"El desmarque definitivo..."
Para comprender esto último cabe mencionar el contexto que rodea la producción de Vespertine. ¿Desde donde venía Björk? Del reconocimiento transversal de la crítica ante Homogenic, su comentado (y polémico) trabajo junto a Lars Von Trier en Dancer in the dark (que incluyó además una banda sonora fantástica interpretada por la islandesa) y el posterior bullying masivo tras la gala de los Oscar (donde se vistió de cisne). Toda una vorágine, demasiado para una personalidad introvertida. Sin embargo, en medio de todo aquello es que inicia su relación con el afamado artista Matthew Barney (compañero de vida durante los casi quince años posteriores) por lo que se comprende el que la islandesa decidiese internarse (aún más) en si misma y en dicha relación, expresando su momento mediante un álbum que expande el sonido de Homogenic, llevándolo a otro lugar, uno que se aleja ya por completo de las estructuras pop, trabajando una electrónica minimalista que funciona como un verdadero viaje, un trance continuo.
En cuanto a temáticas el álbum también tiene su línea. Y es que si cuatro años atrás Björk abordaba el amor desde la pérdida e incluso la rabia, en Vespertine abraza el sentimiento en estado puro e íntimo, cómo alguna vez expresó Peter Gabriel (en 'Red rain' de 1986): "Defensas abajo, con la confianza de un niño...". Tal cual. Björk se entrega por completo, y en paralelo, tanto a su relación de pareja como a si misma, asunto que se expresa con total claridad en la inicial 'Hidden place', una delicada invitación a sumergirse en la esperanza que se encuentra con la llegada del enamoramiento ("Desde el más cálido cordón / Tu amor me fue enviado / No estoy segura en qué hacer con el / Ni donde ponerlo..."), esto enmarcado en un sonido tremendamente sutil, que se mueve entre micro beats + arreglos orquestales, ideas que volverán a tratarse más adelante en cosas como 'It's not up to you', 'An echo a stain' o 'Sun in my mouth'. Todas inmensas.
Verdad sea dicha, el álbum es una bestialidad en materia de arreglos. Hay canciones que serán pura delicadeza, donde instrumentos como el arpa adoptan protagonismo y la vocalista sabe encontrar varias de las mejores interpretaciones de su carrera, jugando con las intensidades en 'Pagan poetry' (con prácticamente el único momento explosivo que encontramos en el álbum), en la hermosa 'Aurora', o yendo muy abajo en las atmósferas, como ocurre en 'Cocoon', 'Undo' (con ese llamado a rendirse ante el sentimiento, afirmando que este "no debe ser una lucha ni cuesta arriba") o en esa recta final que se vive con 'Harm of will' + 'Unison' (apabullante cierre para el álbum), temas en donde Björk es capaz de alcanzar niveles únicos de expresividad recurriendo incluso a susurros con su voz. De igual forma, cuando el disco se lanza a la exploración más dura, encuentra cosas como 'Heirloom', que funcionará a la perfección en el tándem bajo + electrónica.
El momento que encuentra Björk en Vespertine es de apertura total. Nunca sonó tan adulta, (las referencias a su sexualidad en el disco son tan poéticas como transversales) y entregada a si misma, a su crecimiento artístico y emocional. Sin embargo, lejos de proyectar un monólogo impenetrable, el álbum es tan emocional que solo puede sobrecoger. ¿Cuántos artistas han sido capaces de parir dos obras maestras incontestables al hilo? Pues he acá una. Genia absoluta.
¿Canciones? 'Hidden place', 'Undo', 'Aurora'.
Obra maestra.
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