sábado, 6 de septiembre de 2025

Deftones: Private Music (2025)

"No se complican..."

Abriré con una provocación: ¿Es Deftones la banda más trascendente (en activo) de los últimos treinta años? Puede ser. Y es que realmente muy pero muy pocos (en el universo del rock) son capaces de reunir hoy las características de esta agrupación: un sonido fresco que aún genera expectativas ante sus lanzamientos y, ojo acá, con llegada en las nuevas generaciones. Por lo mismo, la tentación de enaltecer en exceso cada nuevo álbum de la banda es grande, cuesta mantener los pies sobre la tierra e intentar escribir con objetividad, más aún cuando los de Sacramento es esfuerzan por entregar precisamente lo que sus fans esperan oír en sus álbumes. Se intuirá a donde voy: el más reciente disco de Deftones funciona como un conjunto macizo y conciso que reúne varios de los elementos que acabaron por consolidar a la banda durante estos últimos quince años, dígase: peso y emocionalidad en perfecto equilibrio, aunque digámoslo también, con poco y nada de riesgo en cada una de estas canciones. ¿Es esto último un defecto? Para nada. Es natural que una banda luego de tres décadas de carrera y con una discografía prácticamente impoluta opte por fórmulas plenamente conocidas, que decidan volver a trabajar con Nick Raskulinecz (el hombre tras sus dos álbumes de mayor aceptación comercial en estos años, Diamond eyes y Koi no yokan) y junto a él desarrollar una excelente colección de lugares comunes, pero digamos las cosas por su nombre... 

Quisiera reiterar: excelentes lugares comunes, pues este Private music efectivamente no tiene punto bajo. El "problema" (las comillas más intencionadas que nunca) es que tampoco alguno realmente alto y parte de esto tiene que ver con la conformidad que el álbum muestra en materia de arreglos. Me explico, Ohms (2020) también fue un álbum en donde la banda se percibió muy cómoda, sin embargo, canciones como 'Genesis', 'The spell of mathematics' o 'This link is dead' incorporaban alguna vuelta de tuerca que las elevaban notablemente. Bueno, eso acá no ocurre. Sin ir muy lejos, toda la pasada que va desde 'My mind is a mountain' hasta 'cXz' no tiene desperdicio, está el peso, la agresividad ('Souvenir') y melodías atractivas ('Infinite source', vaya maravilla de coro), pero absolutamente ninguna se complica y todas terminan optando por la repetición de estructuras realmente simples. De hecho, el que las canciones ronden todas los tres minutos de duración algo te dice... 

Dentro de esa misma conformidad es que 'I think about you all the time' parece ser el nuevo intento de Deftones por construir una 'Sextape' (esa canción que tan buenos dividendos le dejó a la banda entre la generación Tik Tok), mientras que la pasada por 'Cut hands' + 'Metal dream' aparece como toda una curiosidad al acercarles al sonido rapeado y nu metal de sus inicios noventeros. Se agradece de todas formas el peso de 'Milk of the madonna' (que pinta de gran canción pero nuevamente peca en lo antes mencionado: a los tres minutos se queda sin nada que decir por lo que la banda no encuentra nada más que hacer salvo repetir el coro hasta la saciedad), así como 'Departing the body', que sin ser nada demasiado conmovedor logra cerrar el disco de manera adecuada gracias a sus exquisitas melodías etéreas y abrasivas. 

Lo dicho, Private music es un correcto álbum de Deftones, ni más ni menos. Se plantea nuevamente como un disco de continuidad, tal como ocurrió con Ohms, con la salvedad de que cinco años atrás la sensación fue de estar ante canciones que se explotaron de mejor manera, alcanzando cotas de mayor nivel. Esta vez pareciese se han propuesto conformar a la crítica + fans, y bueno, a juzgar por lo que se lee y escucha, lo han logrado...

¿Canciones? 'My mind is a mountain', 'cXz' y 'Milk of the madonna'. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...


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