que la segunda se va al acústico de la mano de una exquisita sensibilidad. Lo interesante es que entre ambas el disco entregará temas de bastante peso, primero con la veloz 'Parasiempre' (muy en la línea de '¡Rueda, fortuna!' en la apertura del álbum) y luego con la sencillamente espectacular 'Días de borrasca', casi siete minutos en donde Juan Valdivia vuelve a entregarse a un hard rock inspiradísimo. De la interpretación vocal de Bunbury ni hablar, como dicen hoy los lolos: en su prime. 

Finalmente, el álbum está tan bien pensado que tras haber alcanzado su punto más alto en la pasada por 'La chispa adecuada' + 'Días de borrasca' plantea un "post orgasmo" que se dedica simplemente a sostener el buen momento, a estirarlo de manera placentera primer con los medios tiempos 'Morir todavía' + 'Opio'  (brillante en esta el coro con ese "...las cosas más triviales se vuelven fundamentales"), para luego finalizar el viaje mediante otra épica balada (y ya van...) como 'La espuma de venus'

Se cerraba así una experiencia fabulosa, poco más de cincuenta minutos sin segundo de desperdicio que representaron el fantástico canto del cisne para una banda que aún viviendo su peor momento en materia de convivencia supo encontrar fuerzas suficientes como para cerrar su carrera de manera gigante. En Avalancha encuentras todo lo que caracterizó la carrera de la Héroes del silencio: un sonido furioso y sensible a la vez, una banda a tope, la guitarra afiladísima de Valdivia, varias de las mejores interpretaciones vocales de Bunbury y un set de potentes líricas. Se terminaba aquí también el viaje de la banda, uno ciertamente breve pero tremendamente intenso. A veces menos es más, y bueno, este fue uno de aquellos casos. Benditos sean, de aquí a la eternidad...

domingo, 29 de junio de 2025

35 Años De... Héroes Del Silencio: Senderos De Traición (1990)

 "Torrente incontrolable..."

Atención, que esta semana me voy a dar un gustazo de aquellos. Comenzando el día de hoy...

Y es que dentro del universo de la música en habla hispana no debe haber mayor mito que el de Héroes del silencio (quizás Soda Stereo, quizás...) una banda de la que se sigue hablando a décadas de distancia, al punto de que no ha habido entrevista durante estos casi cuarenta años en la que Enrique Bunbury no haya recibido alguna pregunta de turno relacionada con el regreso de la formación española. El fenómeno no deja de llamar la atención considerando lo poco que duró la agrupación, fueron cuatro álbumes en tan solo ocho años pero bueno, así se construyen los mitos, ¿no? El de The Beatles, Nirvana, Guns n' roses... o Héroes. El nexo común es la existencia de carreras breves pero explosivas, altamente creativas y con finales tan abruptos como dramáticos, digamos, que derramaron sangre entre sus seguidores.

Respecto a Héroes del silencio, si bien la banda para 1990 ya había publicado un álbum debut un par de años atrás, el disco que definitivamente les consagró a nivel masivo fue este notable Senderos de traición, doce canciones que en cuarenta y cinco minutos fueron capaces de condensar absolutamente todos los elementos que sellaron a fuego la carrera de los españoles, dígase, un rock marcado por la guitarra afilada pero particularmente sensible de Juan Valdivia, enmarcado en la fuerza interpretativa (y sentidas letras) de un desaforado y siempre teatral Enrique Bunbury. 

Este mix se aprecia de inmediato en la partida del disco. Y es que... ¿Qué se puede decir a estas alturas de una canción como 'Entre dos tierras' ? Un verdadero hitazo noventero y clásico absoluto, dueño de una intensidad que se mantiene a tope durante sus seis minutos minutos de duración y que manifiesta una fuerza sencillamente espectacular, un torrente apasionado que por momentos luce incontrolable pero que la mano de Phil Manzanera (productor que acompañaría a la banda por un par de discos) supo encauzar por buen camino. Esta energía volverá a decir presente a lo largo del álbum en otros pasajes igual de notables como 'La carta', 'Hechizo' o 'Decadencia', temas tremendamente dinámicos que funcionan cada uno como un verdadero shot de adrenalina. 

Lo notable acá es que la banda supo matizar dichos desbordes de energía con pasadas igual de emocionales pero que quitaban el pie del acelerador, me refiero a sensibles medios tiempos como 'Maldito duende' (otro golazo eterno que se anotó este disco), 'Malas intensiones', 'Senda' o 'Despertar', así como una serie de baladas, destacando los coros que encuentran en 'Oración' o ya cerrando con 'Con nombre de guerra', quizás el único punto bajo (o que no se encuentra al nivel del resto) en todo el trabajo. 

