viernes, 5 de junio de 2020

Lady Gaga: Chromatica (2020)

"Sin complicaciones..."

Tras un evidente intento creativo por desmarcarse de sus inicios y dar un salto cualitativo en su carrera, que incluyó una colaboración con Tony Bennett, un arriesgado álbum como Joanne (2016) y la participación en la banda sonora de A star is born (2018), tal parece que Lady Gaga ha decidido detenerse a tomar aire y dar en el gusto a sus fans, quienes llevaban una década clamando por un regreso a la pista de baile. De esta forma llega a nosotros Chromatica, el quinto álbum de la artista (si dejamos fuera las colaboraciones), un trabajo que en 43 minutos de duración suelta una seguidilla de canciones sencillas e inmediatas, donde cada una de ellas deja en el aire la sensación de que la vocalista, para bien y para mal, no ha querido complicarse la existencia, jugando en su terreno con temas que no superan los tres minutos de duración y no ambicionan nada más allá del hacerte pasar un buen rato. ¿Y lo logra? A momentos, si.

Hay asuntos que funcionan en Chromatica, como la idea de los tercios, por ejemplo, con interludios instrumentales ('Chromatica I, II y III') que anteceden de buena forma los que suponen ser los momentos más altos del disco. Algunos de ellos andan muy bien, me refiero a la partida a cargo de 'Alice' + 'Stupid love' (tremendo single, por cierto, y donde encontraremos el que debe ser el coro + melodía más recordable en todo el álbum) o esa segunda parte que abre con la robótica '911' (donde se le escapa un nuevo plagio a Madonna al recordar sutilmente a 'Hard Candy'), eso además de canciones como 'Fun tonight', 'Free woman' o 'Enigma', donde Gaga vuela alto en material vocal pese a que las estructuras y arreglos siempre acaban pidiendo algo más (una lástima el que se siga conformando con canciones de dos a tres minutos que no entreguen algo más allá de un coro contagioso). Algo similar ocurrirá con las colaboraciones con que cuenta el disco, algunas de ellas cumplen pero no acaban de cuajar adecuadamente, como 'Sine from above' junto a Elton John (¿qué clase de cierre es ese?) o 'Sour candy' con Blackpink, mientras que 'Rain on me' (feat. Ariana Grande) es lejos la más baja de todas sonando más conformista que nunca.

En otra arista del álbum aparecerán canciones que cuyo único fin parece ser el alargar la duración del álbum mediante lugares comunes dentro del pop actual, como 'Replay' o '1000 doves', absolutamente olvidables todas, así como el cierre a cargo de 'Babylon', cuyo único atractivo reside el volver a referenciar a Madonna (¡por enésima vez!) tanto en sus estrofas ('Angel') como en el coro ('Vogue'), cerrando así un disco de momentos, que apuesta a la segura y entrega a su gente lo que querían escuchar: un buen y contagioso disco de pop. Sin embargo, hilando más fino el conjunto deja la sensación de que el álbum es más producción y efectismo que canciones realmente notables. 

6,9 / 10
Cumple y algo más...


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