En definitiva, si algo caracterizó la carrera de Héroes del silencio fue la apabullante fuerza que transmitían sus canciones (lo cual también se puede visualizar en el registro oficial en vivo que grabaron en Alemania por aquellos años), algo que Senderos de traición expuso con absoluta claridad . Ese tipo de disco que transmite una compacta idea sonora de comienzo a fin y funcionó como una excelente carta de presentación a nivel internacional para los españoles. Ciertamente repetir este nivelazo a futuro no era fácil, así como el lograr que personalidades tan avasalladoras como las de Valdivia y Bunbury pudiesen convivir por demasiado tiempo más. Solo quedaba disfrutarles por cuanto esto pudiese durar, aunque bueno, aún a la banda le quedarían un par de balas por lanzar... 

¿Canciones? 'Entre dos tierras', 'Maldito duente', 'La carta' y 'Hechizo'.

miércoles, 25 de junio de 2025

Miley Cyrus : Something Beautiful (2025)

"Atrevido y contundente..."

No cabe duda que un álbum como Plastic hearts (2020) marcó un antes y un después para Miley Cyrus, un disco potente y cohesionado con el que la artista encontró inspiración suficiente como para darle un nuevo impulso creativo a su carrera y de paso conectar con nuevas audiencias, más cercanas al mundo del rock y más lejos de Disney. En dicho sentido dado lo obvio de su sonido, Endless summer vacation (2023) representó un bajón. Quizás por esto es que este Something beautiful pese a sus fallos (que los tiene) acaba funcionando tan bien, porque transmite la sensación de ser efectivamente el disco de Miley que muchos queríamos oír tras Plastic hearts, un disco que sin abandonar su veta pop, mira hacia adelante y corre riesgos. 

El noveno álbum de la vocalista oscila por tanto entre momentos bastante experimentales, baladas o medios tiempo poperos que apuntan al mainstream y pasajes cargados con descaro al dance, armando un conjunto que claramente pretende ir más allá de lo obvio, que cuenta con una producción sofisticada y se esfuerza en entregar música de alto vuelo. Lo anterior se resume con claridad en dos canciones como 'Something beautiful' o 'Walk of fame', la primera abre el disco tras un relato hablado de Miley que se refiere al paso del tiempo y la imposibilidad de ser parte de aquello ("Tus ojos no pueden evitar que los paisajes que pasan sean devorados por la distancia infinita...") y entrega una dinámica algo blusera en las estrofas para saber explotar de manera sabrosa en unos coros bastante sucios, mientras que la segunda se entrega a la electrónica bailable en compañía de Brittany Howard, el punto es que cuando crees que el tema ya te ha dado todo lo que tenía y perfectamente podría cerrar con un cómodo fade out, resulta que mete una aceleración (a partir del minuto cuatro) y te alarga la secuencia llevando el tema a otra dimensión. Notable. 

Algo similar ocurre con la elegancia que transmite 'Every girl you've ever loved', con participación en líneas de la modelo Naomi Cambell y tributazo en su cierre al 'Vogue' de Madonna (esta vez repitiendo al cierre un "Pose! pose! pose!"), seguido de la atmosférica 'Reborn', donde sacrifica el pop directo para centrarse en las sensaciones que quiere transmitir mediante una dinámica hipnótica llena de detalles exquisitos. Todos estos son grandes momentos que se complementan con pasadas algo más tradicionales como el medio tiempo 'End of the world', una balada genérica al piano estilo 'More to lose' (que perfectamente podría estar en un álbum de Lady Gaga y no extrañaría, por lo mismo es de lo más bajo en todo el disco), los aires setenteros de 'Easy lover' (exquisito el bajo marcado en esta), los excelentes arreglos de 'Golden burning sun', así como el dulce cierre a cargo de 'Give me love'. 

Como toda obra que corre riesgos, Something beautiful cae en aciertos y errores. Se le puede criticar el orden de la lista, que va y viene como una montaña rusa cortando las atmósferas constantemente. Por mencionar algo: cuenta con un par de interludios a medio álbum que no se entiende que pintan ahí (en otro lugar habrían tenido más sentido, el 'Interlude 2' antes de la "sección dance" del disco, por ejemplo, pero no previo a una balada), o instala entre dos temas agresivos ('Walk of fame' y 'Every girl you've ever loved') una balada como 'Pretend you're god'. ¿Por qué? ¿Para qué? La sensación que queda es que tenían entre manos un puñado de medios tiempos potentes así como temas cargados al dance, y ante la opción de armas dos caras absolutamente opuestas dentro de un mismo disco, decidieron mejor intercalar lo que tenían. Y bueno, aquella decisión creativa tiene sus pro y contras. El disco suena efectivamente diverso pero se enciende y se detiene a cada rato. Dicho en simple: es un constante coitus interruptus.

Por lo mismo, se puede argumentar que el trabajo apunta a tantas direcciones que confunde o que no cuenta con un hit claro ('End of the world' es la única que pareciese pretender el ir por ahí), sin embargo, todo lo anterior ha sido sacrificado en favor de un conjunto atrevido y contundente desde lo individual, lleno de canciones que pretenden ir más allá de lo obvio, que alargan su duración debido a algo que quieren expresar sonoramente, lo cual dentro de un mundo del pop que por lo general tiende a la mediocridad y a la homogeneidad, que decir, es un manjar. 

Aún con sus problemas, Something beautiful es el mejor disco de Miley Cyrus a la fecha, uno que llega un par de años tarde pero lo importante es que ha llegado.

¿Canciones? 'Something beautiful' , 'Walk of fame' y 'Reborn'.

7,8 / 10
¡Muy bueno!


domingo, 22 de junio de 2025

The Darkness: Dreams On Toast (2025)

 "Boys just want to have fun..."

Por más que huelan a refritos, cada dos o tres años nos viene bien un nuevo álbum de The darkness. Discos que suenan bien y emulan con nobleza, alegría y buen humor ese hard rock que treinta y tantos años atrás fue furor. Dream on toast no llega para ser excepción, diez canciones breves que entregan una media hora fácil de digerir entre guitarras aceleradas, coros agudos y momentos acústicos, aunque nobleza obliga el admitir que el disco no les encuentra en su momento más inspirado y se limita meramente a cumplir con lo obvio complementando con uno que otro momento de alto vuelo.

Me explico. Como es costumbre, el disco abrirá muy arriba con el rock de motocicletas y caricaturesco de 'Rock and roll party cowboy' (la única en todo el álbum que supera los cuatro minutos de duración), donde realizan una divertida parodia del rockero machote ("Soy un vaquero fiestero del rock and roll / Que no va a leer a Tolstoi..." - afirman en un brillante remate), seguida de la aún más ridícula 'I hate myself'. Y si bien estas no andan mal, un problema con que carga el conjunto es que en adelante se lo come la simpleza, abordando el country en 'Hot on my tail', emulando con descaro las armonías de Queen en el medio tiempo 'Don't need sunshine' o la dinámica 'The longest kiss', así como yendo al rock and roll más básico y elemental en 'Mortal dread', todas estas canciones que suenan en la primera mitad del álbum y, siendo francos, te bajan demasiado pronto. 

Algo mejorará el asunto en la recta final gracias a 'The battle for gadget land' y 'Walking through fire' que recuperaran las guitarras y el buen humor sacando a flote su vibra más alegre y jovial, en la segunda riéndose incluso de ellos mismos ("Solo hacemos esto porque es divertido / Pero creo que ni mi mamá comprará este último disco..."), para cerrar con una melosa y ultra azucarada 'Weekend in Rome', con la que Justin Hawkins se ha propuesto mostrarse como el gran vocalista que es. 

Dreams on toast cuenta con tres o cuatro momentos marca de la casa que traen de regreso las jugarretas siempre necesarias de una banda cuyo principal mérito es no tomarse demasiado en serio a si misma y simplemente pasársela bien. Ahora, dicho lo anterior, el álbum complemente con pasajes simplones y predecibles que no están a la misma altura generando un global que se deja oír pero mucho más allá no llega. Tampoco pareciese que lo pretendan...

¿Canciones?  'Rock and roll party cowboy', 'Don't need sunshine' y 'Walking through fire'.

6/10
Bueno, cumple...


Otras reseñas de The darkness:
2019: Easter is cancelled 

viernes, 20 de junio de 2025

Arcade Fire: Pink Elephant (2025)

 "Poco inspirado..."

Ya en 2022 Arcade fire habían publicado un álbum gris, un disco de tonos oscuros pero que gracias a la producción de Nigel Godrich y esa pasada maravillosa por verdaderos himnos como 'The lightning' + 'Unconditional I (lookout kid)' logró generar cierta sensación de épica y luminosidad. Todo aquello, sin embargo, es lo que NO está en Pink elephant, el álbum definitivamente más opaco (en un amplio sentido) en la carrera de los canadienses y uno de esos discos a los que efectivamente resulta muy fácil pegarle, considerando lo ariscos que son con el auditor. 

En dicho sentido, si algo no se le puede criticar a este conjunto de canciones es su franqueza, un álbum que desde un comienzo declara intenciones mediante un instrumental (el primero de los tres que sonarán) como 'Open your heart or dying trying', donde se nota la mano atmosférica de Daniel Lanois en producción, seguido de una sentida 'Pink elephant' (la canción), abriendo un disco que no teme moverse en terrenos lúgubres y se aleja por completo de la energía o el pop de álbumes anteriores. Y si bien la partida no está nada mal, un problema con que cuenta el disco es la falta de remate, sin ir muy lejos, las canciones que suenan a continuación lucen apagadas y repetitivas, ocurre en 'Year of the snake' y 'Circle of trust', las cuales dan vueltas y vueltas para acabar siendo mero tedio, así como 'Alien nation' (ni Regine Chassagne salva los muebles en esta ocasión) o 'Ride or die' parecen meras jugarretas de estudio. Será recién entrando a la recta final cuando 'I love her shadow' entregue algo de la vibra melódica y bailable típica de la banda (de hecho emula con cercanía el teclado de 'Everything now') pero aún así luce sin fuerza, sobre todo desde lo vocal (¡qué abajo se le oye a Win Buttler a lo largo del disco!) mientras que la acústica 'Stuck in my head' regala un cierre golpeado pero en ningún caso emotivo. 

Puede que este sea un disco necesario para Arcade fire, la entrega de un trabajo visceral carente de inspiración que les permita hacer de puente para algo mejor, aquello el tiempo lo dirá. En lo práctico, no encontramos fuerza ni frescura en este conjunto de canciones muy difíciles de seguir y rescatar.

¿Canciones? 'Open your heart or dying trying' + 'Pink elephant'.

5/10
Nada muy especial.

martes, 17 de junio de 2025

Sleep Token : Even In Arcadia (2025)

"El chiste de pronto ha perdido la gracia.."

Había expectativas en torno a este lanzamiento. El éxito de álbumes pasados, particularmente Take me back to eden (2023), acabó por generar un alto hype (como le llaman los lolos) en torno a un siguiente disco, sin embargo, quienes esperaban un trabajo particularmente interesante por parte de Vessel y compañía deberán seguir esperando pues Even in arcadia podrá ser muchas cosas, pero un paso hacia adelante definitivamente no es. Lo anterior no significa que estemos ante un mal disco pero si uno que reúne evidentemente las sobras de álbumes anteriores, las cuales han sido adornadas, puestas bonitas para una presentación adecuada que logre ocultar una evidente falta de (nuevas) ideas. Dicho en simple: han querido estirar el hilo del éxito con lo que tenían, y no mucho más. 

Nos encontramos así con un plato diverso como de costumbre, diez canciones que concentran lo mejor de si en su comienzo, trayendo de regreso con 'Look to windward' esas atmósferas de calma que a medio camino explotarán para luego ir metiendo momentos electrónicos, rapeos y vueltas a la tranquilidad con un piano. Misma jugada que pretenden en 'Emergence', esta vez con la particularidad de ese cierre a lo Kenny G con un saxofón que sinceramente no se entiende que pinta acá más allá de la cursilería del recurso (que no se mal entienda: no tengo nada contra el saxofón, me encanta de hecho, pero usarlo solamente para aparentar una supuesta "apertura" si me parece un desperdicio). Dicho lo anterior, los temas no están mal pero verdad sea dicha: se les ve el plumero a distancia. Primero porque esta idea de canción ya está bastante quemada por la banda y segundo porque los momentos explosivos lucen impostados y predecibles a esta alturas. Otro ejemplo de lo mismo es 'Caramel', que en sus primeros minutos está bastante bien trazando líneas melódicas y rapeos sobre un beat reguetonero, además de una lírica que instala una sentida reflexión respecto a la fama ("Este escenario es una prisión / Una hermosa pesadilla..."), pero nuevamente lo mismo: ¿Qué pretenden con ese minuto final estridente, gritón y cargado al metal? ¿Demostrar que aún siguen coqueteando con el metal? ¿Para qué? Lo único que logran es generar una mixtura forzadísima y absolutamente innecesaria. 

Por lo mismo, lo mejorcito del disco lo encontramos en los tres minutos de 'Past self'. Un tema sencillo, versos sobre electrónica, un coro y ya. Algo directo, que no se esfuerza innecesariamente en sonar rebuscado. Lo mismo con 'Even in arcadia' (la canción), que introduce una agradable melodía sobre un piano y posteriores teclados, además de un violín que (esta vez si) justifica su inclusión pues conecta con la atmósfera que el tema traía. Ahora, con esta el disco se termina pues la recta final, las cuatro finales son tedio absoluto. La demostración de lo inicialmente escrito: que estas son las sobras de discos anteriores. 'Provider' y 'Damocles' (azúcar a cucharadas) son diez minutos aburridísimos, en 'Gethsemane' se disfrazan de Coldplay con peso mientras que 'Infinite baths' vuelve a desarrollar la estructura de los temas que abrían el disco, ese comienzo en calma que luego desata explosiones. Más de lo mismo. 

Even in arcadia paga el costo de llegar demasiado pronto y huele a paso atrás. No se trata de que sean o no una banda de metal, el punto es que el disco no funciona ni como álbum de pop. De vanguardia ni hablemos. Juega a ser algo osado pero no es más que un constante refrito de un montón de ideas muchísimo mejor trabajadas por otros (vayan a darle play al último disco de Zeal & Ardor, por ejemplo) e incluso por ellos mismos en discos anteriores. Una simplificación en extremo de recursos que lucen agotados, como un chiste que de pronto ha perdido la gracia...

¿Canciones? 'Past self', 'Even in arcadia' y 'Caramel'.

5 / 10
Nada muy especial. 


domingo, 15 de junio de 2025

Hate: Bellum Regiis (2025)

 "Oscuro, feroz y dramático..."

Lo escribía unos años atrás para la reseña del sólido Rugia (2021): con Behemoth fuera de combate, la escena extrema polaca ha quedado en manos de Hate (con permiso de los aún más veteranos Vader, claro). De esta forma, los liderados por Adam Buszko insisten álbum tras álbum en un sonido que apunta sin temores a la segura, desarrollando un death oscuro, feroz y dramático que continúa manteniendo el nombre de la banda en alto. En este disco eso si, levemente por debajo respecto a su antecesor.

La sola partida del álbum declara intenciones, 'Bellum regiis' (la canción) son casi siete deliciosos minutos que dan muestras del poderío de la banda, oscilando entre aceleraciones y pasajes melódicos a completo placer. Es la mejor del disco, no cabe duda, aunque por lo mismo también instala sensaciones encontradas, pues que tan rápido el álbum muestre su mejor carta termina siendo algo complicado. Dicho lo anterior, tampoco es que el resto esté mal, o sea, 'Iphigenia' + 'The vanguard' (extensas estas también, superando los seis minutos) desarrollarán estructuras directas y efectivas que resultan bastante disfrutables, lo mismo más adelante con 'Perun rising' + 'Alfa inferi goddess of war'. Sin embargo, ocurre que en ciertos momentos la repetición de riffs se vuelve algo agotadora, lo cual se aprecia con claridad en 'A ghost of lost delight', de notable atmósfera y la única del disco que baja un tanto las revoluciones, pero que se alarga un par de vueltas por sobre lo necesario. 

Bellum regiis es otro buen álbum de Hate, uno que entrega el sonido extremo que se espera de una banda de tamaña historia, me atrevería a decir además que cuenta con una producción incluso mejor que la de sus antecesores. Se repite demasiado eso si y aquello le resta frescura con el correr de sus minutos, aunque claro, nada que alcance a arruinar un regreso que de todas maneras resulta disfrutable.

¿Canciones? 'Bellum regiis' y 'A ghost of lost delight'.

6,8 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Hate:

jueves, 12 de junio de 2025

Kazea : I.Ancestral (2025)

 "Crudeza y pureza a la vez..."

Anticipo desde ya: escribo respecto al mejor disco debut que habremos oído este 2025. Se trata de este trío sueco que hace uso de la libertad que promueve el escenario actual para hacer un mix entre una serie de estilos, abriendo el abanico y esparciéndose entre momentos cargados al post rock, coqueteando con el peso del slugde aunque siempre de la mano de un desate irreverente post punk, planteando así un verdadero viaje de ocho canciones donde todo suena compacto, cohesionado y atrevido. 

Por sobre todas las cosas, si algo me ha transmitido este I. Ancestral es la desfachatez que proporciona la juventud, el descaro de quien nada tiene que perder. Esto se aprecia con claridad bastante avanzado el disco, cuando suenan cosas como 'Wailing blood' o la dinámica 'Whispering hand' (el momento más luminoso y contagioso en todo el disco claramente), pasajes que me recuerdan ese post punketa de los primeros Cloud nothings (esos de 2012, era Attack on memory), son momentos en donde el trío derrocha energía pero también crudeza. El tema y lo interesante acá es que la banda embalsama ese sonido desenfadado y visceral con una serie de influencias bastante más oscuras y que les acercan al metal. Un ejemplo claro de lo que menciono es 'The north passage', cinco minutos en donde Kazea muestran credenciales abordando un sonido tétrico que incorpora guturales en sus coros pero donde jamás abandonan esa idea melódica de la canción, solo la empapan de oscuridad. 

Por lo mismo, el álbum habrá abierto media hora antes con notable elegancia recitando un pasaje de Bodas de sangre de Federico García Lorca para bruscamente entregarse al peso del post rock en los doce minutos que construyen 'Pale city skin' + 'Trenches', esta última eso si mostrando los primeros gestos amigables al entregar un coro bastante reconocible e incluso contagioso. En el nudo del disco habrán pasado por una lúgubre 'A strange burial' y acabarán el álbum de manera emocional en la espectacular 'Seamlessly woven', siete minutos en donde abrazan una atmósfera marcadamente sentimental. 

Solo se vive una vez. Los primeros discos de una banda llegan para mostrarnos algo que jamás volveremos a percibir de la misma forma. Por lo mismo, queda en nosotros el gozar de comienzo a fin un álbum como este, que es crudeza y pureza a la vez. Habrá que ver hacia donde disparan estos suecos, si logran sostener el nivel o incluso disparar hacia latitudes que les hagan crecer (o lo contrario), sin embargo, lo que nadie jamás borrará es la belleza de este I. Ancestral, un debutazo de altísimo nivel. Aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'Trenches', 'Wailing blood' y 'Seamlessly woven'.

8,5 / 10
¡Excelente!

domingo, 8 de junio de 2025

Imperial Triumphant: Goldstar (2025)

 "Vanguardia imprescindible..."

Si se trata de metal que mira hacia adelante y se sitúa a la vanguardia, pues Imperial triumphant tienen bastante que decir. Y es que en base a un sonido desaforado, caótico, experimental, técnico y disonante, este trío estadounidense se las han arreglado a lo largo de la presente década para volverse un imprescindible dentro de la escena, al punto de llevar varios álbumes al hilo realmente extraordinarios. Dicho lo anterior, estos tipos están tocados, claramente en estado de gracia por lo que con Goldstar lo han vuelto a hacer. Uno realmente no se explica cómo, pero lo han vuelto a hacer. 

Nos entregan así nueve canciones (que en realidad son siete + dos piezas breves de menos de un minuto) que se enmarcan dentro de lo más "accesible" que hayan compuesto en su carrera aunque no por esto perdiendo un ápice de identidad, es decir, volveremos a encontrar acá esa mixtura que entre una violenta oscuridad y el caos interpretativo, aunque esta vez complementada con momentos ligeramente melódicos y pasajes incluso emocionantes. Esto enmarcado además en una narrativa singular, pues la música de Imperial triumphant debe sonar podrida porque habla de una sociedad oscura, decadente y podrida por dentro, generando así un nexo coherente entre lo musical y el mensaje. 

Ahora, si un "defecto" se le podía achacar al anterior Spirit of ecstasy (2022) es que por momentos este se volvía pesado. Demasiado inaccesible. Y eso acá en Goldstar ha sido corregido, lo cual se aprecia a la perfección en una canción fantástica como 'Lexington delirium' (una vez más, con participación en dos líneas vocales de su fiel amigo Tomas Haake, baterista de Meshuggah), que debe ser lo más parecido a un single que han publicado hasta ahora, un tema que baja un tanto las revoluciones para centrarse en las lúgubres atmósferas que construye y donde hasta casi como que se distingue un coro (cuenta con un videazo además). Antes y después de esta la banda habrá desenfundado eso si su arista más agresiva, yendo directo al death y machaque constante mediante 'Eye of mars', luego con una curiosa 'Gomorrah nouveaux', donde complementarán el sonido con tambores y ritmos africanos, algo que volverán a desarrollar casi finalizando el disco en la curiosa 'Pleasuredome' (esta vez con participación en batería de otro mítico como Dave Lombardo), así como también apuntando a la histeria en los cuarenta segundos de 'NewYorkCity' junto a Yoshiko Ohara en voces. 

Ahora, pese a que todo lo anterior funciona, se distinguirán a lo largo del disco algunos momentos particularmente altos, como el sonido podridísimo que entrega 'Rot moderne', el derroche de intensidad en la espectacular 'Hotel Sphinx', que es donde mejor trabajan la disonancia a lo largo del álbum mientras emulan de manera genial la obra del compositor clásico alemán Händel ("III. Sarabande, HWV 437", para quien le interese saberlo), y ese cierre maravilloso a cargo de 'Industry of misery', siete minutos realmente brillantes que realizan en toda su recta final un guiño precioso y emocionante al 'I want you (she's so heavy)' de The beatles

Cada vez que Imperial triumphant lanza un álbum la sensación es la de estar ante lo mejor que han hecho. Eso hasta que llega el siguiente. Goldstar no ha sido la excepción, un disco que trae de regreso la propuesta caótica del trío, con la salvedad de que esta vez han matizado ese aparente desorden tan característico con ciertos riffs o estructuras reconocibles. El resultado es un álbum fascinante de comienzo a fin aunque también muy diverso, un disco perfecto que consolida a la banda como la verdadera joya moderna que son. Benditos sean... 

¿Canciones? 'Lexington delirium', 'Hotel Sphinx' y 'Industry of misery'.

10/10
Disco perfecto.


Otras reseñas de Imperial triumphant:

viernes, 6 de junio de 2025

Machine Head: Unatoned (2025)

"Poco inspirado y repetitivo..."

Si algo ha caracterizado la carrera de Machine head ha sido la irregularidad, expresada en un constante ir y venir donde rara vez se les han oído dos discos de buen nivel seguidos. Puede que la excepción a la regla la haya marcado la pasada por The blackening (2007) + Unto the locust (2011), sin embargo, desde entonces Robb Flynn (con su compañía de turno) ha acabado por dar pasos confusos, sin una dirección clara, como quien tantea terreno constantemente para ver si algo funciona. Y bueno, Unatoned se mueve en dicha línea, un nuevo álbum groovero que si bien (y como es costumbre) entrega momentos agresivos, esta vez se centra en los aspectos más melosos de la banda, lo cual no sería problema alguno si sonase efectivamente inspirado. Pero no es así. 

De esta forma, nos encontraremos acá una y otra vez con una fórmula bastante cliché dentro del género, dígase: tres minutos de estrofas aceleradas seguidas de coros melosos. Lo encontraremos en la partida a cargo de 'Atomic revelations' + 'Unbound' (bastante efectiva esta, que eso no se lo podemos negar al buen Rob), y más adelante en cosas definitivamente descaradamente melódicas (y repetitivas), como toda la pasada por 'Outsider', 'Not long for this world' y 'The scars won't define us' (muy artificial esta última, todo sea dicho). La segunda parte insistirá en las mismas teclas, incluso volviendo pesado un disco de tan solo diez canciones (+ dos interludios), ninguna de ellas particularmente compleja. 

Unatoned no es un desastre de disco pero si uno poco inspirado, repetitivo y obvio. Considerando el que no venían mal desde Of kingdom and crown (2022), el álbum no puede si no representar otro bajón en la carrera de Machine head. Y ya van...

4.5 /10
Nada muy especial... 


Otras reseñas de Machine head:

martes, 3 de junio de 2025

Sadist: Something To Pierce (2025)

 "Diversidad que escapa de lo obvio..."

Para quien no lo sepa, la carrera de Sadist data desde hace treinta años atrás. Los italianos comenzaron a inicio de los noventa a desarrollar un death metal bastante rústico, amateur incluso, con pequeños toques sinfónicos/dramáticos/terroríficos (aportados por el uso de teclados), sonido que fue lentamente encaminándose tras su regreso en 2007 hacia el death progresivo. En ese camino Hyaena (2015) es el disco clave, aquel con el que la banda pareció encontrar un renacer que fue confirmado por los sólidos Spellbound (2018) + Firescorched (2022), llegando así a este Something to pierce , el cual vuelve a dar muestras de una banda asentada en lo suyo pero siempre ansiosa por escapar a lo obvio y sorprendernos en la amplitud de su propuesta. En este, su décimo álbum, han sido capaces de complementar el peso y la técnica de su sonido con una serie de estructuras dinámicas, un trabajo de percusiones tremendamente diverso, además de atmósferas tétricas propias de su identidad. El resultado se percibe tan experimental como notable, y no puede si no aplaudirse por la valentía (y talento) que derrocha.

En dicho sentido, lo más tradicional que oiremos en todo el disco será la partida a cargo de 'Something to pierce', la cual da muestras de la arista más veloz, directa y agresiva de Sadist. Esto pues rápidamente la banda se lanza hacia sonidos muchísimo más sabrosos, como ocurre en 'Deprived' con ese ya mencionado interesante trabajo de percusiones (donde pareciera suenan unos bongós, algo que más adelante volveremos a oír tanto en 'The best part is the brain' casi cerrando el álbum). En adelante continuarán matizando el metal más duro realizando pausas acústicas en 'No feast for flies' o derechamente jugando a placer con las estructuras en 'Kill devour dissect' (donde se acercan a esas cositas que realizan unos Cradle of filth, por ejemplo) o la excelente 'The sun god'. De igual forma en 'Nove strade' se pasan al sonido tribal mientras que cierran el disco de manera elegante con el instrumental 'Respirium', recurriendo en esta a esas atmósferas de suspenso tan clásicas del sonido de la banda.

En medida que el disco avance identificaremos como el proyecto del genial Tommy Talamanca se esfuerza por equilibrar el peso del sonido (acá hay death metal por montón, de eso que no quede duda) con pausas o giros que incorporan una serie de momentos instrumentalmente ricos, lo cual acaba por distinguirle respecto a otras bandas de death progresivo. Something to pierce se enmarca por tanto como una muestra del presente de una banda que se niega a bajar el nivel y sigue mostrándose en plena forma. Aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'Deprived', 'The sun god' y 'The best part is the brain' .

8,2 / 10
¡Excelente!

sábado, 31 de mayo de 2025

Cytotoxin: Biographyte (2025)

 "Estandarizados..."

Uno de los buenos referentes actuales del brutal death metal está de regreso. Bravo por eso. De la mano de sus temáticas centradas en desastres nucleares (por cierto, desde ya: mejor portada del año, o no?) estos alemanes fueron encontrando poco a poco mejores producciones, algo que se consolidó en un álbum como Gammageddon (2017) y confirmó posteriormente en Nuklearth (2020). Por esto mismo es que un disco como Biographyte deja sensaciones encontradas. ¿Suena bien? Si. ¿Técnicamente es sobresaliente? Absolutamente ¿Sorprende? Poco y nada. Y es que la banda a estas alturas pareciese encontrarse en un loop en donde se limitan a entregar un death rabioso cargado hacia la velocidad de sus temas, con un trabajo vocal impecable por parte de un Grimo que efectivamente transmite la oscuridad que la música requiere, sin embargo, habiendo dicho lo anterior, los matices son escasos por lo que inevitablemente sientes estar oyendo la misma canción una y otra vez. 

Sin ir muy lejos, la partida a cargo de 'Hope terminator' es de lo poco en el disco donde notamos que la banda intenta no caer en la monotonía cortando los tiempos durante el trayecto, dando muestras de un sonido afilado que desarrolla una notable técnica en velocidad de precisión quirúrgica pero que va sorprendiéndote con sus giros. Esto a diferencia de absolutamente todo lo que suena a continuación, pues desde 'Condemnesia' en adelante, salvo el curioso instrumental acústico 'Deadzone desert', todo el resto acelerará a fondo entregando un sonido potentísimo, lleno de ira pero que sinceramente les acerca más a un Cannibal corpse (aún más técnico, claro) que a un Archspire (evidentes referentes actuales cuando hablamos de técnica y brutalidad dentro de la música extrema), lo cual no es malo per se pero si creo les estandariza. ¿Qué hay buenas canciones? ¡Por supuesto que si! La brutalidad de 'Behind armored doors', por ejemplo, es un verdadero palazo al cerebro, mientras que si hablamos de momentos emocionales, ese solo final que integran de manera notable en 'Eventless horizon' se anota como uno de los momentazos del disco. Sin embargo, la masa que la banda propone es tan similar canción tras canción que inevitablemente el disco en medida que avanza se termina perdiendo en si mismo.

Dicho lo anterior, la duración del trabajo también es criticable pues si vas a entregar un disco tan monocorde donde cada canción apunta hacia donde mismo, ¿Cuál es el sentido de llegar casi a los cincuenta minutos de música? Entiendo que es el primer álbum que lanzan en cinco años pero trabajos así de lineales deben durar media hora y ya, el shot de vorágine debe ser eso, corto y rápido. El tequila no se degusta lentamente.

Biographyte en ningún caso es un mal disco, por favor, que músicos de este calibre son incapaces de componer algo pésimo. Acá todos los ingredientes que caracterizan el brutal death metal están presentes, sin embargo, falta el más importante de todos: la frescura. En dicho sentido, las comparaciones son odiosas pero retomar el sonido podrido que exudaba aquel ya lejano Plutonium heaven (2011) no les vendría mal...

¿Canciones? 'Hope terminator', 'Behind armored doors' y 'Eventless horizon'.

6,5 /10
Cumple y algo más...

jueves, 29 de mayo de 2025

Fractal Universe: The Great Filters (2025)

"Menos death, más progresivo ..." 

Si bien desde sus comienzos los franceses Fractal universe estuvieron ligados al death progresivo, jamás temieron el explorar diversas aristas dentro de su sonido, oscilando entre momentos muy técnicos y otros con un énfasis puesto en lo melódico, en ocasiones incorporando influencias propias del jazz así como elementos ligados al djent, toda una mixtura que pareció tocar techo en el fantástico The impassable horizon (2021), por lo que para este siguiente álbum altas expectativas habían. 

El caso es que ante el desafío los franceses han decidido durante cuarenta y cinco minutos profundizar su corriente más progresiva, abandonando (salvo contados momentos) su cercanía con el death, armando un conjunto de canciones que pretenden sonar complejas, que dan vueltas en términos de estructuras pero lamentablemente durante largos pasajes acaban sonando monótonas e incluso frías. 

Y si bien desde un comienzo advertimos peso en algo como 'The void above', rápidamente identificamos el como la banda decide ir diversificando la estructura del tema incorporando pasajes limpios y calmos los cuales se irán intercalando con aceleraciones, el problema, sin embargo, es la ausencia de momentos realmente emocionales, lo cual se mantendrá como tendencia a lo largo de todo el disco. Por lo mismo, canciones como 'The great filter' o 'Causality's grip' acaban sonando planas y genéricas siendo recién 'The seed of singularity' el primer tema que con sus coros marcados pareciese atrapar un poco (solo un poco) más. 

En dicho camino, es una canción como 'The equation of abundance' acaba por desnudar por completo el problema del disco: en ella tenemos tres minutos iniciales realmente aburridos que se interrumpen con un pasaje más cargado al death, que es precisamente cuando mejor se siente a la banda, lo mismo con 'Specific obsolence''Dissecting the real', también temas que insisten en secciones limpias y sesudas que se cortan con pasajes guturales, nuevamente siendo estos los más disfrutables.

En definitiva, en esos pocos momentos donde The great filters muestra destellos de esos Fractal universe más desquiciados es cuando más atractivo suena, sin embargo, gran parte del trámite lamentablemente abraza más bien el rock progresivo sin jamás generar algo especialmente llamativo. No es un mal disco pero si un bajón respecto a como venían...

¿Canciones? 'The equation of abundance'.

6 / 10
Bueno, cumple...


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